lunes, 25 de abril de 2016

Epull

El viento es la llave maestra,
El prócer del pensamiento humano.
Deja que penetre en tu tercer ojo
Por gracia del soplo de la Madre tiempo
Y por tacto de la brisa del Padre espacio.
El epull fertilizará tu mente, hermano:
Dará a tu lengua el don de la vida,
Convertirá tu carne en blanco verbo;
Germinarán dioses en tus labios,
Y tus huesos serán tornados en aves.
Abre el cerrojo de tu espíritu,
Dale al viento lo que es del viento,
Que él te dará lo más humano de los hombres.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 22 de abril de 2016

Shinai

Fuego en mis manos
Y viento en el corazón,
Ella es toda mi carne,
El reflejo de mi mente,
La palabra vuelta acción.
Salta ardiente y resuelta,
Habla, calla y resuella,
Su voz de seda y madera
Resonando en la tierra.
Es látigo de agua,
Río de fuerza vital,
Cardumen tibio de piedras,
Piel hecha oleaje y marejada.
Ella es un ave blanca
Recogida en mi regazo,
Que alza vuelo y encumbra cielo
Cuando la sostengo firmemente
Entre mis largos dedos amarillos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 11 de abril de 2016

El Fin del Ancla

Hay cosas a las que nunca me he atrevido,
No por falta de entusiasmo, ni por miedo.
He dejado aventuras pasar con su felicidad,
Por la simple furia de un hombre sobre mi espíritu.
¿Cómo atreverme a buscar consuelo
Cuando el dolor es pecado?
Siempre hice lo que me dijeron,
Fui un niño que no fue un niño,
Crecí frágil y sensible, como un huevo,
Cuidando algo mayor a mí,
Con una cáscara rígida,
Soportando la presión de un vacío
Instaurado por el fuego de los hombres.
Llegué a creer que las marcas de mordida
Que portaba en mi voluntad como medallas
Me harían mejor persona, como un santo.
Y ahora llegas, amiga, a mirarme.
A verme como una madre a su hijo,
Con ternura de luz intrauterina,
Y me miras como una mujer a un hombre,
Con un deseo, una intimidad de firme granito,
Con besos en los ojos y amor en las pestañas.
¿Cómo serte justo y honesto,
Si mis dogmas me ahorcan?
He perdido mucha sangre,
¿Cómo darte latidos sin arder?
Me dices que sea espontáneo,
Como si fuera viento costero,
Ligero y húmedo, veloz,
Vivaz, vívido, vital.
Me pides que sea ráfaga,
Cuando pasé una eternidad
Anclado a una roca filosa.
Sé que no me acerco a lo que buscas,
Pero me llamas a fluir, a dejar ir,
A correr, como eyaculación vigorosa.
Te das a mí como un alma hecha de sol,
Pero no eres consciente de la sombra
Que tengo que enfrentar en tu presencia.
Sé que estoy hablando en elementalidades,
Y que mis metáforas están pobremente construidas,
Pero no tengo otra forma de pensarte.
Eres una estrella marcando mi norte,
Y aunque intento seguir tus enseñanzas,
Sigo tirando de mi piel como si fuera ropa vieja,
Mientras enfrento callejones sin salida
En los pasillos de mi mente enjaulada.
Si, mis palabras me dan alas,
Y mis aleteos dan forma a mis escritos,
Pero los barrotes de esta celda
Sólo me permiten verte pasar frente a mí.
Como un pájaro viendo a su hermano
Remontando el firmamento como un cometa.
Si, hay cosas a las que nunca me he atrevido.
Pero no es porque no quisiera hacerlas,
Sino por las garras monstruosas
Que arrancan mis plumas astrales.

Pero las cosas han cambiado,
Ese Ícaro impotente se acabó.
Ya no soy el mismo joven de pupilas distantes,
Con la sonrisa insustancial y las manos silentes.
Estoy reinventándome, amiga,
Forjando un cuerpo de polen,
Fértil, libre, salvajemente vegetal,
Capaz de atravesar cada barrera,
Romper cada membrana,
Quebrar cada cascarón pétreo.
Te prometo que tomaré mi corazón,
Y con ventrículos en mis puños
Moleré toda oposición,
Salvaré toda distancia,
Cauterizaré mis heridas de una vez por todas.
Tú serás la primera en saberlo,
Cuando me veas remontar
El firmamento a tu lado,
Con mi risa de astro veloz.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 4 de abril de 2016

Perpetuidad

Llueve en la periferia
De mi campo visual,
Y donde quiera que miro,
Atisbo el rostro frío
Del sencillo otoño.
Me rasca la consciencia
El complejo otoño,
Humedece mis pensamientos,
Y hace caducar mis huesos.
Mojo mi cama de noche,
Y de día mojo mi cama.
Soy agua, soy nube negra,
Corro de arriba a abajo,
Busco un mar al cual no llego,
Nunca llego, soy río perpetuo.
Soy la perpetuidad divina,
Una serpiente emplumada
Con alas de verde cristalino.
Mi cola nace en los glaciares,
Mi boca exhala las lluvias
Que son mis ojos de neblina.
Tengo escamas de escarcha
Y escamas de corriente,
Plumaje de cascada,
Y lengua de vertiente.
Cada hilo del pensamiento
Se entrecruza con la luna,
Y se entreteje con el sol,
Mi mente es telaraña de plata.
Gotas caen, son recuerdos
Que encharcan un piso de tierra.
Anego un pueblo de barro y paja,
Hundo campos en mi vientre acuoso,
Inundo bosques con el mar de mi pelvis.
Con mi cuerpo entero sumerjo cordilleras.
Y las lloro.
Esas lágrimas de niebla
Muerden cada fruta,
Lamen cada costa,
Soplan todos los instantes.
Soy la causa y la consecuencia,
Mis palabras son pozos de vida.
De mí son el origen y el fin,
Mis latidos dan origen a la muerte.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 1 de abril de 2016

La Miseria que Sembraste

4 meses se demora en germinar
La semilla de la amarga acritud,
Que con silencio implantaste
En el fértil suelo de mi pecho.
Pobres de aquellos que coman
De mis grises frutos venenosos.
Tristes serán quienes beban
Mi áspera y reseca sabia rabiosa.
Afortunados los que desconozcan
Mi corteza y raíces de basilisco.
Se secó mi corazón de manantial,
La aridez es todo lo que te espera,
Tú que regresas a recoger
La miseria que sembraste.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano