martes, 30 de diciembre de 2014

Se acerca un fatídico día

El día en que me pregunten al comulgar si es que quiero agrandar mi hostia por doscientos pesos, habré perdido mi fe en todo lo que es sagrado, en los ritos y en las instituciones. Pero no perderé mi fe en la gente, nada más incorruptible que la consciencia misma, ni más eterno que el latir del corazón que está hecho de la carne más allá de toda carne.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Primera Región

Sombra blanca,
Horizonte sutil,
Historia fantasma.
Gentes de espejismo,
Piedras del sueño.
Este amor es de roca,
Es de sal,
Es de sangre,
Este amor cordillerano.
Este dolor a salitrera,
Tanto cielo vuelto caldera,
Y la luz un látigo de cuero.
Desierto ancho,
Norte hecho carne dura.

El oro blanco de la memoria de esta tierra,
Transmutado en la materia que se adosa
En las grietas del tiempo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 22 de diciembre de 2014

Ensombrecido

Me he dado cuenta de que no estoy listo para amar,
No puedo dar mi corazón y seguir respirando.
Doy todo sin esperar nada de vuelta en todo momento,
Y saber que nadie hace lo mismo me enrabia.

Me he dado cuenta de que estoy furioso,
Crispo el aire a mi alrededor mientras camino.
Me he cortado todas mis manos lentamente,
He cargado en mi espalda cuanta estaca me han puesto,
¡Y ya es suficiente!
Ya no tengo paciencia para nadie, ni para mi madre.

Me he dado cuenta de que tengo fiebre,
Derrito glaciares con el ardor de mi frente.
También he desarrollado cierta manía
Por hablar sobre constelaciones cuando algo me duele.
Estoy ardiendo en el rojo corazón de Escorpio,
Envuelto en llamas de furia y soledad.

Me he dado cuenta de que no estoy hecho para amar,
Rompo todo los lazos que formo con la gente.
Estoy destinado a ser aplastado por mis malas decisiones,
Y a sacrificar hasta el mismo cielo por un poco de comprensión.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Arena al Viento

Por la espada o el corazón,
Será el fin o será el amor.
Si un pasado que añorar,
O un recuerdo del que escapar,
No encuentro una salida convincente,
Todo es maldita ambigüedad.
Maldita ambigüedad, y ya.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Fearstruck

Fui golpeado por el miedo,
Perdí el equilibrio tras un alud,
Una avalancha de desesperanza,
Caí, sangré, y se rompieron mis sueños.
Es tan difícil subir la ladera de la vida,
Es tan sencillo tropezarse y morir.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El final del tercer hermano

Un hombre, de cicatrices en el cuello y en el dorso de sus manos,
Se adentraba con paso firme a un edificio antiguo envuelto en llamas,
Mientras se quitaba su bufanda de lana negra, su chaqueta de cuero
Y su desgastado sombrero, que antes perteneciera a su abuelo.
Pese a las advertencias de carabineros, y a los esfuerzos de los bomberos
Por mantenerlo al margen del infierno desatado en esa noche invernal,
El hombre se deslizó como un espectro por entre brazos y barreras,
Lentamente, como si estuviera flotando entre el humo que lo rodeaba.

Ruidos, brasas ardientes, el estruendo de una viga muriendo por el fuego,
El hombre ignoraba el calor sofocante como se ignora el aire que se respira,
Y tras unos pocos pasos, pareciera que las fauces flamígeras se cerraban sobre él.
Quienes presenciaron la escena se horrorizaron de pensar a ese hombre calcinado,
Perdido bajo el peso terrible de la ardiente espada de la muerte.
Pasaron minutos, el fuego se expandía a otros edificios, y el hombre de las cicatrices,
Sonrisa en su rostro, salía del edificio con un niño en brazos, sin una sola quemadura.
Una luz dorada lo rodeaba, y esta parecía manar de sus ojos negros como el carbón.

El hombre había perdido a su amada en un incendio hace muchos años,
Tras lo cual él mismo se dijo que no podría perder nada después de esa tragedia,
Ganando con eso el secreto de la inmortalidad, o al menos eso quería creer.
Rodeado por la incredulidad y las lágrimas de quienes vieron su proeza,
Un torbellino de ceniza, movido por un viento gentil, envolvió su figura,
Tras lo cual, el hombre se desvaneció, dejando sólo sus zapatos ennegrecidos,
Su bufanda de lana, su chaqueta de cuero, su desgastado sombrero,
Y una joven vida marcada por su toque tibio y su mirada de ángel.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 20 de diciembre de 2014

Canción para una vieja compañera

¿Qué soy para ti?
¿Acaso un juguete, quizás una broma?
¿Qué soy para ti?
Un triste recuerdo lejano en la historia.
Dime por qué
Me clavaste el silencio y rompiste mis cosas,
No entiendo bien
Por qué te has ido, ni quien soy a estas horas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Alzo mi Cabeza

Quien sea prisionero hallará dentro suyo
La esencia misma de la vida y los sueños.
Si en el encierro y la opresión
No encuentra su flama ardiendo,
Si es que no hace suyas las palabras
Y sopla el nombre de las cosas en sus sueños,
Ese alguien puede darse por muerto en vida,
Un cadáver con luz en los ojos
Y calor en las mejillas.

Y yo, que he estado tras los barrotes de la tristeza,
He sentido la impotencia en la sangre
Y el deseo de ser un gran pájaro de fuego,
Puedo decir convencido, asegurarles,
Que estoy vivo, que tengo hambre de justicia,
Que estoy sediento de amor sincero entre los hombres,
Busco miradas de comprensión, chispas de humanidad,
Y anhelo sentir almas vibrando en cada ser vivo.

Les digo, estoy vivo.
Les repito, ¡estoy vivo!
Y por lo mismo, ¡no estoy conforme!
Ya no soy esclavo del silencio,
Ni ganado de los pastores.
Esos nuevos computadores,
Los astutos empresarios
Y las viejas animadversiones,
Nos están llenando la barriga
Y al matadero nos dirigen por montones.

Hay que dar media vuelta,
Escúchenme les pido,
Repitan conmigo:
¡Estoy vivo, y no estoy conforme!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 14 de diciembre de 2014

La Creatividad Después de la Almohada

Volver a escribir
Es tomar los sueños
Y ponerles alas de tinta,
Es empuñar los corazones
Y darles forma de reclamo.
Es como irse a dormir:
Apoyar la cabeza en la almohada
Y levitar en delicioso éxtasis.
Con el tiempo he aprendido
Que no hay espacio para el mar,
Menos aún para los hombres,
Si no se cultivan las letras
Entre siesta y siesta.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Quimera

Verano feroz, salvaje,
De soles blanquecinos,
Y un aroma a libélulas y tierra.
¿Con qué fiera me he encontrado?
Ese felino elemental, bestia y semidios,
Bosque centelleante de pelaje moteado,
¿Qué maravilla de río y garras es esta?
Con su sonrisa deleitante y misteriosa
De la que brotan los cuatro vientos del mundo
Como risa de plata desparramada.
¿Espíritu del agua?
¿Enviado de la imposible cordillera?
¿Mujer infinita, chamán de la espesura?
Si niña de la luna o jaguar de las alturas,
Eso no lo sé.
Pero por encima de su fragancia a lluvia,
Pude oler la magia de antigüedad
Que desprende su cola de relámpagos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 12 de diciembre de 2014

Otro Poema sin Título

La gente no dimensiona
Todo lo que llevo adentro,
No saben del hielo en mis manos,
Ni del fuego ardiendo en mi centro.

Siempre ha sido esto así,
Porque nunca he abierto mi boca.
Con suerte hago crujir mis dedos
Cuando el dolor me supera y me aloca.

Me voy para abajo,
Me hundo en la muerte,
Y no hay quien me acompañe,
Ni me abrace muy fuerte.

Todo silencio mío es duelo,
Denlo por hecho en todo momento,
Y si una sombra se posa en mis ojos
Es que acabé con mis sentimientos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Personas Pasajeras y Sensaciones Desbocadas

Ella llegó a su casa en silencio.
Había sido un día agotador, largo,
Los pies le dolían, el alma le colgaba hecha jirones.
Se abalanzó sobre su cama deshecha
(No tuvo tiempo en la mañana para estirarla)
Y se hizo un bulto, abrazando sus rodillas.

Fue así, recostada, que llegó a la triste conclusión
De que su vida era como un comercial francés de perfume:
Una sucesión de imágenes a gran velocidad,
Decoloradas para obtener mayor dramatismo,
En donde no hay ni sentido ni razón,
Sólo personas pasajeras y sensaciones desbocadas 
Que movilizan en el inconsciente deseos de comprar,
Frustración, desprecio y desagrado por los malos olores.

Tenía el nombre de Carolina Herrera resonando en sus entrañas,
Y pensar en Paco Rabanne le causó nauseas desagradables.
¿Qué había sido de esos hombres que amó?
Se evaporaron con el tiempo, sus aromas vueltos vacío en su memoria.
Sólo la certeza de que algo no encajaba era todo cuanto quedaba
En los rincones de su enmarañado corazón.

"Franceses de mierda",
Fue lo único que pudo mascullar
Antes de quedarse dormida
Entre sollozos y desvaríos varios.

Fue así, entre humo de sueños y lágrimas,
Que vio barcos de papel alejándose de ella,
Rumbo a quien sabe qué mundos de papel.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 6 de diciembre de 2014

+6 Agilidad

Quiebro
Corro
Vuelo
Alto
Más alto
Caigo
Giro
Sobre mí mismo
Me detengo

Respiro
Oigo
Esquivo
Salto
Doblo
Me agacho
Corro

Corro
No pienso
Instintos
Reflejos
Destreza
Me hundo
Fluyo
Soy agua

Torrente
Catarata
Desemboco
Y mi golpe
Como el rayo
Inesperado
Tajante
Desata la muerte

Autor: Felipe Guzmán

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Conversación Inteligente / Disociación Enferma

-El otro día el perro volvió a vomitar en la alfombra.
-Tengo ganas de comprar un celular nuevo, el mío está viejo.

-Limpiando esa mancha de bilis recordé tu nombre.
-También quiero ponerme implantes de silicona.

-Me di cuenta entonces de que te amo.
-Así llamaré la atención de los hombres en la calle y en el colectivo.

-Sé que no me estás escuchando, y me gustaría salir en bicicleta a la costa.
-Me excita que me miren lascivamente, especialmente cuando ojean mis nalgas.

-Ojalá el sol se hundiera en el mar como una cuchara en la sopa.
-Necesito sentarme, hace mucho calor.

-Salió una nueva película en el cine, ¿vamos a quemarlo?
-¿Me hacen ver gorda este par de lentes?

-Tus palabras te hacen ver gorda.
-Gracias, siempre sabes qué decir para hacerme sentir linda.

-Como te decía, necesito iniciar un incendio, ¿me acompañas o no?
-Iré contigo a la luna, ida y vuelta si es necesario, pero dame un beso primero.

-¿Sabes donde dejé la parafina?
-Un buen beso a baja gravedad es lo que me falta.

-Acabo de darme cuenta de que perdí mis fósforos.
-¡Si te estoy escuchando! Es mala idea salir con este clima, te puedes desmayar.

-Te comiste mi encendedor de nuevo, ¿o no Matilde?
-Jorge, no digas tonterías, nadie podría ser capaz de soportar a mi hermana.

-¿Tengo que abrirte a tajos para que me digas?
-Hazlo, te estoy esperando. El cuchillo está sobre el velador, y mis piernas están tan abiertas como ida mi cordura. No te amo, eres un bruto desagradable incapaz de alejar los dedos de su nariz. Ven y acaba conmigo, puedes masturbarte con mi pelo o acariciar mis rodillas con el dorso de tu mano, pero hazme sentir sucia y luego mátame, para acabar con todo esto.

-Acabo de encontrar mi encendedor, estaba en mi bolsillo. Luces tan adorable como siempre y tus ojos siguen siendo los mismos.
-También te quiero Jorge, ¿por qué no nos casamos?

-Porque ya estamos casados, nuestros hijos están muertos, y yo me voy a suicidar mañana sin falta.
-Ah, cierto, lo había olvidado. Lástima, hubiera sido bonita una boda a estas alturas del año.

-Adiós Matilde.
-Cómo te decía, un celular es lo que me hace falta. ¿Me comprarías uno?


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Cambiando el Destino

Desperté al fin del letargo,
Rompí las cadenas del sueño.
Descubrí los errores con que cargo,
Y aprendí a ser mi propio dueño.
Decidí tomar el camino largo
Entre el norte infinito y mi ceño.
Así podré repartir mis encargos
Y dar nueva vida a los leños.

A salera de adargo
Es pimienta lo hueño.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 25 de noviembre de 2014

Los abuelitos

Dos abuelitos sentados en una plaza,
Dos abuelitos mirándose a los ojos.
Él, delgado y calvo, camisa de cuadrillé,
Una bicicleta roja recostada a su lado.
Ella, regordeta y sonrosada, lentes gruesos,
Un ramo de flores soñando en su regazo.
Dos abuelitos hablando de sus sueños,
Dos abuelitos bordeando el romance.

No hay ni sol ni silencio,
No hay ni arrugas ni viento,
Sólo dos abuelitos
En el oro del tiempo.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 17 de noviembre de 2014

Precaución: Fuga en Desarrollo. Favor Transitar por la Vereda de Enfrente.

He decidido perderme por un par de días,
A modo de experimento pseudoromántico,
Rozando lo psicótico y lo sagitariano.

Si todo sale bien, ¿quién sabe?,
Podría desaparecer por unos meses:
Me escondería en negros cabellos
Y en tumbas sin epitafio;
Me fundiría en lo azul que tiene cierta alma de mi preferencia;
Sangraría por sangrar nada más;
Vertería vino tinto en las alfombras de mi madre
Para luego negar cualquier responsabilidad de mis actos;
Apostaría zafiros a que el sol está hecho de arañas de luz;
Vendería mi guitarra, compraría un sombrero,
Y pasada media hora colgaría mi sombrero para siempre.

Si las cosas se dan como me lo espero,
Y ojalá así sea,
Podría construir finalmente una casa en un árbol.

Pienso empezar con mis deambulaciones
Cierto día del próximo verano,
Cuando sea tanto el calor que se me sequen los sesos
Y se me evapore todo rastro de razón.
¡No me humedezcan cuando eso suceda!
Quiero estar sediento y sentir la arena del tiempo,
Sentir la arena corriendo en mi frente ardiente.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Del Dolor Subjetivo al Sinsentido Social

¡Ah, la melancolía!
Esa vieja cicatriz que no deja de arder
Se me ha vuelto a abrir de par en par,
Mostrando músculos y tendones por igual.

Me alejo lentamente de todo centro,
Se ocultan mis pupilas de la realidad.
Hedor a lágrima, hedor a mar,
Peste de infancia y amores despedazados.

¡Ah, la depresión!
Que digan los psiquiatras lo que quieran,
No saben en realidad que es una perra,
Una prostituta que cobra con muerte sus ser-vicios.

Siembro maldiciones,
Cosecho corazones negros.
Las amistades se endurecen,
Se vuelven de cristal y las quiebro.

Manipulo la mugre misma,
Esta sensación de estar podrido,
De tener calcetines sucios en las venas
Y amarguras en la garganta.

Quiero mi inocencia de vuelta,
¿Qué fue de la esperanza?
¡Ah, la desolación!
Mi hermana mayor, mi Santa Patrona.

Soy una roca atada al suelo.
Amordazado, maniatado,
Inmovilizado en lo retorcido
De los antivalores de una sociedad madura;
Atrapado en lo perpetuo
De los ideales quijotescos de la adolescencia.

Nuestro mundo está hecho mierda,
Y tanta fetidez nos está matando a todos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Dibujo II

Se abren los negros cielos
Y caen estrellas de tinta y anhelo.

Sombras tejidas cuidadosamente,
Una sonrisa envuelta en bruma.
Con sus delgadas piernas de araña
Es el terror del mediodía.
Baila siniestras melodías,
Ligera y suave espuma.
Su silencio y soledad engaña,
Es belleza y soltura en demasía.

Fantasma hecho de seda,
Ojos de negro veneno.
Secreto es lo único que queda,
Secreto y miedo ajeno.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 13 de noviembre de 2014

Viuda Negra

Él, conversando con esa amable mujer mayor, que entre arruga y arruga dejaba escapar una sonrisa fugaz, se vio envuelto en un torbellino de esperanza. Su pelo corto y bien cuidado, su ropa modesta y sobria, sus senos decaídos reposando en los costados de su pecho, la esencia que emanaba al respirar, todo ejercía una fuerza magnética que en su corta vida jamás había experimentado. Él asentía cada cierto tiempo e intercambiaba impresiones sobre el sentido de la vida y los servicios de atención médica del país, mientras ocultaba sutilmente una erección en sus pantalones. No podía hacer nada, había caído en su juego, la mujer lo estaba devorando lentamente dentro de su mente, y lo había atrapado con hilos de plata en su corazón.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Debo

Debo dejar de escribir,
Debo olvidar como amar.
Debo guardar silencio,
Debo dejar en paz a los muertos.

Se me está acabando el tiempo,
Debo dejar de respirar,
Debo partir entre niebla y granizo.
Debo cerrarlo todo y salir.

Debo dejar de escribir,
Debo abandonar mis prácticas masturbatorias,
Debo arrancarme el corazón si es necesario
Porque debo dejar de amar a mis mujeres.

Debo abrazar la ceguera,
Debo apagar mis hogueras.

Debo dejar de dormir,
Debo dejar de soñar.
Debo dejar de escribir,
Debo dejar de volar.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 11 de noviembre de 2014

Daniela

Estrellas,
Luces de zafiro,
Destellos con aroma a mar.
Una mujer,
Ella sonrisa y ella mujer,
En sus ojos la ilusión del oleaje,
Espejismo de bravura y mansedumbre,
Espíritu oceánico,
Ella sonrisa y ella ondina.
Ella luna de plata,
Con voz de luna encantadora
Y presencia de mujer.
Golpes de viento nacen de ella,
Viento en su sonrisa, 
En mi pelo la brisa,
Ráfagas de amor en mi pecho.
Ella pequeña y mujer de ensueño,
Onírica hasta el silencio mismo,
Dulzura, ella delicadeza nocturna.
La veo con el alma,
Es fantasía y fragancia,
Ella es beso y es distancia,
Es vapor y es calma.

Bruma,
Lluvia y bosques,
Peces de colores,
Ella nube y ave azul.
Nieve de fuego,
Lágrima,
Es madera de la madera,
Ella despedida,
Secreto y pluma entintada.
Ángel,
Fantasma,
Ella flor y ella hada.
Sonrisa magnética,
Labios de fuego y magia,
Luz de vela,
Astro de mármol y obsidiana.
Río,
Ella ríe de ser río,
Yo río de verla ir.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 26 de octubre de 2014

Indeseable

Puedo sentirlo en tu mirada,
En tu distancia al caminar.
Crees que no me doy cuenta,
Pero puedo leerte incluso de cabeza.
No tienes que decírmelo,
Tengo bien claro lo que soy para ti,
Un indeseable bebedor de lunas,
Un fumador de suspiros,
Alguien pegajoso como la miel
Con tentáculos de falsedad.
Seré un payaso de circo,
Un político descarado,
Un mapuche ensimismado,
O un gringo desaliñado,
Da igual,
No importa,
Sólo soy una babosa ante tus ojos.
Mi corazón de agua
No entra en tu piel de piedra.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Intercambio Equivalente

No espero que me entiendan
Quienes no han estudiado alquimia,
Ni matemáticos ni abogados,
Ni constructores ni médicos,
No, mi ambivalencia es incomprensible.
Tiene un origen prehistórico,
Es una doctrina tan vieja que es nueva,
Me refiero a la ley del claroscuro,
Que moviliza las verdades inmóviles
Y que vuelve en gas a las rocas y hielos.
Más o menos así es que pienso:
Tengo felicidad en tanto tengo tristeza,
Tengo un par de pies porque tengo cabeza;
Siento placer al momento en que sufro,
Y el dolor es un gozo enorme en mi pecho;
Sueño cuando estoy despierto,
Estoy consciente mientras duermo;
Los ángeles son demonios y viceversa,
Lo mismo sus garras de oro y de plomo;
Es preciso decir ante todo
Que tengo todo al tener nada,
Que estoy solo al rodearme de gente,
Y que vivo porque me estoy muriendo.
¿Podrán cantar conmigo en silencio,
Y contarles a todos mi secreto?

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 20 de octubre de 2014

Se ha vestido de rojo

La belleza se ha vestido de rojo,
Todas las cosas hermosas teñidas de escarlata,
Los atardeceres lucen su color de rosa.
He venido siguiendo pétalos de una mujer,
Pétalos rojos que quemaban la tierra.
La busqué por las costas rocosas del norte,
La perdí allá en los bosques del sur.
La imaginé una noche de Febrero,
Aluciné sus pétalos de sangre desnuda.
Pensé su silueta de copihue brillando en la luna.
La tristeza se ha vestido de rojo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 18 de octubre de 2014

Entendimiento mutuo en un mundo vacío

Será por la tristeza que me poseía, o producto quizás de los cambios en la presión atmosférica asociados a la llegada del mes de Octubre, pero cuando más te necesité -y no quiero decir con esto que buscaba tus caricias o la delicia de tu figura junto a la mía-, el viento me trajo el abrazo premonitorio que me indicaba que estabas llegando.
Apareciste con una mirada de honda sinceridad y con las palabras que me hacía falta escuchar. Te precedía una luz que parecía maná, el sonido de las rocas y el silencio de una flor. La frescura del viento que levantabas con tu presencia nos envolvía, y no había nada más en el mundo, sólo nosotros dos y la brisa de los cielos.
No puedo decir a ciencia cierta, menos aún a ciencia incierta, si lo que pasó no fue más que las alucinaciones de un hombre por mucho tiempo sólo. No sé si habrá sido el designio de los planetas, la voluntad de alguna deidad olvidada, destino, causalidad o casualidad, pero ahora que aún sopla el viento como río invisible por sobre mi piel, tengo que reconocer que soy feliz.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 13 de octubre de 2014

Ya no

Mírate,
Mírate ahora que aún queda algo de luz,
Ahora que la sombra está agazapada,
Como esperando,
Como acechando.

Mírate,
¿En qué te has convertido?
En serpiente desdentada,
En una multitud de insectos rojos vueltos nube sin forma,
Como esperando por mi carne,
Como acechándome a mí.

Yo pensé,
Creí que era feliz dándonos muerte el uno al otro,
Respirando bocanadas de vacío,
Disparándonos en las sienes con besos de plomo.
Pensé en nosotros,
Pensé.

Pero ya no,
Ya no quiero que me des nada,
Ni tampoco que me lo des todo.
Tus dedos como látigos,
Como acechando,
Ya no.

Mírame,
Estoy todo marchito,
Exudando sexo y angustia en forma de vapor traslúcido,
Soltando quejidos como mantras,
Estoy como roto,
Quebrado.

Me cansé,
Nuestro claroscuro enfermizo me revienta las venas de la nariz.
Bailas desnuda presa de un frenesí siniestro,
Y no encuentro despedida mejor que chupar un coágulo de tu sangre.
Pensé en nosotros,
Pero ya no.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 12 de octubre de 2014

De esperar me estoy muriendo

Vivo en el desconcierto más grande,
No me entero nunca de nada,
Me resbalan las indirectas,
Son las gotas de mi lluvia.

Veo manos a lo lejos,
Ignoro si me saludan,
Desconozco si me llaman.
¿Cómo saber si no es tomándolas?

Recojo sus dedos, pétalos pálidos,
Como quien recoge leche derramada.
El calor de las palmas nunca es para mí,
Pero no me arrepiento de intentar asirlas.

Veo pasar trenes, sus carteles ilegibles.
No sé si subirme, no sé si subirme,
No hay nadie en la estación conmigo,
Y sus vagones cargan gentes felices.

Digo que vivo en desconcierto,
Y que en realidad no sé nada,
Pero tengo clara una cosa,
Y es que de esperar me estoy muriendo.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Incoincidencia

Se me pasa la vida
Entre paso y paso,
Con cada copa y vaso
De vino y bebida.

A ratos voy cantando
Y olvidando lo que miro,
Entre carbón y zafiro
Disfruto y voy llorando.

Nombres no retengo,
Pero si las caras y las vidas,
Encuentro gente que va de ida
Cuando yo de vuelta vengo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Sabio Amigo

El hombre que sabe llorar a sus perros,
Los perros, los perros del mundo,
Todos los muertos de hambre sonrientes.
El niño que sabe reírse entre dientes
De las colas de los supermercados,
Y de las esperas, trámites, silencios.
El árbol que ve el cielo más grande,
Que encuentra sentido en las traiciones
Y que crece en la soledad y la tormenta.
Él, que no es dios ni es fruto,
Ni es espermio, ni mesa, ni dragón,
Es el corazón mismo del verano,
Una suerte de megalito etrusco
Que coloca vida en los huevos rotos
Y manantiales en los desiertos.
Digan de mí lo que quieran,
Pero no toquen su integridad de ángel
Ni su valentía de héroe patrio.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 8 de octubre de 2014

Tristeza Oceánica

Recuerdos extensos como tentáculos,
Con ventosas de melancolía adherente
Se aferran a las rocas de un corazón submarino.
No puede respirar, carece de agallas y pulmones,
Fría como un molusco, ella se ahoga en silencio.
No puede ni cantar, perdió el color de su alma,
Dura en su concha eterna, se aleja del sol en secreto.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Quemaduras

No puedo dar con la fecha exacta
Menos aún saber hace cuánto que no te veo
He perdido las nociones del tiempo

¿Has notado mi ausencia en este siglo?
Ciertamente mi sombra ya no pende sobre ti
Y mi voz no ha de revolotear en tu memoria

¿Me has echado de menos, siquiera?
Los árboles tienen forma de desierto
Y flores del encierro llueven como rayos

¿Puedes sentir lo que me haces falta?
Las mariposas me pesan terriblemente
Desde que te fuiste sin mirarme ni besarme

¿Me extrañarás cuando pase un milenio?
¿Y cuando pase la muerte, me llorarás?
¿Te vestirás de negro por mí?


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Temblor Perdido

Nunca se masturben con los zapatos puestos,
Porque la libertad se les va a ir al carajo.
Usen pantuflas, calcetas, o el dichoso pie pelado,
Pero no condenen a muerte a sus badajos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 5 de octubre de 2014

¿Cómo entenderme?

Tantas veces me he preguntado
Por los secretos que encierran mis sueños.
Me he despertado creyéndome amado,
Como un asesino a sueldo, como un forajido,
O como un dios que inscribe en el mar lo salado.
Las ilusiones que me toman la cabeza
Son garras de acero que me sacuden y desorientan,
Mantas de ceguera y mordisco de locura.
¿Qué me quiero decir?
Son mensajes incomprensibles,
Una mezcla de jerigonza con el morse de los huesos
Que me introducen imágenes seminales,
Me introyectan lo helado y lo ardientemente animal,
Me interrumpen discursos lúcidos con derrumbes oníricos.
Despierto acalorado, acelerado,
Me late el cerebro muchas veces,
Pero no logro descifrar el laberinto que me impongo.
¿Tendré la respuesta a las grandes interrogantes mundiales?
¿O solo serán gases mentales ventilando sus olores?


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 4 de octubre de 2014

Llámenme iluso y les llamaré babosas

Siéntase con derecho a ser feliz,
Está invitado a un zangoloteo alegre,
Porque la doceava forma de la alquimia
Impregna las rocas y vive en los jardines;
Se esconde bajo nuestras ventanas
Y sale disparada al cielo con cada latido.
Como fuegos de artificio estalla
En relinchos de magia sureña,
Salpica a ciegos y sordos por igual,
Perfuma callejones sin salida.
Las ampolletas y el televisor,
La estufa y hasta el computador,
Todo funciona a base de amor,
La ciencia de la lluvia y del sol,
Del silencio y del clamor.
El que ama torna la lágrima en flor.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 3 de octubre de 2014

¡Ya basta!

Estoy cansado de lidiar con mi ineptitud emocional,
Del desinterés y egolatría ajenos estoy hastiado.
El mundo está tapado en demasiada basura,
El medioambiente se corroe por desechos tóxicos:
Cuando vamos al baño hacemos desechos tóxicos,
Conversando producimos desechos tóxicos,
Los que fuman exhalan desechos tóxicos.
En mis poemas pongo desechos tóxicos,
En la ducha lloro desechos tóxicos,
De mi piel se desprenden desechos tóxicos.
Mi corazón está lleno de desechos tóxicos.
Nos vamos a ahogar de tanto veneno,
Todo este miasma nos dejará calvos y cadavéricos.
El hombre está destinado a volverse desechos tóxicos,
Y yo, ¡yo ya estoy medio podrido!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 2 de octubre de 2014

Dibujo I

Se abren los negros cielos
Y caen estrellas de tinta y anhelo.

La constelación del ángel
Que resucitó del demonio azul,
Es la nieve más clara
En los montes del firmamento.
Cascadas de pensamiento,
Como aureolas de plata y tul
Que circundan su hermosa cara
Con el brillo de un sentimiento.

Sonrisa de satisfacción,
Su espalda joven alzada.
Un sueño de predilección,
Buscando sus alas doradas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Creo que fue por las hormonas

Ardía
Ella era como cien teteras
Cocinilla del infierno
Sangre termal
Y magma de piel
Escapaba el calor por todos sus poros
Quemaba al tacto
Con una mezcla de delicia
E incendio del horror
Era fuego incandescente
Pero por sobre todo
Era una desconocida
Hasta para ella misma


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 1 de octubre de 2014

Este no es un poema más

La delicadez dejó de ser una palabra
Y se convirtió en carne ahí en tus labios.
Podría repetir una y mil alabanzas
Sobre la inmortalidad de tu mirada,
Y aún así no le estaría haciendo justicia
A tus zafiros negros de dura belleza.

Suelta tus miedos al viento,
Déjalo fragmentar tus miserias,
Y nacerás por vez primera
Como una mujer de piel y verbo.

Transmutas el oro en plomo,
Y lo disuelves en mariposas
Con tus ritos oceánicos
Rebosantes de besos y cochayuyos.
¡Es por tu voluntad el cielo!
¡Por tus prodigios es que hay lluvia!

Hay lluvia en los caminos,
Diluvios en los corazones,
Todo por tu inocencia de Pincoya,
Y tu ilusión que me desarma.

Me sumerjo en ti cada día
Por el simple arte de la conversación,
Gracias a tu magnetismo espontáneo
Y a mi condición de polilla enamoradiza.
Me hundo en mi propia pasión,
Y en los arrecifes de nuestro dolor compartido.

¿Qué será de ti el día de todos los santos?
¿Por dónde harás salir el sol ese día?
A este ritmo iremos a parar a una plaza,
Una que sea capaz de contener tu calor.

Si logro abrazarte con firmeza,
Y no llegas a deshilacharte ipso facto,
Moriré de la emoción imbuida en mis brazos,
Y de la que habrá de golpetear en mi pecho
Pensar que te quiero es todo lo que necesito,
Más allá de eso no hay nada más.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 30 de septiembre de 2014

Nueve frases de cariño

Honda, te me vienes a la mente como un delirio de flores de cristal, rompiéndose en el silencio más hondo de los universos. Hondas, tus palabras me sacuden lo mismo que me nutren, me encabritan lo mismo que me funden, tus hierros alquímicos que usas por voz. Leve, como si pudiera levantarte con el meñique y romperte con un abrazo, diminuta en la cintura y enorme en el corazón. Leve, como pez traslúcido que filtra la luz en escamas de brillo fino. Triste, como la niña de un cuento breve y triste. Delicada en demasía, diosa en llanto de tanto en tanto. Fragante, llenando el espacio vacío de ti como si fueras omnipresente, o como si yo un demente.

Honda, te pienso recostada a mediasombra, bebiendo del aire una espiral tras otra del vapor más blanco, del calor más santo. Espirales del carbón y del canto.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Sonsón

Comprando libros a diestra y siniestra,
Ansiando el beso de la sangre,
Me deshojo en un lento rumiar.

Huyendo de las trompetas salvajes del fuego,
Parpadeando a intervalos desiguales,
Me desdoblo en siluetas de mar.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 28 de septiembre de 2014

Dícese del amor que es eterno

Nuestros corazones se entrelazan
Formando constelaciones.
La linea invisible que nos conecta
Durará más allá del tiempo.
Será el cordel blanco
Que unirá todas las cosas
En un abrazo de estrellas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Desaparecida

El tiempo se nos va
Como el pelo de la cabeza,
O como el calor de nuestra mesa.
Se nos va de a poco,
Como se borran las caricias de la piel.
Ayer te conocía,
Hoy no te dejas ver.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 23 de septiembre de 2014

"Viento Profundo"

Que caigan los fuegos del cielo,
El hombre será hombre y leal.
Aunque yo sea un niño de mar,
Y se me ancle el alma en la gente,
Los siete besos de la sangre arderán
Por las entrañas de quienes me oigan
Cantar en la lengua más arcaica del viento.
Shalsim, ah, shalsim, oh. Shalsim moirut.

Autor: Felipe Guzmán

Maniquíes

Me enferman los maniquíes,
Con sus plásticos sugerentes,
Y su postura de orgullo europeo.
Son cadáveres socarrones
Que juzgan nuestras figuras
Como si dioses de las artes
Y mascarones de proa y hielo.
Su desnudez me irrita,
Me hinchan las venas del cuello
Y estiran mi mirada inevitablemente.
¡Los maniquíes no necesitan senos gigantes!
¡Que alguien nos libre de sus protuberancias!


Autor; Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 19 de septiembre de 2014

Derrumbes

¿Qué clase de hechizo es aquel capaz de volver en reliquia y maravilla una billetera desgastada y vacía? ¿Qué sortilegios tornan en amuleto y talismán las llaves oxidadas que duermen en los escritorios? ¿Por qué nos empeñamos en ver augurios y en consultar pitonisas? ¿Cuándo dejaremos de ver demonios tras las cortinas de los baños? Nos hemos olvidado de que la superstición trae mala suerte consigo, y que el pensamiento mágico es una forma de desproporcionar la realidad hasta puntos psicóticos y miasmáticos. Pero ante el dolor y el sufrimiento, aparece la fantasía, surgen las explicaciones irracionales: Que esa mujer me maldijo, y ahora es un fantasma que me persigue; que mi mala fortuna y mis dolencias son producto de ritos vudú. Más aún, los solitarios abandonan el contacto humano a favor de construir torres en sus cabezas. La inexplicabilidad de lo terrible en nuestras vidas da pie a interpretaciones y actividades mágicas. La imaginación juega el rol de un refugio, una caverna en la que pasar la tormenta. Y hay veces en que esa caverna se derrumba sobre nosotros antes de que podamos salir. No quiero que me piensen un amargado, en extremo pragmático, y que presume de ser realista y tener su vida arreglada. Solo quiero escribir estas líneas a modo de advertencia, porque he visto a más de un alma ser devorada por las mismas sombras que ellas crearon.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 18 de septiembre de 2014

Bebiendo de Botellas de Papel

Dentro de mí creció un enorme racimo,
Algo así como una erección de sentimientos,
Como una bandada de pensamientos amarillos.
Una vocecilla lejana me inyectó susurros,
Introducía galopes en mi corazón.
"Hueles tan bien, me voy a morir."
La imagen de una mujer cubierta de agua
En medio de un desierto de amapolas
Es lo único que retengo antes de dormirme,
Imposiblemente dormirme.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 14 de septiembre de 2014

Ninguneidad

El viento sabe lo que me propongo,
Es mi cómplice más íntimo,
Más aún que mi almohada.
Me siguió por entre corazones de mujer,
Escondiendo en un principio su voz,
Mostrando sus brazos traslúcidos después.
Ha sido mi fuego y mi nieve,
Mi condena y mi consuelo,
Arremolinándose como torbellino de flores,
Espiralándose sensualmente en las nubes calientes.
Si sopla a mi favor o en mi perjuicio, hoy no me importa.
Sea agujas de hueso, sea el silencio de un beso,
Romperé la vida misma con mis dedos,
Aunque la muerte se vuelva bruma de las sillas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Zambullirse

Sólo el amor mueve a quien ha escalado toda una vida,
Al contemplar las fosas de la furia de donde provenía,
A dar el salto final para sumergirse en las tinieblas.
Esos hombres saltan con los brazos vueltos alas,
Una sonrisa de acero que espanta los inviernos,
Y una determinación que es tanto dura como blanda.
Sólo el amor, o la ausencia de éste, invocan a la locura.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 12 de septiembre de 2014

Sube y baja

Me ves sonriendo y rodeado de gentes felices,
Con una guitarra en el corazón y amor en las manos,
Me crees bueno y poeta.
Pero déjame decirte que no soy tan fuerte como aparento,
Me tiritan las pupilas nerviosamente, me incendio a veces,
Y de noche lloro más de lo que duermo.
No soy valiente, pero soy lo suficientemente tonto
Como para no rendirme nunca y seguir tus pisadas en la arena,
Aunque el mar helado me devore entre espuma y espuma.
Es decir, que aunque se me fueran a ir los latidos en esto,
No me detendré hasta verte florecer como una luna azul.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Lo infinito y lo humano

Eternidad es la palabra perfecta, no hay un concepto más doloroso ni más triste que la noción de la perpetuidad sin fin. 
Lo mismo sucede con la idea de la vida eterna, la esperanza y el regocijo que para otros trae la idea de la ausencia de un vacío existencial para el alma humana. 
Con el amor sucede una infinitud en cierta forma, aunque la gente se quiera a ratos y deje de quererse a otros: no hay alegría más grande que la que produce la frase "Te amaré por siempre", en tanto sea correspondido ese amor, claramente, pues en caso contrario produce un pánico grande, con alas de frío. 
La eternidad, en tanto idea abstracta, es tan completa que es inabarcable para sujetos que viven de a gotas de tiempo y de suspiros que se acaban de a poco. 
La eternidad también puede ser motivo de enojo y amargura, especialmente para aquellos que se sienten condenados por fuerzas superiores o por el odio de alguna mujer galopante y despótica. 
Lo eterno es motivo de melancolía, de anhelos, de expectativas, de alabanzas; en fin, despierta lo humano que tenemos los humanos. 
Y así será por los siglos de los siglos, amén.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 9 de septiembre de 2014

Poeta de facto

Lo escritor no me lo dio ni el talento ni la ausencia de éste,
No brotó de las rocas del desierto como leche de estrellas,
No manó tampoco de mi música azul, ni de mi gran blues.
Las letras están en mis manos, son el aire que respiro,
Y las lágrimas que impregnan cada párrafo me dan la razón.
He hecho llorar a niños y viejos, a mis amantes también,
Supongo que algo de sabiduría hay en lo que escribo,
Creo que hay un poquito de vida en cada punto final.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 8 de septiembre de 2014

Se nos escapa el derecho a querer

Hallé una ventana hacia el pasado,
Una abertura hacia tiempos más helados,
Un horizonte más oscuro que esperanzado.
La tinta de los corazones se derramaba
Por unas heridas hechas al filo de la luna
En la piel de una tristeza vuelta ovillo.
¡Ay, la tristeza, Dios mío!
Con su carita toda envenenada,
Con sus ojitos todos obnubilados.
Se me apretó el pecho,
Se me lloró el silencio.
Se me quebró la voz,
Se me murió el secreto.
¡Ay de la tristeza!
¡Ay de la negrura!
Que pareciera doblarse sobre sí misma
Como papel en lentos pliegues.
El vientecito esparce su sombra vil
Por sobre el nudo de la tristeza.
Pareciera quemarse en las lágrimas,
Hace cortes profundos en sus mejillas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 7 de septiembre de 2014

La Oscura de los Noviembres

Esa mujer era como la perfección:
Inalcanzable.
Arrastraba a los incautos y los hundía,
Gastaba vidas como servilletas baratas.
Era un torbellino de oro fino,
Desbarataba corazones como chatarra,
Y después de desnudarlo a uno
Lo arrojaba a calderas y hornos.
Tenía más curvas que una serpiente,
Era fría al tacto, escamada en los pezones,
Con labios en los ojos y más allá de ellos.
Venía del futuro que queda más lejos que el polvo,
Más lejos que los ríos de estrellas,
Más lejos que el orgullo y que la esperanza.
Era cruenta, era esquelética en sus besos,
Pero había un algo de pajarillo perdido en su voz,
Como una niña llorando en su corazón.
Me convencí, años después,
Que ella debe haber estado desorientada,
Buscando un poco de calor, un poco de alcohol,
Pero deambulando erradamente
Por entre el sexo y el silencio de un cigarro encendido.
Las noches en que ella caminaba acompañada,
Esas eran las noches en que no había ni luna ni sol.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 6 de septiembre de 2014

Receta

Nunca le digas a una mujer que tiene la mirada de un burro retrógrado enamorado, por mucho que la dama en cuestión sea una vieja desgraciada. Siempre que veas algo blanco empieza a hablar de estrellas o de flores, a menos que carezcas de compañía inmediata, en cuyo caso es mejor sostener el silencio. Arremangarse las mangas es un acto de nobleza, sobretodo si es que se manipulan minerales o cubiertos de plata. No te avergüences de tu propia desnudez, limpia tu nariz, practica la magia de ser ambidiestro. Inventa diez sueños nuevos por noche, y vive de revés si es que eso te llevará más lejos. 


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Fango Mental

Encendida la lámpara de las ilusiones
Arroja sombras e insectos multicolores
Más allá de las paredes del incienso
El aguacerillo dentro de la cocinilla
Está empapando todos los plumeros
Y los sapos lloran con su croar grave
Como si las cerámicas fueran pantano
Creo que la bruma es muy fuerte
Y el rocío se me antoja diminuto
Flores frías se esparcen por la niebla
Y me acuchillan sus pétalos si me descuido
El aire pegajoso con su aroma a caracol
Se enrosca como vendajes apretados
En mis pantorrillas y en mis pulmones
Oigo por sobre la cacofonía siniestra
Del insistente crocrocró y cricricrí
El agudo pitido de mi tetera que hierve
Y recuerdo que sólo son telarañas mentales
Un fantasma me susurra al oído en arameo
Y lo destierro al vacío con mi taza de té
Al tiempo que esfumo con un ademán
Las sanguijuelas que flotaban cerca mío

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 4 de septiembre de 2014

El inicio de los finales

Con una nueva flor en mi bolsillo
Y una primavera en el corazón,
Un poco más abajo de mi cordura
Encontré una luz de sinrazón.

Estoy ardiendo cual papelillo
En la bruma de esta canción,
Mis labios y brazos en apertura
Esperan deseosos la bendición.

Supe de un rostro sencillo
Incapaz de cualquier traición,
Proponía dulcemente una cura
Para lo que yo creí sin solución.

Ahora aparece el muy pillo,
Aquel carnaval de pasión,
Sujetado el amor por la cintura,
Y soltando al viento la ilusión.

La puerta abierta y sin pestillo
Invita a entrar a la gran emoción.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Espiral

La luz que la recorre es de un sol que no circula por los cielos,
Es el sol de la tierra, el sol de las flores de fuego y de las rocas.
El sudor como sangre invisible corriendo por su carita despierta,
La mirada livianamente fija en lo azulado del horizonte austral,
Piensa. Está pensando en ir al borde del mar. Cuando haga frío.
Cuando sea de noche. Cuando esté sola en las calles empedradas.
Está cansada del olor a neumático quemado, del pan rancio,
De la indiscreción con que la miran las gaviotas, alas de nube.
Hay una foto que vibra en sus manos como por encanto incaico,
Y la mujer se pone a rezar por detrás de la cortina de lágrimas.
Sus negras pestañas tiemblan un poquito, suspiran volutas blancas
Como escupiendo penas del infierno a lo más alto de Altarahiza.
Ella ve un fantasma correr en la playa. Su hijo no está ahí.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Un hombre le pega a otro hombre

Digo haberme encontrado a mí mismo,
¿Pero en dónde habré de encontrar a los otros?
Con la fuerza de esta lluvia no se puede ver,
Ni respirar. 
Ni respirar un minuto de aire se puede.
Quisiera parar el goterío indiscriminado con mis manos,
Dejar de oler la humedad derramada tan violentamente.
Este frío me lo explico por lo puntudo de los paraguas,
Que son metracas heladas con balas grises.
Sí, los paraguas me dan escalofríos.
Y se me vuelve hielo el corazón,
De una gelidez tan inmensa
Que me tuerce el pecho en venenos gélidos
Con sus latidos maléficos.
El viento conjura arañas sin tela en los chalecos viejos,
Las nubes invocan telas sin araña allá en la noche lejos.
Digo haberme encontrado a mí mismo,
Pero perdí mi imagen en un espejo.

Autor: Felipe Guzmán

jueves, 28 de agosto de 2014

Los Meses del Fuego

Fueron días de regocijo, fueron de quemaduras. Por siempre me dije amar las bondades del agua (con suerte tomo jugo, bebida o alcoholes), y la delicada frescura de su doble hache y su solitaria o me parecían la perfección más dorada de la naturaleza. El viento frecuentemente acompañaba la imagen que formaban las gotas de lluvia en mi mente, y la dulzura elemental de nuestra tierra no podía faltar, claramente. Sólo el fuego era motivo de vergüenza para mí. ¿Cómo iba a saber que algún día me iba a enamorar de su brillantez? Esos fueron días de fiesta, fueron de llamas del infierno.
Los meses llegaron sin previo aviso, fue un golpe de humo que me dejó estupefacto en un principio, fueron cenizas, que yo creía apagadas, que prontamente prendieron y que desataron un incendio en el corazón mismo de Febrero. El mismo ardor que siempre rehuí y rechacé me abrazó, formó un capullo envolvente que galopaba por sobre mi piel, arrancándome las espinas y los cansancios. Ya no era flama de egoísmo, nunca lo había sido. No, descubrí en ese instante la chispa de la vida misma. Esos fueron los días del sentimiento, fueron del vapor.
Bailé en torno a la hoguera más grande de esta tierra: una mujer con llamas en lugar de ojos, con una lengua que chisporroteaba y que desprendía calor a cada paso que daba. Rendí mi cuerpo al calor, me desfiguré por completo entrando en el núcleo solar más intenso de su femineidad. Una vez adentro, vi que el fuego se había apagado, y comprendí que yo le había dado muerte. Fueron los días del silencio, fueron de sombras.Tan pronto como la luz se desprendió de sus dedos marfilados, tan pronto atravesó mi estómago con su vértigo volcánico, huyó a la no existencia, dejando al mundo en desequilibrio y a mí en desesperación. Fueron los meses de la soledad, fueron meses de soledad, sí.
Vagué por campos de hielo y bares de mala reputación, buscando en un principio su figura de candelabro victoriano, luego buscando sucedáneos baratos con piernas de alcohol. Mi mente comenzó a fumar opio, desvariaba y dormitaba por donde le daba la gana. A veces se estiraba hacia adentro, derrumbando débiles pensamientos. Besé mis rodillas, intenté besar a otra mujer y me salió el tiro por la culata. Besé botellas. Fueron días de nada. Esos días no existieron.
Lo creía todo vuelto ruinas, me sentía retrógrado y pretérito, pero pude distinguir una blancura sutil que me llamó desde cerca con la sinceridad de las velas de capilla. Era un fuego modesto, limpio, en nada similar a esa vorágine flameante que se perdió en las páginas de alguna novela gringa. Esta chiquilla me tendió la mano. Me asusté, pero su gentileza y sus leves movimientos me sacaron del pánico. Ella no fue una llama que me consumió. Me hizo valiente para buscar en mí mismo, enfrentar mis telarañas y dragones de obsidiana. Con su ayuda encontré un fuego propio, parecido a un atardecer ventoso en la costa, que desde entonces mantiene encendido mi amor y mis manos. Ese fue el fin de los meses de fuego, de los días del viaje largo.
Hoy por hoy, estamos en los meses de la alegría.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 25 de agosto de 2014

Gato

Humo que se escurre entre las piernas como un susurro,
Orbes deleitantes que observan desde lo ámbar en silencio.
Bigotes de vapor que se estremecen casi imperceptiblemente.
Cola que se menea como agua en ebullición, serpentea,
Es la respiración misma del pelaje vuelta rabo inquieto.
Ondeando pausadamente, como oleaje de infinitud,
El contorneo seductor comienza y no se detiene ni en la quietud.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 21 de agosto de 2014

Despertar

Pilares altísimos de oro líquido que se alzan como abedules en busca de luz refractada,
Enormes cuadrados azules que penden de hilos infinitos sostenidos por un sol canino,
Se juntan y sucumben las estructuras de delicada geometría ante los puñetazos del viento.
Serpientes.
Cada esquirla como una gota colosal.
Pesadilla, ver lo propio trizado.
Víboras volcánicas vertiendo venenos, ¿ves sus vientres?
Podría hablar de barcos y pelícanos de piedra,
Soy capaz de nombrar las sombras que se esparcen sobre el mar helado deste sur,
Pero anguilas colmilludas saldrían a mi encuentro, húmedas, mojadas, relampagueantes.
Tráiganme cochayuyo y una mujer para amar, y una caracola desgastada por las olas.
¿Qué pilares? ¿Qué cuadriláteros unilaterales? ¿Qué lobo de fuego?
Sólo hay arena negra desde que el mundo es mundo,
Y así será por lo eterno de las rocas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

En barca de hielo has subido

No sé quien soy ni quien habré sido,
Sólo sé de amor y no de alaridos.
Si las estrellas del cielo se han ido,
Será que en tu furia se habrán perdido.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 16 de agosto de 2014

Cancioncilla para alejar el mal

Hay algo que debo confesar, y creo que no me vas a creer,
Pero no sé como decir que te he visto al otro lado del espejo.
Apareciste toda azul por el efecto impreciso del agua a tu alrededor,
Y portabas una suerte de bandera forjada en hielo y sangre.
Empalidecí, tu fantasma me miraba con gritos en los ojos,
Carboncillos ardiendo como talismanes del infierno más profundo.
Por eso escribo esta carta, esperando que dejes así de penarme.
Olvídate de la fría loza, de los adoquines y del pesar del tiempo,
Que los días de iglesia seguirán cayendo como chuzos de tierra.
No dejes de cuidar tus uñas, y desaparece de vez en cuando de tu casa,
Escóndete en la Alameda, gira por girar, enamórate otra vez de tus sueños.
Devora libros con avidez, quema las cartas que olvidaste en tu velador,
Y por sobre todo, manda al carajo al gigante de piedra que te está matando.
Haz lo que tengas que hacer, pero ya no me peses más en lo hondo,
Vete de mis espejos, de mis ventanas, y de los ojos de mis cerraduras.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 12 de agosto de 2014

Acuario

El botón descosido de una camisa,
Piedrecitas de colores que brillan al sol,
Lo recojo todo y lo meto en una jarra de vientos.
Pozas diminutas durmiendo en las veredas,
Hojas de otoño volviéndose plumas del humo,
Recojo lo hermoso y lo mezclo en un jarrón de estrellas.
No hay nada que se me escape, yo sé de los secretos
Y sé también de las luces que guardan las flores junto al mar.
Recojo tiernos pensamientos y los torno besos de nube.
El silencio que se cierne sobre las ciudades de noche,
Sensación de calma vibrante que se esparce en los corazones,
Recojo las aguas de la vida y las vierto de vuelta al mundo.
La tierra se tiñe con las esperanzas de los niños y de los buenos,
Y es como si en los bosques vivieran todavía los camahuetos.
Los arcoíris serán los únicos brazos que me han de recoger.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 5 de agosto de 2014

El Verdulero

Le gustaba pensarse enamoradizo en los ojos ocultos bajo la visera de su gorra, observando estudiantes y hombres de negocios pasar frente a su puestito humilde. Amigo de los perros, estatua incansable, estampa infaltable con sus manos enlechugadas y sus mejillas de tomate.
Vio el verdulero pasar a un señor calvo por entre las sombras de los árboles, y se sintió marinero que admira la luminosidad de un faro que se prende lo mismo que se apaga, al ver como el sol brillaba en la calva como estrella de diamante.
Oyó también a un joven silbando una canción que sonaba a pampa de su infancia, y quiso ser mujer hermosa para pedirle que silbara un poquito más, que prolongara por un ratito el ensueño de la tonada. Suspiró. El verdulero era un hombre sin nombre.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

A mi maestra

Gracias por darte entera, por la lágrima, el sudor, la pestaña de los deseos, tu sonrisa alquímica, por lo oscilante de tu fuego. Gracias por los besos y el cariño que me regalaste, por la confianza y las noches sin dormir. Por enseñarme la sinceridad vital y las sombras solares te estoy fielmente agradecido.
Pero todavía no te perdono.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La catástrofe de los vientos

Van a llover cristales rojos en los campos
El día en que se pierda el corazón humano.
Será un aguacero de piedras, estalactitas,
Abriendo surcos enormes, separando a los hermanos.
Si es que se llega a morir la ilusión,
Y desaparece para siempre el calor del verano,
Vendrá entonces un tifón de furia traslúcida,
Devorador de zorzales, gaviotas y milanos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 3 de agosto de 2014

La Buena Pornografía

La buena pornografía no es aquella que muestra más carne,
Ni la que satisface un fetiche en particular, menos aún si no lo hace.
No se trata de mujeres curvas y hombres viriles, no es sobre la juventud tampoco.
Lo erótico, lo excitante, el encanto magnético e íntimo de la buena pornografía
Está en la capacidad de transmitir la intensidad que chisporrotea en la existencia misma.
Es un ejercicio que practica el observador, en donde conecta su propio corazón al de los observados.
Lo seductor de la pornografía puede darse exclusivamente desde la dimensión física y lo placentero,
Pero creo firmemente que puede haber tristeza en la fotografía de una mujer desnuda,
Soledad en un hombre masturbándose frente a una cámara de vídeo barata,
O risas, alegría y picardía, en una pareja amorosa que juega con sus sexos y sus labios.
La buena pornografía está en el arte de expresar la esencia misma de la vida,
Del mismo modo en que una canción o una pintura lo hace tan habitualmente.
Es nuestra condición de humanos lo que olvidamos, sin embargo,
Cuando observamos la pornografía como un objeto de consumo más,
Cuando dejamos de emocionarnos ante el encuentro sensual de las personas entre sí o consigo mismas,
Es ahí donde la pornografía muere y se vuelve traseros, penes, y uno que otro pezón ocasional.
Quiero elevar a esas parejas, tríos, multitudes y solitarios que se exponen día tras día,
Hasta un trono de respeto y admiración, porque son hermosos, porque son infinitos, porque son humanos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Llave Maestra

Luego de haberme dado veinte millones de vueltas bajo mis sábanas,
Soportando la terrible ansiedad con la que suelo castigarme a veces,
Ahora que las tormentas se ven lejanas y blanquecinas, enterradas,
Es que logro pararme desde la cima de mi mismidad misma, o algo así.
Muchos bosques he atravesado, viendo solamente troncos muertos.
Conozco la semperterna salinidad del mar, sus pezones acuosos.
He visto cavernas y pampas heladas, lo he visto todo y nada a la vez.
Aprendí a conocerme, por eso me he dado cuenta de algo sencillo:
Nunca abandoné mis sueños de la infancia, fui fiel a mi ilusión más básica.
Reconozco entonces que siempre he querido ser un arqueólogo,
Un explorador aventurero fumador de habanos y portador de machetes.
Y en cierto modo, he sabido ser fiel a esta loca fantasía azul.
"¿Cómo encontrar rincones sin explorar en este mundo redondo?"
Me preguntaba ésto de pequeño, y creí desistir de la búsqueda eterna.
Pero en mi vida aprendí a leer los corazones como mapas de tesoro,
Y descubrí las riquezas ocultas de las civilizaciones perdidas de las emociones.
Todos tenemos una enorme cruz cargando sobre nuestros hombros,
Y el que sepa encontrarla en los otros tendrá la llave que abrirá todos los cofres.
He tocado monedas de oro, recibido maldiciones milenarias,
Hay un rugir de magma furibunda en lo hondo de cada roca
Y no espero que me entiendan personas que no ven más allá de sus narices.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 31 de julio de 2014

Bar

Sentados en la barra de un antiguo bar del centro de la capital estaban dos hombres con un trago frente a ellos. Uno bebía para olvidar, el otro olvidaba para beber. Dejaban salir suspiros entre sorbo y sorbo, ante los cuales el barman respondía con una indiferencia marcada en su rostro amargo. Podía verse la lluvia golpeteando en la ventana, y en la radio sonaban los Beatles. Uno de los dos hombres se puso a llorar, y el otro se acordó de una canción de Los Prisioneros.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 29 de julio de 2014

Rimas Nocturnas y Otros Males

Estoy perdido en un torbellino,
Me envuelve una lluvia de candados.
No sé cómo es que ha pasado,
Sólo sé que he perdido mi camino.

El invierno me arde en los intestinos,
Siento que los brazos me han mutilado.
Me preguntan por qué estoy cansado,
Yo respondo que no me gusta el pepino.

De mis ojos cae sangre color vino,
Me transformo en triste mar agitado.
¿Quién se quedará mañana a mi lado?
No me importaría que fuera un asesino.

Ando desnudo por ahí como lobo marino,
Me tiembla el pellejo como témpano delgado.
De pronto me siento terriblemente afiebrado,
Y es como si todo lo escribiera en chino.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 28 de julio de 2014

Versos de otra era

Mantelito delgado de viento azul,
Carrusel de flores de oro inmenso.
Los volantines pintan peces en el cielo
Con sus cordelitos de nube anhelada.
Es la magia de lo hermoso y lo simple,
Es la brizna de luz de una sonrisa.
Como nieve de fuego que baila al caer,
La belleza está en los ojos de las cosas.
¿Puedes oír el mar latir en las rocas?

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 27 de julio de 2014

Sé de un hada en mi jardín

Sé de un bosque que con sus brazos delgados recoge estrellas de fina agua,
Las coloca en su sonrisa inagotable, y recita alabanzas a los días del ayer.
Tengo la impresión de que cuando esa niñita verde camina por entre la luz
Sus pasos son besados suavemente por la primavera, viento de carmín y flor.

Sé de los rayos de dulce enigma que salen disparados del sol de sus ojos,
De las caricias de tiempo que me da en el corazón con su enérgica presencia.
Prefiero la amable cadencia de sus palabras antes que la cacería de mariposas.
¡Luna y rosa! Prefiero su silencio de cordillera antes que la silueta de una diosa.

Creo que quiero besarla entre poema y poema, que quiero pensarla por mi ventana.
Es posible incluso que quiera saber si el cristal brilla como el mar todavía adentro suyo.
Y cuando caiga el invierno, querré tenerla a mi lado, crepitando felinamente.
Sé de su risa, chincol de madera desparramado en el firmamento. Sé de las nubes.
Sé de la vida que habita en los huecos de sus mejillas, y sé mi norte en sus pestañas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 19 de julio de 2014

Retrato

Medialuz plateada repiquetea tras las cortinas, 
El frío de Julio dibuja una niebla espiralada por entre las farolas. 
Ella despertó por el aleteo distante de palomas danzarinas, 
Cuando la ropa de su cama la enroscaba con suavidad. 
Su frente arde de sueño, sus párpados titubean bajo el peso de la levedad, 
Sus labios se curvan lentamente en una sonrisa ingrávida, 
Como un árbol que florece en invierno, como un gladiolo fresco y sin color. 
Apoya su espalda contra la pared y abraza sus rodillas, 
El blanco de su piel se funde en lo delicado de sí misma. 
Sus ojos brillan, son dos mandalas de piedra eterna. 
Toda su habitación impregnada en su aroma dulzón, resuena con espejada voz. 
Su figura se adivina por entre los tejidos indefinidos que desprenden la calidez de su cuerpo: 
Su cintura diminuta, sus piernas calcáreas, 
Los pétalos livianos de su pecho de cristal, 
Los hombros gentiles y redondeados. 
Ella toda es una fotografía, así como sus brazos son canción, 
Su nariz escultura y su pelo es la sombra misma del viento.
Pero ella no está ahí,
Ahí no hay niña sonriente ni mujer hermosa,
Ni cama monumental ni cortinas fantasmales,
Ni habitación pintada con la magia de la luz.
En ese espacio de poesía no hay nada,
Pero aún persiste la fragilidad perfumada de sus manos y su cuello.

-La mujer es fuego ardiendo en lo profundo de una botella.

jueves, 17 de julio de 2014

Balazos Líquidos

Va a ponerse a llover con furia, como si la tierra estuviera condenada a ahogarse en aguas heladas como puñales de destierro. Describirán círculos profundos las gotas esqueléticas al caer, y su repiqueteo será un campanazo terrible, un alarido de escorpiones venenosos. Los negros nubarrones actuarán como verdugos emplumados, serán cuervos delirantes que hallarán su regocijo en sus hachazos tenebrosos. Esta lluvia será tremenda, un bombardeo de espejos, y cada golpe de viento será una herida eróticamente articulada en la piel humana. Nótese que no he hablado de la muerte, y es que el temporal que se avecina será una pedrada de hielo, destinada a doler, desfigurar, mas no a acabar con su tortura. No, la lluvia sabe dónde pegar para hacer que brote el llanto más perversamente delicioso.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El poeta en los tiempos del cólera

Déjenme soñar la leche que beberé mañana,
Espumosa y sugerente con sus curvas blancas.
Dibujaré soles de madera en mi piel sedienta,
Esperando el calor salino de sus rayos tatuados.
Hay una manito que golpea la puerta,
Con suavidad pide entrar, pide un fotógrafo,
Desea un retrato a la luz de la luna sentada a la mesa,
Quiere una copa de vino proveniente de mis dedos.
Se me vienen zorros delgados a la mente,
Y con sus pelajes de espadas me encaran seriamente:
"¿Qué pasó con el fuego? ¿Dónde lo guardaste?"
No entiendo sus preguntas, llaman a la puerta.
"¿Es que pretendes enterrar la joya roja?
¿Vas a vender tu lágrima de sangre a una cualquiera?"
No, no entiendo, ¿de dónde viene esta tristeza?
¿A quién pertenece la mano enguantada de esa mujer?
Me chillan los zorros, la puerta es un trueno,
Se juntan los ruidos en un sonoro estruendo.
¡Déjenme soñar la leche que beberé mañana!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 15 de julio de 2014

Reinaldo

Uno aprende más de los pobres
De lo que podría pagárseles jamás.
Claro está que hay unos más nobles que otros,
Pero Reinaldo, ¡Que viva Reinaldo!
¡Quien lo viera recobraría la fe!
¡Dígolo yo, Reinaldo es más que hombre!
¡Sea el vino para su palabra!
¡Sean los caballos para su espíritu!
Sea el amor para su nombre.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El buen fuego nunca muere

Tiempo atrás escribía cartas de amor a una mujer que brillaba con el sol.
Me perdía locamente en su mirada, y de su boca conocí el amor,
Comprendí por sus labios el cine erótico y las películas románticas.
Era una librería inmensa, podía entrar en ella y salir con 20 nuevos ideales,
Los cuales me mantenían despierto durante gran parte de la noche.
A veces me detenía a mirarla, durante minutos no despegaba mi vista de ella,
Porque parecía más una escultura o un sueño exquisito, su piel era irreal.
Ella sabía hacerme reír, sabía hacerme llorar, ondeaba mi corazón a diario,
Y yo no entendía sus palabras, sus silencios, no cabía en mí tanta belleza.
Yo la quise, quiero creer que estuvimos destinados a bailar salsa cubana,
Que pude haber entrelazado mis dedos con los suyos para que no se fuera.
¡Quisimos más estrellas de las que cabían en nuestras manos!
¿Cuánto mar habremos creado entre los dos?
Cerramos nuestros corazones como escapando del viento que todo lo borra,
Y sin quererlo, apagamos la luz que pendía sobre nosotros.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 12 de julio de 2014

Mi corazón está en Papudo

Neblina enroscada dulcemente en lo alto de los cerros,
Sol que brilla como baila girando como eternidad de mar,
La riqueza escondida del viento soltada a fecundar mariposas.
Rocas azules, grutas y arena con el encanto helénico de la sal,
La quebrada invisible del Tigre es corona sureña de la ciudad,
El oro se derrama de los ojos de los negros isleños ancianos,
Y las gaviotas pegan aletazos de plata y nube entre las olas.
Casas viejas resquebrajadas por los años de anidar en paz,
Las plazas laten amorosamente durante los veranos frescos,
Y las calles, reliquias olvidadas, revientan de humanidad amorosa.
Me conmueve que hasta el cementerio es una flor de cielo y agua.
Es el festival eterno lo que reverbera en mi memoria,
Espacio de lo despacio, pueblo de quiltros, gatos y pelícanos,
Empanadas, pescaderías, pescadores y botes de piedra ligera.
La delicia del asado dieciochero, la alegría de la Virgencita en año nuevo,
Siestas largas que se estiran por semanas, árboles que son tesoro,
Y el amor de la playa por esas gentes felices que en ella se bañan.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 10 de julio de 2014

El Escondite Perfecto

Las ánforas son más bellas que los crótalos,
No hay duendecillo capaz de forjar sus curvas,
Ni ángel capaz de cantar su voluptuosa estampa.
Encontré una de estas doncellas enterradas en el campo,
Llena de guarenes y gusanos, hedienta a tábanos,
Pero reconocí la gloria inmediatamente,
Brillaba cual joya invisible en sus asas ligeras.
Luego de desparasitarla, lavarla concienzudamente,
Y tras pulirla con lágrimas de gladiolos rojos,
Decidí esconder mi roto corazón dentro de su útero,
Tapando su boca perfumada con un corcho gigante,
Y encadenándola cual Andrómeda bajo 9 llaves de plata
Con la esperanza de que nadie vuelva a ver ni un rastro,
Ni una sola gota de color de mi procedencia.
Los caballos tienen una llave, las otras ocho me las tragué.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Invierno en Altarahiza

La melancolía es una bestia enorme que rompe mi columna vertebral
Como si fuera una espina de pescado o una flor de papel delgadísima.
Echo de menos con ferocidad a tantas cosas, tanta es la gente que extraño,
Que me quiebro cada vez más sobre mí mismo, achicándome en lo azulado.
Cada lágrima es un zarpazo del demonio de la tristeza, ¡Ay del dolor!
¡Ay de todos los que añoran! ¡Ay de la melancolía, terremoto grande!
Me siento escribir los mismos versos una y otra vez, me repito y me repito,
Porque este vacío no me abandona, ¿Seré alguna vez libre de su hielo?

Autor: Felipe Guzmán Bejarano