domingo, 15 de febrero de 2015

Oscurecer

Estoy perdiendo el alma sensible,
Puedo verlo en mi rostro por las mañanas.
Se me está endureciendo el entrecejo
Y no me duelen las mismas cosas de antes.

¿Será que venció al final el silencio?
¿Fue la distancia entre una palabra y otra
Lo que desgastó al final mis glándulas lagrimales?
Aunque sea una explicación posible, no estoy seguro.

Oculto crueldad tras la careta de lo cierto,
Me lamento cuando es muy tarde
Y nada puede hacerse al respecto.
El llanto ajeno empezó a ser irrisorio.

Se me hielan lentamente mis extremidades,
Ya no siento ni los dedos ni las texturas;
Perdí también mi lengua vivaracha,
La conversación inteligente, y mi sentido del humor.

Mi fe, mi mancillado sistema de creencias,
Tambaleante luz de vela que amenaza con apagarse,
Estructura desafortunada llena de contradicciones,
Imposible forma cerca del desgarro y la desaparición.

Estoy perdiendo el alma sensible,
Se desvanece mi placer por lo pequeño.
A la mujer que amo, haga lo que haga hiero,
Y no la quiero, piensa, no la quiero.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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