lunes, 28 de noviembre de 2016

Hirviente e hirente

Es tan fácil.
Tan fácil torcer tu cuello,
Hundir mi aguja en tu ojo,
Clavar las garras del fuego
En tu fina espalda de plata.

Escupir alientos venenosos,
Es tan fácil escupirte
Y desgarrar tu vientre
Con palabras y con abrazos.
No lo entiendo.

La traición es tan sencilla,
¿Por qué esta tentación
De flores con olor a sangre?
Sostengo en mis manos
Un rastro de serpientes
Que no puedo descifrar.

No logro entenderte,
Ni a ti ni a tus ideales.
¿Cómo pisar suelo firme?
Todo lo que encuentro
Es cristal roto en la penumbra.
Cristal con tu mirada muerta,
De tu oscura procedencia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Se Pierde el Cuerpo de Noche

Así como todas las cosas del mundo
Me desvanezco en el viento inevitable.
Mi cuerpo de tinieblas me huye,
Se aleja de mi agarre frío y crepuscular:
Ya no queda piel que me recubra,
Ahora mi carne no es carne,
Ni mis huesos son míos ya.

No soy dueño de mis pensamientos,
Se me escurren viscosos por la nariz,
Mis tormentosas esperanzas volaron,
Despavoridas ante el peso del coloso.

Mi corazón se deshilacha rápidamente
Extraviado en un laberinto sin salida
De pequeño tamaño e infinita longitud.
Gotea todo lo que creí de mi haber.

Pido, dios, me ampares,
Me envíes una piedra destructora
Que viaje de tu mano hacia mi cráneo.
Purifícame con una muerte terrible,
Dame tu ira bovina y divina.
Destrúyeme, acábame,
Dame un hueco en la muerte,
Que a no quepo e la vida.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano