viernes, 22 de diciembre de 2017

Despedida

Amigos míos, queridos amigos míos,
Hermanos, hermanas, amores:

Perdonen mis años de volutas de humo,
Las quimeras, decepciones y cenizas.

Tantas imprudencias, frutos del orgullo frío.
Blasfemias, miles, por mi falta de amor propio.

Les pido disculpas por mis promesas vacías,
Ignorándolos mientras seguí almas desleales.

Me avergüenzo hoy de tanta autoinmolación,
De la falta de respiración estoy arrepentido.

He aprendido lecciones luego de haber estado
Congelado en el fondo de ocho lagunas.

Saqué mis propias conclusiones, así como ustedes
Han comprendido la naturaleza de mi carácter.

Es por lo mismo, que les agradezco sus sonrisas,
Y que les digo que debo soltar sus manos.

Es mi deber atravesar volando los oceános,
Y hacer del fin del mundo mi punto de partida.

Sepan que estaré bien, que mi imprudencia innata
Se encuentra bajo la guía de un hombre más sensato.

Sepan, queridos, que los libro de mi compañía rastrera,
Y que mis chistes malos no habrán de rondarlos más.

Me llevo las plumas, las piedras, los espejos,
Las palabras y los besos que me han dado estos años.

Cargo en mis bolsillos cuanto me recuerda a ustedes,
Y mi memoria está llena de sus rostros y colores.

Partiré con la primera luz del alba, coronado
Con agujas de luz y espinas de esperanza.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Vistazos a la noche

El viejo maestro dijo a sus discípulos:
"Quemen sus barcas, y corran hacia el bosque".
Los jóvenes idealistas creyeron que era
Otra enseñanza del anciano, y obedecieron.

Cuando el último de sus aprendices partió,
El hombre bebió de un frasco pequeño,
Tan ligero como una pluma, y pesado,
Pesado como una sentencia de muerte.

Cerró los ojos, y recordó tiempos tristes,
Con nubes rojas y mujeres ensangrentadas.
Luego escuchó un relincho a sus espaldas,
Se volteó, y murió dando vistazos a la noche.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 12 de diciembre de 2017

La casa negra

Llevo tiempo ya a oscuras
En esta casa infernal,
Dándome contra las paredes.

Vive conmigo un primate loco
De ojos ardientemente negros
Que se encarama a mi espalda.

Me susurra enroscando su voz.
Dice cosas sobre las piedras,
Las carrozas que vienen y que van,
Me explica sobre ciencias muertas.

Me susurra la verdad, yo sé.

Pero no tengo tiempo para escribir.

La comida está en la mesa,
Orbitada por lunas de polillas.

Debo apresurarme,
Cruzar la puerta y sus cruces,
Y consagrar la comida en la mesa.

El mono desquiciado tiene hambre.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano


miércoles, 4 de octubre de 2017

La Octava Casa

Es de noche, la luna canta en lo alto, desciendo en las aguas.
Pienso en ustedes, enemigos, me embebo de sus miradas,
Y entro por la única puerta que siempre ha estado en mi interior.

Dentro no hay luz, no hay oscuridad, no hay ruido ni silencio.

Aparece entonces la muerte, y pienso "oh, es la muerte".
Carga en sus espaldas un atado de sarcófagos y mortajas.
|Éste de aquí es el tuyo|, me indica con su delicada mano.

¿En qué clase de sepulcro me vine a meter?

|Había esperado por verte| me dice con seguridad en la voz.
"¿Por qué la muerte querría verme, si no es para matarme?"
|Ven conmigo, aquí sólo nos acompañan los tristes difuntos|.

"¿Qué hay de mis hermanos?" le pregunto a la muerte.
|Aquí sólo nos acompañan los cadáveres de los pájaros|.
"¿Qué hay de mis amigos? ¿Qué es de mis amores?".

|Aquí sólo nos acompañan los cuerpos de los gusanos|.

"¡Quiero salir de aquí! ¡Tengo que salir de aquí!" le digo.
Abre entonces sus ojos la muerte (los tenía cerrados)
Y latigazos de piedra resuenan a lo lejos, haciendo eco.

Fuego empieza a caer del techo, y pienso "oh, hay techo".

Pero dejo de pensar en el techo y me miro las manos.
Me miro los brazos y me miro las piernas, arden con rabia.
Y ahí me doy cuenta de que me duele, de que estoy llorando.

|¿Le tienes miedo a la muerte? ¿Le tienes miedo a la vida?|

Caballos galopan a nuestro lado, sin tocarnos, ignorando el fuego.
"¿Qué quieres de mí, muerte?" le pregunto, ignorando su pregunta.
|Sólo estoy de visita. Vine a enfrentar a mi discípulo contra la verdad|.

Ahí es cuando recuerdo que soy aprendiz de la muerte.

¿Qué tantas cosas he olvidado de mi persona?
Mi cuerpo se consume y salta con fuerza una idea,
Una única y terrible idea: "Esto tiene que pasar, ¿verdad?"

|Así es, discípulo. Tienes que morir porque tienes que nacer|.

El fuego, los látigos, los caballos desaparecen. La muerte se va.
Y emerjo de las aguas, respiro hondo, y pienso "oh, estoy vivo".
Mis músculos están descansados, mi mente relajada, mi alma, nueva.

Imagino a la muerte diciendo trémula |¿Le tienes miedo a la vida?|.

"Esto tiene que pasar" me repito. Puedo seguir viviendo ahora.
Estoy renovado, ya no tengo enemigos, porque me dejé atrás,
Y porque volví a nacer, más dulce, más tierno, más yo otra vez.

Dejo bajo las aguas los cadáveres y los sepulcros, y reanudo mi camino.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Inalterable

Dícese de un fénix de papel,
Un ave feliz, roja y carmesí,
Envidiada por un hombre
Que no toleraba su libre vuelo.

Siguió al pájaro por años,
Odiando sus colores y su canto,
Buscando oportunidades
Para apresarle y hacerlo suyo.

Una tarde, sin saber bien cómo,
Lo atrapó, y sin perder tiempo
Lo metió en una jaula de bronce
Que compró mucho tiempo atrás.

"La libertad no existe", le dijo,
"Y tú serás miserable prisionera."
El fénix de papel ardió entonces,
Autoinmolándose frente al hombre.

Sus alas de origami cayeron marchitas
Y de las cenizas se alzó un suspiro,
Blanco como las nubes ese día,
Y el alma del fénix reanudó su vuelo.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 28 de septiembre de 2017

¡Qué asco!

Un ángel se sacó un moco.

"¡Qué asco!" me dirán ustedes.

"¡Qué asco!" les replico yo.

Tenía forma de zorro,
Colmillos y cola de león.
Pero les aseguro que era un ángel,
Y que de su nariz un moco se sacó.

Lo iba mascando mientras volaba
Sobre Las Cruces, y luego lo escupió.

Cayó a tres pasos a mi derecha,
Y fue tal la fuerza con que cayó
Que sonó un fuerte estallido,
¡Y partió una piedra en dos!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Mito Original

Temu ne ayakti natá ayi,
Ayit Tllam, koya sirapat Eimo
E ayit Kotll, kupada epitit Simú.

Temu ne Eylaim, ka okilé, ris seyé,
Okó Ayi me otkoy puurapa,
E atoy ek pusume ayakti li e urapal.

Ayit Kotll lallui e amui yotkoy
Da im Simú lluy tematoy:
Tkiyoy korí me eya.

Ayit Tllam rasoy tualli kulle e luté
Da im mkuri tematoy:
Tkiyoy iyuat puumkarí.

To imoket ayit Tllam sioy sirapa,
Akioy temur miailli me pusá
Tkayt Kotll pirá.

Ayi Kotll noroy, duá,

E puyiru temurt epulli me ayakti:
Asara ama ne tematoy, sut ialli korll.

Okó Ayi me otkoy puurapa,
E atoy renai do me nuatoy dillut:
Tkiyoy tillamu me aki.

Ayi Kotll tokt etoy,
Ayi Tllam nitakull etoy:
E imaktit Iyi Sume ukoy.

~ ~

En un principio eran dos hermanos,
El Espejo de la Luz del Mundo, buen útero del amor
Y el Espejo de la Sombra del Mundo, bello cielo del dolor.

Entonces Dualidad y Unidad, oscuridad arriba, luz abajo,
Ambos Hermanos abrieron sus ojos,
Y vieron cómo su lazo era ardiente y verdadero.

El Vacío del Mundo escupió tinieblas y demonios
Nacidos de un Tormento salvaje:
Supo que no tenía nada.

El Todo del Mundo lloró lágrimas compasivas
Nacidas de una misericordia:
Supo de la hondura de su tristeza.

Desde el corazón de la Luz del Mundo se alzó agua,
Cuyas gotas formaron las primeras estrellas
En el vientre de la Sombra del Mundo.

Sorpendida, la Sombra del Mundo exhaló,
Y su aliento fue el primero de los vientos:
De ahí nació Asara, padre de la vida.

Ambos Hermanos abrieron sus ojos,
Y vieron las semillas que habían plantado:
Supieron que concibieron al universo.

El Vacío del Mundo sintió plenitud,
El Todo del Mundo se sintió satisfecho,
Y la historia de nuestra gente empezó.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 8 de agosto de 2017

Incertidumbres

-¿Con cuál vestido me veo mejor?
-Se podría decir que con ambos.

-¿Hará frío afuera?
-Eso es relativo.

-¿Hay un Dios?
-Depende de a quién le preguntes

-¿Existe la vida y la muerte?
-Puede que sí, dependiendo de la hora.

-¿Me amas acaso?
-Eso es relativo.

-¡Contéstame algo! Sé sincero, ¿me amaste alguna vez en estos años?
-Eso relativo, mujer, todo es relativo. No me preguntes más, que todo es relativo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

(¡!)

Sueñas, intranquilamente sueñas
Que alguien te corta las uñas de los pies,
Que te extrae una muela, que te suena la nariz.

Sueñas con la caída de la bolsa,
Con los cuchicheos de fantasmas en la azotea,
Ves auquénidos apareándose bajo el sol,
O debajo de una nube.

Sueñas con mi muerte,
Intranquilamente sueñas
Con una isla rodeada por un velo blanco.

Tienes visiones eróticas mientras duermes,
Hombres y mujeres danzándole al fuego,
Pero caen lápidas del cielo violáceo
Y despiertas gritando.

Una mano huesuda te toma el hombro
Y con voz familiar te pregunta
"¿Tuviste una pesadilla?"

No sabes la respuesta.
Sientes las sábanas mojadas,
Pero crees haber soñado con pájaros en carrozas,
Y con su cargamento de gusanos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 12 de julio de 2017

Postal de la locura en plaza de armas

Una abuela sentada en plaza de armas
Mira a los transeúntes de soslayo.
Tiene arrugas, negras y rojas,
Que le parten la cara, la hacen espejo roto.
Cuando cree que nadie la está mirando
Se incorpora, gorda como una campana,
Y se para sobre la punta de sus pies.
Como rezando a lo alto estira sus brazos,
Desarmándose en reverencias y murmuraciones.
Entonces, doblada en toda su envergadura
Queda quieta como una tumba bajo el sol.
La gente a su alrededor finge no mirar,
Maravillados por su incomprensible ritual,
Pero la abuela no se da por enterada,
Sudando profusamente por sienes y axilas.
Después de unos instantes de perplejidad,
Como si olvidara lo que estaba haciendo,
Vuelve rápida y silenciosa a su posición inicial,
Y sentada nuevamente en su banca
Agarra una revista y empieza a saludar a las moscas.

Verano en Santiago.
Abuelita en plaza de armas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Detestar

Los ciclistas odian a los autos,
Los conductores odian a los peatones,
Y por no ser menos, los peatones
Aborrecen a todas las bicicletas.

Nadie soporta a sus vecinos,
El odio corroe cada palabra
Porque en todos lados vemos
Nuestro propio torcido reflejo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 5 de julio de 2017

Paraguas

Negros pajarracos abandonan
Sus cavernas subterráneas:
Comienzan las lluvias,
Y en bandadas salen
A gobernar Santiago
Los paraguas.

Con plumas negras
Que parecen más bien
Escamas de pescado,
Se posan desafiantes
Sobre las cabezas,
A picotear,
Farfullar,
¡A celebrar!
Que al fin son libres
De sus jaulas de madera.

Dan lo mismo los meses,
Poco importan los años,
Nacieron de las lágrimas
Imperecederas de la luna,
Y el tiempo no los toca.
No mueren, mas siempre
Esperan. Esperan. Esperan.

De modo que cuando regresan
Creen fielmente que es
Motivo de fiesta:
Cofradías y procesiones,
Danzando sus garras solitarias,
Gorjeando cada instante de humedad,
Se dirigen en todas direcciones,
Esparciendo su feliz sombra,
Virtud de sus alas entumidas.

No rehuyo su mirada,
Ni me escondo al ver
Su parsimonioso vuelo
(parsimonioso, sí).
Yo me uno a ellos,
Yo escribo estas líneas
Para luego transformarme
En un paraguas negro
Como la oscuridad misma.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

De las cunas y las fosas

¿Qué es una persona (una persona)
(qué es) sino un pájaro sin plumas?
Bailarines camino al sepulcro.

Falanges de sangre en la ceniza
     o carbón vegetal (vegetal)
          en la hoguera del tiempo.

La humanidad me parece
     una caja de herramientas
          (herramientas oxidadas).

La humanidad se asemeja
     a escofinas y martillos tiritando
          de amor y de frío por las noches.

¿A dónde iremos a parar? (¡!)
     Una vez se extinga el brasero
          ¿qué cerro nos ha de acunar?


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 16 de junio de 2017

Piel de Página

En un mundo de panfletos y revistas,
Periódicos y cartón corrugado,
Hemos hecho revolución de papel:
Decidimos ser dos libros abiertos.

Profundos, cargados de historias,
Dos libros besando sus lomos,
Libros lamiendo sus páginas,
Libros acariciándose en las portadas.

Apasionantes, humanos en exceso,
Somos libros leyéndonos de madrugada,
Envueltos en el misterio de las palabras,
Encendiendo las letras de tinta en nuestra piel.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 14 de junio de 2017

Defensa

Muchos me han preguntado
Que por qué me ensaño con la religión
Ellos no entienden
No entienden Señor mío

La religión se ensañó conmigo

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 11 de junio de 2017

¡Déjenlo Tranquilo!

Mucho han dicho sobre nada
Los sacerdotes, los hombres,
Las mujeres incandescentes.
Que Cristo esto,
Cristo lo otro,
Que más puede el carecacho.
¡Basta!
Les diré la verdad del loco Jesú',
A ver si así se dejan de parlotear.

Primero,
Y lo más importante que debe saberse,
Es que el Rey de los Nazarenos
Descendió cual paracaidista,
Con piruetas estrambóticas,
Sobra una memoriosa tierra olvidada.
Lona rasgada, sí,
Costalazo,
De cara contra el piso,
Pero descendió igualmente
Con (poca) gracia en su humilde cuna.

Segundo:
Cristo nuestro Señor
Era un principiante
En esto de comunicar su mensaje.
Sí, no exagero,
Carismático y todo
Fue un aprendiz de orador sordomudo.
¿Cómo ser maestro de la palabra?
Si Dios se la pasó jugando al teléfono
Con sus fieles seguidores durante siglos
(y aún hoy lo hace)
Con escaso o nulo éxito.

Tercero:
Jesús fue tan persona como el fariseo,
El recaudador de impuestos,
O la cortesana de anchos cántaros.
Cristo fue niño perdido en multitud.
Dios hecho hombre padeció sabidos males:
Se resfrió, masculló, tuvo pesadillas,
Quiso besar cuanto labio pasó frente a Él,
Dio la hora, echó la foca, quedó raja cura'o.
Importante ésto, porque el Salvador vivió confusiones,
Dudó, requirió en múltiples ocasiones ser salvado.
¿Cómo impartir un mensaje con claridad
Si la lengua se le enroscó en verdad y mentiras?
Cristo fue humano.

Considerad entonces,
Roedores boquilargos,
La difícil tarea del Padre/Hijo
(Espíritu Santo también):
Si ustedes mismos no pueden mirar al cielo,
Si no hay forma en que no maldigan la lluvia,
Si cada oportunidad la desperdician;
En suma, si no pueden salvarse a sí mismos,
¿A qué criticar al Altísimo?
Resuelvan sus propios problemas,
Que Dios está hasta el cogote
Tapado en asuntos arcanos o apócrifos,
Y dejen de mirar la paja en el ojo ajeno.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 8 de junio de 2017

El incorruptible deseo de decir verdad

Tengo que decirlo
(Y me disculpan si falto el respeto):
¡La espalda me pesa horrores!

Necesito empelotarme
Y partir a la casa de gobierno a
Exigir compensación monetaria.
¿A pito de quién?
¡A pito mío!
A pito mío, ¡ay!
Que me chupan la sangre de las orejas
Estos politiqueros.
Sus artimañas,
¡Sus reglas insufribles me tiene podrida la espalda!

Y tengo que decirlo, también
(Perdonen, perdonen):
¡Estoy harto de los porotos con rienda!

Los porotos no los quiero,
¡Ni con montura ni con espuela!

Es más, ni con sable ni chupalla,
¡Ni con bandera chilena!

A mí no me callarán
(No me callarán a mí):
La escuela se llenó de polillas.

A mí no me callarán
(No me cortarán la garganta a mí):
Nos tienen nadando en mierda.

Es más, diría yo,
¡Nos tienen con la mierda hasta el cuello!
El olor es insoportable,
¿Acaso no lo sienten?
¡El olor a miseria es insoportable!
¡La nación entera un mar de mierda!

Podrán llenarme la boca de heces
(Es más, ya lo hacen)
Pero no cesaré mi reclamo:
Las balas no están tan locas como nosotros.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Reprimenda

Delirante caballo
Ojos de tempestad
Jinete de tormentas.

Cruzas la vereda
Rodeada por el abismo
De tu ronca voz.

Rasgas tu propia piel
Relámpago de yeso
Sin encontrar respuesta.

Montura de la negra
Ociosa y voluptuosa
Hija del averno.

Casco sangriento
Eres un montículo
De narices jadeantes.

¿Te has visto siquiera?
Te faltan espejos
¡Ridículo!

¡Eres un alaraco!
Lomo friolento
¡Con patas de escofina!

¡Déjate de llanto!
Malhablado potro
Crece un poco
¡Hazte hombre!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Fotografía

Sigue siendo la misma luna,
La misma noche lejana.
El cielo pérfido en su silencio,
La idéntica luz de las farolas.
No ha cambiado nada,
Ni el vacío de los cristales
Ni la mancha, horrenda, en la cama.

¿Por qué entonces?
¿De dónde viene este alud?
Caen las cortinas de la inocencia
Y el aire entre nosotros se detiene.
¿Lágrimas?
¿Sangre?

Sí.
Lágrimas.
Sangre.

Vergüenza, también.

Se me caen los dientes de tanta vergüenza.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 24 de mayo de 2017

Flor

Joven desnudo como una plegaria,
Abierto como una súplica.
Rotas tus caderas mortecinas,
Blancas tus candelas trágicas.
Te enredas en los cables
Que nacen de los abismos
Mientras huyes confuso, dolido,
Atrapado en el mutismo.

Asido en las olas del fuego,
Nubes de un cielo carmesí,
Con el candor de la noche
Brillando en tus labios de alhelí,
Respiras, te quiebras,
Gimes infinitamente en tu apuro
Y ríes como un desposeído
En medio de un callejón oscuro.

Joven sangrado, violenta caracola,
Ruges derrotado como el océano.
Te incorporas duro e iracundo,
Ciego alazán, mancebo del médano.
Vejado delirio navegante,
Helecho crepuscular de los huillines,
Yaces exhausto entre brazos terribles,
Violado entre los cojines.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 14 de mayo de 2017

Telar

Recorro la casa, la caverna originaria, la miro luego de años de sabérmela de memoria.
Sus paredes de adobe, su techo alto e inalcanzable, las réplicas de cuadros famosos,
El curioso hecho de que las puertas no tengan pestillos funcionales y todos los usen igualmente.
Me detengo, tocando con los dedos y las pupilas los detalles, aspirando el frío,
Las baldosas inmateriales, los estantes en desuso llenos de saber olvidado,
Muebles y muebles que parecieran no existir de tanto que los conozco.
El pasillo de dos metros que se urde entre los universos del segundo piso:
La selva bohemia, araucana, revolucionaria, gatuna, enfáticamente solitaria;
La caja de recuerdos de mi difunto abuelo, tal y como estaba el día en que murió;
El nido de colchas y plumas, donde se concentra toda la luz que llega a la casa;
El baño. Nunca me gustó el baño.

Caen los recuerdos como una cascada por la vieja escalera de madera roída por el tiempo:
Las flores de los balcones, en verano, resecas y ardiendo en un calvario verde entre los cables;
El sinfín de goteras, derruyendo el patio interno con su sangriento odio de lluvia;
Recuerdo la tarde en que ese perro diabólico casi le arranca la cara a mi hermano de un mordisco;
Gorras llenas de polvo, té en tacitas infantiles, el sillón con arañas, los libros de animales,
La misma cajita musical de la que me enamoré, fotos de antes de que naciera, las biblias,
Un árbol de plástico decorado para la pascua y con menos de un metro de altura,
El pan italiano, el tarrito con queso rallado, la endeble mesa indestructible,
La sonrisa y los besos de mi abuela querida.

Flores, delgadas, minúsculas, restallando de miseria y orgullo en la mesita de cristal.
¿A dónde fueron a parar los cisnes de bronce? ¿Qué será de mi tía, exiliada en su destino?
¿Cómo soportan las mujeres de esta casa la silenciosa mirada de la melancolía?
Comen en la misma mesa en que encontraron que él ya no estaba vivo, y ríen, olvidan,
Recuerdan demasiado, se borran en conversaciones amorosas o banales, callan y comen.
Yolita, Marcelita, se descosen poco a poco en esta casa elemental,
Y con sus hilos sueltos van tejiendo nuevamente historia,
La desarman y la vuelven a armar en un juego infantil
Que me marea demasiado seguir con el corazón.
Deténganse un poco, les pido, lloren, sanen,
Al menos duerman un poco, por favor.
El telar puede esperar una noche.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 13 de mayo de 2017

Entramos en la dicha

Pétalo consumado en la ternura,
Trozo cincelado de sol compasivo,
¿Cómo escribirte sobre mi alma?
¿Cómo hablarte del hambre y el alivio?

Tú, fruto inagotable del cariño,
Me entregas cálida certeza
Bajo la forma de bandadas y nardos.
Llenas los vacíos, saltas los abismos.
Tú, frágil, con tu delicado contorno,
Das más de lo que podría pedirte.

Me besas. Me sostienes,
Con tus manos puestas como copas
Me bebes cual manantial plateado.
Dócil y salvajemente jugamos,
Floreciendo en la piel de la noche,
Bajo el ansia magnética y amorosa.

Me miras con ojos imposibles,
Sonrisas detrás de tu sonrisa,
Y dejamos ir al mismo tiempo
Nuestros nudos al viento.

Circundados, fundidos en un mismo abrazo,
Soltamos el miedo y entramos a la dicha.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 1 de mayo de 2017

Vacaciones tomará el Altísimo

Se acabó el tiempo del Cristo,
Del hijo pan, el hermano vino.
La sociedad moderna lo ha matado,
Sus oraciones quedarán irrespuestas.

Es la hora final del creyente,
Tumba de los asfódelos, se hunde,
Las horas nocturnas de fe acaban
Y aún hay madres rezándole a las lámparas.

Nuevos velos, nuevos mesías se alzan.
¿Qué leche nos dará el nuevo cordero?

Cristos de hierro,
Cristos de hueso
Cristo maestro, zigoto y huevo,
¿En cuál creer, a cuál amar?

Las cruces de cartílago caen,
Y llueven destellos rojos como lanzas.
Dios y sus pulmones tosen,
En una asfixia trémula y terrible.

El cielo se está desinflando,
Y los fieles mueren por dentro con él.

Los no-nacidos, los pequeños,
¿Qué será de ellos?

Los ancianos, los que ya han muerto,
¿Llorarán en el paraíso?

El Diablo, billetes en mano,
Se desternilla de la risa
Y descorcha un espumante caro.
Celebra esta noche de ángeles ciegos.

Dios, por su parte, hace su maleta.
Se lamenta, pero compra pasajes de bus.
Camina hasta el paradero, cabizbajo,
Y se despide de la creación.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 21 de abril de 2017

Epiti

A mis pies, como torbellinos,
Mis múltiples cadáveres,
La piel arrancada de mis costados.
Frente a mí, luces de Abril.
Me rodea un frescor nuevo,
Irreconociblemente nuevo.
Respiro por primera vez,
Ya no soy más Ayipam.
He cambiado, vida,
He cambiado.

No escucho las voces,
Su fuego ya no me toca,
Y es por amor que permanezco.
He detenido el caudal de palabras,
Lo que otros digan de mí
Ya no me interesa.
Ellos no son ya dekei,
Derod lleva meses en el mar,
Y no los extraño, vida,
No los extraño.

Me levanto de las cruces,
Alzo vuelo desde las brasas,
Y despliego mis alas de colores.
Dejo atrás lo inmundo,
Ando cerca de la dicha,
Y el cielo se me antoja abrazable.
Ahora soy otro, soy viento,
Me hago Epiti -cielo/mariposa-
He cambiado, vida,
He cambiado.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 17 de abril de 2017

Buen día

Un buen día
La sangre dejó de caer
Deteniendo el sonido hueco
Y lleno de silencioso hielo mortecino

Ya no habían espaldas
No quedaban tempestades
Las montañas eran granos de arena
Un buen día llegaba

La barca partió a la isla
Para no volver al reino luminoso
Secerse se marchaba para siempre
A cuidar de Derod en su ataúd de estrellas

Fue buen día aquel
La mariposa de cadáveres caía
En el fuego de la consumación
Denso en su prodigar y júbilo

La torre de escorpiones
Derrumbada tras el soplo magnífico
De la blanca piel y el calor
Extasiante en su entrega

Un buen día
Llegaron bendiciones
Por la gracia del cielo
Que despedía la noche amarga

Y ese buen día
Prometió con una sonrisa
Que se quedaría con su sol azul
Esta vez de verdad se quedaría

Esa fue su promesa de buen día

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Dichosos Maestros

Son el instinto y la felicidad,
¿Sabes?
El pulso vital ardiendo en tu centro,
Golpeando en las paredes de tu pecho,
Clamando gloriosos su existencia.

Es del sabio el placer y la emoción,
Su espada valiente brillando en los ojos,
Cortando el deseo y el amor en partes iguales.
Multiplicación de bendiciones.

¿Sabes?
La cascada refulgente tras tu garganta
Es la felicidad caminando de la mano
Con su amante, el instinto gallardo.
Pasean, gorjean, se precipitan en la risa,
Llueven en la más tierna de las tierras.

Plantan juntos un jardín modesto,
La felicidad lo colma de luz solar,
El instinto lo nutre y lo abraza amoroso.
Sus frutos arden, laten, laten y arden,
Explosiones de fogosa riqueza natural.

Son la felicidad y el instinto,
¿Sabes?
Los maestros, finísimos, de los buenos.
Sus enseñanzas valen más que todo el oro,
Y sus palabras, invisibles, inaudibles,
Infunden vida en los cuerpos otrora vencidos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 11 de abril de 2017

La luz y el asombro

Te encontré.
No en el momento en que te esperaba,
No con el rostro que creí que tendrías.
Encontré tu mano dulcemente blanca
Jugando con mi mano de noches amargas.

Me das a beber del agua de tu sol interno.
Acunas mi pecho con tu pecho y sonríes,
Alzas mis latidos más allá del reino del viento,
Y siento el cariño que perdí cuando no era más que un niño.

Olvidaba ese cariño, extrañaba el deleite en el corazón.

Te supe durante años,
Sabía que tenías que estar en un bosque,
En algún tiempo de fresnos,
En algún rincón del planeta.
Supe de tu aroma y quise abrazarte.

Busqué ese aroma, esa luz que dejaban tus pasos.

En mi desesperado intento por encontrarte
Tras la opresión de los muros de este laberinto,
Deseé encontrarte:
Pateé, lloré,
Luché con mis alas y mis cadenas,
Todo por llegar a tu lado.

Y aquí estás,
Jugando con mi mano de noches amargas.
Mostrándome las bondades de tu piel
Y las bendición de tu cercana confianza.
Siete pétalos rodean hoy mi corazón.

Siete ríos atraviesan mi espalda,
Disolviendo en sus corrientes divinas
Las veintiocho cruces que yo cargaba.

Cómo pesaban esas cruces, cómo se hundían en mí.

Tu mano disipa mis dudas,
Espanta las noches amargas,
Y en acto indudablemente milagroso
Llena de flores mis antiguos desiertos.

Tú traes la luz, felicidad, y yo pongo el asombro, descubrimiento.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 8 de abril de 2017

Eclosión

El frío da paso al amor:
El capullo se resquebraja.

Mis brazos se abren,
Cuarenta y dos pétalos.
Revelando mi rojo pistilo,
Sonrío con todas mis caras.

Hoy cosecho el fruto
De todo mi esfuerzo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 3 de abril de 2017

El Coloso

La bestia
Lo toma todo
Sostiene
Con sus garras
El aliento
De sus víctimas
No da cuartel
Ni respeta
Asilo alguno
Consume
Devora
Con sus fauces
Hondas
Como lagunas
Se lo lleva
Todo
A bocanadas
Con fuerza de
Huracán
Chupa pezones
Cual aspiradora
Succiona sexos
Con furor
Veloz
Beligerante
Penetra la mente
Domina
No hay secretos
Todo es suyo
Nadie es
Nada
Ante sus ojos
Hipnóticos
Y su voz
Terrible

El coloso
Se alimenta
De miseria

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Aseo

Me gusta limpiar mi retrete,
Es una forma práctica
De lidiar con mi propia mierda.

Cuando la taza queda impoluta
Una sensación de orgullo me llena,
Como si limpiara mi consciencia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 2 de abril de 2017

La Isla

Entre el agua y el calor vino.

La muerte vino de visita.

Con sus cachos enormes,
Sus patas oscuramente torcidas,
Su sonrisa dulce y helada,
La muerte vino a vernos a la isla.

Obviamente nos asustamos.

Pensamos que la habíamos dejado atrás.

Algunos de nosotros gritamos,
Otros se hicieron pipí encima.
La mayoría corrió a la casa que teníamos.
Pero unos pocos le sostuvieron la mirada.

La muerte mostró sus dientes, se rió.

De debajo de su túnica saco flores,
Jarros con mermelada
Y regalos para cada uno de nosotros.
Vino a la isla a hacer las paces.

Nos abrazamos con la muerte.

Jugamos al pillarse con la muerte.

La hicimos pasar a la casa,
Le dimos un puesto en la mesa,
Comimos frutas y degustamos la mermelada.
A la noche la dejamos dormir en nuestras camas.

Iban pasando los días, la muerte se fue quedando.

Usaba palabras bonitas,
Nos daba besos en las mejillas y en los labios.
A veces nos tomaba de la mano
Y nos llevaba a rincones lejos en la isla.

Uno a uno, poco a poco, empezamos a amar.

Empezamos a querer intensamente a la muerte.

Ya había pasado un mes desde su llegada.
Respirábamos el mismo aire, casi.
Nuestro pensamiento daba vueltas sobre sí mismo,
Y la muerte parecía mariposa esos días.

Hizo entonces una proclamación.

Nos dijo que dejáramos la isla,
Que fuéramos con ella a su castillo de caballos,
Donde el fuego nunca es fuego
Y donde el tiempo desaparece de los relojes.

Su forma de hablar despertó dudas entre nosotros.

Nos corrió un escalofrío, abrimos los ojos.

Abrimos los ojos y la muerte ahí estaba,
Abierta de piernas, sus huesos como estacas,
Vomitando alquitrán y chasqueando la lengua.
Nuestra amada ya no era, volvimos a gritar.

La muerte volvió a reír mientras nos echábamos a correr.

A la mañana siguiente, dejamos atrás la isla.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano.

lunes, 27 de marzo de 2017

Muchachitos

Tan valientes que parecíamos,
Jugando con nuestras máscaras,
Cuando no fuimos más
Que dos muchachitos cobardes.

No sé cómo terminé perdiéndome:
Sólo quise recorrer el camino
Que llevaba al otro lado de las cosas,
Y traerte un par de camelias que allí crecían.

Pero el punto es que vagué,
O quizás el punto es que no hay punto.
No lo sé ni creo que llegue a saber.
Entre tanto engaño no discierno verdad.

Ahora ando por los bordes,
Lejos de todo posible centro de nada,
Con mi máscara en la mano izquierda
Y un par de camelias en la diestra.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 24 de marzo de 2017

Deliria

Delia y las sombras del recién nacido en su mirada
Delia en la noche de las calumnias fosforescentes
Delia mas Delia en la encrucijada de la delicia y la tortura

No más Delia que no llore ni ría ni cante ni muera
Delia sólo Delia en la inmensidad de su soledad
Delia y el recién nacido luchando entre sí por carne

Delia y el verbo de la sanación que nunca fue
Delia podrida dentro de su demoníaco vientre
Bendita la mente Delia bendita la frente y la luz

Delia sangrando por todos sus poros
Delia pariendo refulgencia de piedras
Cristales incrustados Delia trizado cuarzo

Delia el recién nacido y la leche de magia negra
El chamanismo Delia en tus alas de cormorán
Delia Delia no eres Delia sino Delia de Lia

Fuego ostia altar secreto condena castigo bomba cruz
Delia tus huesos Delia
Cuna también refugio sepulcro nacimiento Delia

Delia la camisa de fuerza Delia
Las preguntas el escrutinio la persecución de perros
Delia tu cola Delia no olvides tu cola y biberón

Delia las mil patas de araña tras tus ojos
Delia el hedor a cucarachas en tu boca
Delia el cuchillo Delia el matamoscas la mosca

El grito
Delia
El grito

El recién nacido Delia tu cola
El llanto de la bestia Delia
Delia y los días de 42 horas


Autor: Felipe Guzmán

Autosabotaje

Nunca deja de sorprenderme
Todo lo imbécil que puedo ser:
No sé cómo llego a olvidar
Que toda buena acción trae castigo.

Hay cosas obvias que paso por alto,
Como que si alguien sale de la ciudad
Significa que ya no está en la ciudad;
O que si me miran directamente,
Es probable que puedan verme.

Me irrita mi lentitud mental.

Y la lentitud de corazón, ¡oh!
¡Ahí me entran rabias locas!

Idiotez emocional, como olvidar
Que si me refugio en la noche
Terminaré con escamas de tinieblas.

Estupidez de sentimientos,
Como añorar un abrazo de espinas
O una corona de sangre propia
Como signo de santidad.

¡Si es que a mí me pagan por tonto!

Debería dedicarme a buscar un proxeneta
Que pueda venderme como sadomasoquista.
De seguro terminaría agradecido
De quienquiera que sostenga mis cadenas
Con firmeza, insensibilidad, y erecciones.

¡Besaría el piso de mi propio asesino!
Y le pagaría a sicarios para que fueran
A llevarme al otro patio de la existencia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 20 de marzo de 2017

Mkela Kemé

Uay mkela tuallimiri me yelle,
Mkelat mamiyselliri dakelle

Sirapa atié.

Ek ilaye ullt. 

Sirannat emke simé.

Soy el niño que posee lágrimas piedras,
El niño de las enroscadas piernas serpientes.

Vean el agua.

Cómo cae de mí.

Hijo del mar tormentoso.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 19 de marzo de 2017

Soy mi propio maestro

Soy mi propio maestro.

Nadie me dice qué hacer,
Yo escucho mi cuerpo
Y respondo solo ante mi mismo.
Sigo mis propias instrucciones.

Si yo quiero, puedo
Persignarme con la mano izquierda,
Lavarme los dientes con agua bendita,
Contradecir la palabra de un cura.

Nadie me venga a decir a mí
Cómo y cuándo adorar al Señor.
Mi relación con Él es mía,
No de pelafustanes con sotana.

Soy mi propio discípulo.

Puedo sostenerle la mano al Diablo,
Besar los suelos del infierno,
Poner de cabeza los crucifijos,
Usar la Biblia de posavasos.

Mientras más me regañen
Más porfiado me iré poniendo.
Desistan de toda necedad,
Que derrumbaré las iglesias.

Y las levantaré en tres días.
Semilla entre maleza soy,
Y he germinado a punta
De sudor y sangre de cordero.

Soy mi propio pastor.

A mis rosarios les faltan cuencas,
Los altares que visito no tienen hostias,
Y las catedrales que frecuento
Se hayan en ruinas hace años.

¿Por qué tanta incredulidad?
El asunto es muy sencillo:
Esperé a Cristo despierto esa noche,
Orando con fe en el Getsemaní.

No lo negué, y lo amé con creces.
Es por mentirosos que dicen conocerlo
Que detesto las misas con todo mi ser.
Repudio total a esas orgías paganas.

Soy mi propio rebaño.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 11 de marzo de 2017

¡Paren la cosa!

¿Hasta cuándo ya?
¡Estamos cansadas!
¡Córtenla!

¿Cuándo irán a entender?
Sut Miailli no se toca.
A las mujeres no,
No no no no no no no.
¡No!

Balas, látigos, bofetadas,
Piezas cerradas bajo cinco llaves,
¡Basta ya!
¡Abúrranse de sus torturitas!
Nuestra sangre nunca más derramada.

Repitan conmigo:
Sut Miailli no se toca.
A las mujeres no.
¡Y a nuestras niñas no!

Gabriela acosada.
Constanza violada.
Isabel asesinada.
Esperanza destruida mentalmente.
Consuelo despedida por embarazo.
Dolores con una paga miserable.
Pilar manoseada en la multitud.
¡Paren la cosa!

Repitan conmigo:
Sut Miailli no es carne.
Las mujeres no son muebles.
¡No!
Ni esclavas ni prisioneras.
Ni hijas ni madres ni hermanas de:
Valiosas en sí mismas.

La dignidad humana
No extinguirán jamás.
La sangre y la reforma,
El futuro y la canción,
Todo nuestro y nada nadie.
Tenemos las letras,
Que nuestros libros sean armas.

Sut Miailli Atyume no.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 8 de marzo de 2017

Mamotreto

No se esfuercen por entenderme.
No lograrán nada, les digo, nada.
Ni yo mismo sé qué diablo soy.

A veces me levanto por las mañanas
Sin brazos ni piernas ni boca ni sed.
¡Ni deseos sexuales tengo!

Pero hay veces en que ardo por dentro
Con la furia de treinta y tres desiertos.
Bomberos han tratado de extinguirme,
Sin éxito alguno, como pueden ver.

De noche soy un científico desquiciado.
Vago por los laberintos del alma
Sorbiendo leche mezclada con sangre
E inoculando semen en huevos de gallina.

Hay ocasiones divinas, gloriosas,
En que mi pecho se expande
Y cuelga como frutas maduras,
Mientras busco niños para amamantar.

Y cuando se acerca el invierno,
Mi piel se hace piedra, mi mirada granito,
Y mi escroto desaparece por completo.
¡Se me cae el pene, incluso!

De mi pelo han crecido flores,
Chinches, luces de navidad,
Naipes y palos de escoba.

Aborrezco el sol, imperecedero.
La luna, cambiante, dulce,
Esa es mi madre verdadera,
Y yo soy su falso vástago.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Palabras para el Lector

Querido lector:

Aparta la mirada,
Quema este libro,
No te contamines.

Tienes en tu mano
Un aparato nefasto.
Ten cuidado.

Te lo advierto.

Mis palabras son
Mordidas de víbora,
Ponzoñosas en su tinta.

Las sagradas escrituras
Dicen de mí atrocidades.
Y no se equivocan.

Soy un demonio.

La lujuria me corroe.

Mis poemas son brujería,
Diseñados para derrumbar
El alma y la fe humana.

¿Te parece muy artificioso?
¿Quizás un poco abstracto?
No exagero, no seas necio.

Te lo diré de otro modo.

Sostienes entre tus dedos
Un libro que no es más
Que una bosta de vaca.

Hedionda, fétida.
Una bosta de vaca.
Mira las moscas.

Hazme caso y aparta la vista.

Y anda a lavarte las manos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 5 de marzo de 2017

Anodinia

¿Qué me sucede?
Nada
Simplemente nada
¿Simplemente nada?
¡Benditamente nada!

¿Benditamente nada?
¡Endemoniadamente nada!

Acecha el tedio
Ataca el aburrimiento
Arremete la rutina
Con su sable de anodinia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 26 de febrero de 2017

Śiva

El fiero y ardiente Kama
Lo está haciendo de nuevo.
No se cansa de apuntarme
Con su arco de flores y abejas.
¡Kama, que no es más
Que un pájaro sin cuerpo!

Son tantos y tan fragantes disparos
Que mi mente se aleja del control.
Mi tercer ojo amenaza con abrirse
De golpe. Violentamente índigo.
¡Pronto el mundo no será
Más que un puñado de cenizas!

Sólo mi tridente sobrevivirá
A la destrucción atemporal
Provocada por la medialuna
Despertada por el necio de Kama.
Volveré entonces a la meditación,
Al descanso sereno y divino.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 14 de febrero de 2017

Mi madre es muy sabia

Mi madre es muy sabia:
Supo despertarme de mi siesta.

Di pasos en una nueva dirección:
Me acerqué en lugar de alejarme.

Ya no son un secreto para mí
Los ojos invisibles de las flores.

Es hora de romper el cascarón
Y dar mi primera bocanada de aire.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 26 de enero de 2017

Los que perpetúan nuestra miseria

Hienas y buitres 
Hieden a carroña,
Humanos sólo de nombre.

Sus transgresiones
Sobrepasan generaciones,
Segando vidas en su codicia.

Vertieron las lágrimas
De mi abuela querida,
Así como de tantas otras abuelas.

Mataron a mi familia
En el espacio cruel
De un brindis y un salud.

Y volverán a matar
Mientras respiren,
Mientras tengan el descaro de respirar.

Les digo esto,
Brujos putrefactos,
Que les quede bien claro:

Sus coronas de hueso
No durarán mucho más
En sus cabezas hinchadas.

El puño de los oprimidos
Será la guillotina furiosa
Que acabará con este infierno.

Los muertos se alzarán
De sus tumbas endeudadas
Para reclamar sus "almas" del demonio.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 23 de enero de 2017

Guardián del Ciclo

Viajero hermano copihue
Oculto en amable espesura
Chamán de frente amplia
Con frente de kallekalle
Chamán de piel luminosa
Húmeda a tierra madre tierra

Ojos de plata negra
Chamán reluciente silencio
Silueta larga de bandurria
Sombra testigo de lluvia
Porta en su diestra el viento
Nuevas semillas mundo viejo

El hombre arrayán
Chamán fuego de sueño
En la noche de verano
Mira fijo al horizonte
Salta vivaz al misterio
Crepitando por nunca siempre

Regresa al inicio.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 20 de enero de 2017

Las Brujas

Las Brujas celebran en las calles,
Hoy ha nacido una nueva Bruja.
En la fiesta hacen cuanta cosa quieren:
Algunas beben sorbitos de coñac
Y otras se zambullen en piscinas de champán;
La tía regordeta escupe fuego a carcajadas
Y la tía flacuchenta hace pipí de pie.
¡Viera usted el boche que arman las Brujas!

La mamá de la Brujita declara la muerte de los lutos
Y mezcla enérgicamente en su caldero
Sapos, lagartijas, arañas, verrugas de anciano,
Todas delicias para sus felices comensales.
Sirve la mezcla en calaveras amarillentas,
¡Que bonito detalle!
La abuela canosa salta en una pata sobre la mesa,
Y la abuela callosa vuela con su escoba sobre el patio.
¡Las sobrinas bailan la cueca en pelota!

El espectáculo se esparce por la ciudad
Cuando las Brujas se quedan sin cigarrillos,
Momento en que salen a comprar, alegres,
Desparramando sus conjuros por los locales.
Burdeles, casinos, supermercados, hasta la casa de gobierno,
¡No hay edificio que no es visitado por la procesión de Brujas!

La zalagarda termina cuando la tía regordeta entra a la iglesia
Y se tropieza sobre una poza de agua bendita.
En ese momento, ay, la tía flacuchenta
Se pone a llorar acongojada la muerte de su hermana.
¡Viera usted lo que pasó entonces!
Las Brujas enmudecieron ipso facto, se persignaron,
¡Y se convirtieron todas en piedra! ¡Ni más, ni menos!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano