martes, 30 de septiembre de 2014

Nueve frases de cariño

Honda, te me vienes a la mente como un delirio de flores de cristal, rompiéndose en el silencio más hondo de los universos. Hondas, tus palabras me sacuden lo mismo que me nutren, me encabritan lo mismo que me funden, tus hierros alquímicos que usas por voz. Leve, como si pudiera levantarte con el meñique y romperte con un abrazo, diminuta en la cintura y enorme en el corazón. Leve, como pez traslúcido que filtra la luz en escamas de brillo fino. Triste, como la niña de un cuento breve y triste. Delicada en demasía, diosa en llanto de tanto en tanto. Fragante, llenando el espacio vacío de ti como si fueras omnipresente, o como si yo un demente.

Honda, te pienso recostada a mediasombra, bebiendo del aire una espiral tras otra del vapor más blanco, del calor más santo. Espirales del carbón y del canto.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Sonsón

Comprando libros a diestra y siniestra,
Ansiando el beso de la sangre,
Me deshojo en un lento rumiar.

Huyendo de las trompetas salvajes del fuego,
Parpadeando a intervalos desiguales,
Me desdoblo en siluetas de mar.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 28 de septiembre de 2014

Dícese del amor que es eterno

Nuestros corazones se entrelazan
Formando constelaciones.
La linea invisible que nos conecta
Durará más allá del tiempo.
Será el cordel blanco
Que unirá todas las cosas
En un abrazo de estrellas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Desaparecida

El tiempo se nos va
Como el pelo de la cabeza,
O como el calor de nuestra mesa.
Se nos va de a poco,
Como se borran las caricias de la piel.
Ayer te conocía,
Hoy no te dejas ver.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 23 de septiembre de 2014

"Viento Profundo"

Que caigan los fuegos del cielo,
El hombre será hombre y leal.
Aunque yo sea un niño de mar,
Y se me ancle el alma en la gente,
Los siete besos de la sangre arderán
Por las entrañas de quienes me oigan
Cantar en la lengua más arcaica del viento.
Shalsim, ah, shalsim, oh. Shalsim moirut.

Autor: Felipe Guzmán

Maniquíes

Me enferman los maniquíes,
Con sus plásticos sugerentes,
Y su postura de orgullo europeo.
Son cadáveres socarrones
Que juzgan nuestras figuras
Como si dioses de las artes
Y mascarones de proa y hielo.
Su desnudez me irrita,
Me hinchan las venas del cuello
Y estiran mi mirada inevitablemente.
¡Los maniquíes no necesitan senos gigantes!
¡Que alguien nos libre de sus protuberancias!


Autor; Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 19 de septiembre de 2014

Derrumbes

¿Qué clase de hechizo es aquel capaz de volver en reliquia y maravilla una billetera desgastada y vacía? ¿Qué sortilegios tornan en amuleto y talismán las llaves oxidadas que duermen en los escritorios? ¿Por qué nos empeñamos en ver augurios y en consultar pitonisas? ¿Cuándo dejaremos de ver demonios tras las cortinas de los baños? Nos hemos olvidado de que la superstición trae mala suerte consigo, y que el pensamiento mágico es una forma de desproporcionar la realidad hasta puntos psicóticos y miasmáticos. Pero ante el dolor y el sufrimiento, aparece la fantasía, surgen las explicaciones irracionales: Que esa mujer me maldijo, y ahora es un fantasma que me persigue; que mi mala fortuna y mis dolencias son producto de ritos vudú. Más aún, los solitarios abandonan el contacto humano a favor de construir torres en sus cabezas. La inexplicabilidad de lo terrible en nuestras vidas da pie a interpretaciones y actividades mágicas. La imaginación juega el rol de un refugio, una caverna en la que pasar la tormenta. Y hay veces en que esa caverna se derrumba sobre nosotros antes de que podamos salir. No quiero que me piensen un amargado, en extremo pragmático, y que presume de ser realista y tener su vida arreglada. Solo quiero escribir estas líneas a modo de advertencia, porque he visto a más de un alma ser devorada por las mismas sombras que ellas crearon.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 18 de septiembre de 2014

Bebiendo de Botellas de Papel

Dentro de mí creció un enorme racimo,
Algo así como una erección de sentimientos,
Como una bandada de pensamientos amarillos.
Una vocecilla lejana me inyectó susurros,
Introducía galopes en mi corazón.
"Hueles tan bien, me voy a morir."
La imagen de una mujer cubierta de agua
En medio de un desierto de amapolas
Es lo único que retengo antes de dormirme,
Imposiblemente dormirme.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 14 de septiembre de 2014

Ninguneidad

El viento sabe lo que me propongo,
Es mi cómplice más íntimo,
Más aún que mi almohada.
Me siguió por entre corazones de mujer,
Escondiendo en un principio su voz,
Mostrando sus brazos traslúcidos después.
Ha sido mi fuego y mi nieve,
Mi condena y mi consuelo,
Arremolinándose como torbellino de flores,
Espiralándose sensualmente en las nubes calientes.
Si sopla a mi favor o en mi perjuicio, hoy no me importa.
Sea agujas de hueso, sea el silencio de un beso,
Romperé la vida misma con mis dedos,
Aunque la muerte se vuelva bruma de las sillas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Zambullirse

Sólo el amor mueve a quien ha escalado toda una vida,
Al contemplar las fosas de la furia de donde provenía,
A dar el salto final para sumergirse en las tinieblas.
Esos hombres saltan con los brazos vueltos alas,
Una sonrisa de acero que espanta los inviernos,
Y una determinación que es tanto dura como blanda.
Sólo el amor, o la ausencia de éste, invocan a la locura.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 12 de septiembre de 2014

Sube y baja

Me ves sonriendo y rodeado de gentes felices,
Con una guitarra en el corazón y amor en las manos,
Me crees bueno y poeta.
Pero déjame decirte que no soy tan fuerte como aparento,
Me tiritan las pupilas nerviosamente, me incendio a veces,
Y de noche lloro más de lo que duermo.
No soy valiente, pero soy lo suficientemente tonto
Como para no rendirme nunca y seguir tus pisadas en la arena,
Aunque el mar helado me devore entre espuma y espuma.
Es decir, que aunque se me fueran a ir los latidos en esto,
No me detendré hasta verte florecer como una luna azul.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Lo infinito y lo humano

Eternidad es la palabra perfecta, no hay un concepto más doloroso ni más triste que la noción de la perpetuidad sin fin. 
Lo mismo sucede con la idea de la vida eterna, la esperanza y el regocijo que para otros trae la idea de la ausencia de un vacío existencial para el alma humana. 
Con el amor sucede una infinitud en cierta forma, aunque la gente se quiera a ratos y deje de quererse a otros: no hay alegría más grande que la que produce la frase "Te amaré por siempre", en tanto sea correspondido ese amor, claramente, pues en caso contrario produce un pánico grande, con alas de frío. 
La eternidad, en tanto idea abstracta, es tan completa que es inabarcable para sujetos que viven de a gotas de tiempo y de suspiros que se acaban de a poco. 
La eternidad también puede ser motivo de enojo y amargura, especialmente para aquellos que se sienten condenados por fuerzas superiores o por el odio de alguna mujer galopante y despótica. 
Lo eterno es motivo de melancolía, de anhelos, de expectativas, de alabanzas; en fin, despierta lo humano que tenemos los humanos. 
Y así será por los siglos de los siglos, amén.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 9 de septiembre de 2014

Poeta de facto

Lo escritor no me lo dio ni el talento ni la ausencia de éste,
No brotó de las rocas del desierto como leche de estrellas,
No manó tampoco de mi música azul, ni de mi gran blues.
Las letras están en mis manos, son el aire que respiro,
Y las lágrimas que impregnan cada párrafo me dan la razón.
He hecho llorar a niños y viejos, a mis amantes también,
Supongo que algo de sabiduría hay en lo que escribo,
Creo que hay un poquito de vida en cada punto final.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 8 de septiembre de 2014

Se nos escapa el derecho a querer

Hallé una ventana hacia el pasado,
Una abertura hacia tiempos más helados,
Un horizonte más oscuro que esperanzado.
La tinta de los corazones se derramaba
Por unas heridas hechas al filo de la luna
En la piel de una tristeza vuelta ovillo.
¡Ay, la tristeza, Dios mío!
Con su carita toda envenenada,
Con sus ojitos todos obnubilados.
Se me apretó el pecho,
Se me lloró el silencio.
Se me quebró la voz,
Se me murió el secreto.
¡Ay de la tristeza!
¡Ay de la negrura!
Que pareciera doblarse sobre sí misma
Como papel en lentos pliegues.
El vientecito esparce su sombra vil
Por sobre el nudo de la tristeza.
Pareciera quemarse en las lágrimas,
Hace cortes profundos en sus mejillas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 7 de septiembre de 2014

La Oscura de los Noviembres

Esa mujer era como la perfección:
Inalcanzable.
Arrastraba a los incautos y los hundía,
Gastaba vidas como servilletas baratas.
Era un torbellino de oro fino,
Desbarataba corazones como chatarra,
Y después de desnudarlo a uno
Lo arrojaba a calderas y hornos.
Tenía más curvas que una serpiente,
Era fría al tacto, escamada en los pezones,
Con labios en los ojos y más allá de ellos.
Venía del futuro que queda más lejos que el polvo,
Más lejos que los ríos de estrellas,
Más lejos que el orgullo y que la esperanza.
Era cruenta, era esquelética en sus besos,
Pero había un algo de pajarillo perdido en su voz,
Como una niña llorando en su corazón.
Me convencí, años después,
Que ella debe haber estado desorientada,
Buscando un poco de calor, un poco de alcohol,
Pero deambulando erradamente
Por entre el sexo y el silencio de un cigarro encendido.
Las noches en que ella caminaba acompañada,
Esas eran las noches en que no había ni luna ni sol.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 6 de septiembre de 2014

Receta

Nunca le digas a una mujer que tiene la mirada de un burro retrógrado enamorado, por mucho que la dama en cuestión sea una vieja desgraciada. Siempre que veas algo blanco empieza a hablar de estrellas o de flores, a menos que carezcas de compañía inmediata, en cuyo caso es mejor sostener el silencio. Arremangarse las mangas es un acto de nobleza, sobretodo si es que se manipulan minerales o cubiertos de plata. No te avergüences de tu propia desnudez, limpia tu nariz, practica la magia de ser ambidiestro. Inventa diez sueños nuevos por noche, y vive de revés si es que eso te llevará más lejos. 


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Fango Mental

Encendida la lámpara de las ilusiones
Arroja sombras e insectos multicolores
Más allá de las paredes del incienso
El aguacerillo dentro de la cocinilla
Está empapando todos los plumeros
Y los sapos lloran con su croar grave
Como si las cerámicas fueran pantano
Creo que la bruma es muy fuerte
Y el rocío se me antoja diminuto
Flores frías se esparcen por la niebla
Y me acuchillan sus pétalos si me descuido
El aire pegajoso con su aroma a caracol
Se enrosca como vendajes apretados
En mis pantorrillas y en mis pulmones
Oigo por sobre la cacofonía siniestra
Del insistente crocrocró y cricricrí
El agudo pitido de mi tetera que hierve
Y recuerdo que sólo son telarañas mentales
Un fantasma me susurra al oído en arameo
Y lo destierro al vacío con mi taza de té
Al tiempo que esfumo con un ademán
Las sanguijuelas que flotaban cerca mío

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 4 de septiembre de 2014

El inicio de los finales

Con una nueva flor en mi bolsillo
Y una primavera en el corazón,
Un poco más abajo de mi cordura
Encontré una luz de sinrazón.

Estoy ardiendo cual papelillo
En la bruma de esta canción,
Mis labios y brazos en apertura
Esperan deseosos la bendición.

Supe de un rostro sencillo
Incapaz de cualquier traición,
Proponía dulcemente una cura
Para lo que yo creí sin solución.

Ahora aparece el muy pillo,
Aquel carnaval de pasión,
Sujetado el amor por la cintura,
Y soltando al viento la ilusión.

La puerta abierta y sin pestillo
Invita a entrar a la gran emoción.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Espiral

La luz que la recorre es de un sol que no circula por los cielos,
Es el sol de la tierra, el sol de las flores de fuego y de las rocas.
El sudor como sangre invisible corriendo por su carita despierta,
La mirada livianamente fija en lo azulado del horizonte austral,
Piensa. Está pensando en ir al borde del mar. Cuando haga frío.
Cuando sea de noche. Cuando esté sola en las calles empedradas.
Está cansada del olor a neumático quemado, del pan rancio,
De la indiscreción con que la miran las gaviotas, alas de nube.
Hay una foto que vibra en sus manos como por encanto incaico,
Y la mujer se pone a rezar por detrás de la cortina de lágrimas.
Sus negras pestañas tiemblan un poquito, suspiran volutas blancas
Como escupiendo penas del infierno a lo más alto de Altarahiza.
Ella ve un fantasma correr en la playa. Su hijo no está ahí.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Un hombre le pega a otro hombre

Digo haberme encontrado a mí mismo,
¿Pero en dónde habré de encontrar a los otros?
Con la fuerza de esta lluvia no se puede ver,
Ni respirar. 
Ni respirar un minuto de aire se puede.
Quisiera parar el goterío indiscriminado con mis manos,
Dejar de oler la humedad derramada tan violentamente.
Este frío me lo explico por lo puntudo de los paraguas,
Que son metracas heladas con balas grises.
Sí, los paraguas me dan escalofríos.
Y se me vuelve hielo el corazón,
De una gelidez tan inmensa
Que me tuerce el pecho en venenos gélidos
Con sus latidos maléficos.
El viento conjura arañas sin tela en los chalecos viejos,
Las nubes invocan telas sin araña allá en la noche lejos.
Digo haberme encontrado a mí mismo,
Pero perdí mi imagen en un espejo.

Autor: Felipe Guzmán