lunes, 30 de junio de 2014

Aves Diabólicas

Cormoranes negros revolotean en mi habitación,
Botando las torrecitas que he hecho con mis naipes,
Desparramando mis papeles y mis escritos,
Llenando con sus excrementos mi cama.
¡Que desastrosos pajarracos del mal!
El hedor a mar seco impregna mi ropa limpia.
¡Que belicosos diablos del norte!
Se comen los peces que escondí bajo mi cama,
Devoraron mi lamparita y mis pantuflas.
Quieren matarme, eso es seguro,
Y yo parezco sardina, eso es inseguro.
Me estoy escindiendo en lo oceánico,
Divídome en lo teleósteo y lo subsoláreo.
Alas pretas como guadañas veo sobre mí,
Me separan la espina de la escama,
Como si hemisferios espumosos,
Como hemofilia presurosa.
Oleaje de plumas ad infinitum,
Me enferman sus chillidos aceitosos.
Pende sobre mí la luna,
Roja como negra como encinta,
La luna desvirgada y yo furioso.
Cormoranes, moscas gigantes,
Decidieron anidar su pobredumbre en mi espalda.
Picos afilados descomponiendo mis fibras,
¡Ah, me rompen en esquirlas!
Oh, me quiebran en esquinas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Mal Gusto

Patear el polvo hasta volverlo llanto,
Invocando lagartijas de un gris largo.
"¡Frío!" exclamaré con espanto,
Cuando regrese a mí el silencio amargo.
Prefiero del veneno de tus ojos el trago,
Que esperar al 7 de Julio en rezago.
No me vengan, ovejas, con sus encargos,
Que en los lobos encontré hoy el encanto.

¡Dejémonos de tonteras!
No me gusta hacer rimar el dolor,
No es natural un verso titilante
Si es que no sale como primero venga del coramente.
Voy a morder pelo en mi desesperación,
Y dejaré las duchas de agua caliente.
Estoy lleno de caca, no me da miedo decirlo.
Esta presión me va a reventar los intestinos,
O el alma, lo que ceda primero a la putrefacción.

Ano de hierro me han de llamar,
Tengo fuego gruñendo adentro,
Y relámpagos de avispa en las manos.

Este es un poema de mal gusto,
¡Testículo, teta, moco!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 29 de junio de 2014

Aroma de Flor

Sinceros los corazones son más bellos,
Como estrellas en espiral girando al viento.
Hay palabras que son papelitos de colores
Brillando en el cielo de la consciencia,
Fosforescentes trocitos de ilusión,
Sueños crepitantes que laten en el corazón.
Palabras así demuestran la buena acústica de mi memoria,
Porque resuenan dentro mío como eco de oro
Que reverbera sin dejar de asombrarme
Con cada fonema que fluye como manantial chispeante.
¡Cascadas de risa! ¡Brisas de sabiduría!
Caricias de arena en efervescencia.
Hay corazones que son aroma de flor.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 27 de junio de 2014

Sin Título VI

Niña de papel, ojitos de mariposa,
Labios de pétalo, deditos de encanto.
Tu mirar es agua infinita, mujercita mar,
Llenos de tinta tus labios, tu silueta y tu amar.
En tu voz no oigo más que dulce canto,
Más que mujer pareces luna hermosa.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El Voayeur

En el departamento 9° B vivía, irónicamente, un voayeur. De forma sutil llevaba espiando a sus vecinos de edificios aledaños desde hace un tiempo considerable, y había desarrollado una predilección por algunos sujetos en particular: la jovencita que en verano se asomaba para ver las puestas de sol desde la ventana de su habitación, que él había nombrado como Dalia; el hombre que jugaba con su nariz y sus productos mucales sentado en su escritorio a partir de las 7 de la tarde, Hernán; la anciana que, sentada en el salón de su departamento del tercer piso, se masajeaba de vez en cuando los pezones cuando creía que nadie la estaba viendo, que el voayeur llamaba Julia. Pero de todos sus sujetos de observación, Sofía era su favorita.

Hace un par de años había llegado al edificio de enfrente con, lo que suponía, era su esposo, que lo nombró Román. En un principio eran una pareja aburrida de observar, simple, feliz. Por varios meses fue decepcionante esconderse detrás de las cortinas, en silencio, expectante, a que algún evento violento, bizarro, o estrafalario se desenvolviera frente a sus ojos. El voayeur del 9° B los observaba sin parar cuando se asomaba a su ventana, y se desesperaba cuando pasaban presurosos por los pasillos. Soñaba con Sofía, la deseaba, del mismo modo en que deseaba a Román, y pensaba en ellos cuando estaba espiando a otras de sus víctimas visuales, pero no podía entender por qué esa obsesión. ¿De dónde venía esta ansia?

Una tarde las cosas entre Sofía y Román cambiaron. Ella había estado llorando en la sala de estar, y él no había llegado a la hora en que solía hacerlo. ¿Qué estaba sucediendo? El voayeur no lo entendía, pero esa incertidumbre lo excitaba de una forma que no había conocido antes. Con una enorme erección en sus pantalones, observó, y esperó, disfrutando cada lágrima que brotaba de Sofía. Cuando Román volvió, ya de noche, era evidente que había estado bebiendo. Ella quiso gritarle, pero él la hizo callar de un manotazo. Román le gritó, la pateó, y sin mucha galantería de por medio, la llevó a rastras a su habitación compartida y cerró las cortinas, en donde el voayeur imaginó una escena de violación. Nadie oyó lo sucedido, ningún vecino pareció darse cuenta, el único testigo era el voayeur del 9° B. El impacto de presenciar la crudeza de la escena desencadenó una masturbación febril que culminó en un orgasmo oscuro que llenó de fluidos seminales la pared del voayeur. El corazón le latía apurado, la frente llena de un sudor helado, no vio reducido su deseo por esta pareja, tenía sed, quería comérselos en tajadas largas. Pero sólo podía mirarlos, lo que lo desesperaba.

Posterior al episodio de violencia de Román, los ataques hacia Sofía se hicieron más frecuentes. Ella adelgazó, comenzó a fumar de forma compulsiva, lloraba a menudo, dejó de salir a la calle y empezó a vivir enclaustrada, donde era víctima de las fornicaciones y brutalidades de su marido. A veces sacaba medio brazo fuera de la ventana, y contemplaba a las personas que pasaban abajo por la calle con los ojos enrojecidos. El voayeur no sentía lástima por Sofía, esa fijación morbosa que sentía hacia ella y Román lo introducía en un trance perverso del cual no salía hasta que los músculos le dolían por estar quieto durante tanto tiempo.

La situación se prolongó durante angustiosos años, hasta que Sofia desapareció del departamento en medio del invierno, para salir a una calle que no pisaba desde un tiempo perdido en las tinieblas de su mente. El voayeur la vio ponerse un abrigo y caminar lentamente vereda abajo, exhalando nubecitas de vapor, hasta que dobló una esquina y la perdió de vista. Cuando Román llegó a su casa, y notó la ausencia de su esposa, hecho un mar de dientes y puñetazos empezó a destrozar la vajilla y a apuñalar las paredes con rabia, mientras que el voayeur sentía un extraño vacío en su pecho, una calma que había perdido desde la llegada de esa pareja desdichada. Se sintió sangrar después, al decirse a sí mismo que el escape de Sofía significó su muerte. Lloró, y el voayeur dejó de ser voayeur. 

jueves, 26 de junio de 2014

Sufro, luego existo

Sólo a través de la muerte es que el cuerpo se limpia de toda impureza, renaciendo del mismo modo en que la primavera regresa después de cada invierno. Sólo a través del sufrimiento el ser humano es capaz de progresar, y sólo a través de éste es que podemos ser. El hombre es, a fin de cuentas, un gran pájaro de fuego.  -  Patior, ergo sum.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 25 de junio de 2014

Jirones

Tengo pena pero no estoy triste
Tengo frío en los dedos y lloro
Me siento solo entre la gente
Sólo quiero escribir amarguras

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Esta vida es una barca meciéndose

Plegarias a Secerse se hacen de noche,
Y oscuras respuestas se reciben por su parte.
Le pido que me abra el pecho con sus dedos,
Y que extraiga las piedras frías de mi corazón.
Me encomiendo a su barca sempergrís
Para irme en vida a su isla de los condenados.
¿Cuántas vasijas llenaré con mis guijarros?
¿Encontraré plumas que no pertenezcan a serpientes?
Por favor no miren mis manos,
No las vean, son tiniebla en decadencia.
El templo de las moscas me recibe,
Y sus paredes cadavéricas se me antojan hermosas.
En el altar, semen y vino en copas doradas,
Pan mohoso como ofrenda al barquero.
¡Vine a embriagarme, dame sangre sacerdote!
¡Dame latigazos de herrumbre!
¡Araña mi espalda con la cruz desgastada de los años!
Hay que rezar, hay que postrarse desnudo en la capilla.
Entre oración y oración mis llagas son más anchas,
Caben mares enteros en mis tajos abiertos.
Secerse, navegarás en mí como quien llora silencioso.
Oh, Secerse, te amo, ven y hazme el amor,
¡Mátame!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 24 de junio de 2014

Festincito de los días grises

Derod ha venido a hacerme una visita.
Planifiqué por meses nuestra reunión,
Y con antelación preparé exquisiteces:
Ardillas rostizadas rellenas con almendras,
Papas cocidas bañadas en leche de camahueto,
Patos de hule dorados en agua jabonosa,
Y no podía faltar tampoco el mote con huesillo.
Conseguí un par de servilleteros franceses,
Y cubiertos de plata que pertenecían a un payaso.
Derod es un buen amigo, algo trastocado, pero fiel,
Junto con sus alfajorcitos, traerá postales de Altarahiza.
Yo por mi parte le tengo unas cuantas historias de mar,
Noticias sobre mi precaria condición sentimental,
Y alguna que otra nueva canción para mostrarle.
Lloraremos a moco tendido, eso es seguro.
Aunque lo vea tarde, mal y nunca,
Puedo encontrarlo en mis manos si es que recuerdo
Que llevo siempre el pendiente que me regaló
Brillando dentro de mi corazón arrugado.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 23 de junio de 2014

Chon Chon

¿Sientes el frío vibrando allá afuera,
Con ese zumbido diabólico trizando
Las campanas de la ciega iglesia?
Por las noches abro mis alas negras
Y grito a carcajadas con mi tué-tué.
Yo soy la muerte y la enfermedad,
Robo sangre a bocanadas largas,
Como quien bebe vino lentamente.
¿Has visto un cuerpo sin cabeza?
Es que has visto entonces un calcu,
Bestia orejas de lechuza, vampiro,
Seminolento brujo de las cofradías.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 22 de junio de 2014

Je rêve d'une femme

Te pienso un poco todos los días.
A veces lo hago sin darme cuenta,
Como cuando uno se va quedando dormido.
Otras lo hago deliberadamente,
Con deseo, con fuego, con cariño.
Sucede cuando veo los árboles,
Cuando las piedras se vuelven viento del viento.
Y también me pasa que te imagino
Cuando veo tus caderas en las nubes.
Te encuentro a veces en las flores,
Portadoras de todos tus colores.
Y el rumor del mar se parece a tu voz,
Me acuna, su tono me arrulla lentamente.
Te pienso un poco todos los días,
Cuando tengo hambre y cuando estoy satisfecho,
O cuando una alegría revienta en mi pecho.
Hay veces en que te recuerdo para adelante,
No me preguntes cómo, no lo sé, sólo pasa así.
Hay días en que te extraño aunque estés cerca,
Ahí te pienso y repienso con insistencia,
No dejo de ver tus ojos en donde sea que no estás,
Tus brazos se asoman por todas las esquinas.
Para terminar quiero decir que hay días en que me río
Cuando pienso juguetonamente en el puente de tu nariz,
O en el fruto de tus labios divinos, ambrosía y vino.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 19 de junio de 2014

Maldades

Llevo unos días de terror,
He deseado arrancarle los ojos
A peatones y a ciclistas
Para acurrucarme en sus cuencas vacías.
He querido ir a las plazas a patear palomas
Y a pelearme con los perros vagabundos de por ahí.
Me está costando respirar,
Y si me levanto apurado
Las maldades se me viene a la cabeza.
Vomité cuando me acordé de ti el martes,
Hace años que no vomitaba,
Creo que aún te extraño.
Pero este dolor en el pecho,
¡Oh, este dolor en el pecho!
Es una tenaza gigantesca en mi tórax
Que amenaza con despedazarme.
Quiero tirarte un beso y cortarte el pelo,
Hay muchas moscas dando vueltas todavía.
Descubrí una mujer mientras barría el piso,
Y muchos nombres me chocan.
Las pechugas me dan un miedo atroz,
Quiero morderlas para que me dejen en paz.
Pero este dolor en el pecho,
¡Oh, este dolor en el pecho!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 16 de junio de 2014

Negrecita

Mariposita negra,
Suaves alitas de noche,
Delicado carbón revoloteante.

¿Me dejarás tocarte?
¿Sentir tus piecitos en mi mano?
¿Oler tu fragancia de flor obsidiana?

Mariposita negra,
Pañuelito volador del luto,
Lágrima del petróleo en movimiento.

¿Qué es lo que buscas?
¿En dónde está tu corazón diminuto?
¿A quién miras con tus antenitas oscuras?

Mariposita negra,
Diamante de ópalo,
Locomotora de la altura.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Botecito a la deriva, corazón apasionado

De la pena a la cama,
Bajo las sábanas las lagartijas.

De los miedos a la silla rota,
Le falta una pata, trastabilla.

De la rabia hasta el balcón,
Y arrojar piedras como improperios.

De la soledad al columpio.

De la alegría al árbol rojo,
Al campo brillante de los soles,
En donde los grillos son violines del silencio
Y las nubes los techos de los sueños.

Del asombro a la escritura,
Al mar recién descubierto.

¿A dónde iremos a parar?
Nuestros pies nos llevan a tantos lugares.
¿Por qué caminos vamos a andar?

De la melancolía al azucarero,
De la apatía a un callejón sin salida.

Y en el callejón sin salida
Desesperación, uñas carcomidas.

Quizás encontraremos canas en el cansancio,
Y ausencia de arrugas en la vitalidad.
Veneno en el odio.

Pero es seguro que desde el amor
Superaremos la luna y las luciérnagas,
Hasta que estallemos en fuegos artificiales,
Esperma de vela en erupción.

Y no por mucho crepitar dejaremos de ser en el amor.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 15 de junio de 2014

Dispantes

Se acabó el tiempo de los amantes,
Hoy las parejas son dispares,
Son odiantes, disparates rumiantes,
Y los amigos, me da pena decirlo,
Le son a uno indiferantes.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 12 de junio de 2014

Mi lindo globito de rojo color

Creo que tengo globos atados a mis pensamientos,
Porque al más mínimo descuido, se escapan,
Como si buscaran las nubes en lo alto,
Para ir a reírse un poco junto al sol.
Es como si me faltaran ideas
Cuando te me acercas,
Porque es entonces
Que no puedo
Terminar de
Escribirte
El mar
Que

..
.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano


Antilluvia

Ha pasado una cosa rarísima,
No me lo puedo explicar,
Pero se puso a llover al revés.
Sí, de la tierra al cielo las gotitas,
Como si las nubes las pidieran de regreso,
O como si a la gravedad se le hubiese olvidado funcionar.
Aún no entiendo qué sucedió,
Sólo vi un chaparrón dado vuelta
Cayendo en la dirección contraria,
Hasta que no quedó humedad alguna
Ni en las flores, ni en los corazones.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 11 de junio de 2014

Vaivén Ocular de una Tarde de Junio

Hay una tarde con forma de sillón
Y con peso de gotita de agua
Que espera por la siesta abrigadora,
Soñadora siesta como de tren verde
Atravezando túneles y luceros.
Miro por la ventanilla,
Y unos ojos,
Unos ojos hay,
Que me invitan a soñar.
Me hundo feliz en su color infinito
Y me aúno con el vaivén suave,
Sonido de traqueteo de locomotora
Viajante de praderas con olor a café
Y arboledas luminosas del mañana.
Hay un lugar húmedo,
Una laguna allá afuera,
De donde brotan los ojos seductores
Que me dejan soñoliento y calmado.
Calma,
Esas pupilas son imanes de calma,
Son hechiceras de nube anhelada.
Me abrazan como mi madre,
Me envuelven con una ternura
Que me vuelve loco
¡Loco, sí! Me encantan.
Pero volvamos a los ojos,
A las charcas de la vida,
Regresemos a sus iris deleitantes,
A su no sé qué de té humeante,
A su sonrisa entrevista en las pestañas
Y palpitación enlentencida.
Volvamos a pensar en su textura dulce,
En la riqueza de esos ojos encendidos,
Para dormir sabiendo que habrá,
Lo digo con certeza,
Que habrá amor el día de mañana.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 10 de junio de 2014

Las Roquitas

Las roquitas coqueteando van
Tirando besos a los soles largos
Les gusta la caricia de luz buena
Gozan el roce suave de las lagartijas
Se acuestan sobre la tierra rojiza
A observar las estrellas invisibles
Que titilan chiquititas a lo lejos

Las roquitas no se esconden
Y beben la sal de los desiertos
Besan las flores aromáticas
Con sus labios de fina agua
Tienen orgasmos coloridos
Cuando el viento sopla en silencio
El nombre cálido de las cosas

Las roquitas lloran mariposas
Amarillas lágrimas voladoras
De las que sólo hay cien por año
Se dejan soñar alpacas polvorientas
Cuando corren por la cordillera
Enriquecen de vez en cuando
Al hombre que sonríe con el alma

Las roquitas nacieron del mar
Y adentro bullen con fuego del sur
Son niebla con forma de caracola
Joyas magnéticas con cuerpo de princesa



Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 8 de junio de 2014

El zapateo de los números

Vengan a bailar junto al uno,
¡Hermoso como él, ninguno!
La dulce Venus corrió llorando,
Al oler el hálito de un ebrio Neptuno.

Pero no comiencen con la tos,
¡Que ahorita mismo viene el dos!
Un día vi una mula pariendo,
Se enojó y me pegó una coz.

No se dejen engañar por el tres,
¡Escurridizo sólo como un pez!
Encontré bañándose a la mula,
Me gritó y me pegó otra vez.

Se viene un pequeño cuatro,
¡Chiquitito se ve el nuevo teatro!
Aunque a la mujer no la santifiquen,
Yo cada día voy y la idolatro.

Salta que salta el cinco,
¡Yo me le uno y brinco!
Un día insulté a un amigo,
Le dije que era ornitorrinco.

Llegó la hora, como todos veis,
¡De que baile sobre la mesa el seis!
Una vez me mordió un perro,
Y se me cayeron mis papitas lays.

Tengan bien agarrado al siete,
¡No se les vaya a ir por el retrete!
Tengan cuidado con sus dedos también,
No vaya a ser que una puerta se los apriete.

Ahora llega rodando bien lento el ocho,
¡Un tonto hizo vino con agua'el mapocho!
Me duele mucho, muchísimo la panza,
Creo que comí demasiado bizcocho.

Esto se termina pronto con el nueve,
¡Que si no del cielo nos caerá nieve!
Este poema es un baile sin sentido,
Que se queda quieto tanto como se mueve.

Te lo juro por el diez,
¡Pardiez!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 7 de junio de 2014

Canción Nueva

Voy a elevarme por sobre el firmamento,
Quiero poner una nueva estrella en el cielo.
Seré más y más hidrógeno en combustión,
Manos microparticulares en erupción
Expulsando calor como quien mira al horizonte.
Seré blanco como la vida, blanquísimo,
Con mis 80 navajas luminosas de alabastro.
Seré grande en el infinito mar de nebulosas,
Y haré girar el polvo estelar de mis alrededores.
La constelación de una sola estrella, me han de llamar,
Que ha de mostrarte el norte verdadero de nuestra tierra.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 6 de junio de 2014

Bailamos cual flor nocturna

Un cielo negro con olor a Junio,
Estrellas dibujando sarcófagos,
Serpientes y leones en Santiago.
Pero nada de esto nos toca,
El frío se escapa de mi corazón abierto,
Y las risas son nuestra respuesta
Al siseo insistente de los puñales del otoño.
Unas horas de felicidad
Es todo lo que construimos ayer
En la suavidad crepitante de la amistad.
Fuego sin quemaduras es lo que deja
La conversación embelesante con los amigos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 5 de junio de 2014

Los vientos de la vida usan anteojos

A Patricio Cancino: quien supo encontrar soles en cavernas,
y supo ser luz en las tinieblas.

Nubecita andante de la cual brotan los vientos como espadas de sinceridad,
Brisa creativa que meces con suavidad las flores de mis campos sencillos,
¡Trueno! ¡Hijo de la lluvia tropical! ¡Chaparrón de risa y destello de alegría!
Hombre que ha sabido llorar hasta la última de las nieves estelares,
Tuyo será el mañana, tuyas serán las papayas revoloteantes de nuestros corazones.
Aunque haya quienes te traten como una vil rata, no dejes de comer buen queso,
Y no olvides que eres explorador y aventurero, señor del horizonte,
Descubridor incansable de la fortuna y el amor dorados de los cordilleranos.
Halcón de alas brillantes, muéstranos el cielo que hemos de surcar,
No dejes nunca de ser río y ser campana para los sedientos y los faltos de fe,
No abandones nunca el sendero de las balanzas y los besos bienhechores.
Cuida esa sonrisa de alabastro, ¡pero siémbrala en los campos sencillos!
¡Siembra siempre con el corazón en el puño y tu gran alma en los tobillos!
Vive como cascada en retirada, es decir, como mar desafiante de barrancos
Que anhela alcanzar la más alta de estas montañas hasta convertirse en soplo,
¡Ay sí!, en soplo entero de un dios fecundo y generoso, ¡en su soplo blanco, ay sí!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 3 de junio de 2014

Negrita Bonita

Morena, eres una estatua en tu belleza,
Adivino una sonrisa azul cuando te veo.
Dame mar, dame viento para cantar,
Dame un cuerpo para acurrucar.
Morena, eres una nube por tus contornos,
Me embebo de tus palabras sinceras.
Dame mar, dame cuentos para soñar,
Dame un cielo para volar.
Morena, morena pelo nocturno, morena.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 2 de junio de 2014

Los meses del silencio tienen forma de disco

El silencio es una rueda negra de nieve,
Redondela grande que se traga las aguas
Por ahí en donde se adivina su perímetro oscuro.
Ballena de polvo es el silencio, vacío del destierro,
Vasija del desierto, vagina del desvío
Por el que todo se ennadece en esquirlas de invierno.
El círculo del olvido es la tristeza del silencio.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 1 de junio de 2014

¡Es tan lento el olvido!

Aún te veo en las cuerdas de las guitarras,
Y los versos de Rojas, eróticos y románticos,
Hablan de tus maderas aromáticas.
Todavía te busco por las calles,
Ahí, tan otoñal te imagino.
Los jacarandás me entristecen,
Todavía recuerdo esos días sin nubes.
De a poquito he ido quitándome tus fuegos,
Pero aún duele mi quemado corazón.
¡Es tan lento el olvido!
¡Desespera su toque invisible!
Anestésienme la memoria,
Para no llorar al pensar en tus ojos,
Largas esmeraldas de mar.
Puedo decir que te extraño,
Que me hace falta tu cariño y tu palabra,
Pero ya no te quiero,
No de la misma forma al menos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Tanto tonto suelto

No alcanza a desbocarse el corazón
Entre tanta cascada asfixiante,
De tanto que el asfalto se anega
Con sus barros de porfía y celos.
La capital licuará las almas de los buenos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano