lunes, 22 de abril de 2013

Recopilación de "Historias Erráticas de Gente Promedio, Harry Steinberg Dawson"

La historia de Harry está escrita en varios capítulos publicados el año pasado en este mismo blog, los cuales están sueltos dentro del mismo. Siempre he creído que ésta es una obra genial, me cautivó desde el principio, y me gustaría poder compartirla con la mayor cantidad de gente posible.

Los capítulos se encuentran en desorden a propósito, según la voluntad del autor, Benjamín Cruz. Por favor, léanlos en el orden en que los presento a continuación.

Capítulo 4: http://lavidanacedemi.blogspot.com/2012/06/historias-erraticas-de-gente.html
Capítulo 2: http://lavidanacedemi.blogspot.com/2012/06/harry-steinberg-dawson-pt2.html
Capítulo 5: http://lavidanacedemi.blogspot.com/2012/07/harry-steinberg-dawson-pt-5.html
Capítulo 3: http://lavidanacedemi.blogspot.com/2012/07/harry-steinberg-dawson-pt-3.html
Capítulo 1: http://lavidanacedemi.blogspot.com/2012/09/harry-steinberg-dawson-pt1.html
Capítulo 6 y final: Aún no ha sido publicado

Un saludo: Felipe Guzmán B.

domingo, 21 de abril de 2013

Soltar todo y largarse

Me dijiste que querías dejar de sentir, quitarte las cadenas del corazón y volar. 
Pero las estrellas están muy lejos de tus manos, y el invierno no abandona tu alma. 
Me hubiera gustado ayudarte, pero lo que mejor sé hacer es sentir.


Autor: Felipe Guzmán B.

domingo, 7 de abril de 2013

Una mancha de pintura en un cuadro muy grande

El viento bajaba por la calle, remeciendo los paraguas mojados y los árboles deshojados. El joven se había sentado en los escalones de entrada de un edificio antiguo, y miraba a los hombres y mujeres pasar con lentitud frente a él. Las nubes emitían un resplandor tenue y gris, mientras las gotas de lluvia se confundían con sus lágrimas. Se había sacado el abrigo, y el frío lo envolvía con una suavidad estremecedora. Nadie parecía percatarse de su presencia, y el se sentía como una mancha de pintura en un cuadro muy grande.
Los truenos empezaron a retumbar en los vidrios de la ciudad, y los corazones de todos en ella daban vuelcos con cada estruendo. Al sexto estallido de electricidad, el joven se levantó con fuerza y empezó a correr apresurado, mientras el granizo le perforaba la piel. Parecía que estaba persiguiendo un sueño que estaba por desvanecerse. Corrió por entre callejones y edificios en mal estado, veredas y calles de adoquines. Su cabeza estaba latiendo con señales de fiebre, y su corazón amenazaba con resquebrajarse. Era paradójico que alguien tan frágil y destrozado pudiese correr con tanta energía y vitalidad. Al cabo de unos minutos, se detuvo frente a una plaza vacía, y ahí pudo sentir esa soledad que habitaba en él. Pero un punto luminiscente se encendió en su mente cuando vio unas manos blancas sosteniendo un paraguas negro. Había una joven de pie, quieta, mirándolo fijamente desde el centro de la plaza. Él la reconoció, y las lágrimas y el dolor, el pesar dentro de su cuerpo se apagaron, como si el tiempo hubiera desaparecido. El joven le sonrió, y le extendió la mano. Ella dio media vuelta, y se alejó de él, mientras se adentraba en la niebla de Junio. Él todavía la recordaba, pero ella se había olvidado de el hace años.


Autor: Felipe Guzmán B.