miércoles, 26 de agosto de 2015

Mentes de Cerradura

Me patean hasta le médula los elitistas,
Con sus pretensiones etnocentristas.
Creen que el arte es sólo de los artistas,
Pero no son capaces de ver otras aristas.
Me siento más indio que europeo,
No soy ni uno ni otro, yo veo,
Y aunque piensen que lo que hago es feo,
Su opinión me importa menos que un peo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El Día que nos Muramos / Cerumen de Gato

La noche sin dueño,
El tiempo de las polillas.
El tiempo del sueño.
Una vez apagada la colilla
Se aproximarán las nieves
Con sus dientes vacíos,
Mascando lo hermético,
Rasgando lo hepático,
Jugando a lo hipnótico.

¿O será lo eléctrico?
¿Una centellada de acero frío?
El inesperado chispazo final
Del que tanto he oído hablar
Por la voz espinocordal
Que no se deja de desdoblar.

Delirio.
Suicidio.
Subsidio.
Exilio.

¡Ay del fin de los finales!
De los vientos desérticos
Y los fármacos de fantasía.
¡Será el adiós de los reales!

No quedará otra opción más
Que soltar todo lo esencial:
El amor y sus besos;
La religión y sus credos;
La economía y sus pesos;
Nuestras manos y sus dedos.
Finalmente dejaremos la cordura,
Entraremos de lleno en la matriz de la locura,
Y diré sin pensarlo dos veces,
Con mi último aliento:

"Feliz el desarrollo de los peces,
Con su voltaje revestido de colores."

"Me dan frío los calores."

"¡Aleluya! ¡Todo el rato!"

"Cerumen de gato."



Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 12 de agosto de 2015

La cosa funciona así, no se queje

Nuestra existencia no viene exenta de un precio,
Nunca ignores esta ley natural.

Tomemos por ejemplo la lluvia,
Enviada a nosotros por los fantasmas del pasado:
Los vivos ya pagaron el precio de la lluvia,
Pájaros, vagabundos, cayeron por el bien mayor;
Podemos disfrutar del espectáculo,
De la helada pirotecnia invisible,
Los muertos no cobrarán más por su favor.
Se tiende a olvidar el pacto tácito e irrompible
Del ojo por ojo, diente por diente, vida por vida.

Y así muchos viajan por el espaciotiempo,
Sin dar las gracias, sin ver a los otros,
Dilatando neciamente su inevitable fin.
Egoísta, usted que consume y destruye,
Egoísta se muere.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Los Obreros

Está hecho, se fueron,
Como si no hubieran existido nunca.
Fue tenue su partida, casi silenciosa,
Como un arrebato de viento entre hojas.
Dentro de poco se esfumarán,
También, de nuestra frágil memoria.
El único signo de su presencia
Son los castillos de arena que dejaron tras de sí,
Que serán derrumbados,
Eventualmente, por el oleaje del tiempo,
Como todas las cosas y gentes
De esta Altarahiza de gris invierno.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano