Encendida la lámpara de las ilusiones
Arroja sombras e insectos multicolores
Más allá de las paredes del incienso
El aguacerillo dentro de la cocinilla
Está empapando todos los plumeros
Y los sapos lloran con su croar grave
Como si las cerámicas fueran pantano
Creo que la bruma es muy fuerte
Y el rocío se me antoja diminuto
Flores frías se esparcen por la niebla
Y me acuchillan sus pétalos si me descuido
El aire pegajoso con su aroma a caracol
Se enrosca como vendajes apretados
En mis pantorrillas y en mis pulmones
Oigo por sobre la cacofonía siniestra
Del insistente crocrocró y cricricrí
El agudo pitido de mi tetera que hierve
Y recuerdo que sólo son telarañas mentales
Un fantasma me susurra al oído en arameo
Y lo destierro al vacío con mi taza de té
Al tiempo que esfumo con un ademán
Las sanguijuelas que flotaban cerca mío
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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