martes, 25 de octubre de 2016

Inevitable

Querida maga,
Maestra de capa y varita,
Hechicera de primera categoría,
Hoy entre los jardines
Te asomaste por encanto del silencio.
Apareciste con tu panza
De almendra blanquecina
En la cima de mi memoria,
Contorsionándote como solías hacerlo,
Entre mirando al cielo
Y besando la tierra.

Se me hace inevitable,
Tengo que decir que te recuerdo.

Te recuerdo, no porque hayas sido
Un cadáver ingrávido,
Tiritando de placer en la penumbra,
Violando el éter con tus tobillos helados.

No, te recuerdo más bien
Por tu carácter ardiente
De amapola o de tigresa,
Acechando, siempre observando,
Jugando con el tiempo y la distancia
Con un deleite aterrador a la par que envidiable,
Siempre lista para saltar
De la muerte a la ternura.

Recuerdo tu orgullo,
Tu frente amplia como un pizarrón,
La sonrisa abierta cual ventana.
Es como si hubieras sido primavera,
Llenando de flores hasta las cosas más banales,
Riendo de asombro en el encuentro,
Brisando las copas de los árboles
Que se encuentran dentro de mi pecho.
Rasgando el aire con tus ojos.

Te recuerdo rasgando el aire
Con tus pómulos y tus clavículas,
Visiones de la delicia.

Fuiste, viniste,
Como un torbellino de piedras
Sacudiste la base en que me paraba,
Revolviste los papeles de mi mesa,
Y te fuiste.
Viniste, te fuiste,
Siguiendo designios y rutas
Sólo sabidas por ti y las camelias.

No puedo evitarlo,
Amiga mía.
Te recuerdo caliente
Como la llama de un fósforo,
Ardiendo en la punta de mis dedos.
Y yo, tan necio, por no quemarme,
Te soplé del miedo y del ansia.

Y me quedé a oscuras,
Sin ti, sin tu figura pálida,
Con un racimo de vacíos a mi lado.
Faltas en mi periferia,
Faltas en todos lados,
Menos en mi memoria.

Te recuerdo,
No porque quiera,
No porque te extrañe,
No porque quizás te ame,
Ni por rellenar mis días sin ti.

Te recuerdo porque puedo,
Porque no puedo olvidarte.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 17 de octubre de 2016

Hermetismo Bidireccional

Tal vez nunca entiendas lo difícil
que fue para mí dejarte ir,

Y creo esto así por tres motivos:

1) Porque sueltas al viento todo lo que te llega,
y lo dejas levitando a distancia prudente;
siempre al alcance, pero nunca muy cerca.

2) Porque pensé que querrías quedarte conmigo
por más tiempo de lo que dura una vida.

3) Por mi reticencia a contarte esto.

Espero no leas nunca estas palabras
que necesitaba arrancar de mi garganta.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Pañuelitos Desechables

Buenas tardes Tía,
Vengo buscando sustento.
¿Tiene algo bueno?
Algo que me guste,
Que me plazca.
¿Algo que no sea caro?

Por favor, Tía,
Le pido algo simple,
Un producto que me calme,
Un objeto que me sede,
Algo que anestesie
Mis latidos acelerados.

Se lo pido Tía,
Quiero salvar
Mi pobre corazón
Del fuego de la pena.
No tengo mucho dinero,
Mas llanto en abundancia.

(Sé bien que la Tía
No es fácil de convencer,
La vida la llevó a ser
Tacaña y fría en su trabajo,
Pero racimos de humanidad
Aún quedan en este árbol
Viejo, Caído, Porfiado.)

Vamos, Tía, he sido
Leal cliente estos años,
Aún cuando cobra más caro
Que toda su vecindad mercante.
Se lo ruego, véndame algo
Que me seque las lágrimas,
Aunque sea por unos momentos.

- ~ -

Gracias Tía, gracias
Por estos pañuelitos
De papel desechable.
Ahora tengo con qué sonarme,
Por fin tengo con qué llorarme.
Gracias Tía, gracias
Por su compasión simple
Y de monetaria utilidad.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Asfixia Larga

Me pierden
Las lentas letanías
De las negras lagartijas,
Me están prendiendo
Su pálido manto
De funesta primavera.

Me penden
Barros de lejanía
De mis molares grises,
Cuelgan y gotean
Venenos de espanto
Sobre mi garganta, ramera.

Me pudren
Esos versos de porfía
De las rocas apesadumbradas,
Esas piedras magnéticas
Con su filosofía de llanto
Y su maldición de eterna espera.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

sábado, 15 de octubre de 2016

En ser un topo se me irá el mañana

Se arrima la noche a mis hombros
Según pestañeo y desdibujo mi tez.
Planeo irme a dormir bajo tierra
Entre piedras de amor y bostezo,
Sacudiéndome de cuando en cuando,
Dando origen a los temblores
Que tendrán lugar el día de mañana.

Dejaré, para este propósito,
Atrás mis ropajes de vergüenza,
Mis telas de convención social.
Amarras y bozales no necesitaré ya,
Sólo litros y litros de jarabe para la tos,
Kilos y kilos de afrodisíacos de oriente,
Besos y besos y besos de amor planetario.

Besos de piedra espero.
Besos de amada estrella mineral
En geológica explosión.
Besos de oscura tierra,
Con labios de fuerte aroma,
De tacto húmedo y caliente.

Cuando me acaricie la roca desnuda
En mi caverna de reposo subterráneo,
Me estremeceré con violento placer
Y acabaré por moverme en mi lecho,
Secretando semen y saliva por la piel
Como un elixir de fertilidad vegetal.

En el momento en que se remezca la patria y sus aguas,
Piensen en mí, y en mi sueño feliz de cigarra orgásmica.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

viernes, 14 de octubre de 2016

Abierto

La buena poesía es tanto
Bendición como maldición,
Su toque santo y profano
Eleva y hunde la cognición,
Llenando y vaciando el corazón
Con sus cazos de espejo claro.

Con sus espejos en acto triunfante
Me muestran la cara sucia
Y las manos picando por crear algo.

Quiero levantarme y dejar
       Atrás       las       aulas       repletas
                           De tanta gente muerta.

Quiero correr a los jardines
      Respirando      por      la      boca,
                           Abierto crucifijo roto.

Dame, ¡ay!, un vaso de poesía,
Un cedazo abierto en plegaria,
Dame una bala de domingo de ramos.

Quien sea, quiera lo que quiera, 
Que me traiga un beso en verso
Y que me dé una sopa de letras.

Tengo hambre, tengo sed, 
Tengo espinas del hastío clavadas
Bajo las pupilas negras de negrura.

Quiero abrir las piernas rojas
      Para      recibir      definitivamente
                           Una caricia de literatura.

Una caricia de literatura que me abra
La entrepierna con ardiente metal
De dulce guitarra encabritada.
Trocaré el hueso por silencio,
Venderé el silencio por la palabra,
Y forjaré valentía a partir de frases sueltas.

Quiero decir, es más, quiero decir
      Que      no      dejaré      herencia
                           A los tábanos del desierto.

Plantaré a mi hijo, escribiré mi árbol,
Y para rematar mis deseos de romper,
Daré a luz a un libro, eventualmente.

Quiero que sea libro de selva urbana,
      Capaz      de      hacerle      justicia
                           A la pura y libre poesía.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

lunes, 10 de octubre de 2016

Lírica de Primates

Los poemas de amor ya no tienen sentido,
Se han repetido mil y una vez, son cliché.
Nadie quiere ya estos racimos de palabras
Provenientes de antes de la edad media,
Y de después de la edad media.

Por eso yo no quiero hablar más de mujeres.
Ni de hombres, ¡no!
Ni de hombres.

Les traigo entonces, en sustitución,
Temas olvidados por la lírica:
La comezón (maldición de la piel),
El hambre (maldición del estómago),
La caca (maldición del trasero).

¿A quién queremos engañar?
Cantarle a la belleza de la luna
Era una excusa barata para encubrir
Esos deseos irrenunciables
De remojar el aparato genital.

Seamos sinceros:
Nos pica la espalda,
Nos ruge la panza,
Nos duele el colon.

Somos primates, después de todo.
Y entre primates no hay secretos.
No debería haberlos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

jueves, 6 de octubre de 2016

Preguntas Centrales

Qué hojas negras veré
En los negros árboles

Qué sombra me acunará
La próxima negra tarde
Que me separe de la negra noche

En qué clase de viejo
Me habré de convertir

Por dónde irá a correr
El río que hoy me llora
Con su negro manto de agua

Qué hojas secas iré
A pisar con el taco
De mi bota negra

Qué hojas serias iré
A patear con la punta
De mi espada negra

Quién me salvará
Del veneno negro
Que recubre mi piel

Cuál fue el inicio
Y por qué ha de haber
Un final
Para esta negra comedia
De negros y negras
Danzando como uvas negras


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

Malo

Este poema es malo,
Le saca la cresta a los otros poemas,
Quema vehículos y maquinaria pesada.
Atraca bancos, viola señoritas,
Mata a respetables caballeros.

Este poema se escapa de prisión,
No soporta el confinamiento
Ni la compañía de otros poemas
Más o menos malos que él.
Este poema salta muros y alambradas.

Se esconde en casas de la periferia,
Aterrando hasta los huesos
A los dueños de dichas viviendas,
Que huyen despavoridos
Del poema asesino incansable.

Este poema es malo,
Incorregible, amoral,
Feo a la vista y al acto.
Este poema es mala influencia,
Aleje a sus niños de él.

Pero no siempre fue malo
Este poema bélico, sanguinario.
No, antes de la consciencia sucia,
El poema solía soñar con la siembra,
Con el cultivo, con la cosecha del alma.

Si, este poema fue víctima
Antes de ser victimario.
Le aserrucharon las alas hace siglos,
Una mañana clara de verano
Con la irrupción de su tierra.

Al poema lo desalojaron.
Al poema lo denigraron.
Al poema lo colgaron por los pies.
Al poema lo degollaron vivo.
Al poema le dijeron indio inculto.

No quiero justificar la matanza de poemas,
No quiero defender las atrocidades
Cometidas por el poema de gran prontuario.
No quiero fomentar la violencia.
No quiero que perdonen, quiero que entiendan.

Quiero que entiendan que el poema
Es el rostro visible de un pasado
Horripilante, atroz, arrinconado.
Un pasado que nos condena a todos
A ser, de una forma u otra, un poema malo.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano