martes, 29 de abril de 2014

Beber veneno, pensar que hay un cielo

Tomé la decisión más difícil,
Perpetuar mi propia sombra
Con la esperanza de un sol
El 7 de Julio del año presente.

Dios sabe que lo intento,
El fuego sabe lo que siento.

El 6 de Julio voy a temblar.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Ella, toda Fuego

Sangre de mis venas, fruto rojo
De la roja vida, que tocas las
Flores con tus dedos y las tornas en
Metal fundido, ardiente, caliente sangre
Y relámpago del pensamiento.

Mujer de nieve sagrada y sol
En sinuoso movimiento, bendita la
Hora en que me perdí en tu curva materia
Y en tu núcleo de río y lecho de candor.
Corazón agitado y mar de fuego,
Fuego de pensamiento, fuego de alma
Que arde, que cuece, que desbarata
El dolor. Fuego ardiente que en tu
Sueño ha de querer, también, arder.

No te guardo rencores, tu no fuiste
Víbora con lengua de cuchillo,
Ni viscoso crustáceo con garganta
De carbón. No pienses mal de mi
Si digo que lloviste en mi espíritu
Más de lo que en Macondo alguna vez
Llovió. Llegaste con la fuerza de
Ochocientos veranos para regalarme
Una guitarra y el don del canto profético.
Con la sangre que derramamos
Me dotaste con la semilla del fuego,
Que no conocerá nunca la ceniza
Ni el humo pétreo del silencio.

Ya siento las raíces nacer en
Mi espalda de espejos, ya
Siento su vid de sangre
Irrigando mi corazón.

El deseo de coral y la esperanza
De piedra, se rompieron como
Estatuas en un bombardeo de tierra,
Pero este anhelo que hierve
Mueve mi maquinaria de piel,
Y vuelve mis huesos en lava,
Convirtiéndome en volcán en llanto
Que augura imposibles y probables.

Palabras de fuego marcaste en mi
Memoria. Runas de un rojo que no
Cesarán su brillar, ni aunque la
Muerte ponga su espada en mi lengua.
Nunca dejarás de incendiar con pasión
El alma de los sencillos, tu
Nombre ya es fuego y es madera,
Mimbre celestial por el que todo se
Crea y se destruye en un círculo
Dorado de reencarnación y fuego de
Estrella, enardecidamente estrella.

No quiero caer en destierros crípticos,
Pero fuego es vida y luz que es
La energía y la leche que las
Madres dan a sus cachorros.
Fuego es la uva de sangre roja
Que reciben los dichosos. Fuego
Es agua, es viento de la montaña,
Es recuerdo y movimiento telúrico.
Tuyos son los fuegos del corazón
Y el don del fósforo y mechero.
Tuyo es mi corazón, aunque esté
Ya lejos por un fuego que consumió
Hasta el último de mis sentimientos.
Tuya es la felicidad y la vida.
Tuya es mi poesía, estas letras
Que no podrán hacerte nunca justicia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 27 de abril de 2014

Up in the sky

Please give me your hand
I want to take it high and fly
There is no sorrow above the land
There is no sadness up in the sky


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Gran Mentira

Si te digo que los semáforos son en realidad
Dinosaurios subterráneos de ojos multicolores,
Que parpadean a intervalos rítmicos,
Por favor, no me creas, te estoy mintiendo.

Si despierto un día y te digo
Que tengo por costumbre dar volteretas
Cada vez que encuentro un chanchito de tierra,
Ríete conmigo, que sólo estoy bromeando.

Y si digo que el amor es para los perdedores,
No me tomes en serio, sólo tenme paciencia,
Porque pronto me acordaré
Que el amor es también para los vencedores.

Y si la muerte se aparece en mis discursos,
Ten presente que sólo estoy desvariando,
Y que un abrazo bien puesto y calentito
Me devolverá a este paraíso en que vivimos.

Sólo hablo con verdades silenciosas,
Tan lejanas como el rumor del mar,
Que se encuentran latiendo siempre
En el fondo de nuestro incesante pesar.

Soy un mentiroso con la nariz grande,
Mis patrañas son rojas como los peces rojos,
Y este poema es tan artificial
Como todos los demás.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 25 de abril de 2014

Que se diga de mi

Si mi vida es una historia que contar,
Quiero que se diga de mi
Que fui un hombre que amó
Hasta el último segundo de su vida.
Quiero que se diga de mi
Que ésa fue la causa de mi tragedia
Y que fue la razón de mi soledad.
Quiero que los libros cuenten
Que mi pecho no estaba hecho de acero,
Y que en él habitaba un corazón de carne y dolor.
De ser posible, me gustaría
Que las mujeres que amé lean mi historia
Y se pongan a llorar.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

En otro orden de cosas

Yo no tengo ropa negra,
No puedo vestir de luto.
¡Pero algo hay que hacer!
Si se han muerto los fantasmas,
Si se ha ido hasta el ensueño,
¡Si es que hasta el sol se esconde de mi!
Me pondré un parche curita sobre mi ropa,
Justo en donde se encuentra mi corazón,
Para que la gente pueda dar cuenta
De que juré amar a quienes no volverán.
Quiero que todos sepan
Que no te pienso olvidar.

En otro orden de cosas,
Me dan unas ganas terribles
De perderme en una vorágine de tragedias,
Que éstas desgarren mi carne y mi mente,
Hasta que no queden más que mis huesos tristes.
Deseo morir así, morir de pie,
Como si desapareciera contigo,
Con tus ojos en el recuerdo
Y tu nombre en mis labios.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 24 de abril de 2014

¿¿Qué hago ahora conmigo??

Me enrabia pensar que luché con todas mis fuerzas,
Que fui valiente como nunca lo había sido antes,
Que vencí mis miedos, sepulté mi pasado
Y convertí mis tristezas en polvo,
Pero no soy capaz de decir nada
Ahora que decides irte lejos de mi.
¿Qué hago ahora con mis esperanzas?
¿En dónde guardo este amor?
Si tú fuiste lo único que ocupó mi pensamiento,
¿Qué hago ahora con todos estos recuerdos?
¿Cómo dejar de buscarte entre la gente?
¿Tendré que pedirle a mi corazón que se duerma de nuevo?
¿Cómo podré olvidar tu luz y tu calor,
Si es todo cuanto he soñado estos meses?
Me gustaría decirte que todo fue una mentira,
Y que en realidad todo fue un malentendido.
Pero me quedé con las flores en la mano,
¿Qué hago ahora conmigo?
¿Qué hago ahora con esta pena grande como una capilla?
Sucede que soy demasiado sensible para mi propio bien,
Suceden cosas contra las que sólo puedo llorar.
Suceden niñas que me rompen,
Sucede que me dejo romper también.
¿¿Qué hago ahora conmigo??

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

¿Qué hago ahora conmigo?

La sangre de las flores bañaba su pelo,
Y tatuajes violentos de un mar tempestuoso
Se apreciaban en las sombras de su espalda.
El pasado le pesaba, la pisaba,
Y las lágrimas se posaban sobre sus mejillas
Con una delicada insistencia.
Yo lo supe en cuanto me soltó de la mano,
Que habría muerte esa tarde.
Si sería mi fin, si serían sus ojos los que se cerraran,
O si fuera un árbol el que se partiera en dos,
Creo que sólo ella sabía la respuesta.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 20 de abril de 2014

Se invierten los papeles

Tuve una epifanía, una golondrina me habló en sueños para contarme del futuro que nos depara. Con una voz de piedras y rocío me dijo así: "Buena noche, hijo de tu padre. ¿Te interesa que te lea la fortuna de la humanidad?" Curioso como soy, me tentó su ofrecimiento y acepté su conocimiento estelar.
Me habló de que los objetos inanimados se aburrirán de su existencia estática, y tomarán en sus manos el destino del mundo. Las cosas reemplazarán a los seres humanos, y éstos serán las herramientas de los martillos y la ropa que llenará los armarios, a su vez personas también.
Las alfombras se cansarán de ser el felpudo de nuestros pies, y se levantarán los tapetes para pisarnos con la arrogancia con la que lo hemos hecho durante siglos. Los taburetes se sentarán sobre nuestras espaldas, y nos usarán para su descanso como se les antoje. Cuando se desate una pelea en un bar, las botellas nos romperan en pedazos para amenazarse entre sí de forma violenta.
Las fábricas producirán humanos en masa, y los venderán a las televisiones en dos formatos distintos, hombres y mujeres. Las sartenes nos cocinarán a fuego lento, y los cuchillos nos filetearán para servirnos como alimento para los platos, las mesas y los tenedores hambrientos. Llorarán los pañuelos, y se sonarán las narices con nosotros.
El pájaro de mal agüero me contó de las pelotas malabaristas, de las guitarras cantautoras, y de los libros lectores de hombres. Me dio un escalofrío cuando me dijo lo que los dildos harían con nosotros. Horrorizado por las visiones catastróficas que insertó en mi mente, le grité: "Hör auf! ¡Ya escuché suficiente! ¡Deja de enterrar tus palabras en mi pecho!" Y en silencio alzó vuelo con sus alas azules, hasta que llegó tan alto que rompió la burbuja de mi sueño.
Desperté, y al comprobar que los dinosaurios no iban a ver nuestros cadáveres con sobrepeso en museos humanos, me di cuenta que sólo fue una pesadilla ridícula. Pero tras pensarlo un poco más, decidí ser más amable con mi cepillo de dientes, y de vez en cuando darle masajes de espalda a mis jabones. Ya saben, hombre precavido, vale por dos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 19 de abril de 2014

Naipe Inglés

Juego al solitario en mi escritorio,
No me siento en lo absoluto en soledad,
Porque cada carta que me encuentro
Me recuerda a tu voz como la miel:
Los diamantes brillan en tus ojos,
Y tu corazón es un as perfecto y redondo;
Tu piel rebosa de tréboles 
Y tus dedos me hacen cosquillas,
Como picas que me pican.
Eres la baraja perfecta,
Eres la reina de los naipes,
La dueña de todos los juegos
Y la hija de la diversión.
Eres el comodín de mi pensamiento,
Pero por sobre todas las cosas,
Eres mi carta preferida,
La que siempre guardo bajo mi manga,
No para hacer trampa, no,
Sino que para tenerte cerca mío.

Pornografía II

¿Dónde queda el ser humano cuando se desata el erotismo?
¿Se pierde entre las sábanas y las caderas expuestas?
¿O se desvanece como humo ante una pasión helada y mecánica?

¿Por qué la crueldad se apodera de nuestros sexos?
¿Por qué la humillación lo hace de nuestros deseos?
¿Y por qué la violencia domina nuestras intimidades?

¿A dónde se va el ser humano cuando empieza la masturbación?
¿Se eleva a los cielos, se escapa del encuadre de la cámara de video?
¿O se retira a los infiernos, para tener un poco de amor?

¿La perversión es realmente humana?
¿Profanar lo sagrado es tristemente necesario?
¿Debemos mutilar los cuerpos y las almas con nuestro machismo asqueroso?

¿Son mis preguntas producto de una real preocupación?
¿En verdad me horroriza este monstruo llamado pornografía?
¿O sólo estoy intentado decir algo interesante?

¿Encontraré acaso una respuesta entre tanta coprofilia?
¿Encontraré acaso algo sensible dentro de tanta imagen maldita?
¿Esa pareja unida como dos eslabones de cadena, es realmente humana?

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Sub Soledad

Lo único que existe más abajo de la soledad
Es la muerte, en todo el terrible sentido de la palabra.
Nada escapa del voraz apetito del abandono,
Que traga sin pensar y traga sin parar
Las luces que entran por las ventanas
Y que despiden los ojos de esas personas
Que uno solía recordar en el corazón.
El octavo pecado capital debiera ser la soledad,
El silencio maldito, el pensamiento rumiante
Que induce al desprecio y al suicidio,
A descartar la vida como una hoja llena de garabatos.
Bajo la sombra de la soledad
No hay nombre que se salve,
El cerebro se atrofia y las manos se contraen.
Es el último peldaño antes del vacío,
La soledad es una horca gigante,
Es el camino del perdido.
Si pudieras ver lo que depara
La pesadilla del solitario,
Llorarías sangre como Cristo,
Si, como Cristo desconsolado.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Siesta

Voy a tomar una siesta,
Estoy cansado, hace mucho calor.
Me voy a mandar una pestañeada
Como la de Dios en el séptimo día.
Voy a cerrar mis ojos un ratito
Para que corra por mis venas
El flujo magnético del reposo.
Quiero dormir un poco,
Para que alguna deidad piadosa
Me enseñe en sueños
La ciencia del descanso,
Y las runas secretas de lo onírico.
Cuando despierte,
Sentiré una cuchara flagmífera
Abrasando mi garganta,
Y para calmar su ardor
Me comeré un helado,
O tal vez dos.
La televisión y los panfletos
Me tienen hasta la coronilla.
Sólo quiero echarme un poco
Sobre la gracia divina de mi cama,
Y dejar que el viento desaparezca
Junto con el barullo de la ciudad.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 17 de abril de 2014

Vuelvo a ti, vuelvo en ti

He vuelto, regresé del viaje largo.
Mis pies mucho mundo conocieron,
Pero tus labios de fuego me atrajeron
Hasta las bancas de la plaza conocida.
No hay París que se iguale a tus besos balsámicos.
¡Maravillosos tus besos de incienso!
Su aroma de flores me reconforta,
Despeja mi frente de la incertidumbre,
Y reaviva este corazón cansado.
El tacto de tu piel y su trance místico,
Tus manos junto a las mías,
El hueco que rellenas en mi pecho
Con cada suspiro que me regalas,
El silencio, la emoción, la aventura,
El cielo encendido en luz y estrellas de ensueño,
¡Todo lo que compartimos es hermoso!
¡Todo lo que hicimos es un destello de alegría!
Cruzando las noches lejanas,
Fuiste la centella brillante
Que alumbró mi camino de regreso,
Y hoy eres el hogar que dejé atrás,
Eres la puerta que me recibe,
Eres mi habitación amada.
Mi cama añorada como el mar,
La almohada de mi anhelos eres tú.
Mañana cuando despierte, serás el sol,
El desayuno, y el beso de buenos días,
Serás todo lo que necesite.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 16 de abril de 2014

La asquerosa inmortalidad del Cangrejo

Detesto los cangrejos.
¡Los odio profundamente!
Con sus tenazas que rompen
Mi carne con sus apretones mortales.
Su inmortalidad asquerosa
Se ubica en sus costillas, bajo sus patas,
En sus maquillajes baratos de roja mentira.
Llevan tatuados en los caparazones
El golpe insistente del mar,
Y orgullosos lo exhiben,
Con una petulancia que da náuseas.
Los cangrejos son unos mentirosos,
Ocultan sus intenciones, caminando de costado,
Nunca van al grano, evaden sus responsabilidades,
Se esconden en cavernas oscuras y malolientes.
Vistos desde arriba, parecen un sol negro,
Una mancha de sangre seca que se arrastra,
Lentamente, por las playas más puras,
Ensuciándolas con su burlesca forma.
¡Errores ambulantes!
¡Bichos con aliento de mantícoras!
¡Arañas caídas en desgracia!
La luz no se refleja en su coraza,
La devoran por una temible osmosis.
Son agujeros negros para la felicidad.
Los cangrejos como ella no tienen corazón.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 15 de abril de 2014

Dominique

Dominique se sacudió,
Desnuda sobre su cama.
Con los dedos se acarició,
Como una flor se deshojaba.
Por su piel se desvaneció,
En su almohada reía y lloraba.
En un sueño se sumergió,
Dominique murió, ya no estaba.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Sin Remordimientos

Uno va cavando su propia tumba con las palabras y las acciones, con el pensamiento más íntimo y con el escrito más público, desde el momento en que uno nace, hasta que la vida se escurre por entre los dedos de unas manos heladas y solitarias. Siempre me he dicho que la muerte no es tan terrible, que no es tan cruenta, porque he visto el lado oscuro de la luna, el lado más triste que pudiera existir. Por eso, sabiendo que mañana estaré a un paso más cerca del mausoleo, quiero dejar bien en claro que no me arrepiento de lo que he dicho: Ni los insultos, ni las promesas rotas, ni las mentiras descorazonadas. 
Pido disculpas a quienes hayan ofendido, ¡Pero no retiro mi palabra! Soy consecuente con lo que alguna vez dormitó en mi pecho, para despertar vociferando en mi garganta y terminar brotando de mis labios como sangre de un dios herido en sus costillas. Muchos escritos los hice sólo para provocar a la gente, ¡Si es que son tan sedentarios, tan acomodados, que hasta me enrabian! ¡Ni el sufrimiento de unos ojos abandonados al borde de una vereda es capaz de despertar su compasión! ¿¡Cómo quedarme de lenguas cruzadas y no decir nada al respecto!? Perdonen todos los ofendidos, los de alta "sensibilidad", pero me paso por la entrepierna su indiferencia y sus actitudes agresivo-pasivas.
En otras ocasiones, sólo quise sacarles una sonrisa a quien tuviera la fortuna, buena o mala, de escuchar lo que tuviera que decir. Las incoherencias, el humor -blanco, negro y a todo color- el chiste que se esconde la cotidianidad misma de nuestra vida de plástico hecho en China. Es mucha la monotonía, sólo quise invitarlos a soñar, a jugar, a inventar soluciones a problemas que nunca existieron (a todo esto, ¿los cangrejos usan cucharas para comer cazuela, o se la toman a sorbitos?).
Hubieron veces en donde quise hacerlos llorar. Sí, muchas veces los quise ver tristes como yo. Las palabras son tan poderosas, que son capaces de multiplicar el dolor de un corazón y prenderlo en el alma de un amigo o un amante con su fuego invisible y perdurable. Sólo el olvido es capaz de matar una pena, pero el olvido es lágrima en sí mismo, y por eso los quise invitar a desempolvar la melancolía. Perdónenme si mi llanto los inundó más de una vez, ¡Pero no me retracto de haberlo hecho!
También los quise enamorar, ¿Para qué nos vamos con cuentos? Quise que encontraran la belleza escondida en las raíces del árbol de la vida, en el árbol humano, en el árbol de las artes y de la magia. Deseé -y deseo todavía- que gobierne el amor por sobre la guerra, el beso por sobre el progreso científico, que el abrazo derroque a la corrupción, y el "te amo" se posicione por sobre los afanes personales y el rencor. Quise enamorarlos, descaradamente, pero no me retracto, no deshago la palabra, no desato el nudo que formé en sus mentes ingenuas y críticas.
A fin de cuentas, sólo quise moverlos y conmoverlos, antes de que la cortina negra se cierna sobre todos nosotros.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 13 de abril de 2014

Pornografía

Revistas, páginas de internet,
Conversaciones de pasillo,
Llenas de erotismo oculto:

Parejas homosexuales
Que lamen clítoris y escrotos
Como si de ellos manaran el amor.

Una mujer pálida como un fatasma,
Azotando a un hombre con un látigo negro,
Como si fuera un perro moribundo.

Un hombre mayor, gordo y desnudo,
Masturbándose enfrente de una cámara,
Con perlas de saliva esparcidas en su barba blanca.

Niños llorosos, adulterados,
Que sollozan en silencio
Mientras los obligan a jugar al papá y a la mamá.

Plástico enterrado en orificios
Como lanzas inquisidoras clavándose
En la carne de los pecadores.

No podré borrarme de la memoria
Tantos pezones enrojecidos,
Cerezas duras como la muerte.

Este calor ardiendo en mi pecho,
Al ver cómo se prostituye la intimidad,
Es lo más cercano al fuego del infierno.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

En soledad

Yo también creí tener algo importante que decir,
Que mis sentimientos eran inteligentes,
Que tenia ideas sensibles y originales.
Pero la verdad es que sólo he sido un niño precoz,
Que nunca tuvo frases para el bronce,
Ni el perfil adecuado para un busto digno.
La verdad, es que a nadie le interesó nunca
Lo que tuviera que plasmar en estos papeles
Que yacen esparcidos en mi pieza.
Triste es saber que canté en soledad estos años.
Pronto publicaré un libro,
Para tener el placer de verlo arder hasta las cenizas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Nada más que sapos

Un hombre no es realmente un hombre,
Hasta que no ha sentido el fuego de Troya
Ardiendo a sus espaldas;
Hasta que no abandona las ruinas
Para amar a la mujer más hermosa.

Hasta entonces,
Un hombre no será más que un sapo.
Si, un batracio berrugoso,
Un nudo de fango y tiempo
Que sólo tomará forma humana
El día en que supere el ardor del sol,
El dolor helado de la luna blanca,
Para amar a la mujer más hermosa.

Ahora, si un hombre prefiere,
Por esas cosas de la vida o de la muerte,
Amar, respetar, y desear a otro hombre,
Con sus manos de marfil o madera solemne,
No soy quien para tratarlo de anfibio mugroso.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 10 de abril de 2014

Farol

Fui prisionero muchos años en esta jaula colgante, de cuatro fierros por esquina y paredes de vidrio. Siempre envuelto en las tinieblas, siempre solo en la noche. No fue hasta que llegaste, con esos pasos que sacaban luz de la tierra, que rompiste mi celda y encendiste, al tomarme de la mano, la mecha de esta vela. Supe contigo, al fin, que nací siendo farol, destinado a iluminar, pero tristemente apagado. Hoy somos uno solo. ¿Qué sería una linterna, sin el fuego que la alimenta? Un faro que no alumbra por la noche no es más que una ofensa a los marineros. Por eso yo digo que somos hermosos, porque despertaste la pasión dormida con tus brazos blancos de calor.

Gotye - Save Me

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Relato Onírico

Soñé que el pelo de mi pecho se convertía en una lagartija,
Y que sus verdes lenguas se enroscaban en mi cuello.
Reía, soñé que su cola me hacía cosquillas.

Tuve visiones de una mujer desnuda
Cuando miraba por el cerrojo de la puerta.
Creo recordar que era mi madre a quien espiaba.
La puerta se convirtió en una mandíbula que me tragó.
No grité, pero desperté empapado en sudor.

Soñé que paseaba en burro por el campo,
Cuando una ola me botó de mi montura.
Caí sobre nieve, y el burro se hizo dragón,
Que con su aliento marchitó las flores rojas
Del desierto en el que estábamos.
¿O soñé que pasaba en una ciudad?

Fui una pieza de ajedréz,
Con mi corbata y portafolios.
Me enfrenté a un alfil que tenía el pene largo.
¡Perdón, quise decir peine! Tenía el peine largo.
Me espetó duramente por no entregar mi informe a tiempo,
Me empujó, caía del tablero,
Y desperté de un salto en mi cama.

Soñé que me besabas.
Soñé que te daba miedo hacerlo,
Pero que lentamente, con tus brazos sobre mis hombros,
Formaste con los labios una plegaria.
Yo me dejé besar en el sueño, me dejé querer.
Quizás vaya a verte mañana por la tarde,
Para que sueñes tú también un poco.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 9 de abril de 2014

¿Alguien tiene pañuelos?

Ando vuelto un pajarraco larguirucho
Desde que estoy resfriado y afiebrado en la cabeza,
Me tiritan los pensamientos cuando estornudo,
¡Se me escapa la vida por las narices!
Mi garganta no sabe de amor, 
Sólo de sed y ardor.
Mis párpados claman por miel y limón,
Por algún bálsamo que detenga los mareos.
Las sopaipillas están desabridas,
¡Me dan ganas de agarrar a sopapazos
A este condenado resfrío!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Insatisfacción

Ellos construyeron esta ciudad con forma de ataud,
Llenaron sus calles con coronas funerarias,
Y vistieron con el gris del silencio el concreto de los edificios.
Mira lo que nos rodea, estamos en la capital de los muertos.
El sur del mundo tiene su propio infierno en esta metrópolis,
Que tiene palomas como sucedáneos inadecuados de los cuervos,
Y políticos como fieles sustitutos de los buitres del polvo.
Cuando llegan las lluvias, los ríos crecen y arrasan,
Destrozan sin miramientos la tierra seca, los autos sucios,
¡Venecia de nueva extremadura! ¡Sóplame este ojo!
Gusanos en las estatuas, basura en los callejones,
Alcohólicos en las misas, descerebrados en los colegios,
¡Sólo la cordillera se salva de la vergüenza,
Tan alta y tan digna allá en lo alto!
Mira que fuimos tontos de creer que aquí,
En un Santiago que más parece Cementerio General,
Encontraríamos la vida que tanto buscábamos.
Qué sepultura más triste elegimos para morir.
No sé tú, pero yo agarro mis maletas,
¡Y se las meto al presidente de turno
Por donde mejor le quepan!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 8 de abril de 2014

¡Las palabras no me llegan!

Tener ideas en la cabeza
Tantas cosas que podría escribir
Querer honrar la perfección del círculo
Terminar con la historia inconclusa
Idear una ciudad de murciélagos
Vender sueños al pormenor
Destruir a los diez demonios a mis espaldas
Encontrar la nieve para Derod
Reunir al padre anciano con la hija
Pasear por La Boscosa y demoler estatuas de mármol
Criticar la pomposa política desde mi ignorancia
Desvestir al rico y abrirle una cuenta corriente al pobre
Correr descalzo por un desierto de sangre
Montar el caballo de trueno de la muerte
Disparar desde el 9° piso y matar a Román
Tantas cosas que podría escribir
Como elevarme al sol y cantar con voz de piano
Descubrir la melodía de la lluvia
Ronronear junto a mi amada
Pintar un lienzo con mi pincel de estrellas
Bailar cueca con Pitágoras
Desafiar a un duelo a muerte Sigmund Freud
Por decir que le tengo ganas a mi madre
Saltar queriendo tocar las nubes
Escribir un cuento infantil
¡Tengo tantas ideas
Tantas cosas que podría escribir!
¡Y las palabras no me llegan!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 6 de abril de 2014

La Isla de los Muertos

En la isla de los muertos
Descansan las sombras
Caen truenos de amatista
Yace muerta Francisca
Entre los cedros negros
Escondida en rocas blancas
Las sepulturas espectrales
Esperan por el barquero
Con su carga de mortajas
Las aguas la noche la muerte
El musgo veraniego del silencio
Son cuanto espera allá
En la isla de los sordos
Cuevas de granito y mármol
Se mueven danzando y saltando
Como espejismos burlones
Nadie las toma en cuenta
Nadie las ve realmente
En la isla de los ciegos
No hay nube ni estrella
Que conozca esta tierra
No hay nombre siquiera
Para esta isla sin memoria
Juro haber visto una serpiente
Y una lechuza apareándose
Detrás de un ataúd solitario
Mientras los fantasmas canturreaban
Canciones de cuna y nanas
En la isla de los locos
Sobran ya las palabras
Sobra todo color y emoción
Si es que uno está de visita
En la Isla de los muertos
Pues se ignora si Caronte
Vendrá de regreso a recoger
A un costal de dientes y huesos
Con la mirada de niño perdido
Y con plegarias olvidadas en la boca


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Torre de los Sueños

Ven, sube conmigo la torre de los sueños,
Descubramos juntos sus salones escarlata,
Sus escalinatas románticas hechas de azúcar,
Y veamos por sus ventanales los amaneceres.

Te invito a descubrir ese barco de mármol,
Aquél bosque nacido de nuestros anhelos,
Exploremos esa biblioteca de oro blanco.
Ven, sube conmigo la torre de los sueños.

Cuando lleguemos a lo más alto, a lo más bello,
Veremos ese paisaje pincelado por nuestros deseos,
Naranjo, de un dulce glasto, silenciosamente cálido,
Porque ahí vive el pájaro celestial que bendice el amor.

Te ofrezco con mi mano la aventura, la emoción,
Te doy mi corazón de fuerte roble, la torre de los sueños.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 3 de abril de 2014

Renacer toma tiempo

No me dejes, no todavía, no ahora.
Quédate junto a mi
Mientras la niebla mata mis sueños
Y estrangula mi aliento.

Espera por mi,
Mientras me desvanezco
Y muero en tus brazos,
En esta niebla de otoño.

Espera por mi regreso,
Ve a buscarme cuando renazca
Y no sepa nada de este mundo.
Enséñame a querer.

Cuida mis manos,
No las dejes marchitarse.
Riégame cada cierto tiempo
Con tus dedos de marfil bruñido.

Sostenme con delicadeza,
De la forma en que sólo tú sabes hacerlo,
Y verás reverdecer mi corazón.
No me dejes, no todavía, no ahora.

Quédate junto a mi.
No me dejes, no todavía, no ahora.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Rabia Negra

No te me acerques con esa sonrisa fingida,
Que puedo ver que escondes una calavera terrible
Detrás de tu cara de mentirosa.

No me hables con esa voz pútrida y maltrecha,
Que tus palabras son veneno en mi memoria,
Y su sonido me estremece y quiebra.

¡Aleja esa mano! ¡Llévatela de aquí!
No me tiendas la palma esquelética de la muerte
Como si fuera un regalo divino.

¿Que soy exagerado, dices?
¡Sabemos bien que eres una harpía!
¡Una bruja, un monstruo colosal de cien ojos!

Esos días de invierno en que te esperé,
Ahora no me entristecen, ya no.
Sólo me traen una rabia negra como tu alma.

La sombra que proyectas
Me ha tenido envuelto por demasiado tiempo.
Ya no más seré tu desdichado prisionero.

No te dejaré jugar conmigo,
No seré tu títere desamparado,
No seré tu macabro espectáculo.

No seré tuyo, maldeciré tus pantorrillas,
Y desterraré de mi corazón toda compasión
Que alguna vez pude tenerte, Andrea.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano