martes, 22 de diciembre de 2015

Lobos

Evité escribir por varias semanas,
Escapando de palabras tormentosas
Que rondaban como lobos por mi mente.
Idiota fui, que olvidé lo obvio:
Cuando no se escribe poesía,
Se vive la poesía.

Perdí mi esencia en esos días,
Olvidé cómo tener gravedad,
Dejé de respirar el mismo aire que los demás.
Cuando no se escribe poesía,
Se sangran los versos.

Los lobos me acechaban por la noche,
Me acosaban durante el día,
Invadían mis sueños y los tornaban espinas.
Cuando no se escribe poesía,
Se lloran las rimas.

Subí de peso, bajé banderas,
Caí en remolinos de desesperanza
Y quebré mi nariz más de lo debido.
Cuando no se escribe poesía,
Se muere la poesía.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Grueso Calibre

Ni disculpas ni adioses,
No hay delicadezas
Ni nada que sea sacro.
El silencio repentino
Después de la balacera
Acalla cualquier lamento
Que yo pueda emitir.
De mis heridas brota polvo,
De mi boca, polillas,
De mis ojos, barro negro.
Yazco herido en una vereda
Bajo el peso de un abandono
De grueso calibre.
Yazco muerto como un perro muerto,
En la vereda de una ciudad muerta.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 30 de noviembre de 2015

Vida Sincera

No puedo dejar que mi boca se quede callada,
Tengo una cierta compulsión a la sinceridad,
Y mientras tenga un sentimiento dentro de mí,
La voy a echar fuera, sea erupción magmática,
Brisa de luces, chaparrón gris de melancolía,
O el gorjeo dulce de la tierra remeciéndose.
Tengo vida en mi interior, lo quieran saber o no,
Y así como me cuesta mantener cerrado el pico,
También me es difícil no desabrocharme el pantalón,
No buscar mis pantuflas cuando llego a casa,
E incluso no desear ensalada al almuerzo.
Llámalo instinto animal, impulso irreflexivo,
O cómo quieras categorizar mi conducta,
Yo seguiré diciendo que esto es amor puro.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Después de la Marcha

Después de la marcha, miedo:
Se dispersaron los nobles estudiantes
Y asomó el monstruo sin cabeza,
Sin cerebro, sin piel que ceda en la herida,
Aullando entre dientes de metal,
Desgarrando con colmillos de huracán;
Afloran los matarifes y los paladines,
Jugando a establecer el orden, algunos,
Jugando a romper cráneos los otros.
Con el fuego de los tigres dispararon
Los guanacos, hermosos y aberrantes,
Cayendo como rayos negros los balines
De goma furiosa, espasmódica y brutal,
Mientras las piedras terribles orbitaban,
Peligrosamente, junto a las cabezas
De transeúntes y blindados carabineros.
Gritos y alaridos de guerra, que eran
Como pendones sangrientamente orales,
Proferidos entre los semáforos caídos
Y la señalética pública destrozada.
Las farmacias convertidas en búnkeres,
Ferreterías en trincheras convulsionantes,
La Alameda vuelta un fértil campo
Cuyas únicas semillas son el pánico,
El rencor, la violencia, y la sangre derramada.

Después de la marcha, las noticias:
Toda la escena accesible a los ojos ávidos
Del televidente en su cómodo sillón,
Que se horroriza y espanta visiblemente
Mientras critica la lucha, olvidando
Que alguna vez también fue guerrero.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 29 de noviembre de 2015

Déjame

Como la brisa gentil, déjame, niña,
Acariciar tu piel transparente,
Describiendo acrobacias de mantequilla
Con la punta de mis dedos de poeta.

Déjame quebrar las luces rojas,
Permíteme ser espada y flecha,
Sortear tus obstáculos emocionales,
Ser tu cruz del sur en la noche oscura.

Quiero sostener tu mano delgada
Durante instantes necesarios
Cuando la kull - fiebre/rabia -
Te golpee en lo más triste de ti.

Quiero amorosamente restregar trapos húmedos
En tu adolorida piel transparente,
Para dejar traslucir los blancos sentimientos
Que se alojan entre tus huesos de cristal.

Déjame responder tus esfinges mortuorias,
Alejarlas de tus delicados corazones.
Quiero ser lluvia sobre tus sembrados,
Y dulce sombra en tus veranos.

Si tu supieras, niña de mar boscoso,
Cómo haría posibles todos tus imposibles,
Si supieras cómo te cuidaría de día
No me dejarías ir por las noches.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 21 de noviembre de 2015

Canción del Dividido

Querida, no puedo pedirte
Que ignores al hombre
Que vive en mi espejo,
Ni puedo hacer que olvides
Mi empañado reflejo.
Pero quiero que sepas,
Amada, preciosa mía,
Que la tristeza de cristal
Es un espejismo colosal,
Una ilusión y nada más.
Querida, al final del día,
El hombre que ansía la paz
Reemplaza siempre al tirano,
Y será el sol soberano
El que sobre el amor rija.
Cuando la oscuridad me cobija
No tengo más deseo que ser luz,
Y cuando la muerte me elija
Y me obligue a cargar su cruz,
Tu sonrisa será todo mi cielo
Y tu piel el más dulce suelo.

Querida, la rabia y la impotencia
Son producto de mi inseguridad,
Son la parálisis en la cadencia,
Y los hijos de la soledad.
Por eso necesito de tu mente,
Tu palabra, tus cariño, tu fuego,
Para terminar definitivamente
Con este enfermizo juego
Al que yo mismo me he condenado.
Ay, Daniela, mi corazón
Mas bien parece un dado,
Saltando al azar, sin razón,
Dictando risas, besos, llantos,
Cuando sólo quiero dedicarte un canto
Que sea bueno para tu alma,
Niña, hada de bondad y calma.

Espero puedas perdonarme, querida,
Por cada vez en que te abrí una herida.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 16 de noviembre de 2015

En Noviembre Reinarán las Esfinges

En noviembre reinarán las esfinges.
Los campos se llenarán de huesos,
Se alzarán pirámides de muerte roja
En los corazones de las personas.
Las esfinges morderán el futuro,
Arrancarán los úteros del día y la noche,
Cantarán acertijos sardónicos a los sapos.
Devorarán el pan de la mente,
Desgarrarán la faz de la gente.

En noviembre se desatará la peste,
Lloverán los dientes y las garras,
Y bajo la sangre ardiente de sus alas
Caerán pétalos de piedra y arenisca.
Las esfinges de hielo, las de fango,
Las del más puro infierno,
Todas están destinadas a ser ruido,
Portadoras de disonancia,
Destructoras de piel y carne celeste.

En noviembre reinarán las esfinges,
Y yo los llamo, hermanos, a la guerra:
¡Profiramos muerte a las maestras!
¡Muerte a su opresión negra,
Muerte a la hipnosis afilada!
¡Levantemos una revolución,
Carguemos hacia adelante y hacia atrás,
Disparemos a sus cuerpos felinos!
¡Démosle muerte a la muerte, carajo!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Plaza Libertad de Prensa

Piedra húmeda, cielo infinito recortado,
Calor, palomas sucias y palomas limpias.
Música, olor a marihuana, juventud y vejez.
Las paredes de laberinto, los portales de arena,
Y yo sólo quiero sumergirme en la fuente
Que habita al centro de este universo diminuto:
Respirar el agua entremezclada con más agua,
Ser estatua, león embadurnado, pez moneda.
Concha y Toro, mi corazón; adoquines mi mente.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Belerofonte / Volar Significa

Volar significa conquistar el miedo,
Apreciar las bridas del pasado
Y soltarlas al viento del mañana.

Volar significa escuchar el rocío,
Remecer, sacudir el hastío,
Regalar una flor con cada lanza.

Volar es gozar en la danza,
Llorar, reír, sentir, decir.
Volar es la domar el pegaso interior.

Muchas veces, volar es nacer.
Otras tantas, es ser firmamento.
Casi nunca, volar es morir.

Volar es, de cuando en cuando, besar
Por última vez, a la mujer amada,
Por su condición de Olimpo imposible.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 8 de noviembre de 2015

Frida Kahlo


Quedándome despierto hasta tarde, una noche, fui al baño deseando vaciar mi cargada vejiga. Sorpresa la mía, cuando al observar mi miccionar, ¡encontré a Frida Khalo asomada desde mi uretra! De las flores de su pelo salía disparada mi orina, y me miraba con parsimonia mientras hacía gestos con la boca. Por algún motivo, puede ser por lo cansado y soñoliento que estaba entonces, tardé en darme cuenta de lo extraño de la situación, y me quedé mirándola de vuelta, guiñándole de cuando en cuando. Ella me guiñó una vez en complicidad, una sonrisa invisible en la comisura de sus labios, justo cuando terminé de excretar.
Luego, levanté la mirada, y en el espejo pude ver mi imagen reflejada. Todo estaba en su lugar, mi nariz al centro de mi rostro, mi pelo arriba de la cabeza, mis orejas a los lados de mis sienes. Sin embargo, algo parecía estar alterado. Intrigado, me inspeccioné más de cerca. Ahí fue cuando encontré a Frida dentro de mis pupilas, desnuda y sugerentemente andrógina. Frida me guiñó el ojo desde dentro de mi ojo, y me alejé de un salto del espejo.
Comencé a transpirar profusamente. Pude sentir en cada gota de transpiración cómo Kahlo me lamía con la mirada. Se aceleró mi pulso, y un nombre se me incendió en la mente: Diego. Luego una fecha: 17 de septiembre de 1925. Luego amantes, y operaciones, y viajes a Europa, y Los Cachuchas, y abortos. Toqué mis cejas, empezaron a mutar de forma, mi tacto me devolvía latigazos de recuerdos que no eran míos.
Frida, peligrosa paloma, estaba apoderándose de mi cuerpo. Empecé a correr, intentando escapar de esta transformación, pero mi casa había perdido sus paredes, y ahora me encontraba inmerso en un verdor caluroso. Una selva. El aliento de unos monos en mis tobillos. Trastabillé, mis pies enredados en raíces primigenias con formas de pantera, y el olor, ah, el olor a tierra húmeda de tanto que lloré, Frida, sobre ella. Y húmeda de cuanto límite que se me impusiera rompí en mi vida.
Me levanté, y ardieron flechas, ensartadas en mi pelaje. Mi cornamenta el único indicio de la fortaleza que yo, Kahlo, era poseedora. La sangre de mi sangre caía en reguero, rompía la noche y el día en fragmentos de orejas animales, huían las estaciones como pájaros de colores vueltos pezuñas enlodadas.
Frida me llamo, y de reyes y pobres no soy agasajo. Soy mujer de mí misma, soy cometa envolviendo el cielo de los campos en un fuego más grande que el fuego de los infiernos, y ese fuego es tan tibio como la sangre que cae en reguero de mí.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 27 de octubre de 2015

Violada

El pequeño peluche de osito
Decapitado bajo su cama,
Sus huellas digitales esparcidas
Por toda la mente de "su dama".
El agarre invisible de sus manos
Como tentáculos de horror,
El sexo como una prisión,
Un quiebre, tortura, infección.
Violarla fue torcer su corazón
Al apretarle la ingle y el cuello.
¿Quien pensaría que es bello?
Él quiere poseer su piel liviana,
Ella espera morir pronto,
Antes de que llegue el mañana.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 26 de octubre de 2015

La calma durante la tormenta

¿Quienes son,
ustedes,
los que lloran
dentro de la tormenta?

Sepan que sus letanías
son como granizo,
blanco,
frío,
la cuchilla del hielo.

Entre tanto grito,
y muerte
de tanto pájaro,
aquí, ahora, soy
la piedra.
La fuerte,
la de raíces minerales.

Los vientos
amargos del infierno
podrán llevar consigo
cuanta peste quieran,
pero no enfermaré.

Las nubes y sus
alaridos
podrán convocar
al terrible trueno,
pero no temeré.

Les digo que
soy la piedra.
Extenderé mis
treinta brazos largos
más allá del horizonte,
y con mis manos
callosas
henderé la noche
y haré el sol.

Y con mis
doce brazos cortos
sostendré a mis amigas
y a mis hermanos,
para darles asilo
entre mis pedregosas
alas de madera.

Si no pueden
entender que
mi ancla
es mi corazón,
será mejor
que den media vuelta entera,
¡y que salgan
de mi vista,
queltehues delirantes!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 14 de octubre de 2015

Adipo, Rey (de la Muerte)

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Soy Adipo, conocido como el adiposo.
Pronto callaré las burlas que salpican mi piel.
Habré de instaurar mi nombre en el firmamento, 
Y los hombres conocerán la divinidad de mi furia.
Me convertiré en el Señor de las cadenas,
En el Rey de la muerte.

I

Me dirijo al noreste de Santiago, a la escondida Necrópolis de Tabas. Mi viaje, interrumpido por tu idiotez. ¿Qué creías que ibas a lograr, matando a mi montura? Tu carácter de perro vagabundo, escondido tras tu corona funeraria, ¿creías que me ibas a intimidar? ¡Rey inepto! ¡No hay autoridad, ni poder, menos aún cuchilla o flecha, que pueda detenerme! Ni los dioses, ni los hombres, ni tú, insolente Leyo, tienen cómo hundirme: Ya no soy más Adipo, el del cuello hinchado, no más el adiposo, ni el gordo ni el mórbido. Mis ambiciones tienen más peso que mi masa corporal: la nigromancia será mi cincel; los muertos, mi mármol; la venganza mi obra maestra. He llegado demasiado lejos, soportado el acoso de tantos pubertos con complejos de superioridad, de tantas mujeres desalmadas, de tantos abandonos. Mi única compañera es la magia de los faraones, y mi único propósito es la venganza. ¿Me escuchas, Leyo, aún cuando tu vida cercené en un cruce de caminos? La venganza será mía.


III

A mis pies te tengo, profanadora, seductora mental, legendaria asesina. A mis pies te tengo, desnuda, inerte. Bebí de tu maldita sangre, Esfinge, corté tu cuello y me sacié con tu rojo maná. ¡Hice gárgaras con los venenos de tu boca! Incluso arranqué plumas de tus viles alas negras y me perforé los brazos con ellas. ¡Mírenme, hago acertijos y estrangulo a desconocidos para reírme del violador Leyo! Me río ahora yo, Adipo, de tu muerte, puta mariposa, monstruosa hija de Hera, Equidna, o quienquiera que haya tenido el mal gusto de parirte. En la entrada pedregosa a la Necrópolis de Tabas besaste el silencio, lengua arrastrada, y te tengo a mis pies. Tus acertijos, a todo esto, eran basura, pestilentes notas en mis oídos. ¿Y así te llamaban musa? ¿Y así te jactabas de querer devorarme? Eras tan ridícula quimera como Leyo. Sentada sobre un trono de huesos. yo te hiero, yo te usurpo, y te arranco las plumas negras de tu noche.

IV

Tabas, la sucia, la de las moscas, la tumba de la luz: la Necrópolis majestuosa. Tus portales abiertos, de par en par, y sin embargo las almas no huyen de ti ni te abandonan. Sin la Esfinge y su custodia, ¿por qué, entonces, lo muertos siguen su sueño? Deben de aguardar sus voluntades por un monarca, sus mentes perdidas en sus cadáveres. Quiero poseer sus huesos, leer sus cuencas vacías, encontrar en sus gusanos las señales de que una legión está oculta en este vertedero gigante. ¡Vengan a mí, cadáveres! ¡Escuchen mi comando, que yo, Adipo, libré sus sarcófagos del yugo de la bestia tetuda y alada! ¡Los rescaté del gran onanista, Leyo! ¡Pero les tocará un destino peor conmigo! Levántense, les digo, olvidados! Sus soñolientos fémures, húmeros, escápulas y caderas, tráiganlas a mi presencia. Sí, así me parece bien, buenos cadáveres, fieles sirvientes. ¡Besen mi barriga! ¡Jajá! Ja, cosquillas.

V

Deténganse. Tú, si, tú. Tus pómulos me son familiares. y tu frente... Y esos labios a medio podrir, con ese olor a almizcle entremezclado con... ¿leche? Y esta erección subcutánea, esta seminalidad cardíaca... ¡Mujer! ¡Cadáver! ¿Cuál es tu nombre? Ah, claro, sin cuerda vocales a estas alturas. Ven acá. Eres mi esclava ahora, ¿lo entiendes? Mi palabra tejerá un hechizo en tu médula, mi tacto será el único látigo de seda que conocerás. ¡Dame placer! ¡Soy tu nuevo Rey! ¡Acabé con la condena de Tabas, originada por los pecados de Leyo, estúpido bastardo! ¡Me deben sus muertes, sus carnes en descomposición! Los hombres, o quienes lo fueron, prepárense para la guerra. Las mujeres, o quienes lo fueron, prepárense para parir muertos hijos de los muertos hombres. ¡Perros salvajes, yo sostengo sus cadenas! ¡Traigan las ánforas de vino! ¡Celebremos por el mañana de este reino de mortajas y ofrendas! Y tú, que me miras tan de cerca, mi esclava, no creas que no te reconozco, con ese anillo de plata, ese porte real, tu nombre es tan evidente como un alarido: Yacasta, la viuda de Leyo.

VII

Ah, tragedia griega, expresión máxima de que el destino es un juego de bar para putas y borrachos. ¡Tragedia, mis pelotas! ¡Soy el asesino de Esfinge! ¡El héroe de la Necrópolis! ¡El gran castrador! ¿Y un oráculo azaroso viene a decirme que soy un pecador infernal? ¿Cómo se suponía que debía saber que Yacasta es mi difunta madre, menos aún que montar su carne podrida y beber su leche cuajada me traería tal desgracia? ¿Incesto? ¡Pero qué poco original este giro argumental! ¡Momo, dios bastado, haciendo el ridículo de mí debes estar! ¡Ah! Esa risa de relámpagos... ¡NO LA SOPORTO! Nunca dejé de ser Adipo, el del cuello hinchado, el adiposo, el gordo, el mórbido. ¡Además soy un incestuoso necrofílico! ¿Dónde está la cámara oculta? ¿Cuándo caerá el telón y el público abucheará esta sátira mal escrita? Tantos años de hechicería, tantos pactos demoníacos, ¿y caigo ante el poder de la mala fortuna? No, de ninguna forma, aún no he caído, aun tengo reino, ejército, poder... ¡Pero esas cuencas vacías! ¡Yacasta! ¡Deja de mirarme sin mirarme, madre seductora! 

VIII

¡Soy brillante, que idea más buena he tenido! Me he arrancado los ojos y pelé la piel de mis labios. Ya no puedo ver, ni puedo besar. Así es, me doy por vencido. La oscuridad pudo más de mí que yo de ella. Así es, Adipo ha caído. Yacasta, perra de Leyo, perra mía también, te concedo el descanso de la muerte, suelto tu cadena. Puedes volver a tu ataúd, donde darás a luz a mi descendencia como cigarras esqueléticas. Pronto me cortaré la lengua y me ahorcaré, para no profanar más este mundo con mis palabras y mis acciones. Me convertiré en un cadáver más de Tabas, y cuando mis hijos incestuosos salgan de la tumba con su vida/muerte intacta, cantarán mi historia, y llorarán lagrimas de cal por Adipo, Rey de los muertos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 10 de octubre de 2015

Vicente

Soplaba mucho viento ese día. Nunca había entendido tus pensamientos, y en ese momento, preguntándome por lo que sucedía dentro de tu cabeza, me di cuenta que no tenía idea alguna tampoco. Sólo sabía que soplaba mucho viento, y que independiente de lo que fuera a suceder luego de contarte la verdad, el viento seguiría su camino circular en torno a nosotros.
Te miré a los ojos, esas cuencas de ámbar, llenas del líquido del que está hecha la honestidad. Vi preocupación. No la ansiedad furiosa que apistona los latidos del corazón, ni la nube de pensamientos entremezclados y anticipatorios. Era esa preocupación de quien sabe de que el otro está sufriendo, y está dispuesto a escuchar con atención. Te miraba a los ojos, te miraba intensamente mientras soplaba el viento, y las palabras me daban vueltas en la lengua.
Con el peso de un ancla que lentamente busca su fondo fui enseñándote mis heridas. Los pequeños cortes autoinflingidos, las puñaladas por la espalda, y las heridas de bala marcadas a fuego en las sienes de mi piel. Las cicatrices, viejas, con su relieve rugoso, de los golpes me me habías propinado. Vi en el sol de tus ojos el brillo de la comprensión, y el viento traía consigo un aire de empatía desconocido en los alrededores de tu casa.
Sonrisas. Flores de cariño brotando nuevas en un desierto de años de abandono. Chistes internos. La certeza de que podía llamarte "amigo" nuevamente. La reconciliación nació de nuestro epull sulluy - viento celeste -, cayó del cielo, del mar del cielo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Barba te Mata

La barba te mata,
Se apodera de tu cara,
Oculta tu barbilla,
Empapa tus mejillas,
Encapsula tus labios,
Opaca tu mirada.

La barba te mata,
Es un parásito,
Chupa sangre y energía.
Es el peso capilar
Que encierra cada palabra
Con su olor a polvo.

La barba te mata,
Es una enfermedad,
Un cáncer facial.
La barba te mata, mujer.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 6 de octubre de 2015

Mi Querida Imposible

En mi vida he conocido gente terrible, con miradas de atentado y dedos de perversión. He conocido gente buena, con mentes enfocadas en la felicidad y esfuerzo en la acción. He conocido estatuas y lagartijas, arpías y querubines. He conocido a la muerte, he conocido al tiempo disfrazado de vagabundo, he conocido a la vida (si bien la he visto de lejos), pero nunca había visto a alguien como ella.
Esta niña me hizo querer abandonarlo todo, dejar de lado mis sueños y mis esperanzas, olvidar a mis amigos y a mi familia, mi nombre y mi voz, todo para sacarle una sonrisa, como si verla sonreír hubiera sido amanecer en mi invierno; o el asomar de sus dientes una especie de radiación contagiosa de alta densidad energética; o su risa nerviosa la sustancia de mis adicciones. Sus manos pequeñas eran capaces de sostener un mundo entero, y en ellas no cabía, sin embargo, ni la más mínima onza de viento. Lo mismo sucedía con su corazón: era una enorme mansión vacía, en la que no vivía nadie, salvo quizás ella misma. Pero eso no lo sabe nadie, ni yo, ni ella, ni su madre querida.
¿Cómo explicarla? Era un atado desigual y enredoso de cables y tuberías, mal engrasada y funcionando a duras penas, aunque nunca supe bien qué se suponía que era en realidad. Ella vivía envuelta en sí misma, torcida infinitamente sobre su eje, ubicado en su tercer ojo invisible. Pasaba los días perdiendo sangre, llorando por la boca y pateando la perra. Era un problema infinito, irresoluble, una serpiente mordiendo su cola y escupiendo vapores tóxicos. ¿Cómo llegué a amarla? Creo que me vi a mí mismo en sus alas malheridas, y puede que me gusten los desafíos y rompecabezas más de lo que me gustaría admitir.
Así que me puse manos a la obra, ni bien habiendo intercambiado dos o tres palabras con ella. Empecé por arrancarme la piel para dársela de abrigo, la alimenté luego con el fuego de mi carne. Le di de beber de mis lágrimas, de mi sudor, de mi bilis, saliva, semen y líquido cefalorraquídeo. Con mis huesos le hice dagas, flechas, herramientas, agujas, cucharas y pequeñas bombillas de longitudes varias. Con mi pensamiento le tejí un pequeño punto luminoso cerca de su rostro, encendiendo a su alrededor luciérnagas de papel y ligeras estrellas de arroz, para que no estuviera sola entre tanta oscuridad. Con los jirones de mi consciencia, mis sentimientos centelleantes, y los últimos trazos de mi alma, le di un manojo de poesía, cumplidos y besos en la nuca. Se lo dí todo.
Y ella, nada. 
O eso me gustaría decir. Abrió su mundo, su pequeño, limitado, ingenioso y críptico mundo, y me dejó entrar, cuando a nadie había dejado entrar antes. Pero lo hizo por un sentido de responsabilidad, por sentirse culpable de que me diera entero, por querer corresponder y reconocer mi sacrificio: Lo hizo sin sentirlo de verdad, sin que le brotara de la lengua como grito eufórico, ni que le manara de la estática cardíaca. Ni el corazón se le agitó, ni la mente se le atribuló, ni la voz le tembló. Me respondió como quien enfrenta un trámite. Por eso, todo lo que me dio fue una puñalada de vacío, un conjunto de acciones políticamente correctas sin intenciones sinceras detrás.
¿Cómo culparla? Ella no tenía por qué darme nada a cambio. ¿Cómo enojarme con ella? Si estaba tan perdida que no sabía por donde empezar con toda mi mismidad. Fui demasiado intenso, llegué a donde no fui llamado y ofrecí lo que no era necesitado. Sí, ella era un rompecabezas al que le faltaban piezas, pero pensando en retrospectiva, es ridículo que haya creído que las piezas de mí rompecabezas podían reemplazar las que había perdido. No se puede colocar piedra sobre agua y esperar que flote. ¿Cómo reprocharla? El error fue mío desde el inicio.
La verdadera mantícora de metal chirriante era yo, no esa figura de cristal empañado que confundí por una mujer esperando un compañero. Mis fantasías fueron las antagonistas de nuestra relación, y la realidad fue el punto final una vez terminada mi elucubración fantasmagórica y pseudo-altruista. Nunca hubo un nosotros. Fuimos ella y yo, por separado, juntos, y sin tocarnos de verdad. 
No fue ella la imposible. El imposible fui yo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 5 de octubre de 2015

Fundamentos

Sea la dicha
Para quien la cosecha,
El goce
Para quien lo conoce,
Y el viento,
Sea,
Para mi instrumento.

Fuego en urdimbre
A la luz de mi lumbre,
Será agua en reposo
De mi ayer el esbozo,
Y la tierra que piso,
Oh,
Y la tierra que piso.

Psicología elemental,
Biología emocional,
Alegría fundamental.
El día, la noche, y lo vital.
Todo esto es mío,
¡Es mío, y de nadie más!
¡Así tal cual!


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 28 de septiembre de 2015

Breve Reseña Histórica de Altarahiza

Primero llegaron los colonos, los fundadores y sus barcos.
Después se hizo la ciudad, se hizo la muerte y la culpa.
Los creyentes hablaban de un demonio de hielo y nieve.

El espíritu del invierno se enamoró de su ciudad,
Eso fue lo que la salvó del más certero de los finales.
Vidas nuevas, nuevas fuerzas, dos décadas de felicidad.

Pero de todas formas la prosperidad no duró.
El oro y sus riquezas trajeron consigo el lujo,
Luego la lujuria, la decadencia y la corrupción.

Altarahiza cayó en el olvido a punta de asesinatos,
Violaciones y cultos paganos de sexo y sangre a destajo.
Los ricos perecieron por su codicia. Los pobres por su inocencia.

La ciudad retuvo sus muros, sus calles y veredas,
Pero los cerdos y los lobos se tomaron las ruinas.
Luego vino el viento, las nevadas, y la tierra volvió a ser tierra.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Iyi Sume y Paialli

Iyi Sume - gente/lengua -:
Voz del oprimido,
Expresión mayúscula de los muertos
Y de las caras que miran
Desde detrás de mi cara.

No hay razón ni sentido,
Es río que improvisa su cause
Mientras cae hacia el negro mar.
Es gota de sudor que resbala
Y precipita su infinitud de formas.

Mi paialli - mi sangre y mi voz -,
Desatados potros gemelos,
Furia y tristeza por igual:
Descendiendo a la profundidad
Se encabritan, trotan, cocean,
Y mueren una y otra vez.

Es destino del paialli desangrarse,
Gritar, hundirse en lodazales,
Brillar como metales al rojo vivo
Y perder su forma corpo-real.
Deben ceder las fibras de su mismidad,
Deshilándose en relinchos de epull.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 24 de septiembre de 2015

El año 2082 promete

Inmaduro, malhablado,
Escribo basura en las puntas de las boletas,
Jactándome de original,
De que tengo un mensaje que compartir,
Diferente, novedoso, fresco.

Todos sabemos bien
Que mis textos están podridos por dentro.

Mis escritos dejarán de estar en pañales
Cuando sea yo quien vuelva a usar pañales.

Así que sean pacientes,
Que de aquí a 67 años
Les traeré algo bueno.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Es el Trueno

Es el trueno, ¿sabes?
La forma en cómo rasga el cielo,
Penetrando en su útero de nubes
Y eyaculando electricidad estática;
Lo blanco de su fuego contra la lluvia,
La fuerza de su voz contra la noche;
Lo iracundo de la calma posterior,
La anticipación nerviosa de mis músculos;
Los gritos del epull - viento/esperma -;
Silencio en tensión mitificada.

Algo de todo eso me aterra.
Y me excita.

Y aunque sé que nada, ni dioses ni demonios,
Pueden atravesar mi mull kulle - diafragma/pensamiento -,
Y que mi imoke - corazón - está a resguardo,
La sola sombra del relámpago es suficiente
Para deshojar mis capullos y aplastar mis huesos.
Y para levantar mi sexo y lamer los lóbulos de mis orejas.
Estimula mi mente, la cercena, y con cada trozo me rehace,
Como si plantara fragmentos de espejo roto,
Y en sus flores de cristal pudiera verme.

Algo de todo esto me dispara lejos.
Y me esgrime.

Es el trueno, ¿sabes?
(¡Oh, siempre es el trueno!)
Trece de las cuarenta y dos lanzas rojas;
Nieve de los fuegos, vapor de las tierras;
Rodilla de miaill - mujer/estrella -;
Deidad pretérita con látigo de muerte.
El trueno, el invisible, la cadena de hielo,
La de la jovial furia, relincho revolucionario,
Espíritu de santos y asesinos,
Espina seminal vuelta rifle y cuchilla.

Algo de todo aquesto me enristra,
Y me guarda.
Y me aterra.
Y me excita.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 22 de septiembre de 2015

Ideologías

- ¿Se puede ser machista sin ser opresor?
- Si, pero, ¿dónde está la diversión en eso?
- No se trata de diversión, se trata de respeto.
- No es cosa de respeto, lo que importa es el poder.
- El machismo afecta a nuestra sociedad transversalmente: tanto el oprimido como el opresor resultan perjudicados.
- No puede ganarse algo sin dar nada a cambio. Es un precio a pagar por un equilibrio sociosexual que se acomoda a mi visión de un mundo perfecto: Penes a la derecha, vaginas a la izquierda. Sin mezclarse, sin tocarse, salvo para reproducirse, tú me entiendes.
- Estás fijado en una idea única de ser persona y de ser sociedad, criticando, despreciando, sin aceptar que existen distintas formas de vivir nuestra vida, imponiendo tu forma de ver las cosas.
- Dos palabras: "Po" y "der".
- Estás enfermo.
- No, tú estás enfermo: de idealismo. Quítatelo de la cabeza, de nada sirve.
- ¿Acordamos no acordar?
- Preferiría matarte antes que estar de acuerdo con un revolucionario como tú. Por supuesto quemaría tus restos y los tiraría al mar para que nadie pueda encontrar rastro tuyo nunca. Así hacíamos las cosas años atrás.



miércoles, 26 de agosto de 2015

Mentes de Cerradura

Me patean hasta le médula los elitistas,
Con sus pretensiones etnocentristas.
Creen que el arte es sólo de los artistas,
Pero no son capaces de ver otras aristas.
Me siento más indio que europeo,
No soy ni uno ni otro, yo veo,
Y aunque piensen que lo que hago es feo,
Su opinión me importa menos que un peo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

El Día que nos Muramos / Cerumen de Gato

La noche sin dueño,
El tiempo de las polillas.
El tiempo del sueño.
Una vez apagada la colilla
Se aproximarán las nieves
Con sus dientes vacíos,
Mascando lo hermético,
Rasgando lo hepático,
Jugando a lo hipnótico.

¿O será lo eléctrico?
¿Una centellada de acero frío?
El inesperado chispazo final
Del que tanto he oído hablar
Por la voz espinocordal
Que no se deja de desdoblar.

Delirio.
Suicidio.
Subsidio.
Exilio.

¡Ay del fin de los finales!
De los vientos desérticos
Y los fármacos de fantasía.
¡Será el adiós de los reales!

No quedará otra opción más
Que soltar todo lo esencial:
El amor y sus besos;
La religión y sus credos;
La economía y sus pesos;
Nuestras manos y sus dedos.
Finalmente dejaremos la cordura,
Entraremos de lleno en la matriz de la locura,
Y diré sin pensarlo dos veces,
Con mi último aliento:

"Feliz el desarrollo de los peces,
Con su voltaje revestido de colores."

"Me dan frío los calores."

"¡Aleluya! ¡Todo el rato!"

"Cerumen de gato."



Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 12 de agosto de 2015

La cosa funciona así, no se queje

Nuestra existencia no viene exenta de un precio,
Nunca ignores esta ley natural.

Tomemos por ejemplo la lluvia,
Enviada a nosotros por los fantasmas del pasado:
Los vivos ya pagaron el precio de la lluvia,
Pájaros, vagabundos, cayeron por el bien mayor;
Podemos disfrutar del espectáculo,
De la helada pirotecnia invisible,
Los muertos no cobrarán más por su favor.
Se tiende a olvidar el pacto tácito e irrompible
Del ojo por ojo, diente por diente, vida por vida.

Y así muchos viajan por el espaciotiempo,
Sin dar las gracias, sin ver a los otros,
Dilatando neciamente su inevitable fin.
Egoísta, usted que consume y destruye,
Egoísta se muere.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Los Obreros

Está hecho, se fueron,
Como si no hubieran existido nunca.
Fue tenue su partida, casi silenciosa,
Como un arrebato de viento entre hojas.
Dentro de poco se esfumarán,
También, de nuestra frágil memoria.
El único signo de su presencia
Son los castillos de arena que dejaron tras de sí,
Que serán derrumbados,
Eventualmente, por el oleaje del tiempo,
Como todas las cosas y gentes
De esta Altarahiza de gris invierno.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 26 de julio de 2015

Paciencia

Dame una mano,
Así, suavemente,
Dame la otra.
Déjame poner un beso
En la punta de tus dedos,
En los labios de tu mente.

No tengas miedo,
No mires hacia atrás.
Las lluvias ya se han ido,
El pavimento se está secando.
Mira, el sol nace tibiamente,
Oye, el tiempo está de nuestro lado.

Puedo esperar por tu sonrisa,
Puedo dejar pasar los años,
No me iré de tu lado.
Aún ante los embates del silencio,
Superando mis propias incertidumbres,
No me separaré de ti.

Mientras tus heridas sanan,
Conversando a media voz estamos,
Esperando a que tus ojos se llenen de color.
Te tengo ungüentos y medicinas,
Te traigo comida humeante a la mesa,
Mi compañía será el respaldo de tu silla.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Resiliencia

Estará equivocado quien diga
Que soy una persona fuerte,
Yo quiero dejar en claro
Que lloro con mucha facilidad,
Mis músculos están arrugados,
Y lo que pienso no tiene utilidades prácticas.
Cada pequeña cosa
La siento como una gigante,
Y más terrible que los problemas de mi vida
Son las negras fantasías nacidas de mi angustia.

Incontrolable,
A la deriva,
Lo único que destaca
Es mi corazón,
Juguete de su propia sangre,
Cuyo único ensueño son
Las inevitables causas perdidas.
El peso insostenible de estas fantasías
Me han quebrado en más de una ocasión.

Pero me levanto.
Decepcióname, hiéreme,
Corta nuestros lazos,
Y me levantaré.
Derrúmbame,
Y volveré a construirme.
Soy testarudo,
No sé cuándo rendirme,
Aún cuando estoy hastiado de todos y todo.
Soy imparable,
Y esa inercia que me lleva
Será mi perdición.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 8 de julio de 2015

072142

Siete ojos
Siete hermosas cuchilladas
Siete cuencas vacías
Veintiún arrepentimientos
Cuarenta y dos gotas de sangre

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Soy el Fin

Soy la muerte disfrazada de cóndor,
Vengo a robar la luz de la infancia
Y a devorar los sueños del viento.

Soy el fuego gris que reside en el plomo,
No hay quien escape de mi quemadura,
Ni cosa que resista el sexo de mi llama.

Soy la tristeza y la desesperación,
El soplo asesino de todas las velas,
El derrumbe de las cavernas platónicas.

Soy el nudo que cierra cada horca,
Soy la crisálida glacial que oprime,
Soy el fin del todo, soy Felipe Guzmán.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 1 de julio de 2015

Caballo, Caballo Negro

Se ríe con fuerza el caballo,
Caballo negro,
Exhalando sus dientes hasta que
Le duelen las costillas.

Hilarante el caballo,
Caballo, cometa negro.
Galopa de cabeza, con dos patas,
Usando la cola como timón de barco,
Invariablemente solo navega
Por ciudades negras y glaciares rojos.
Tan equino, tan mezquino,
Pero hilarante cuando rumia alfalfa.

Le da por despedazarse al caballo negro,
Cuando le tocan los derechos humanos,
La educación, la salud, a su yegua blanca,
Y con sus relinchos de decepción
Levanta lienzos que cuestionan lo que cuesta cuestionarse.

Es un gran tipo este caballo negro,
Con su sed intacta, su chispeza,
Su negro sentido del humor negro.
Pero ni intenten colocarle las bridas y las riendas,
Por su condición de orgulloso alazán de roca inmutable,
Protagonista ecuestre de sí mismo:

Tan oscuro el caballo negro, tan chileno,
Tan desaforado galopante de la vida.
Libador incansable de vinos,
Es el hijo único de la infinitud,
Con sus pezuñas de terremoto,
Sus crines de espuma de la luna,
Y sus ojos, ¡Oh, sus ojos!,
Ojos de hambriento caballo negro.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 30 de junio de 2015

Morir de Amor

Linda, no me des las gracias nunca,
Ay, no me digas que me quieres,
Que me dará por morir de amor.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Tormenta

Soy tormenta en toda la cacofonía de su significado.
Escarcha en mis palabras, granizo en mi mirada,
Furia en la ilusión, vértigo veloz en la lengua,
Inclusive viento huracanado en la punta de mis dedos.
Véanme venir, destrozar todo a mi paso, y luego partir a la muerte.
¡Relámpago, fuego, lluvia y dolor de existir!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Conjeturas de Obviedad

Fue difícil leer entre lineas y triangular la mismidad de las cosas,
Pero al final resultó ser que cada pieza sí tenía su lugar.
Las cañerías rotas, la demolición de edificios antiguos,
El intercambio de dientes por monedas bajo la almohada.
La infalibilidad del martillear de un vecino temprano en la mañana.
La lluvia, los truenos, la contaminación de nuestros ríos,
La posición exacta en que los perros defecan, las muecas,
La cacería de ballenas, el amor, los sueños rotos, las pequeñas alegrías.
Sorprendemente, la tristeza también tiene su lugar,
Bien asentada en mi espíritu inmortal está.
Luego de mucho pensarlo, descubrí también su propósito:
Secretamente, sirve para estar triste, llorar, y maldecir.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Comida

Is this rot what is running down my throat, or is it not?
Y si no, ¿qué conjuro negro es este que me oprime?
Devorar venenos con ansias, beber pesadillas,
Construir falsas sensaciones de bienestar,
¿Y todo para qué?
Para llenarme el buche a bocados de nigromancia,
En un intento de saciar mi corazón ensimismado.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Esencialmente Innecesario

Con lo poco que alumbra
La lampará en mi velador
Sólo alcanzo a ver decepción
Por las pequeñas cosas
Que
No
Llenan
Los
Días
De mi pseudo vida.

Las siento repiquetear
Contra un vidrio grueso
Que no está ni fuera
Ni dentro de mi,
Y
Se
Oye
Caer
Sobre
La noche una muerte.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 8 de junio de 2015

Género Alienado

Ningún ángulo favorece al hombre,
Monstruos opresores de su género.
Ni belleza ni sensibilidad,
A veces incluso sin lógica alguna.
¿Qué nos queda entonces?
¿Comprar cerveza, ansiar pechugas?
¿Poner el pene como argumento principal?
¿Replegarnos en la religión contemplativa?
¡Claro, si reducir a la mujer hará todo mejor!
Patriarcas llenos de patrañas.
¡Me enferman!
¡Métanse su machismo por la uretra!
Ando vuelto una quimera de volutas venenosas,
¡Y lo que más me aterra!
En una esfinge acuariana de lengua acertijada.
Es por culpa de estos idiotas,
Machos y hembras reproductoras de ideología,
Que hoy no encajo en mí mismo,
¡Y lo que es peor!
No entro en nadie más.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Impotencia

Toda impotencia sexual se sustenta en una impotencia de espíritu,
En la incapacidad absoluta para hacer frente a la vida,
La dificultad extrema de hacerse valer ante los demás,
De la imposibilidad máxima para mirarse a los propios ojos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Alma de Niño, Cuerpo Autoerótico

Completamente inepto,
Hay días en que
Me siento apto
Para niños entre tres
Y seis años.
Infantil,
Inocuo,
Vacío de todo contenido,
Una suerte de yo-yo
Que se repite en su ego-ego.

Dame un abrazo,
Y luego dame otro,
Las palabras son relleno barato.
Quiero beso,
Que me cambien los pañales del corazón.
Mamadera o pezón,
Leche espumosa de amor.
Un cordero,
Un cachorro indefenso,
Un bebé furiosamente hambriento.

Perpetuamente caliente,
Hay semanas en que
Soy una estufa Toyotomi,
Compulsivo consumidor de pornografía.
Eyaculador precoz,
Manflinflero audaz,
Solitario guerrero cuyo baño es su trinchera.
Y es solamente
Por solitario
Que me masturbo.
Cuando me siento triste
Me empieza la calentura.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 5 de junio de 2015

Ejecute. Repita. Beneficios Garantizados.

Interruptor presionado,
Comienza el día antes del sol.
Caminar bajo el peso del frío,
Tiritar, respirar gelidez y humo.
Reventar los tobillos propios
Por ir de pie en la locomoción colectiva.
Dilatar la concentración,
Estrujar la mente,
Ser hábil con las manos o el pensamiento.
Pausa para el almuerzo.
Atiborrarse de información,
Consultar compulsivamente la hora.
Pantallazo azul de la muerte.
Regresar a casa soportando
Los rostros cansados de los demás.
Cenar.
Trabajar horas extras que no serán remuneradas.
Interruptor presionado.
Dormir. Unas. Míseras. 4. Horas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Danielle

Pinceladas como aletazos de mariposa,
Marco de bronce recogido sobre la cabeza.
Verdades y licores descansan desnudos,
Deteniendo el paso del tiempo en su lectura.
No hay inviernos ni capillas dentro suyo,
Sólo una mujer descubriéndose en secreto.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Horror

Manzanas de la muerte,
Frutos del veneno mismo.
Patadas en el vientre,
Fetos que enfrentan abismos.

El bramido de los toros
Que resuena en mis entrañas
Se transforma en grito sordo,
Sin descanso, mil batallas.

Si hachazos de acidez
O mazazos de penuria,
Yo no entiendo su revés,
Ni sus estocadas de furia.

¿De qué me han servido
Mis incesantes pasiones?
Seguramente para nada.
Seguramente para nada.

¿De qué me han salvado
Mis lastimeras canciones?
Absolutamente de nada.
Simplemente de nada.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 1 de junio de 2015

El Cristo del 2001.

El Universo Tangente llega a su fin,
Ya no hay Muertos Manipulados,
Ni Artefacto, ni Trampa del Seguro.
El portal se ha cerrado, cesada su función,
Y el agua vuelve a ser agua.
Demos gracias a Darko por la vida nueva,
Por su justicia de fuego y su sacrificio psíquico.
Una familia pierde un hijo sagrado,
Y el mundo lo olvida en su regocijo.
El Cristo del 2001, con sus tentaciones,
Serpientes, conejos y viajes en el tiempo.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Pasión de Apóstol

"Es el sol lo que hace al mundo girar", me dijo en esa ocasión. No entendía yo, ni las leyes de la gravedad, ni la gravedad de sus palabras, envueltas siempre en ese vapor misterioso que exhalaba entre cigarro y cigarro. Yo quería zurcir las llagas del mundo, destronar la miseria, regenerar la capa de ozono, y él me hablaba de no sé qué propiedades físicas del sistema solar, haciendo gala de lo que aprendió en sus viajes y conversaciones con eminencias de la ciencia. Parsimoniosamente me peroraba, ignorando que las lágrimas me iban a brotar.

Estuvimos varios minutos así, frente a nuestra madre falleciendo de vejez. Digo madre, pero era en realidad nuestra abuela, única pariente viva que nos quedaba, quien nos cuidara luego de la muerte de nuestros padres, nos abrigara en los inviernos, y nos inculcara desde siempre la cualidad de la observación y el respeto.

Mi hermano estaba triste, y como no sabía enfrentar la pronta partida de nuestra madre era que hablaba y hablaba sin parar sobre lo primero que se viniera a la mente. "Y mientras mayor la masa, el peso de cada cosa, mayor la atracción que ejerce". Nuestra madre sí que era un peso a ser considerado, con la fuerza con que nuestros pensamientos y corazones la rondaban día y noche, por amor tanto que le debíamos y le dábamos en los gestos pequeños de lo cotidiano.

Entonces se estaba muriendo, y mi hermano, en una suerte de letanía, repetía sus mantras científicos, como si quisiera acallar la realidad que se develaba ante nosotros. Habíamos perdido a nuestros padres, pero fue a tan temprana edad, y tanto el cariño de nuestra madre, que nunca conocimos el vacío de la muerte. Ese día íbamos a conocer la sombra grande, y cada uno de nosotros partiría después a su propio horizonte: No podríamos soportar la presencia del otro sin recordar a tan anciana mujer.

Recorrí nuestra ciudad, siguiendo un sendero invisible a los ojos, luego de enterrarla en el Cementerio General. Me senté con pordioseros, alimenté palomas, enjuagué mi ropa en callejones con botellas de agua. Bebí, mané desconcierto, increpé a desconocidos, lloré en hombros de una amiga. Pasadas varias horas, regresé al cementerio con más flores. Desde esa tarde, no supe más de mi hermano.

Varios meses después, algo más asimilado el fin de la vida de mi madre, empecé a cantar en plazas, conversé con almas en pena, y empecé a sanar a los heridos de corazón. Mi abuela habría de vivir por medio de mis acciones, y yo repetiría sus prodigios como si fuera apóstol de esa Cristo femenina.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 26 de mayo de 2015

Palabras para el Sendero y tu Compañía

Ay, que te lamentas del camino largo ante nosotros,
Ansías presurosa llegar a tu destino soñado.
Yo te digo, amiga mía, que el sendero es grato,
Y tu compañía un regalo de plata y flores.
He visto tu rostro brillar con la fuerza del otoño,
Y en tu voz reconozco una frescura imposible.
Haces que me mane agua de estrella en abundancia,
Brisas mi corazón con las maravillas del silencio,
Con la magia de tus trazos, la delicadeza de tus ojos.
Quiero cantarle al cielo y a las nubes del frío
Que eres tanto luz de la mañana como la primera hora de oscuridad.
Eres hogar de mis tristezas y alegrías,
Guardiana de todas mis espadas y acordeones.
Pálida, en tu callar hay más decir que en todo el saber humano.

Y sin embargo te sabes triste y mísera en tu andar,
Indefensa ante bestias y a merced de los elementos.
Pero no olvides nunca, amada compañera, que no estás sola.
Te atraviesan como a mi estacas de hielo negro,
Tus tempestades del alma las comparto,
Yo cabalgo junto a ti bajo esta lluvia también.
Te acompaño rumbo al sol,
Te guiaré cuando el mar nos sepulte,
Y te seguiré cuando descubras esa decisión que tienes dormida.
Tenemos tiempo para aprender a caminar nuestras vidas,
Y quiero hacer de este un viaje inolvidable contigo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 15 de mayo de 2015

Conjunto de Sandeces de Inspiración Hare Krsna

El sueño purifica lo que en la vigilia se contamina,
Reparando los dolores, significando los sinsentidos,
Forjando historias al revolver de revés la consciencia.
Dormir es acto devocional de adoración al Yajña-Pati:
Todo occidental cree que perder horas sin trabajarlas
Es un sacrificio en pos del cuidado del cuerpo material.
Si tomamos lo anterior como cierto, o como poco falso,
Podríamos llegar a razonar que este sacrificio voluntario,
Si es hecho como un acto de servicio con consciencia de Krsna,
Le agrada y le satisface, lo que nos liberará del karma
Y otorgará la verdadera felicidad a nuestra alma inmortal.
Ergo, dormir nos da posibilidad de trascender como Gudakesa,
Y soñar es regresar con Sri-Sri-Sri-Sri-Sri-Visnu.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Sexta Bestia

La araña de la angustia que pende sobre mi cabeza
Desde su tela de aterradora acróbata me espanta,
Sus terribles patas infinitas, sus cuchillas heladas,
Su saco de veneno que esparce por mi garganta.
No puedo escapármele, sus ojos están en todas partes,
Observándome desde rincones imposibles,
Susurrando con su lengua plateada maldiciones
Que me parten la voluntad y derraman mis pensamientos.
Su mordedura fría como el hielo y larga como el silencio,
Deja marcas de fuego que no me dejarán aun después
De que logre darle muerte a esta sombra del infierno.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

martes, 12 de mayo de 2015

Fogata

Crujir y chisporrotear,
Madera del sur y fuego.
La vida no es más que
Crujir y chisporrotear
En una fogata enorme,
En la noche del tiempo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Responsabilidades

Sueltas las bestias negras del desierto,
Con sus bofetadas de arena y alaridos
Me atacan sin darme respiro ni descanso.
Son los perros furiosos del asfalto,
Que derraman sangre de sus hozicos romos,
Y derriten con sus ojos de acero los míos.
Los verdugos me acechan tras las esquinas,
Me miran desde dentro de mis espejos,
Saben mis rutinas y atacan cuando me duermo.
No me dejan pegar ojo,
Me tienen corriendo de un lado para otro,
Porque les tengo un pavor inmenso,
Pero más aún porque me inyectan sistemáticamente
Una manía y celeridad mental de la que no hay cura.
Termino cada día echando espuma por la boca,
Encorvado en el suelo, espasmódico,
Y preguntándome cuánto tiempo me faltará
Para convertirme en uno más de ellos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 2 de mayo de 2015

Yo estaba destinado a no ser, Tú estabas destinada a desaparecer

Sé bien que te estás yendo,
Más lejos de lo que mi mente entiende,
Cruzando océanos insalvables,
Más allá del horizonte.
Pero no te marchas físicamente,
No en este tiempo ni este espacio,
Estás cerrando el corazón,
Prohibiéndome la entrada.
Los obsequios que te he dado
Ya no necesitas, ni quieres guardar,
Sólo los dejarás junto a la puerta.
Te estás yendo, me doy cuenta
De que lo haces lentamente,
Como suspirando exhausta,
Estás sacándote mi aroma del recuerdo,
Desbaratando lo que quisimos construir
Pero nunca supimos concretar.
Te vas y yo tengo la certeza
De que no soportaste mi carácter voluble,
Mis artimañas de perro melancólico,
Ni mi afán de coleccionar heridas.

Sé bien que te estás yendo,
Y fui yo quien dijo adiós primero.
Tienes que entender, tuve que rendirme
Ante mi propio cansancio y hastío:
El mundo me sabe a poco, y yo mismo estoy vacío.
Nunca te quise como un adulto lo haría,
Déjame al menos dejar de hacerlo con madurez.
Será mejor que te alejes sin mirar atrás, 
Corta el lazo implícito entre nosotros,
Que el silencio se encargue del trabajo sucio.
Yo por mi parte volveré a escribir,
Volveré a dormir por las noches,
Lloraré lo que deba, soñaré lo que pueda,
Y mataré lo que quiera.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Sobre las Pérdidas

Es curioso como uno se entrelaza
Con otras personas a lo largo de su vida,
Personas con las cuales puedes llegar a soñar,
A desear un mañana y esperar sus llamadas.
Deja de ser curioso, y se vuelve doloroso,
Cuando miras hacia atrás, buscando consuelo,
Y lo único que tienes a tu espalda son cicatrices,
Marcas de soledad que el tiempo no borra ni sana.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 29 de abril de 2015

Redondelas de Acuarela

Un movimiento acuático,
Espumas de aire envolvente,
Los peces de tus ojos me miran
Con un oleaje castaño creciente.
Se diluyen en las nubes de mi mente,
Como sueños que me encandilan.
Me remueven con los giros insistentes
De sus suaves escamas cuando brillan.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 24 de abril de 2015

Persona Precisa para mis Días

Si el sol estuviera encarnado en una persona, seguramente ondearía Fernanda como su nombre. Conocí su dulzura y sus inseguridades cuando aún era muy pequeño como para saber lo que era el miedo verdadero, menos aún el amor de verdad. Fueron breves días de quiromancia y risas, también de lágrimas, éramos jóvenes con corazones apuntando a nortes distintos, que coincidieron en amistades y lugares, en tiempos y en palabras. Una buena amiga, infinita, repleta de fuego, sinceridad y lealtad. 

Como con tantas otras personas, el silencio y la distancia nos separó un invierno, y convirtió nuestros encuentros espontáneos y azarosos en conversaciones forzadas y en máscaras aceptables. Creí que ella era feliz, y que no necesitaba de alguien angustioso y hundido en el llanto de tantos fantasmas, así que la dejé marchar varias veces sin siquiera pedirle su número de teléfono.

Ayer volví a ver a Fernanda, pero algo había cambiado. Yo podía ver desde más altura mis propios errores, y ella estaba extrañamente poseída por un trance melancólico. A esta altura de nuestras vidas, bien podríamos haber sido extraños el uno para el otro, pero decidimos jugar a las confidencias. Yo escuché su pesar y la acogí, recordando el primer abrazo que nos habíamos dado hace varios años atrás. La entendí sola y lastimada, decidí quedarme junto a ella y ser, por primera vez, un sol en donde pudiera calentar su pena y secar su tristeza. 

Tengo que reconocer que yo no estaba bien, que me apretaba el cuello el brazo invisible de cierta mujer, y mientras empecé a sanarla en silencio, esforzándome por reavivar sus energías decaídas, me nació la certeza de que no la dejaría sola. Ella me agradeció, más de una vez, y sentí alegría. Empezamos a filosofar, a mezclar anécdotas, a entremezclar lo humano que habíamos olvidado del otro, y en esa acción de reencuentro feliz, me devolvió de un soplo la cordura, como si me hubiera untado lo esencial que yo estaba olvidando en mi vida.

Digo que ella es un sol, además de una mujer increíble, por la fortaleza que irradia y el cariño con que nutre a quienes tienen la fortuna de conocerla. Fernanda es poesía con ojos de ensoñación.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 23 de abril de 2015

Hilillo de Espíritu

El humillo delgado como la plata
Que deja una vela tras ser soplada:
En estos días de frío lejano,
Así de pequeña es mi alma.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Perdido

Mucha gente me conoce,
Pero pocos me saben.
Y pese a que me regalo,
No le pertenezco a nadie.

No existen ojos que sean
Capaces de mirarme,
Menos aún un corazón
Que se atreva a amarme.

En mi taller de papeles,
Ya cuando pasen los años,
Serán mis artilugios
Quienes vendrán a enterrarme.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 20 de abril de 2015

Intento Darme a Entender

Quizás me entiendan si les digo
Que soy un ladrillo,
Un dactilógrafo en desuso,
Una mancha en la ropa.
Soy fuego bajo el agua
Y una roca flotando en ozono.
Soy la suela de tu zapato
(pisaré mierda por ti),
Y un paraguas en mal estado
(haré lo que pueda por mantenerte seco,
pero no prometo nada).
Soy un convencido de que
No hay nada más en lo que creer,
De que las bombas son dioses modernos,
El amor es un naufragio desastroso,
Y que los políticos pasan demasiadas horas
Encerrados en mi televisor.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

La Lagartija

Desearía ser un hombre de mi gente,
Un hombre de mí mismo,
Un hombre verdadero,
Y no la lagartija nerviosa
En la que estoy convertido:
Escurridizo, inaccesible,
Sediento de un calor inexistente en mí.
Estoy cansado de pasearme entre rocas
Y de escaparme de muchachitos puros,
Quiero empezar a andar erguido,
Sentirme dueño de la imagen
Que parpadea en mis espejos.
Ansío tocarme las axilas y no encontrar,
Entre asco y sorpresa,
Escamas rojas en lugar de pelos.
Algunos dirán que exagero,
Que ser lagartija no es tan mal destino,
Pero yo creo fervientemente que
Los fríos reptiles tenemos derecho a soñar
Con más que sólo moscas y gusanos.
Tenemos derecho a arrancarnos nuestras colas,
Sacarle la lengua al mundo,
Y pensar que hay un sol perdido dentro de nosotros.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 18 de abril de 2015

Poemaluz

Silbando un misterio tras otro
En el viento infinito de los oleajes:
Eres, mujer, como el sonido
Del mar dentro de una caracola.
Escondido sol, de un brillar invisible,
Que se adivina divino tras la nube.

Me habitas tanto como me agitas,
Me llenas de un dulce calor como miel;
Ahí donde te pienso me nace el cielo,
Allá donde te siento me brota un verso.
Te veo en cada maravilla que tiene este mundo,
Porque cada una tiene algo tuyo dentro de sí.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Pequeñez de Corazón

Miren mi barba y mis modales,
Pero no se dejen llevar por ellos:
Tengo el corazón de un niño pequeño,
Mis sentimientos son titanes de fuego.
Me consumo por dentro y en silencio,
Mientras aparento ser más adulto de lo que soy.

Autor: Feliipe Guzmán Bejarano

viernes, 10 de abril de 2015

El Derecho de Dormir en Paz

"El derecho de dormir
Superando el sufrir:
Del golpeado en Vietnam,
De toda la humanidad;
Ningún cañón borrará
El templo universal
Del derecho de dormir en paz."

Sólo en el sueño nos salvaremos del dolor,
Bajo la forma del silencio de los callados,
Sobre las alas del ideal y la esperanza,
O en el entretejido que hace la Muerte con nosotros.
Después de todo, somos todos esclavos
Con el derecho de morir en paz.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 5 de abril de 2015

Juego de Gatos

Relamíase sus bigotes el viejo felino,
Jugando con la mirada, expectante.
La mesura le duraría poco,
Su amada gata lo sabía.

Primero se quitaría el sombrero,
Luego el corabtín renegro,
Sacándose al final el autocontrol.

Se olerían los rabos primero,
Luego se lamerían los cuellos,
Al final se rozarían incesantemente.

Ronroneos en la recámara de los Gatos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Protesto contra los Políticos

Protesto contra los Políticos:
A esos hombres les gusta pensarse poderosos,
Dueños del mundo, señores de sus señoras,
Amos de si mismos, ¡Que cortos de entendimiento!
Faltos de humildad, automasturbatorios en exceso,
Edípicos, se rascan sus ombligos y exigen sin mirar.
No quieren ver, y no van a reconocer en lo absoluto
Que la mujer tiene voz y sexo, y deseos de ejercerlos;
Que los jóvenes queremos un mundo más justo;
No quieren soltar sus monopolios farmacéuticos,
Ni aflojar sus garras de petróleo, balas y dinero.
Viejos egoístas, devoran lo que producimos con esfuerzo
Sin siquiera moverse de sus sillones acolchados.
Reclaman públicamente por sus derechos
Mientras mienten descaradamente en televisión abierta.
Ladrones de máscaras de oro, lobos en piel de cordero,
No comprenden el peso de sus acciones e inacciones.
Ignoran que la sangre de los pueblos que han violentado
Se volverá en contra suya uno de estos días,
Y todo arderá, con un latigazo de muerte,
Con un zarpazo de revueltas y sed,
En un intento desesperado por establecer,
A punta de azadas y cuadernos, justicia verdadera.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

miércoles, 1 de abril de 2015

Encandilada

¿Qué haces aquí, pendiente de la luna?
Hecha péndulo como si estuvieras esquirlada.
¿Qué tiene la noche, si no culpa o tibieza?
No entiendo tu mirada intensa,
Pero me recuerda a cierto sofá negro.
Baja los brazos, ¿qué pretendes alcanzar?
Tus estrellas están tan lejos que podrían estar muertas,
Y te olvidas de los grillos, abandonas las polillas,
Dejas detrás tuyo la tierra misma en tu ambición.
Pretendes volar cargando el peso de todas las gravedades,
Pretendes surcar el cielo atada de manos.
No eres más que un ave en su jaula,
Arrancándose las plumas y pinchándose las alas.
No entiendo nada de lo que haces,
Pero a mi parecer estás encandilada.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 23 de marzo de 2015

Ni fu ni fa, ni chicha ni limoná'

Tú no quieres que me quede
Tú no quieres que me vaya
Tú no quieres conmigo nada
Ni palabras suaves
Ni insultos baratos
Menos aun mi lástima
Tampoco mi desprecio
No te molesta escucharme
Pero responderme ni pensarlo
No te importa si te espero
O si por ti desespero
Tú no me quieres en tu vida
Tú no me quieres ni en tu muerte

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Parálisis del Sueño

Si cierro los ojos y no puedo abrirlos,
No tendré erecciones, no tendré corazones,
Y si se desliza mi vida en un callejón sin salida
Perderé mi calma y la sonrisa en mi espalda.

Si comienza la parálisis tétrica,
Si muerde la presión en mi pecho,
Si escucho el alarido sin fin.
Me hundo en cada esquina de mi almohada.

Si reinicia la persecución estática,
Si me posee sexualmente el miedo,
Si me rompo apretando los dientes.
Cuarenta estacas de relinchos grises.

Si la fuerza imposible de mi dedo inmóvil,
Si el grito que ahogo frustrado,
Si mi balbuceo inaudible.
Lucho contra las cadenas de mi propia mente.

Si los espectros enviados por esa mujer,
Si los fantasmas acosadores de mis sueños,
Y si esta puta noche calurosa.
Todo es mentira.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 15 de marzo de 2015

Cabezazos contra la Pared

Busco amor en las personas equivocadas,
Me desgasto afrontando la indiferencia,
Y la oscuridad de otros corazones
Amenaza con apagar mi débil luz.
Recibo lejanía cuando preciso abrazos,
Y empiezo a dudar de que merezca el cariño de alguien.

En la era del individualismo y el placer a corto plazo
Doy mi vida y alma por causas perdidas.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Memorias

Se me vienen a la conciencia,
De tanto en tanto, 
Una oleada de recuerdos viejos:
El olor de las sopaipillas junto al te,
Los saltos que daban hasta el cielo,
Los niños de las bicicletas locas,
El castrador silencio,
La fría casa del invierno,
El horror que me ocasionaban los bichos.
Recuerdo incluso el llanto bajo la mesa de billar,
Tan pequeño que era y la amabilidad ya me hacía llorar.
Recuerdo la sensación de estar vacío,
Las paredes que envolvían mis emociones.
Recuerdo la decepción,
Los golpes, las caídas, las magulladuras.
Recuerdo que tuve que crecer deprisa,
Y que no pude nunca ser un niño.

Recuerdo querer escribir un poema
Sobre los hermosos años de niñez,
Pero me he perdido en el camino
Y terminé con algo como esto.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 5 de marzo de 2015

Sebastián

Pálidas piernas batiendo el aire,
Rostro sincero y corazón de carne.
Una suerte de niño hecho hombre
Con ojos que ocultan otros ojos.

Bien pudo haberse llamado Ceniza,
Porque nació del fuego de una misa,
Sin heredar intensidad ni vanidad.
Manos mansas, piel fiel, joven de alma,

Ayer se encontraba abandonado,
Lejano de toda familia y cuidado.
Hoy regresamos los suyos
Para ver su sonrisa de humano.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

He Vuelto a Levantarme

Con el tañer de la noche,
En el punto más álgido
De la amargura misma,
Vi nacer una luz cordillerana.
La nieve lamió mis heridas.

Recuperé el color de mis ojos,
El entumecimiento de mis manos
Fui perdiéndolo progresivamente,
Regresaron las uñas de mis dedos.
Mis dientes volvieron a su lugar.

Fueron los recuerdos del sur,
Las bodas del silencio y el mar,
Junto a un profundo deseo azul
Lo que me salvó de la muerte.
Hoy he vuelto a levantarme.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 21 de febrero de 2015

Fiebre Existencial

Mi frente es un desierto
Atravesado por ríos rojos
Sangre es lo que humedece
Mis labios requemados
Vuelvo al tiempo de las gaviotas
Regreso a mis poemas de flores
En mis dedos flamígeros
Veo arder mujeres y soles
Los meses del fuego no han terminado

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Rabia Negra, Nudillos Negros

Las cosas no están yendo bien,
Me temo que es necesario admitirlo,
Porque crece en mi pecho un deseo hondo,
Hondísimo de mandarlo todo al carajo.
Ya dejé de ser hombre para la resignación,
No puedo aceptar lo que no puedo cambiar,
¡Y no quiero aceptar las imposibilidades!
¡Que nadie me venga a decir lo que no puedo hacer!
Ser un conformista ha sido mi maldición,
El látigo que me castigaba por ansiar
Cosas que no podían ser cosas mías:
Pero ahora que abandono esta falsa calma,
El agua tibia no me basta para beber
Y los calcetines apretados no están "bien";
La simpatía que produzco en los otros
Me repugna, me agota, me cansa
En su ligereza sin compromiso;
Nadie tiene el valor de amarme,
No hay quien se atreva a abrazarme,
O será que no sirvo para inspirar corazones.
Pero no me resigno ante la cruel verdad.
Oh, no señor, no me voy a aguantar esto.
Esta amargura que me hincha como un sapo
Será el motor que despierte mi ambición.
Romperé todas las cadenas habidas y por haber,
Gritaré contra quienes osen devolverme sensatez,
Quebraré mi nariz chocando contra los muros de la realidad,
Hasta que traspase la frontera de lo bueno y lo malo.
Si llego a morir en esta lucha rabiosa,
Habré ganado entonces al librarme
De esta vida de mierda.

Sepan entonces, en resumidas cuentas,
Que no seré más el cordero dócil
Dispuesto a un sacrificio que nadie agradece,
Y que nadie necesita.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

domingo, 15 de febrero de 2015

Versos Muertos

Quiero pensar que quiero querer,
Mas pensar no puedo.
Ando buscando que cosa leer,
Pero leer no quiero.
No encuentro agua para beber,
Entonces beberé fuego.
Si llego a aceptar que no sé que hacer,
En ese momento muero.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Oscurecer

Estoy perdiendo el alma sensible,
Puedo verlo en mi rostro por las mañanas.
Se me está endureciendo el entrecejo
Y no me duelen las mismas cosas de antes.

¿Será que venció al final el silencio?
¿Fue la distancia entre una palabra y otra
Lo que desgastó al final mis glándulas lagrimales?
Aunque sea una explicación posible, no estoy seguro.

Oculto crueldad tras la careta de lo cierto,
Me lamento cuando es muy tarde
Y nada puede hacerse al respecto.
El llanto ajeno empezó a ser irrisorio.

Se me hielan lentamente mis extremidades,
Ya no siento ni los dedos ni las texturas;
Perdí también mi lengua vivaracha,
La conversación inteligente, y mi sentido del humor.

Mi fe, mi mancillado sistema de creencias,
Tambaleante luz de vela que amenaza con apagarse,
Estructura desafortunada llena de contradicciones,
Imposible forma cerca del desgarro y la desaparición.

Estoy perdiendo el alma sensible,
Se desvanece mi placer por lo pequeño.
A la mujer que amo, haga lo que haga hiero,
Y no la quiero, piensa, no la quiero.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 2 de febrero de 2015

Marciano

Yo solo soy un marciano
Que vino de vacaciones,
A oír melodías de piano
Y a cantar alegres canciones.

No soy ni grande ni enano,
Aunque tengo once corazones.
Quizás me conozcas hermano
Una noche sin desilusiones.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano.

Resistimos

Por encima de toda la nieve,
Desde más allá del norte bueno,
Vino el monstruo de seis patas,
La muerte de casco brillante.

Con su espada de relámpagos
Derramó venenos de fuego
En las aguas y en las tierras,
En la sangre de nuestros pueblos.

La enfermedad del metal reclamó
A nuestros hijos nonatos
Y a nuestros muertos.

Nos acorraló en el fin del mundo,
Y en contra su voluntad de hielo,
Resistimos.

Violó nuestros ritos más sagrados,
Consumió y devoró nuestras riquezas.
Y aun dejándonos en la miseria misma,
Resistimos.

Ni la opulencia de su vanidad,
Ni su codicia desmedida,
Podrán borrar el peso de su olvido.
Existimos. Resistimos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 12 de enero de 2015

Con la Cabeza Clavada

Envuelves cada fibra de mi pensamiento
Con tu forma de cristal y tu aroma a sal.
Tengo la cabeza vuelta al revés,
Clavada en lo que creo son tus palabras,
O acaso en las paredes de la distancia.
Dejo sonar tu canción cuando no estás,
Para llenar el silencio que deja tu corazón
Cuando no está latiendo junto al mío.
¿Cómo decirlo más fácilmente?
Te extraño.

Mis manos sólo encuentran un humo frío,
Y yo dejo de ser yo sin tu sonrisa.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano