jueves, 29 de diciembre de 2016

Llenos de Vida Brindemos

Cada hombre elije su propio veneno,
Eso me gustaría pensar.

Mi padre escogió el pan de pascua,
Y yo poesía en su lugar.

Con letras de demonios en mi mano
Las nubes alcanzo a tocar.

Bebiendo la copa del amor humano
Dentro de una fosa iré a parar.

No hay luces ni viento ni caliente ascua
Sin el trago loco de este bar.

¡Brindemos entonces con cicuta, hermano!
¡Que viva la noche y el mar!

¡Que viva la noche y el mar!

¡Que viva la ambrosía y el bar!

Que vivan, ¡carajo! las ganas de amar.

¡Carajo! ¡Las ganas de amar!

Autor Felipe Guzmán

martes, 20 de diciembre de 2016

Cangreción

Ya te di mis besos, Quimera.
Sacudí con mis labios tu pecho,
Bebí enamorado de tu silueta,
Ya besé tus hondas cacerolas.

Mantícora de espina nefasta,
¿No recuerdas acaso?
Lo inhumano de tus caricias,
Pecados de garra sobre mi piel.

Horrenda Esfinge con ojos de buitre,
Te prefiero como fantasma,
Porque no soporto más tu caracho
Rojo de cangrejo desalmado.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 16 de diciembre de 2016

Perdónama, mamé

Perdónama, mamé.
El puño invisible de mi padre
Aún revienta mis tímpanos
Cuando cierro los ojos.

Algún día,
Algún día,
Te lo juro, mamá,
Algún día tendrás un hijo
Y no una lagartija azul
Con la cola torcido en torna al cuello.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Eudamerón

¿Qué ha sido de ti?
¡Oh, hijo de Astrómeda!
Tus vientos de alabastro,
¿En qué arboleda circulan?
 Han sido lastimeros estos días
De ceniza y caducidad,
Tu abanico de ágatas ausente.

¿A dónde te llevó tu hermano?
¡Oh, demonio de la luz!
El engendro de la niebla,
La ponzoña que sangra,
Melodarión,
¿Qué fue lo que te hizo?
¡Ay, mi querido haz de aliento!

El camino del alba
Se muestra oscuro y silencioso.
Tú, corazón de los espejos,
¿Te has subido a la barca del sin-rostro?

Oye mi plegaria,
Responde a mi llamada,
Dime que respiras aún,
Manantial amado.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 5 de diciembre de 2016

Volcaballo

Por los jardines del érebo
Caen negras como la lluvia
Las patas del caballo de hierro.

Golpea loco con su tempestad
Las rocas flores del campo sombra,
Ocre de metralla furiosa.

Potro, crines de pandora,
Corres en tu detestar
Por los mares del tártaro,
Despreciando virtud y éter.

A tu paso de fuego,
Tras tus cascos de ira y escupo,
Muerte y fantasmas se levantan
En una danza de engranajes negros.

Tus dones de sombra,
Costillas sangres y narices llagas,
Marchas a guerrear contra los dioses
En una cruzada nueva y vieja de odio.

¡Vuelve por donde viniste!
Regresa a tu fragua seminolenta.

Clava tus lanzas en otra pirra,
Lleva tu diluvio a otro deucalión.

¡Busca otro jinete!

¡Entierra tus relámpagos en la noche!

Bestia infernal,
¡Caballo de plomo!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 28 de noviembre de 2016

Hirviente e hirente

Es tan fácil.
Tan fácil torcer tu cuello,
Hundir mi aguja en tu ojo,
Clavar las garras del fuego
En tu fina espalda de plata.

Escupir alientos venenosos,
Es tan fácil escupirte
Y desgarrar tu vientre
Con palabras y con abrazos.
No lo entiendo.

La traición es tan sencilla,
¿Por qué esta tentación
De flores con olor a sangre?
Sostengo en mis manos
Un rastro de serpientes
Que no puedo descifrar.

No logro entenderte,
Ni a ti ni a tus ideales.
¿Cómo pisar suelo firme?
Todo lo que encuentro
Es cristal roto en la penumbra.
Cristal con tu mirada muerta,
De tu oscura procedencia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Se Pierde el Cuerpo de Noche

Así como todas las cosas del mundo
Me desvanezco en el viento inevitable.
Mi cuerpo de tinieblas me huye,
Se aleja de mi agarre frío y crepuscular:
Ya no queda piel que me recubra,
Ahora mi carne no es carne,
Ni mis huesos son míos ya.

No soy dueño de mis pensamientos,
Se me escurren viscosos por la nariz,
Mis tormentosas esperanzas volaron,
Despavoridas ante el peso del coloso.

Mi corazón se deshilacha rápidamente
Extraviado en un laberinto sin salida
De pequeño tamaño e infinita longitud.
Gotea todo lo que creí de mi haber.

Pido, dios, me ampares,
Me envíes una piedra destructora
Que viaje de tu mano hacia mi cráneo.
Purifícame con una muerte terrible,
Dame tu ira bovina y divina.
Destrúyeme, acábame,
Dame un hueco en la muerte,
Que a no quepo e la vida.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 25 de octubre de 2016

Inevitable

Querida maga,
Maestra de capa y varita,
Hechicera de primera categoría,
Hoy entre los jardines
Te asomaste por encanto del silencio.
Apareciste con tu panza
De almendra blanquecina
En la cima de mi memoria,
Contorsionándote como solías hacerlo,
Entre mirando al cielo
Y besando la tierra.

Se me hace inevitable,
Tengo que decir que te recuerdo.

Te recuerdo, no porque hayas sido
Un cadáver ingrávido,
Tiritando de placer en la penumbra,
Violando el éter con tus tobillos helados.

No, te recuerdo más bien
Por tu carácter ardiente
De amapola o de tigresa,
Acechando, siempre observando,
Jugando con el tiempo y la distancia
Con un deleite aterrador a la par que envidiable,
Siempre lista para saltar
De la muerte a la ternura.

Recuerdo tu orgullo,
Tu frente amplia como un pizarrón,
La sonrisa abierta cual ventana.
Es como si hubieras sido primavera,
Llenando de flores hasta las cosas más banales,
Riendo de asombro en el encuentro,
Brisando las copas de los árboles
Que se encuentran dentro de mi pecho.
Rasgando el aire con tus ojos.

Te recuerdo rasgando el aire
Con tus pómulos y tus clavículas,
Visiones de la delicia.

Fuiste, viniste,
Como un torbellino de piedras
Sacudiste la base en que me paraba,
Revolviste los papeles de mi mesa,
Y te fuiste.
Viniste, te fuiste,
Siguiendo designios y rutas
Sólo sabidas por ti y las camelias.

No puedo evitarlo,
Amiga mía.
Te recuerdo caliente
Como la llama de un fósforo,
Ardiendo en la punta de mis dedos.
Y yo, tan necio, por no quemarme,
Te soplé del miedo y del ansia.

Y me quedé a oscuras,
Sin ti, sin tu figura pálida,
Con un racimo de vacíos a mi lado.
Faltas en mi periferia,
Faltas en todos lados,
Menos en mi memoria.

Te recuerdo,
No porque quiera,
No porque te extrañe,
No porque quizás te ame,
Ni por rellenar mis días sin ti.

Te recuerdo porque puedo,
Porque no puedo olvidarte.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 17 de octubre de 2016

Hermetismo Bidireccional

Tal vez nunca entiendas lo difícil
que fue para mí dejarte ir,

Y creo esto así por tres motivos:

1) Porque sueltas al viento todo lo que te llega,
y lo dejas levitando a distancia prudente;
siempre al alcance, pero nunca muy cerca.

2) Porque pensé que querrías quedarte conmigo
por más tiempo de lo que dura una vida.

3) Por mi reticencia a contarte esto.

Espero no leas nunca estas palabras
que necesitaba arrancar de mi garganta.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Pañuelitos Desechables

Buenas tardes Tía,
Vengo buscando sustento.
¿Tiene algo bueno?
Algo que me guste,
Que me plazca.
¿Algo que no sea caro?

Por favor, Tía,
Le pido algo simple,
Un producto que me calme,
Un objeto que me sede,
Algo que anestesie
Mis latidos acelerados.

Se lo pido Tía,
Quiero salvar
Mi pobre corazón
Del fuego de la pena.
No tengo mucho dinero,
Mas llanto en abundancia.

(Sé bien que la Tía
No es fácil de convencer,
La vida la llevó a ser
Tacaña y fría en su trabajo,
Pero racimos de humanidad
Aún quedan en este árbol
Viejo, Caído, Porfiado.)

Vamos, Tía, he sido
Leal cliente estos años,
Aún cuando cobra más caro
Que toda su vecindad mercante.
Se lo ruego, véndame algo
Que me seque las lágrimas,
Aunque sea por unos momentos.

- ~ -

Gracias Tía, gracias
Por estos pañuelitos
De papel desechable.
Ahora tengo con qué sonarme,
Por fin tengo con qué llorarme.
Gracias Tía, gracias
Por su compasión simple
Y de monetaria utilidad.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Asfixia Larga

Me pierden
Las lentas letanías
De las negras lagartijas,
Me están prendiendo
Su pálido manto
De funesta primavera.

Me penden
Barros de lejanía
De mis molares grises,
Cuelgan y gotean
Venenos de espanto
Sobre mi garganta, ramera.

Me pudren
Esos versos de porfía
De las rocas apesadumbradas,
Esas piedras magnéticas
Con su filosofía de llanto
Y su maldición de eterna espera.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 15 de octubre de 2016

En ser un topo se me irá el mañana

Se arrima la noche a mis hombros
Según pestañeo y desdibujo mi tez.
Planeo irme a dormir bajo tierra
Entre piedras de amor y bostezo,
Sacudiéndome de cuando en cuando,
Dando origen a los temblores
Que tendrán lugar el día de mañana.

Dejaré, para este propósito,
Atrás mis ropajes de vergüenza,
Mis telas de convención social.
Amarras y bozales no necesitaré ya,
Sólo litros y litros de jarabe para la tos,
Kilos y kilos de afrodisíacos de oriente,
Besos y besos y besos de amor planetario.

Besos de piedra espero.
Besos de amada estrella mineral
En geológica explosión.
Besos de oscura tierra,
Con labios de fuerte aroma,
De tacto húmedo y caliente.

Cuando me acaricie la roca desnuda
En mi caverna de reposo subterráneo,
Me estremeceré con violento placer
Y acabaré por moverme en mi lecho,
Secretando semen y saliva por la piel
Como un elixir de fertilidad vegetal.

En el momento en que se remezca la patria y sus aguas,
Piensen en mí, y en mi sueño feliz de cigarra orgásmica.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 14 de octubre de 2016

Abierto

La buena poesía es tanto
Bendición como maldición,
Su toque santo y profano
Eleva y hunde la cognición,
Llenando y vaciando el corazón
Con sus cazos de espejo claro.

Con sus espejos en acto triunfante
Me muestran la cara sucia
Y las manos picando por crear algo.

Quiero levantarme y dejar
       Atrás       las       aulas       repletas
                           De tanta gente muerta.

Quiero correr a los jardines
      Respirando      por      la      boca,
                           Abierto crucifijo roto.

Dame, ¡ay!, un vaso de poesía,
Un cedazo abierto en plegaria,
Dame una bala de domingo de ramos.

Quien sea, quiera lo que quiera, 
Que me traiga un beso en verso
Y que me dé una sopa de letras.

Tengo hambre, tengo sed, 
Tengo espinas del hastío clavadas
Bajo las pupilas negras de negrura.

Quiero abrir las piernas rojas
      Para      recibir      definitivamente
                           Una caricia de literatura.

Una caricia de literatura que me abra
La entrepierna con ardiente metal
De dulce guitarra encabritada.
Trocaré el hueso por silencio,
Venderé el silencio por la palabra,
Y forjaré valentía a partir de frases sueltas.

Quiero decir, es más, quiero decir
      Que      no      dejaré      herencia
                           A los tábanos del desierto.

Plantaré a mi hijo, escribiré mi árbol,
Y para rematar mis deseos de romper,
Daré a luz a un libro, eventualmente.

Quiero que sea libro de selva urbana,
      Capaz      de      hacerle      justicia
                           A la pura y libre poesía.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 10 de octubre de 2016

Lírica de Primates

Los poemas de amor ya no tienen sentido,
Se han repetido mil y una vez, son cliché.
Nadie quiere ya estos racimos de palabras
Provenientes de antes de la edad media,
Y de después de la edad media.

Por eso yo no quiero hablar más de mujeres.
Ni de hombres, ¡no!
Ni de hombres.

Les traigo entonces, en sustitución,
Temas olvidados por la lírica:
La comezón (maldición de la piel),
El hambre (maldición del estómago),
La caca (maldición del trasero).

¿A quién queremos engañar?
Cantarle a la belleza de la luna
Era una excusa barata para encubrir
Esos deseos irrenunciables
De remojar el aparato genital.

Seamos sinceros:
Nos pica la espalda,
Nos ruge la panza,
Nos duele el colon.

Somos primates, después de todo.
Y entre primates no hay secretos.
No debería haberlos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 6 de octubre de 2016

Preguntas Centrales

Qué hojas negras veré
En los negros árboles

Qué sombra me acunará
La próxima negra tarde
Que me separe de la negra noche

En qué clase de viejo
Me habré de convertir

Por dónde irá a correr
El río que hoy me llora
Con su negro manto de agua

Qué hojas secas iré
A pisar con el taco
De mi bota negra

Qué hojas serias iré
A patear con la punta
De mi espada negra

Quién me salvará
Del veneno negro
Que recubre mi piel

Cuál fue el inicio
Y por qué ha de haber
Un final
Para esta negra comedia
De negros y negras
Danzando como uvas negras


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Malo

Este poema es malo,
Le saca la cresta a los otros poemas,
Quema vehículos y maquinaria pesada.
Atraca bancos, viola señoritas,
Mata a respetables caballeros.

Este poema se escapa de prisión,
No soporta el confinamiento
Ni la compañía de otros poemas
Más o menos malos que él.
Este poema salta muros y alambradas.

Se esconde en casas de la periferia,
Aterrando hasta los huesos
A los dueños de dichas viviendas,
Que huyen despavoridos
Del poema asesino incansable.

Este poema es malo,
Incorregible, amoral,
Feo a la vista y al acto.
Este poema es mala influencia,
Aleje a sus niños de él.

Pero no siempre fue malo
Este poema bélico, sanguinario.
No, antes de la consciencia sucia,
El poema solía soñar con la siembra,
Con el cultivo, con la cosecha del alma.

Si, este poema fue víctima
Antes de ser victimario.
Le aserrucharon las alas hace siglos,
Una mañana clara de verano
Con la irrupción de su tierra.

Al poema lo desalojaron.
Al poema lo denigraron.
Al poema lo colgaron por los pies.
Al poema lo degollaron vivo.
Al poema le dijeron indio inculto.

No quiero justificar la matanza de poemas,
No quiero defender las atrocidades
Cometidas por el poema de gran prontuario.
No quiero fomentar la violencia.
No quiero que perdonen, quiero que entiendan.

Quiero que entiendan que el poema
Es el rostro visible de un pasado
Horripilante, atroz, arrinconado.
Un pasado que nos condena a todos
A ser, de una forma u otra, un poema malo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 30 de septiembre de 2016

Madre

Madre:

Querida portadora de mis apetitos infantiles,
Sirena hermosa de mirada enternecida,
¿Cómo decirte aquello que entiendo ahora?
Eso que siempre supiste, tan tuyo, ahí
Desde las luces de tu vientre milenario;

¿Cómo, madre?
¿De qué modo puedo poner en palabras
El misterio mismo de la daga y el tajo original?
El sacrificio de la carne, la comezón,
El anhelo, la sombra, el dolor,
Los días de curtimbre en la clínica;

¿Por qué, madre?
Diste tus huesos en garantía,
Dislocaste alma y vejiga,
Salivaste tu sangre y tu boca,
Fluiste por desagüe y manantial,
Y llegaste al puerto del parto;

Llegaste al mar, madre,
Te sumergiste en lo profundo de la vida,
En lo inmenso de la entrega incondicional,
En lo arcano de tu entraña de mujer.
Conjuro de la tierra que te vio crecer,
Plantaste tu cruz y te hiciste divina;

Te hiciste divina, madre,
En el instante en que me diste a luz.
Cuatro pares de brazos, múltiples cabezas,
Gentileza del cordero en ofrenda pascual.
Habitaste con tu soplo en la carne,
Fuiste madre, hija y espíritu santo;

Y me pariste. Madre, me pariste.
Con amor, con dulzura,
Con la mirada inmensa del horizonte,
Dándome tu regazo limpio de pecado.
Como un Belén de Nueva Extremadura
Me pariste, madre, me pariste;

Y con parirme, madre, me bendijiste;



Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 26 de septiembre de 2016

Morbidez

Un hombre gordo
Come su hamburguesa.
Sentado solo a la mesa,
Se pone a llorar,
Y de sus ojos caen lágrimas
Que son mostaza picante.
Le escuecen la cara,
Se limpia con servilletas.

El hombre gordo
Se levanta con esfuerzo,
Terminó su hamburguesa
Y recuerda a su madre.
Se pone a llorar,
Y esta vez es mayonesa
Lo que escurre de sus ojos.
No puede ver,
Es mucho el aderezo.
Se limpia con su camiseta.

El mismo obeso hombre
Se tropieza bajando las escaleras.
No alcanza a reaccionar,
Cae de cara al piso.
Le sangra la nariz,
Y de una fosa sale ketchup,
De la otra ají en salsa.
Seis hombres y una dama
Se necesitan para levantarlo,
Y entre sus brazos,
Llora y gime,
Disparando grasa por la boca.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El metamorfo no recuerda la historia

Desde el inicio de los tiempos que la gente
Me ha llamado por múltiples nombres,
Y los apodos que a mí me asignaron
Me hacían parecer un zoológico ambulante.

Que he sido vacuno, buey y ternero,
Que soy pavo, jalagansos, cabeza de chorlito;
Que tengo ojitos de camello,
Mirada mansa de alpaca,
Pestañas de caballo de carrera;
Quijada de tortuga, que repito como loro,
Que como como cerdo, como como puerco;
Mi propia madre me llamó monito,
Perrito, que nadé como pescadito en su vientre;
Mi mismo padre me llamó hijo de tigre,
Cachorro, corderito, perro cochino.

Y si no era animal, de otras formas me llamaban:
Tierra de sepultura, barca a la deriva,
Rayo de luz, taburete, frazada, grillete;
Al cabo que yo también terminé pensándome
Como una camisa de fuerza, savia de árbol,
Miel empalagosa, bosta de caballo,
Granizo, pilar, pendejo, inmaduro,
Maduro, anticuado, chistoso, aburrido,
De mal y buen olor, de mal y buen vivir,
Hombre, maricón, mentiroso,
Amigo, desconocido,
Estorbo.

Que digan de mí lo que quieran.
Ya superé mi complejo de metamorfo.
Lo que no soportaré, eso sí,
Es que digan de mí que tengo memoria:
No me vengan con cuentos,
¡No me vengan con hueás!
¡Yo soy bien chileno para mis cosas!
¡Y recuerdo, no tengo alguno!
¿Qué Sergio Huenante?
¿Qué golpe militar?
¿Qué pacificación de la araucanía?
¿Qué descubrimiento de América?
¿Qué beso ayer en la mejilla?

¡Qué beso ni qué nada!
Si yo a usted no le debo plata, se la pagué.
¿Ah, no? Lamento la confusión,
Esto me pasa a menudo.
Aquí tiene los quinientos pesos,
Los mil pesos,
Las horas de sueño,
La tarea de la semana pasada,
El trabajo del año pasado,
Los detenidos desaparecidos,
Las tierras de los mapuche,
El oro de los incas,
Los bosques de madera indígena,
El déficit de lluvias de los valles centrales,
El libro que me prestaste en otra vida,
El beso de buenas noches en la mejilla.
Tome todo lo que de mí necesite,
Y márchese pronto, por favor,
Que estoy tratando de vender la pomada.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 24 de septiembre de 2016

Arqueo-antología

Quiero pensar en los museos
De ciencia e historia natural
Como gigantescos libros,
Insectarios del pasado,
Álbumes de recuerdos
De envergadura milenaria.
Propongo que los museos
Sean vistos por el público
Como un compilado poético
De nuestros ancestros
Y sus formas de vida y muerte.
Por eso digo yo,
¡Los museos no son cementerios!
¡Los museos no son prostíbulos!
¡Los museos no son iglesias!
Adoremos a los museos, sí,
Pero con el respeto suficiente:
Ni un gramo más ni uno menos
De devoción estética y cultural.
Los museos no son la puerta de entrada al cielo,
Y no son tampoco mercados de pan y huevo.
¡Los museos son carnavales! ¡Son poesía!
¡Sólo vean sus colores y escuchen su música!
¡Celebremos a la olvidada arqueo-antología!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Tiranolagarto Rey

El connotado terópodo del trueno,
- Truenópodo -
Era el peor de su calaña monstruosa:
Un mamotreto desigual de dientes,
Mal aliento y garras como serruchos;
Pocos amigos, gruñidos sin ton ni son,
¡Y un carácter de los mil infiernos!

Pese a su reputación de volcán violento,
Ningún dinosaurio de su era y vecindad
Supo jamás de la pasión oculta
Del gigante corto de brazos:
Sentarse en las plazas.
¡Sí, sentarse en las plazas!
Al tiranosaurio le gustaba
Sentarse en las plazas.

Se acomodaba algunas tardes
En las bancas verdes de madera,
Y luego de haber correteado
A cualquier posible espectador,
Se ponía a resolver sudokus.
Como su cerebro no era muy grande,
Su entendimiento poco,
Y su paciencia escasa,
Los dejaba siempre inconclusos.
Pero no se desanimaba con eso,
Disfrutaba del ejercicio mental infructuoso.

Nuestro Rey Tirano era también
Un fanático ferviente e incansable
De los colores de las palomas en celo,
Y de la forma en que éstas se inflaban
Con tanta vanidad y testosterona.
Les daba migas de pan de centeno,
Les cantaba con cucurrucucús,
Les soplaba detrás de las alas
Para reírse de sus vuelos apurados.

A veces, sentado así entre tanta pluma,
Se preguntaba el viejo malhumorado
Por los misterios banales
Que se esconden detrás de la ropa interior,
De lo esotérico que tienen los fusiles,
Se cuestionaba el sentido del trabajo
Y el lugar que ocupa un carnívoro
En ese mundo, otrora, corporativo.

Cuando estos temas lo aburrían,
Sacaba de su portafolios dos libros:
La Biblia y el Manifiesto Comunista.

Pero cuando entraba la noche,
Y la luz pública era tan pobre y mala
Que no permitía lectura alguna,
El tiranosaurio bramaba,
Pisaba con furia de locomotora,
Y se iba camino al río más cercano,
Con la intención de devorar uno o dos
Incautos dinosaurios abrevándose.

Regresaba en esos momentos
A la ferocidad que le dio fama,
Y dejaba que se instalara en su pecho
Un coágulo de sangre, tos, y prehistoria.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 23 de septiembre de 2016

Restos Fosilizados

Hace unas décadas ya que los científicos
Descubrieron la verdad tras la extinción
De los legendarios dinosaurios.
"Los dinosaurios no se extinguieron,
Fueron extinguidos", afirman los entendidos.
¿Quiénes le dieron fin?
Los hombres de la fe explican lo sucedido:
"Dios, en su Santísima Trinidad,
¡Estaba hasta la coronilla con los dinosaurios!"
Efectivamente, los hechos parecen indicar
Que para finales del cretácico
Estos lagartos gigantes se hallaban inmersos
En un círculo de decadencia sin igual.
"Faldas cortas, prácticas abortivas,
No dar el diezmo,
Amar su tierra más que al Santo Padre,
¡Eso fue lo que condenó al infierno
A esos bicharracos de Belcebú!"
Fue el argumento que entregó a la prensa
El Papa en una entrevista reciente.
Pero el Padre Creador fue piadoso,
Y quiso darles una oportunidad
A los anárquicos dinosaurios:
Les envió un mesías emplumado,
Que proclamaba la existencia de un cielo
Y una vida alterna y eterna en lo alto.
No demoraron los dinosaurios
En apedrear al palomo mensajero,
Derribando al Avión-Dios con herejía y metralla.
Herido su enviado, el Altísimo,
(Que para ese entonces no podía ver
Ni en la sopa a esos armatostes escamosos)
De un sólo movimiento de dedo,
Barrió el piso con los dinosaurios:
¡Dejó la crema, la media tendalada!
Fuego inquisidor por ahí,
Un poco de justicia divina por allá,
Y ya había acabado.
Ni carne, ni ojos, ni falda, ni abortos,
Ni alma,
De los dinosaurios no quedaba ya nada,
Salvo unos cuantos huesos chamuscados,
Enterrados a medias,
Que serían lo que, millones de años después,
Nuestros renombrados arqueólogos llamarían
Restos fosilizados.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 19 de septiembre de 2016

Santiago, 20XX

Hijo querido del viento,
Zorzal de lomo rosáceo,
Veo un futuro vuelo seguro
Entre edificios minúsculos:
Andarás sobre el río cristalino
Que no tiene olor a mierda,
Dentro de la ciudad capital
Que no estará dividida
Entre mugre y césped recortado;

Solventarás el ansia roja
En los pechos frutales de los cerros,
Harás del vaho matutino y helado
Un milagro de espirales rotas;

Tendrán tus alas la consistencia
Rígida del agua precipitada,
Darán respiro tus plumas
Tanto a asmáticos como a muertos;

Uvas aceleradas caerán
De las vides arremolinadas
Entre la tierra y el cielo,
Besándose en la caída,
Dominando la gravedad
En el momento mismo
Del golpe contra el asfalto.

El noble cacique reinará entonces
En las bondades de tu vuelo,
Y su país de copihues
No estará ni en el norte
Ni en el sur distante,
Ni será del silencio cordillerano
Ni del orgullo del pacífico:
El toqui de plumas de oro
No vendrá ni del centro
Ni se irá hacia el adentro;

Su trono estará
Más allá del esmog pretérito,
Sobrepasando los panfletos políticos
Que hoy saturan mi Santiago
De tristes y de ricos;

El sabio líder te tendrá por mano,
Zorzal de lomo rosáceo,
Y te habrá de batir y agitar,
Te hará acariciar y señalar;
Alejará wingkas y wekufes
Con sus dedos de campana.

Por espalda tendrá revolución.
El cacique de nariz porfiada
Hablará con lengua de trueno
Y sacudirá las economías,
Enviando pan de sustento
Y vino de regocijo argento
A todos quienes hoy sufren.

Zorzal de lomo grisáceo
Eres hoy,
Y yo te digo,
Joven perdido,
Que eres hijo querido del viento.
Apuntala el rostro anciano
Del buen guía en tu memoria:
Vendrá pronto el alba nueva
En que nos quitará el yugo
Y la cruz
Y el lastre
Y el ancla de fuego gringo.
Volveremos a sonreír.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 13 de septiembre de 2016

Apariencias que engañan

¿Ves ahí a ese hombre, allí feliz?
¡No bajes la guardia, aprendiz!

Mira al hombre con voz de lucero,
Que al cantar detiene al aguacero;

Mira cómo la gente se enamora
De su encanto y su tez; ahora

Mira su frente despierta y cobriza,
Pero que no te engañe su sonrisa;

No confíes en su noble apariencia
Ni en su angelical resplandecencia:

Al pasar cerca de su sombra pude oler,
¡Que es más fétido que la tumba de Lucifer!

Ese hediondo monstruo de las cavernas
¡Se hace pasar por enemigo de las tinieblas!

Y bajo su máscara de hombre santo
¡Se esconde un aliento de espanto!

¡De sus pedos no querrás tú saber nada!
Que del averno, por pedorro,
¡Satanás lo echó de una patada!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 8 de septiembre de 2016

Efectos Secundarios

Quiero alertar a la población general
Que la continua exposición,
La lectura regular de mi poesía,
Trae consigo acusados males
Para la salud y el bienestar general
De la ilustre población general.

A saberse, la náusea y el hastío
Son consecuencia directa
Del texto de mi nacido.
La risa, el llanto, el hipo ocasional,
Suceden de cuando en cuando,
Pero no hay relación directa demostrada.

No obstante, se han reportado
Nocivos efectos secundarios:
Pérdida de cabello, patadas de caballos,
Impotencia, erecciones feroces, comezón,
Pérdida del apetito, multiplicaciones sin igual,
Generación espontánea del bostezo.

Y hay más, la lista continúa:
Alteración del ciclo menstrual y lunar,
Episodios de depresión menor,
Episodios de euforia mayor,
Episodios de rabia episódica,
Pérdida del estatuto de población general.

Quiero dejar en constancia ante ustedes
Que he expuesto los riesgos reales
Y los riesgos metafóricos de mis escritos.
Luego ya de estas palabras, me despido,
No sin orgullo, no sin vergüenza,
Estimada población particular.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

En mi defensa

Aunque les hablé
De la vida eterna
Y de la muerte eterna,
Nunca lo hice
Tocando ni lo sagrado,
Ni lo profano.
Dios no es quién
Para juzgarme,
¿Quiénes son ustedes?
Si el Altísimo no puede,
Ustedes menos aún.

Acúsenme si quieren
De ser perro que ladra
Sin intentar morder siquiera.
Llévenme ante tribunas,
Ante estrados,
Ante juicios que duren años.
Háganme comparecer
Por respirar aires ajenos,
Pero por hablar
Con la boca llena,
¡De eso no se sospecha!

Digan de mi
Las verdades:
Que soy artero,
Anticonformista,
Exaltador de cucarachas,
Devorador de cucuruchos.
Pero no metan palabras
Que de mi boca no han
Salido
                siquiera  
                                   disparadas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Reconocimiento

Tenga ojalá un leve cumpleaños el viejo maestro.
Que lo recuerde su familia,
Y que Chile entero lo hable entre susurros.

Ni la vida ni la muerte, Nicanor,
Pero te deseo 102 años más
En tu paso por esta tierra.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 31 de agosto de 2016

Contener la Respiración

Siempre vuelvo,
Eterno retorno,
Al duro regazo
Del árbol sin hojas,
Del bailarín
Al borde del abismo.
Dígase de otro modo,
Que me encanta
Nicanor Parra,
Negras arrugas,
Amargas palabras,
Chileno de excelencia.
¡Dios bendiga su escalera!
Subo a la tierra,
Bajo a mi centro
Leyendo nuestra miseria
En tardes sin lluvia.
Más allá de la sangre,
Al otro lado del grito,
Cruzando soledades,
Ahí espera, paciente,
La miel podrida:
Antipoesía.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Enigma

Nadie sabe cuánto dura una marraqueta,
Ni del tamaño ni del espacio se sabe.
¿Cuántos besos hay en su miga?
¿Dónde empieza el pan y termina el deseo?
Morirán las ciudades, las provincias,
La cordillera misma con su nieve,
Antes de que se descifre el braille
De sus abundantes cortezas cóncavas
Y su generoso aroma a mesa familiar.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El mos de agoste

se retorna al árbol
como a un plato
de garbanzas rojas

se escribe
por la necesidad
de espantar lagartijes

se falta a la cama
apenas se duerme
de díe y de nocha

se anda por la calle
llorando por el ojo
de cicliste trista

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 25 de agosto de 2016

Entierro


Me tiemblan las piernas
De mi corazón dolido.
Me castigan las miradas
De gente que ni me mira.
¿Cómo cavé esta fosa?
Tan profunda y en
Tan poco tiempo.
No puedo dormir,
Suenan muy fuerte
Esta noche las palas
Que echan tierra sobre
Este ataúd alicaído


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Los Buenos Amigos

Dícese de mis amigos
Que tienen palabras
Cálidas para dar,
Que son atentos y siempre están
Dispuestos a ayudar.

La verdad es que no oyen
Lo que tengo para decir,
Hablan a mis espaldas.
Me acompañan con hipocresía,
Con mentiras y artimañas.

Raras veces me invitan
En las buenas,
Y peor aún, se marchan
Apenas llegan
Las malas.

Estos buenos amigos
Abundan en las esquinas,
Aparecen por entre las rendijas
Pidiendo dinero, consejo,
Robándome la piel y el alma.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano



lunes, 15 de agosto de 2016

Oro Interno

Toca la puerta una palma
Oscura de blanca piel
Mano de nudillos rotos
Fragante de misterios
Con uñas de invierno
Dedos tentaculares
Enroscados en el pomo
De la entrada de mi casa

Derod me llama -Ayipam-
Su voz escurriendo
En gotas amenazantes
Que había dejado atrás
En bahías rocosas y cerros
Ayipam de las Altarahizas
Quiere llevarme de vuelta
Al labio entre sus costillas

No sabe mi necio amigo
Que mi refugio es la escritura
Los días de luz de papel
Los perros leales
Y la compañía eterna
De candelas iridiscentes

La corrupción de Derod
Su venenosa miyai 
No puede más que arañar
La firme roca que recubre
Mi mente de sirapa
Resplandeciente y tenaz.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 28 de julio de 2016

Magnetismo Animal

Pienso en la forma en que me miras
Cuando estoy sin dormir de noche,
Pienso en tus pupilas de mariposa
Y en su aleteo terrible y huracanado.
No puedo dormir bajo el yugo de tus ojos,
Cruces de un salvaje ardor negro,
Cuya marca atraviesa mi espalda.
Soy un cachorro ladrando a la oscuridad,
Devorado por tus pestañas del terror,
Tiemblo al ritmo de semifusas
Ante tu mirada inmensa de gorgona.
¡Ah! Pero cómo me derrito de placer
Cuando mi piel se vuelve granito
Y enroscas tu aliento en mi cuello,
Susurrando, siempre susurrando,
Suspirando hipnóticamente
Dentro de mi débil cráneo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 18 de julio de 2016

Cráneo bajo Piel

Me enredo en mis sábanas y tiemblo,
Como larva que se refugia en su crisálida
O como flor que se rehúsa a abrir su capullo.
Me escondo en mi cama y guardo mis ojos
Debajo de mi almohada.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Desconfianza

No puedo confiar en mis manos,
Me hablan en mentiras y silencios,
Actúan como si supieran lo que hacen
Cuando están en realidad ateridas.

No puedo confiar en mis ojos,
Me muestran iglesias caídas,
Refulgen durante mi llanto,
Irradian magma mientras duermo.

No puedo confiar en mi mente,
Ni en sus ideas sin fundamento,
Me quiebra delirios, me rompe
En dolores de cabeza incesantes.

No puedo confiar en mis sentimientos,
En su falta completa de discernimiento,
No puedo creer en el brío con que arremete
Ni en su dudosa, voluptuosa volubilidad.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 16 de julio de 2016

No se llama fuga ni escape

Respira
Mira tus manos
Haz del aire en tus pulmones
El ancla que te sostenga
Esta noche temible
Estírate
Desafía tus musculatura
Siente tus huesos en su lugar
Comprende que vives
Y que eres
Independiente de quién y dónde
No temas la mordedura
Del frío desconcierto
Que te toma desde el cuello
Entiende
Su peso no está ahí
Y su soga no te aprieta
Piérdete
Vive una aventura
En donde no sostengas riendas
Déjate maravillar por el viaje
Y si amas lo que descubres
Quédate allá unos días
Tú eres tu único dueño
No le debes nada
A nadie
Jamás
Así que respira
Incontables mañanas
Te esperan en tu camino



Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 4 de julio de 2016

Palabras

Palabras son frutas colgando, jugosas,
Del árbol de una lengua fértil y su paladar;
Magma y basalto, mueven las placas
De la creación con fuerza y amor inmortal,
Palabras llenan las copas de los comensales
Y humean en los platos del joven voraz,
Se decantan en flujos dulzones de los sabios,
Salvan las distancias entre amantes lejanos.
Palabras son besos de las mente ardientes,
Son infusiones de tiempo y de complicidad;
El tiempo es la vida saltando a la muerte
Y la palabra es la muerte dando un paso atrás.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 20 de junio de 2016

Tres Pensamientos

I

¡Cuánta maravilla abunda!
Me han enseñado el brillo
De unos ojos con gravedad propia,
Que arrastran el miedo y lo devoran,
E invitan al cariño a orbitarlos.
Unas chispas de oro desprenden,
¡Y encienden sueños como fuegos!
Sus pupilas tenían manos de viento,
Que acunaban mi alma en silencio,
¡Pero no era un secreto!
Ella, la portadora del calor,
¡Ella lo sabía!
Y le encantaba. Me encantaba.

II

¡Cuán asombrosa es!
Que estando quebrada
Se da por entera,
Que estando calmada
A mi me acelera,
Que sin ser mi amada
Me entrega su tierra.
Planto mi semilla en nosotros,
Tan deseoso de dar frutos y potros
A ella, mi amiga fiera.

¡Es como una quimera roja!
No la comprendo del todo,
Mas la conozco a la perfección.
Aprendí su manera y su modo,
Pero no adivino su curso de acción.
Impredecible, 
Pero de fácil lectura,
Prefiere el beso al vino irascible,
Disfruta las letras y la travesura.

III

¿Cómo puede ser?
Sabia hasta el punto de la trascendencia,
Pero con mucho camino por andar.
Generosa hasta la médula,
Se entrega en cada instante,
Aún cuando guarda el corazón.
Siempre está bajo control,
Sobre todo cuando se deja llevar
Por los torrentes del tiempo
Y del espacio
Y de la buena gente.
Está completa,
Aún cuando le faltan piezas de si misma.
Es todo un enigma,
Un rompecabezas hermoso,
El cual no estoy dispuesto a resolver
Mas sí a disfrutar.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 13 de junio de 2016

Este Silencio Mata

Un mudo martillear
De culpas y penas
Ocupan el lugar
De mis latidos acá
Donde solía refugiarme
Me asfixia una cadena
De mentiras vueltas credo
Que rompe la esperanza
En pétalos de sangre hueca
A los pies del abismo
Ni luz ni sol ni bien
Estoy donde viene la muerte
A despedirse de los tristes
Los envuelve en sábanas
De una transparencia helada
Y el tacto último de su beso
En la nuca de los cadáveres
Es la señal de que acabó todo
- Aún cuando no ha empezado -
Un parpadeo de guadaña
Es todo lo que me aguarda
En este matadero de rodillas rotas

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 12 de junio de 2016

Lilian

Delicada,
Chica de la caja torácica expuesta,
¿A dónde fuiste a parar?
Tus pequeños mechones de pelo
Que jugueteaban con tu rostro liso,
¿Se habrán ido a decorar otro cielo?
¿Y tu pecho de arrayán, dulce,
Con qué ideales estará comprometido?
La ausencia de tus ojos sinceros
Y la falta de tus palabras pacientes
Han puesto un peso en mi espalda
Más silencioso que la distancia,
Frío como una despedida descorazonada.

Sencilla,
Mujer de brazos invisibles,
¿A qué rincón te has ido a llorar?
Recuerdo muchos detalles,
Tantas anécdotas de tus amados perros,
Y todo el anhelo que hoy queda
Me hincha el corazón con congoja.
¿Qué habré de hacer sin tu cariño?
¿Cómo puedo seguir con mi vida
Si tu aliento dolido no está junto a mi?
¿En qué pedestal de huesos y lana
Podré apoyar mi cabeza vencida?
Me pregunto qué tan delgada andarás,
Si seguirás tan fantasmal como siempre,
Y si tus pómulos pesarán tanto como antes,
(lo mismo que una blanca flor blanca).

Fragante,
Tus rabias y risas refulgentes
Son aún motivo de mi asombro,
Y pese al paso del tiempo,
A los años de fuga inexorable,
Sigues presente en mi pensamiento
Bajo la forma de un venado de hielo
Que corretea en mis bosques internos.
¿Serás un espíritu del invierno?
Quisiera entender, amiga, lo que nos pasó,
¿Cómo fue que abandonamos el nido?
¿De dónde apareció la mano inmensa
Y grotesca del cruel olvido?


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Ciclismo Primitivo

Silente como la noche misma,
Balanceo la fragilidad y la fuerza
En los dos pedales de mi bicicleta,
Fornico el viento desde mi sillín.
Invisible como una sombra,
Me deslizo cual suave cortina
Por entre la sangre y la madera,
Conjurando hechizos de arena
Que me dan alas de plomo y fuego.
Invoco a los demonios del averno
Cada vez que freno mi avalancha
Por culpa de un impúdico transeúnte.
Me consume el músculo cristalino
De mi azul bicicleta violadora,
Que con sus ruedas imaginarias
Quiebra en un largo llanto circular,
Con lágrimas espinosas y ortigas saladas.
Soy una llaga tambaleante,
Un vampiro con piernas de zancudo,
Soy muerte tras otra muerte tras otra muerte.
Y tras la muerte sólo queda la ceniza,
La pena, el deseo, y la llovizna.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 11 de junio de 2016

Metamorfosis

"Germina la semilla como un despertar de consciencia,
Y tras la primera y nerviosa bocanada de aire,
Aprende que está viva, y se sabe dichosa."

Dios existe en el fuego,
En la llama que no quema,
Y en su forma de quimera blanca
Esparce lenguas de calor
Que envuelven a los desolados.
Este prodigio flamígero
No consume la mente de las zarzas,
Ni devora la madera de los cuerpos,
Pero convulsiona la materia
Y convierte en incandescencia el espíritu,
Iniciando una metamorfosis ardiente 
Que da alas de suspiro
Y antenas de sonrisa
A quien antes tuvo
Un corazón podrido.
El milagro se da en el amor,
En la escucha atenta y deleitosa,
Y la llamarada del cariño,
Que a su paso todo lo abrasa.
Es un beso que aleja a la muerte
De los confines del existir.
Es por obra y gracia del fuego
Que germina la semilla humana.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 13 de mayo de 2016

Me Presento

Buenos días me presento
No soy caníbal ni soy alimento
Y para quien aun no me conozca
Seré un niño gris de ojos negros
De palabras dulces y mirada tosca
A diario lloro gruño y me alegro
No digo la verdad ni tampoco miento
Cuando estoy agotado cedo mi asiento
Duermo de día y de noche duermo
Nunca estoy sano mas siempre enfermo
Me expreso bien cuando hablo
A menos que pali iyi sume dedell 
Cuando me abraza el frío no tiemblo
¡Pero cuando aparecen las kupada miailli!
No soy mujer ni soy hombre
Amigo mi apodo, Felipe mi nombre
Tengo un infame mal aliento
Buenas tardes me presento

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 8 de mayo de 2016

Apetecida

Mujer:
Si te van a mirar como carne
Se lo más cruda que puedas ser
Desprende sangre al tacto
Desde tu boca fiera y mestiza
De carne y alma abrasadora
Hiere con violencia
Relincha enfurecida tus vientos
Indígnate a diario
Exige
Lucha

Mujer:
Vive tu carne de hierro
Como una espada roja
De tendones y músculos
No des tu brazo a torcer
Ni tu hueso a roer
Hierve
Exhala magma
Habla con verdad
Corrige las mentes torcidas
Respétate

Mujer:
Si te han de tratar como carne
Más te vale que estés podrida
Enferma a quien te ingiera
Contamina si te saborean
Trata de caer mal
Responde con acidez
No te quedes sumisa ni callada
Hazte grito de rebeldía
Desafía
Desconfía

Mujer:
Libérate


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 2 de mayo de 2016

Los Pájaros me dan su Lengua

Los pájaros me dan su lengua,
Y trago más de lo que puedo digerir.
Rezo por las noches para ser bueno,
Pero mis manos son polvo de colibrí.

Los pájaros me dan su lengua,
Y su garganta es pluma para mi.
Me lleno de orgullos de paloma,
Pero soy un chincolcito febril.

Los pájaros me dan, no niego,
Su lengua de flauta y cautín.
Imito sus gorjeos dichoso y labriego,
Y por las noches rezo como un alhelí.

Rezo como alhelí y ababol,
Como jacarandá y jazmín.
Los pájaros me dan su lengua,
Y tejo aguas de verde marfil.

Los pájaros me dan su lengua,
Me visten de flores y do re mis.
Soy hijo de bellos trinofinos,
Y mi canto ahora c'est finí.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 25 de abril de 2016

Epull

El viento es la llave maestra,
El prócer del pensamiento humano.
Deja que penetre en tu tercer ojo
Por gracia del soplo de la Madre tiempo
Y por tacto de la brisa del Padre espacio.
El epull fertilizará tu mente, hermano:
Dará a tu lengua el don de la vida,
Convertirá tu carne en blanco verbo;
Germinarán dioses en tus labios,
Y tus huesos serán tornados en aves.
Abre el cerrojo de tu espíritu,
Dale al viento lo que es del viento,
Que él te dará lo más humano de los hombres.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 22 de abril de 2016

Shinai

Fuego en mis manos
Y viento en el corazón,
Ella es toda mi carne,
El reflejo de mi mente,
La palabra vuelta acción.
Salta ardiente y resuelta,
Habla, calla y resuella,
Su voz de seda y madera
Resonando en la tierra.
Es látigo de agua,
Río de fuerza vital,
Cardumen tibio de piedras,
Piel hecha oleaje y marejada.
Ella es un ave blanca
Recogida en mi regazo,
Que alza vuelo y encumbra cielo
Cuando la sostengo firmemente
Entre mis largos dedos amarillos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 11 de abril de 2016

El Fin del Ancla

Hay cosas a las que nunca me he atrevido,
No por falta de entusiasmo, ni por miedo.
He dejado aventuras pasar con su felicidad,
Por la simple furia de un hombre sobre mi espíritu.
¿Cómo atreverme a buscar consuelo
Cuando el dolor es pecado?
Siempre hice lo que me dijeron,
Fui un niño que no fue un niño,
Crecí frágil y sensible, como un huevo,
Cuidando algo mayor a mí,
Con una cáscara rígida,
Soportando la presión de un vacío
Instaurado por el fuego de los hombres.
Llegué a creer que las marcas de mordida
Que portaba en mi voluntad como medallas
Me harían mejor persona, como un santo.
Y ahora llegas, amiga, a mirarme.
A verme como una madre a su hijo,
Con ternura de luz intrauterina,
Y me miras como una mujer a un hombre,
Con un deseo, una intimidad de firme granito,
Con besos en los ojos y amor en las pestañas.
¿Cómo serte justo y honesto,
Si mis dogmas me ahorcan?
He perdido mucha sangre,
¿Cómo darte latidos sin arder?
Me dices que sea espontáneo,
Como si fuera viento costero,
Ligero y húmedo, veloz,
Vivaz, vívido, vital.
Me pides que sea ráfaga,
Cuando pasé una eternidad
Anclado a una roca filosa.
Sé que no me acerco a lo que buscas,
Pero me llamas a fluir, a dejar ir,
A correr, como eyaculación vigorosa.
Te das a mí como un alma hecha de sol,
Pero no eres consciente de la sombra
Que tengo que enfrentar en tu presencia.
Sé que estoy hablando en elementalidades,
Y que mis metáforas están pobremente construidas,
Pero no tengo otra forma de pensarte.
Eres una estrella marcando mi norte,
Y aunque intento seguir tus enseñanzas,
Sigo tirando de mi piel como si fuera ropa vieja,
Mientras enfrento callejones sin salida
En los pasillos de mi mente enjaulada.
Si, mis palabras me dan alas,
Y mis aleteos dan forma a mis escritos,
Pero los barrotes de esta celda
Sólo me permiten verte pasar frente a mí.
Como un pájaro viendo a su hermano
Remontando el firmamento como un cometa.
Si, hay cosas a las que nunca me he atrevido.
Pero no es porque no quisiera hacerlas,
Sino por las garras monstruosas
Que arrancan mis plumas astrales.

Pero las cosas han cambiado,
Ese Ícaro impotente se acabó.
Ya no soy el mismo joven de pupilas distantes,
Con la sonrisa insustancial y las manos silentes.
Estoy reinventándome, amiga,
Forjando un cuerpo de polen,
Fértil, libre, salvajemente vegetal,
Capaz de atravesar cada barrera,
Romper cada membrana,
Quebrar cada cascarón pétreo.
Te prometo que tomaré mi corazón,
Y con ventrículos en mis puños
Moleré toda oposición,
Salvaré toda distancia,
Cauterizaré mis heridas de una vez por todas.
Tú serás la primera en saberlo,
Cuando me veas remontar
El firmamento a tu lado,
Con mi risa de astro veloz.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 4 de abril de 2016

Perpetuidad

Llueve en la periferia
De mi campo visual,
Y donde quiera que miro,
Atisbo el rostro frío
Del sencillo otoño.
Me rasca la consciencia
El complejo otoño,
Humedece mis pensamientos,
Y hace caducar mis huesos.
Mojo mi cama de noche,
Y de día mojo mi cama.
Soy agua, soy nube negra,
Corro de arriba a abajo,
Busco un mar al cual no llego,
Nunca llego, soy río perpetuo.
Soy la perpetuidad divina,
Una serpiente emplumada
Con alas de verde cristalino.
Mi cola nace en los glaciares,
Mi boca exhala las lluvias
Que son mis ojos de neblina.
Tengo escamas de escarcha
Y escamas de corriente,
Plumaje de cascada,
Y lengua de vertiente.
Cada hilo del pensamiento
Se entrecruza con la luna,
Y se entreteje con el sol,
Mi mente es telaraña de plata.
Gotas caen, son recuerdos
Que encharcan un piso de tierra.
Anego un pueblo de barro y paja,
Hundo campos en mi vientre acuoso,
Inundo bosques con el mar de mi pelvis.
Con mi cuerpo entero sumerjo cordilleras.
Y las lloro.
Esas lágrimas de niebla
Muerden cada fruta,
Lamen cada costa,
Soplan todos los instantes.
Soy la causa y la consecuencia,
Mis palabras son pozos de vida.
De mí son el origen y el fin,
Mis latidos dan origen a la muerte.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 1 de abril de 2016

La Miseria que Sembraste

4 meses se demora en germinar
La semilla de la amarga acritud,
Que con silencio implantaste
En el fértil suelo de mi pecho.
Pobres de aquellos que coman
De mis grises frutos venenosos.
Tristes serán quienes beban
Mi áspera y reseca sabia rabiosa.
Afortunados los que desconozcan
Mi corteza y raíces de basilisco.
Se secó mi corazón de manantial,
La aridez es todo lo que te espera,
Tú que regresas a recoger
La miseria que sembraste.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 22 de marzo de 2016

Sin Título IIII

Se acercan las horas
En que los padres
Dejarán de rezar,
Y sus hijos tendrán
Que apagar las luces
De sus mejillas.
Toda provisión será poca,
Todo cuidado escaso,
Cada refugio, endeble:
Vienen las tormentas
De fuego y neblina;
Las piedras con forma
De mujeres; desalmadas
Portadoras de las hachas
De la noche sin estrellas.
Los días se hacen breves,
Empequeñeciéndose,
Comprimidos ante la fuerza
Torrencial de las perras tristes.
Los relojes se detienen,
Estallan grifos en la calle,
Como dibujos infantiles
Se perfilan grietas agrias
En la tela del firmamento,
Ante la mirada de granito
De los grises ojos de las lobas.
Frío, el hielo me cruza
Con una furia sin igual.
Dejo de sentir los lamidos
De mi corazón al latir,
Y se llena mi garganta
De rocas afiladas.
Intento aferrarme a mi cordura,
A los hechos, a los pechos,
A los lechos del insomnio.
No logro soportar la inminencia
De estas niñas de la decadencia,
Terribles forjadoras de guerras
Con la muerte de su voz de metal.
Caigo del sueño a la consciencia,
Y luego al terror más absoluto.
No quedará nada para mi,
Tras ellas sólo queda el vacío.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 15 de marzo de 2016

Grito Disconforme

Vamos, te reto,
Sacude el polvo de tus codos rocosos,
Mira más lejos de lo que siempre te has atrevido,
Mueve las piernas más allá de lo estrictamente necesario,
Nómbrame en lo oscuro de tus noches,
Te reto, cobarde,
A que golpees mi nombre contra tu garganta,
Reteniendo el sonido entre tus dientes,
Haciendo nudos con tu gris lengua de congrio,
Hasta que, finalmente, emules un sonido en bruto 
Parecido al cacareo de una gallina agonizando.
Ya sé que pido lo imposible, no me hago ilusiones,
Con solo verte ya sé que no saldrás de debajo de tu piedra,
Y que mi desafío cae en los oídos sordos de una mente necia.
Pero no puedo hacer más que increpar tu pasividad,
¡Me tienes emputecidamente rabioso!
Te reto a sangrar, a sangrar, a sangrar con rabia.
¡Te reto a sangrar, a morir, a matar con rabia!
¡Vamos, te reto!
¡Sacude el esputo grotesco que tienes en la epiglotis!
¡Mira algo más que sólo tu ombligo hinchado!
¡Mueve el culo, los huesos, la mente, espabila!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 8 de marzo de 2016

Otoniña

Hermana verde, amiga,
¿Cuál es tu miedo?
Te hablo sinceramente,
Y desapareces en el viento,
Te fundes con la maleza.
Querida, mujer luna gis,
Me dejas un campo de flores,
Pétalos de sangre,
Y tu voz se deshace en ramas
De un frío elemental.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Furiosa Juventud Chilena

Bien despiertas, estamos hambrientas,
Con el trueno en la voz, y magma en los bolsillos.
La determinación ardiente y veloz,
Galopante decisión en busca de justicia y reforma,
Es nuestro propio ángel de la muerte,
Segando las duras raíces profundas de la corrupción.
Somos jauría de perros en plena caza,
Con garras rojas y pezuñas de viejo buey almizclero;
Pisamos con la viva furia de la tierra,
Y aplastaremos a las víboras sangrientas de la ciudad.
Fuimos niñas con el ánimo del árbol,
Púberes con ojos, manos,y alas de papel. Pero ahora 
Somos juventudes, somos hormonas,
Piedras en efervescencia, sudor, lágrimas, y fuego solar.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 28 de febrero de 2016

Cielo de Astros Rojos

Más allá de esta tierra humana,
Lejos de su fetidez humana
Y de su inanición espiritual,
Hay un espacio invisible,
Carente de materia.
Ahí, el sol grita y canta
Con voz de cordillera
Mientras baila como puma.
La luna inunda sonidos de agua
Con su cultrún solemne,
Mientras sueña como mar
En el pecho de la tierra.
Se incendian las estrellas
En fuegos de flor silvestre,
Escuchando las historias
De sus amados abuelos.
Los arrayanes rezan, sin saber
Que su madera es milagro.
En ese mundo de tiempo rojo;
Que aviva cada segundo,
Abre rocas y ojos ciegos;
Ahí habita mi sangre,
Descansa mi mente,
Pertenece mi alma.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano


viernes, 26 de febrero de 2016

Voluntad de Amanecer

Pálida, dulce mañana,
Te canto a ti,
A tus curvas de luz,
Frescura de nueva nube.
Te pido, suave albura,
Tus brazos de rayo blanco,
Para tocar cada rincón
En el corazón humano;
Solicito, madre buena,
Tu vientre de hidrógeno
En eterna combustión,
Para disolver todo mal.
Deseo ser tibieza,
Ansío clarear los cielos
Que oscuros están
En las mentes de los perdidos.
Te lo pido, aurora áurea,
Gentileza matutina,
Prodigio solar,
Amén.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 18 de febrero de 2016

Toneladas de Soledad

El peso hipnótico de la soledad
Terminó por romper
El eslabón más débil
De las cadenas de mi mente.
La red de metal se deshace,
Y mis brazos desprenden
Vapor ardiente que me escalda la piel,
Corroyéndola hasta los huesos.

La locura cabalga sobre mis sienes,
Y me envuelve de hombros a tobillos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Muerte Súbita

No cabe un latido más en mi corazón.
Se acabó todo,
Lo dicho,
Lo hecho,
Todo se acabó.
No cabe un amor más en mi corazón.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Esencia de la Ausencia

Niño pequeño que juegas a la guerra,
Matando yankees, rusos, y a cuanta
Gente se cruce frente a tu pequeño
Fusil de plástico malo y barato.
Hoy te miró tu padre a los ojos,
Y te dirigió la palabra como si
Tú fueras hombre adulto:
Tu madre no volvería a casa más,
Un paro cardíaco fulminante se la llevó.
Tú, que no entendías de la muerte,
Atisbaste una hebra negra
De la esencia de la ausencia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 13 de febrero de 2016

Las Lanzas Rojas

Las lanzas rojas no son como las demás.
Vienen numeradas, una por una,
Ordenadas por tamaño, filo, forma,
Y por el grado de terribilidad.
Son cuarenta y dos en total,
Cada una más aterradora que la otra.

Las lanzas rojas comienzan con la noche.
Sombras, insectos, lobos, paranoia,
Las primeras son lanzas de juguete.
Miasmas, culpa, hipnosis, castigo,
Las décimas son amenazantes.
Trueno, sangre, cadenas, excitación,
Así de la quince a la veintiocho
En una ráfaga de polvo y cabalgadura.

Las lanzas rojas hienden las fibras del ser,
Desarticulan la mente, deshilachan la fe.
Las últimas tres son particularmente letales,
Hombre, mujer, y amor.
Miada lluy, ete miaill, eimo.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Circulación

De los ojos pasamos a las manos,
Bailando besos nuestros dedos.

De las manos te fuiste a mi boca,
A mis papilas gustativas, a mis dientes:

Te degusté con deleite y placer
Los lunares, las mejillas,
Los muslos de cisne y tu olor.

De la boca partiste a mi cerebro,
Te volviste corriente electroquímica,
Neurotransmisora del amor.

Fuiste pensamiento carmesí,
Colorada representación mental
De la mirada intensa que empezó todo:

Vuelvo a tus ojos, alas rojas de tu alma;
Al húmedo deseo de tus ojos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 10 de febrero de 2016

Encuentro Cercano del Cochino Tipo

Contrario a lo que podría esperarse para alguien en mi situación, el miedo no me domina, y no hay indicios de que me tiemblen las rodillas. Estoy aterrado, pero a la vez jodidamente lúcido.
Como sea, tengo tiempo para inspeccionarlo, mientras se desliza sigilosamente a mi alrededor, observándome (si es que me ve), o deleitándose (si es que en algo me aprecia). Tengo la impresión de ser un frágil jugete al alcance de un perro furibundo. 
Desprende un olor aceitoso y helado que pronto satura mi nariz, y que me fuerza a prestarle atención a su figura fantasmagórica: su piel, tan blanca que parece enfermiza, se arremolina, contagiosa, en torno a sí misma, lisa y espasmódicamente protuberante a ratos; tiene una larga cola que actúa como su cuerpo, articulándose escamosamente como el de una cobra, delgada, firme y eróticamente correosa, la cual se parte en tres apéndices al final, de cada uno de los cuales surgen tres carnocidades gruesas, grotescas y fornidas, similares a dedos sin uñas, de un violeta sutil; de su inminente dorso cuelga una bolsa rellena de fibras tensadas con una rigidez tan humana que parece una pechuga, salvo por la ausencia oportuna de cualquier imitación retorcida de pezón o areola; su cabeza (debe ser su cabeza) tiene una forma ovalada, se sostiene en lo alto de su corporalidad como un penacho de cromo resplandeciente, y aparentemente más ligero de lo que su volumen pareciera indicar; al centro de su rostro pálido y metálico, una cuenca de vitriolo negro y refulgente, del cual salen despedidas burbujas de luz que producen un efecto narcótico y surreal si se las observa con detenimiento.
Creo que emite sonidos, o pareciera que lo hace, por una voz que chirría como taladro y susurra como cortina por detrás de mis orejas, formando armonías atonales que vibran en el tabique de mi nariz.
Al cabo de un rato parece decidirse a qué hacer conmigo, atenazando sus dedos a mis brazos y pierna izquierda, cerca de mi tobillo. Es ahí que me percato que estoy desnudo. Su tacto es frío, como la cadena de un columpio en invierno. Me ase con una facilidad escalofriante, y de un rincón que no alcanzo a vislumbrar oigo un ruidito mecánico. Luego, de un chasquido, un aparato, tal vez una sonda, se introduce por mi ano, y serpentea asquerosamente por mis intestinos, causándome no dolor, sino que una comezón parecida a la picadura de varios mosquitos, las cuales se extienden por dentro de mi sistema digestivo y excretor. Como podrán imaginar, la incomodidad es desgarradora. Luego de unos segundos, el artefacto violador empieza a aumentar de temperatura, y con el cambio térmico eyaculo de forma violenta. Para mi desagradable sorpresa, mi semen sale entremezclado con sangre, creo que algún órgano se me ha roto, no puedo saberlo con certeza, porque el alienígena (demonio, ángel, o lo que sea) empieza a administrarme sus burbujas de luz vía oral, adormilando mis sentidos.
Empiezan a venírseme recuerdos a la mente, pero de forma invasiva, sin ton ni son, al compás de lo que parece ser la estática de un televisor en algún recóndito lugar de mi consciencia. Las burbujas me dejan olvidar el terror, me hacen reír por la nariz, y de mis fosas disparo chispas verdes que me nublan la vista. Creo reconocer en el rostro del monstruo una sonrisa humana, con dientes, labios, lengua juguetona, y me acuerdo de Vicente. Su ojo negro se agranda, se expande, hasta que es de mayor tamaño que su cabeza. ¿Francisca?
Conjeturo que empiezo a perder la razón. Me doy cuenta de que, con este encuentro cercano del cochino tipo, he roto todo lo que me faltaba para despedirme de todo lo despedible. Dicho de otro modo, que ahora puedo decir adiós hasta a mi virginidad anal. ¿Les hace sentido?
Eyaculo una segunda vez, más sangre, menos esperma, un poco de orina esta vez. Le hago con las cejas un gesto de "hasta nunca" a la vida y a mi dignidad, y profiero un grito de muerte que se pierde en los recovecos de la nave espacial, dejando atrás la tierra.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 30 de enero de 2016

El Gran Teatro

Soy el único, digo, el uniquísimo hombre
Que no tiene miedo a aceptar que tiene miedo,
A aceptar mis errores, que no son pocos,
Quitándome la máscara cuando otros se le aferran.
Puedo recitar de memoria todos los mantras
Que repito en mi cabeza cuando estoy triste,
Exponiendo las espinas de mi mente púrpura,
A la vez que intento dialogar con títeres.
No exagero, el resto del mundo aparenta siempre
Confianza, seguridad, satisfacción y orgullo,
Y todos los adultos son actores, mentirosos.
Ellos no saben.
La vanidad es hueca.
La materia es hueca.
La falsa valentía es vana.

No piensen que me siento superior,
Porque estoy lleno de vacíos.
Soy una esponja, poroso,
Reteniendo líquidos
Espesos de rabia,
Injusticia social,
Ausencia de alma.
Y pesadez estomacal.
Nuestro mundo se consume
En la apariencia más populista.
Me niego a ser una marioneta más
De los poderosos, sudorosos, de siempre.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 29 de enero de 2016

Evento Familiar

Luego de mirar microcosmos de mercurio y neón
Escondidos más allá de donde empiezan tus pupilas,
Él murmuró en tu oído promesas de amor eterno;
Tenías lágrimas rodando por tus mejillas.
Su beso fue fugaz e inesperado, luz que nace
De las entrañas de una pistola disparando en la oscuridad,
Presagiando algo siniestro tras el trueno asesino.
Tras la centella, perdiste el aire de los pulmones,
El plomo comprimiendo tu carne, huesos y alma.
Sonríe, relamiéndose una cicatriz en el labio superior,
El cañón de su arma humeante, sus manos esqueléticas,
La locura virulenta repiqueteando en lo negro de sus ojos.
Fuiste enterrada en su jardín trasero, junto a su esposa
Y junto a su hija, tu hermana, muertas ese mismo día.
Tu padre, delgado, pálido, extasiado de horror y sangre,
Te guardó para el final, dispuesto a disfrutar triunfante
Tu último llanto.
Y vaya que lo disfrutó.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 1 de enero de 2016

Con mi Cama Basta y Sobra

No necesito mujeres
Que me amen y cuiden,
Con mi cama basta y sobra:
¿Para qué buscar abrazos,
Cuando tengo mis frazadas?
No me hacen falta besos,
Porque tengo los susurros 
Suaves de mi almohada.
Ya no quiero pechos ni pezones,
Ni sexo listo y ardiente,
Porque lo único que voy
A lamer y penetrar,
De ahora en adelante,
Serán mis sueños cuando duerma.
Con mi cama basta y sobra,
Ella me ama y yo la amo,
Nos fundimos en sensual lazo
Cada vez que me acuesto.
Por la mañana no quiero dejarla,
Por la mañana no quiero perderla,
Y estoy seguro que ella siente igual.
Mi colchón es cuanta aceptación quiero:
Se adapta a la forma de mi cuerpo,
No rechista, ni quiere cambiarme,
Me toma tal cual soy, me deja ser,
No espera de mí más de lo que doy.
Y yo no exijo más allá de lo que da.
Con mi cama basta y sobra,
Es mi futuro, presente y pasado,
No hay otra cosa en que piense de día,
No hay nada más que añore en la tarde.
Mi cama, ahora y siempre, será mi pasión.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano