lunes, 19 de septiembre de 2016

Santiago, 20XX

Hijo querido del viento,
Zorzal de lomo rosáceo,
Veo un futuro vuelo seguro
Entre edificios minúsculos:
Andarás sobre el río cristalino
Que no tiene olor a mierda,
Dentro de la ciudad capital
Que no estará dividida
Entre mugre y césped recortado;

Solventarás el ansia roja
En los pechos frutales de los cerros,
Harás del vaho matutino y helado
Un milagro de espirales rotas;

Tendrán tus alas la consistencia
Rígida del agua precipitada,
Darán respiro tus plumas
Tanto a asmáticos como a muertos;

Uvas aceleradas caerán
De las vides arremolinadas
Entre la tierra y el cielo,
Besándose en la caída,
Dominando la gravedad
En el momento mismo
Del golpe contra el asfalto.

El noble cacique reinará entonces
En las bondades de tu vuelo,
Y su país de copihues
No estará ni en el norte
Ni en el sur distante,
Ni será del silencio cordillerano
Ni del orgullo del pacífico:
El toqui de plumas de oro
No vendrá ni del centro
Ni se irá hacia el adentro;

Su trono estará
Más allá del esmog pretérito,
Sobrepasando los panfletos políticos
Que hoy saturan mi Santiago
De tristes y de ricos;

El sabio líder te tendrá por mano,
Zorzal de lomo rosáceo,
Y te habrá de batir y agitar,
Te hará acariciar y señalar;
Alejará wingkas y wekufes
Con sus dedos de campana.

Por espalda tendrá revolución.
El cacique de nariz porfiada
Hablará con lengua de trueno
Y sacudirá las economías,
Enviando pan de sustento
Y vino de regocijo argento
A todos quienes hoy sufren.

Zorzal de lomo grisáceo
Eres hoy,
Y yo te digo,
Joven perdido,
Que eres hijo querido del viento.
Apuntala el rostro anciano
Del buen guía en tu memoria:
Vendrá pronto el alba nueva
En que nos quitará el yugo
Y la cruz
Y el lastre
Y el ancla de fuego gringo.
Volveremos a sonreír.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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