jueves, 3 de abril de 2014

Rabia Negra

No te me acerques con esa sonrisa fingida,
Que puedo ver que escondes una calavera terrible
Detrás de tu cara de mentirosa.

No me hables con esa voz pútrida y maltrecha,
Que tus palabras son veneno en mi memoria,
Y su sonido me estremece y quiebra.

¡Aleja esa mano! ¡Llévatela de aquí!
No me tiendas la palma esquelética de la muerte
Como si fuera un regalo divino.

¿Que soy exagerado, dices?
¡Sabemos bien que eres una harpía!
¡Una bruja, un monstruo colosal de cien ojos!

Esos días de invierno en que te esperé,
Ahora no me entristecen, ya no.
Sólo me traen una rabia negra como tu alma.

La sombra que proyectas
Me ha tenido envuelto por demasiado tiempo.
Ya no más seré tu desdichado prisionero.

No te dejaré jugar conmigo,
No seré tu títere desamparado,
No seré tu macabro espectáculo.

No seré tuyo, maldeciré tus pantorrillas,
Y desterraré de mi corazón toda compasión
Que alguna vez pude tenerte, Andrea.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

No hay comentarios:

Publicar un comentario