jueves, 10 de abril de 2014

Relato Onírico

Soñé que el pelo de mi pecho se convertía en una lagartija,
Y que sus verdes lenguas se enroscaban en mi cuello.
Reía, soñé que su cola me hacía cosquillas.

Tuve visiones de una mujer desnuda
Cuando miraba por el cerrojo de la puerta.
Creo recordar que era mi madre a quien espiaba.
La puerta se convirtió en una mandíbula que me tragó.
No grité, pero desperté empapado en sudor.

Soñé que paseaba en burro por el campo,
Cuando una ola me botó de mi montura.
Caí sobre nieve, y el burro se hizo dragón,
Que con su aliento marchitó las flores rojas
Del desierto en el que estábamos.
¿O soñé que pasaba en una ciudad?

Fui una pieza de ajedréz,
Con mi corbata y portafolios.
Me enfrenté a un alfil que tenía el pene largo.
¡Perdón, quise decir peine! Tenía el peine largo.
Me espetó duramente por no entregar mi informe a tiempo,
Me empujó, caía del tablero,
Y desperté de un salto en mi cama.

Soñé que me besabas.
Soñé que te daba miedo hacerlo,
Pero que lentamente, con tus brazos sobre mis hombros,
Formaste con los labios una plegaria.
Yo me dejé besar en el sueño, me dejé querer.
Quizás vaya a verte mañana por la tarde,
Para que sueñes tú también un poco.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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