domingo, 30 de septiembre de 2012

Recolección del Dolor 2


Su fantasma me persigue por cada pensamiento que pasa en mi mente. Eso es parte de las complicaciones, debo tolerarla, aguantarla y conocerla de nuevo. Porque el dolor aun no cesa, quizás no se detenga nunca, y mas que el dolor también debo soportar el pensamiento del dolor, no solo el sufrir sino también el pensar que estoy sufriendo. La conciencia de estas cosas que me pasan hace que todo se vuelva aun más difícil. Y ahí esta ella, su presencia, para recordarme siempre que estoy sufriendo y que no dejo de pensar que estoy sufriendo. Al principio buscaba formas de evitarlo, de evitar la conciencia y el razonamiento, de evitar el pesar que estoy en un mal momento. Pero  eso no deja espacio para nada, el sufrir y conocer ese sufrir llevan a que toda la experiencia alcance otro nivel y que duela aun más, pero te haga vivir aun más. Encontrarme con ella lleva a un estado de mi persona que sucede pocas veces, mi mente no sabe si distraerse o afrontar lo que le dice mi espíritu; mi espíritu siente como lo apuñalan cada vez mas profundo, pero abraza ese dolor y pide por más. El sufrir se ha vuelto un proceso complicado y no necesariamente desagradable, es común y rutinario, quizás me he acostumbrado a ese sentimiento que me hunde en la tristeza. El resto del mundo me ve cada vez mas negro y ensimismado en mis pensamientos, olvidando a los demás a mi alrededor, pero la verdad es que aparezco cada vez mas conectado con mi ser, con mi interior, con la persona que de verdad existe en este saco de carne y materia gris. Cada vez menos materia gris. Poco a poco siento como me desvanezco, pero eso no es necesariamente un proceso degenerativo. Dicen que un realista es un optimista con experiencia.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Sin Título

Puedo cantarle a las flores largas serenatas,
Llenas de rimas e historias fabulosas, 
Cargadas con la inocencia de mi corazón
Y que brillan por las noches de invierno.

Puedo robarle una sonrisa y un beso a la mujer más bella,
Puedo perderme en sus ojos eternos por una hora,
Sin encontrar jamás sus secretos ocultos.
Puedo amarla sin saber nunca el porqué.

Puedo soltar mis plegarias al viento,
A las rocas, a la marea y al sol.
Puedo sembrar la esperanza
En las almas de quienes no tienen nada.

Pero no puedo hacerlo,
No puedo, Señor mío, no puedo.
No puedo abandonar al demonio que mora en mi.
No puedo escapar al fantasma que me acosa,
Que me devora desde adentro.
No puedo escapar de mí.


 




















Autor: Felipe Guzmán B.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Arrepentido

Esto no fue más que un error
Un intento de cordura
Un silencio desbocado
Sin sentido y sin ternura
Sin valor y sin albura
Mi alma atormentada
Sin vida y malograda
Con la que nací
Si pudiera escapar
Dejar la ira atrás
Irme lejos de la muerte
Que tan castrado me tiene
Si pudiera irme lejos de ti
Si tan solo fueras menos como yo
Para no verme frágil en ti
Para no oírme triste en ti
Para no tocar mis cicatrices
Y no limpiar mis lágrimas grises
Cuando te consuele
Deja de mirarme
Que me quemas la piel
Deja de llamarme
Que me doblas la mente
Déjame salir
Que quiero morir solo
Aunque sea sólo esta vez



Autor: Felipe Guzmán B.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Ilusión de Medianoche

Dulcemente, sin apuros, en silencio me acerqué a ti mientras dormías. Solo existía tu respirar esa noche sin estrellas. Las luces de la ciudad no acariciaban tu rostro, el frío de afuera no llenaba mis manos y los autos insomnes no lloraban en la calle desangrada. Solo existía tu soñar esa vez, y al contemplarte tan inocente, de mis ojos brotó un latido cálido. Quise, tal vez, abrazarte, no lo sé. Tu dormías y yo no estaba ahí. Me fundí con tu respiración, me hice exhalación, y entonces empecé a creer que tú me querías. A mí, con los ojos cerrados, con el alma callada, con la boca apretada, con la piel enferma, con la voz más dura. No importaba, me querías. Tu dormías y yo me estaba volviendo loco de amor. Te busqué en la penumbra para besarte. Pero tu ya no estabas ahí, solo fuiste una ilusión de medianoche de este hombre abandonado.

Autor: Felipe Guzmán B.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Harry Steinberg Dawson pt1

A las 2:53 AM de una fría y llovida noche de Julio, Harry Steinberg cojeaba hasta su departamento. La sangre corriendo desde su rodilla izquierda hacia abajo y su tibio calor remojándole el tobillo, acumulándose en su zapato y humedeciendo la suela, era la única sensación que experimentaba Harry en ese minuto, su trabajosa mente divagaba demasiado en los eventos que ocurrieron esa noche, demasiado como para hacer que se preocupara por su herida, demasiado como para dejarlo planear su próximo movimiento una vez llegara a su departamento y se encontrara con la mujer que amaba, Sofía. 

A las 12: 17 AM de la misma fría y llovida noche de Julio, Virgilio Campbell,  reciente viudo de Norah Dawson, jefe y ex padrastro de Harry Steinberg, tenía una reunión de negocios con su hijo adoptivo.
-"No podemos dejarla quedarse Harry—Decía el viejo—Tenemos que velar por la seguridad de nuestra familia, de nuestro negocio y de la pobre gente  que nos necesita. Fue ella la que decidió meterse donde no correspondía y ahora tendrá que desaparecer."
-"Tiene que haber otra forma, tu siempre has encontrado buenas soluciones para mis problemas. Diles que pueden estar seguros de que no dirá nada. Esa policía tampoco sospecha de nadie. Le diré a Sofía que solo deje de hablar con ella, no habrá ningún problema."
-"Harry lo siento pero la decisión ya está tomada, no hay nada que puedas hacer al respecto. Sofía se va, y tú te quedas aquí."
Harry se enfrentaba a lo inevitable. Estaba acostumbrado a enfrentarse a lo inevitable, realmente ya no peleaba por estas cosas.
-"Está bien,  pero por lo menos déjame explicarle que es lo que pasa, decirle un par de cosas. Ya no es una niñita de ocho años y, por muy inocente que sea, ya entiende sobre ciertas cosas del negocio. Déjame despedirme de ella, déjame darle un último  día conmigo."
-"Pensé que pelearías más la decisión. Me alegro que puedas entendernos, sé que te apena dejarla y que eres todo lo que ella tiene, pero es la única manera de que estemos tranquilos. No durará mucho, te lo juro Harry".
Harry abandonó la oficina de su padrastro, y se dirigió a su departamento. Caminaba a todas partes, no le gustaban los autos, creía que había demasiados de ellos y por lo mismo jamás aprendió a conducir. A tres cuadras de su calle, mientras bajaba por la Alameda lo saludó una figura oscura que no reconoció en un principio.
-"¡Harry Steinberg! Me dijeron que aparecerías por acá pero realmente no lo creí hasta ahora."
Una mujer con un abrigo largo color azul marino, una bufanda roja como la sangre y un pelo tan rubio que se reflejaba en las gotas de lluvia que mojaban su cara. Se llamaba Gabriela, era una vieja amiga de Harry con la que no conversaba hace mucho tiempo. Aunque Harry iba apurado decidió darle un par de segundos de su tiempo.
-"Es el camino que siempre tomo para llegar a mi casa. ¿Quién te dijo que me vieras aquí? Hace tiempo que no nos vemos, dudo que me hayas buscado por iniciativa propia."
-"Tan brutalmente sincero como siempre, así es el viejo Steinberg. Como sé que vas apurado Harry voy a ser clara. Yo soy solo una mensajera, en realidad no tiene mucho que ver conmigo esto que te voy a decir."
-"Sigues siendo hábil para leer a la gente Gabriela. Acertaste, voy apurado, así que por favor cuéntame rápido que es lo que te pasa. No quiero ser maleducado, me encantaría que nos pudiéramos reunir de nuevo, pero ahora simplemente no puedo. Dime lo que me tengas que decir y hablaremos otro día, lograrás ubicarme si ya lo hiciste una vez."
-"Está bien, seré precisa.  Harry, mañana tendrás un día duro.  Te encontrarás con gente que no conoces, sufrirás y vivirás más que nunca y las cosas se pondrán un poco complicadas, pero todo depende de cómo lo enfrentes. Solo tengo que advertirte que algo inesperado va a pasar, algo que preferirías evitar. En la mañana ira hasta tu casa la persona que me dijo que te dijera esto y te lo explicará todo mejor."
Harry pareció no perturbarse por las noticias, ni se inmuto. Estaba un poco confundido por la vaga información, pero demasiado distraído con la idea de volver donde Sofía como para detenerse a pensar mucho tiempo.
-"Perfecto, si eso es todo entonces me voy. Espero que nos encontremos de nuevo pronto."
Se dio media vuelta y emprendió la retirada, llevaba aproximadamente unos 7 pasos cuando vio interrumpido su recorrido por la misma dulce voz de Gabriela, pero esta vez le estaba gritando.
-"¡No puedo creerlo! ¡Me mandaron aquí porque estabas alienado, pero nunca pensé que llegaría a tanto! Ni si quiera palideciste un poco, Harry ¿Cuándo fue la última vez que me viste la cara?"
-"Tengo un leve recuerdo de haberte encontrado como dormida hace 3 semanas." Respondió Harry sin darse vuelta, realmente quería irse rápido, no pensaba retrasarse retomando esta innecesaria conversación.
-"¿Recuerdas en qué contexto fue eso Harry?"
-"Era tu funeral. Te atropellaron dos días antes."
-"Ni siquiera reaccionas al ver a tu mejor amiga de nuevo vivita y coleando ¡Estas completamente abstraído de tu naturaleza Harry! ¡Estas ignorando a tu humanidad Harry, y por lo mismo ella te va a atacar!"
Al pronunciar estas palabras Harry sintió una fuerte punzada en la rodilla, justo detrás de su rótula. Era un dolor agudo y frio, como si le estuvieran enterrando un clavo a través de esta. Repentinamente un pedazo de su rodilla se abrió de forma explosiva, un agujero perfectamente redondo dejaba brotar una inimaginable cantidad de sangre, el dolor era insoportable. Harry cayó en primera instancia, pero luego se levantó, pues al agacharse apoyaba todo el peso de su cuerpo en la rodilla y eso hacía de la herida un estigma inaguantable.
-"Tienes que botar lo que tienes adentro Harry, tienes que dejarte sangrar de nuevo."
Harry giro la cabeza para poder mirar a Gabriela y fijarse como es que había hecho esto,  para explicarse un poco que es exactamente lo que estaba pasando. Pero al mirar atrás no vio a nadie, solo la solitaria calle. Ideó por un segundo si es que estaba imaginando cosas, pero la herida era completamente real, asique decidió no darle muchas vueltas al asunto y reanudó la marcha a casa.
A las 3:04 AM Harry Steinberg entró a su habitación, para encontrarse con una pequeña niña de 11 años acostada en su cama. Sofía Steinberg dormía como un ángel.
No quería despertarla, había decidido en el trayecto que mañana le contaría sobre la decisión de Virgilio y tendrían un bonito ultimo día juntos. Mañana justamente pasaban su comedia favorita, la veían todas las tardes que la transmitían juntos frente al televisor, en realidad no parecía de mayor importancia, pero era uno de los mejores rituales padre-hija que compartían. Se apresuró al baño, haciendo el menor ruido posible, su rodilla seguía sangrando y Harry estaba cada vez más próximo al desmayo, además estaba algo intranquilo porque la sangre estaba causando un desastre en la alfombra de la habitación. Ya dentro del baño, prendió la ducha, se arremango el pantalón y metió su mano en la tina que poco a poco se llenaba de un fluido derivado de agua y su sangre. A estas alturas, ya había perdido la mayoría de la sensibilidad en la pierna, pero sentía como sus músculos se relajaban lentamente, buscó una toalla para apretar su pierna con el fin de promover la coagulación en la herida, pero al tener el paño en la mano y devolver su atención a la pierna, se dio cuenta de que esta ya no emanaba sangre. La herida estaba completamente abierta, sin embargo no derramaba más linfa, el perfecto circulo junto a su rotula parecía un agujero hecho con taladro, una verdadera obra de arte dentro del rubro de las yagas. Al examinarlo más de cerca Harry pudo, no solo ver el interior de su pierna, sino que se encontró capaz de ver hacia el otro lado, el hoyo atravesaba su rodilla a lo largo, en sentido horizontal perpendicular respecto a su canilla.
Más allá de alarmarse, Harry estaba bastante aliviado con el detenimiento de su hemorragia y la desaparición del dolor. Se agachó un poco para sacar el tapón de la bañera, se sorprendió al darse cuenta que la rodilla no le dolía ni en lo más mínimo al realizar la acción, y mientras se ensimismaba por la imagen del remolino que se producía al retirarse el agua corriendo en el desagüe, se sentó en el inodoro y apoyó su cabeza en la pared consiguiente. Hipnotizado por la imagen retórica de la espiral en el agua y abrumado por el cansancio de la caminata y la difícil discusión de hoy, Harry se disponía dormirse, cuando en el baño entró una despeinada, somnolienta y desorientada Sofía. Se rascaba un ojo y bostezaba mientras abría la puerta del baño, Harry la miró con ternura pero se alarmó por su estado, no quería que la niña lo viera con un hoyo en la mitad de la pierna y un montón de sangre. No había muchas maneras de ocultar lo que había pasado, el baño estaba pintado en carmín después de todo el ajetreo, pero tomo una toalla grande y se tapó completo de la cintura para abajo, trato de limpiarse las manos lo más posible con el agua que corría en la bañera. Finalmente, con disimulo y absoluta velocidad, se fijó que no hubiese nada de sangre en sus ropas  y se incorporó.
-Sofía ¿Cómo es que estas despierta a esta hora? Cuando me fui dormías como una piedra en tu cama y cuando llego estas tirada en la mía ¡más encima ahora te despiertas! ¿Te pasó algo?
-No, no. Me desperté de repente para ir al baño y cuando salí me fui a tu pieza porque tu cama es más cómoda, creí que iba a ver televisión, pero me quede dormida apenas me tire en tu cama.
-Si ni siquiera estabas tapada cuando llegué, te vas a resfriar. Anda a acostarte mejor, mañana nos quedamos en cama hasta tarde y después vamos a la plaza del faro ¿Te parece?
-Papá ¿Qué pasó  aquí, por qué hay tantas manchas rojas?
Ya no era tan fácil de distraer, hasta medio dormida la niña se podía dar cuenta de estas obviedades.
-No importa cariño, se me cayó algo, no es nada. ¿Cómo te despertaste? Vete a dormir mejor.
-Me despertó el ruido de la ducha.
Harry no llegó a entender cómo es que no lo había notado, pero la ducha seguía prendida. 
-Perdona, tenía que lavar este desastre, no quería despertarte.
-¿Qué te dijo el abuelo?
Esa infinita capacidad de la niña por desviar la conversación justo por donde ella quería con una brutal sinceridad le recordaba a su madre, lamentablemente, era un rasgo que, ambos sabían, había heredado de él más que de ella.
-Mira tuve una conversación muy larga con él, cosas del negocio no más. Me habló mucho de ti y de tu amiga la miss…
-Carolina
-Esa misma, la Miss Carolina. La que está casada con esa policía. Esta algo aproblemado porque cree que te estas juntando mucho con ella y le estás hablando de demasiadas cosas. Yo trate de decirle que tú normalmente no le cuentas a nadie de las cosas que hacemos con tu abuelo, por mucha rabia que te dé y te gustaría decirlo, pero no fui capaz de convencerlo. Mira se nota que estas cansada, mañana vamos a tener un paseo precioso y después te digo lo que vamos a hacer ¿Ok? 
-Ya bueno, en realidad tengo mucho sueño,  buenas noches.
-Buenas noches, duerme bien. Que Dios te bendiga.
Harry se sentía como un imbatible  hipócrita cada vez que le decía esa última frase. Pero con el tiempo se le había quedado pegada.
Sofía se retiró lentamente del baño, algo desorientada. Se notaba mucho que tenía bastante sueño. "Mañana va a ser un día largo" pensó Harry "Voy a aprovecharlo como pueda, Virgilio dijo que iba a venir el mismo a buscarnos, pero mejor que la lleve el solo, yo no podría despedirme de ella en un aeropuerto.".

A las 10:05 AM de la mañana siguiente Harry abrió sus ojos para encontrarse con el techo de su pieza, el olor a sangre se había quitado y sus ropas estaban tiradas alrededor de la cama. Al dirigir su mirada a la silla contigua a su cama, donde siempre dejaba su ropa para el día siguiente, encontró a un desconocido de chaqueta de cuero sentado, con una taza de sus manos.
-¡Oh no, por favor—se precipitó el extraño—Sigue durmiendo! Te veías tan tranquilo, tan pacifico entre tus sabanas teñidas de rojo que no logré darme el lujo de despertarte. Estuve contemplándote un buen rato, por favor vuelve a dormir.
Harry trató de mantener la calma, nunca había visto a este hombre antes, sin embargo le producía una simpática sensación de camaradería, una suerte de vivificación de sus ansias y pasiones. Aun así, no fue capaz de articular una sola palabra.
-Está bien, veo que la impresión fue demasiada, bueno no importa, de todas formas ya me estaba aburriendo. Bien mi amigo, me imagino que se espera una explicación, ese es más o menos parte del problema, no hay muchas explicaciones que dar, yo solo estoy aquí para darle instrucciones.
-¿Viene aquí a arrestarme?—Harry fue capaz de hilar algunas palabras en su mente después de un agobiante esfuerzo, se le ocurrió que quizás la situación era más crítica de lo que él se la estaba tomando. —Dígamelo directamente, porque no me gustan los juegos de los policías.
-Harry tranquilo, no soy un policía. Un policía no entraría de esta forma en tu propiedad, y un maldito mafioso no perdería tiempo viéndote dormir, si quisiera ya te habría pegado el tiro. No no no, Mi amigo Steinberg, esto es más simple, pero a la vez más complicado, de lo que te imaginas.
En ese momento Harry asomo por el lado de la sabana el cañón del revolver que llevaba con él en la cama, aunque nunca antes lo había usado, sabía que en algún momento podría encontrarse con una situación como aquella. Siempre había tratado de no sobre reaccionar frente a los acontecimientos que lo rodeaban, pero ese personaje lo ponía nervioso, parecía demasiado simpático, o por lo menos lo que la mayoría de la gente consideraba simpático.
-¿Cómo te sabes mi nombre?—Preguntó Harry con firmeza.
-Ha, tranquilo hombre, no estoy aquí para amenazarte ni nada. Esas cosas con las que logras asustar a las persona no te van a servir de nada aquí, guárdala no podrías hacerme daño ni aunque trataras.
En un movimiento rápido, Harry tapó el arma con la almohada y disparo 3 veces. Dos de los tiros atravesaron el pecho del hombre, el último pasó directamente entre sus cejas, rompiendo el puente de los anteojos de sol de cristal rojo que llevaba puestos.
-¿Es una broma? Primero, acabo de decirte que no puedes hacerme daño, y segundo ¿No vas a preguntarme por Sofía antes de matarme?  No pensé que te lo tendría que decir a ti Harry pero: Te falta enfriar un poco el cerebro.
El hombre de la chaqueta seguía hablando, perfectamente erguido, por su cara corría la sangre que emanaba del agujero entre sus 2 ojos. Por alguna razón, esto a Harry no logró impresionarlo.
-Está bien, no puedo hacer más que eso. ¿Quién eres?
-Es tan agradable trabajar con gente como tú, no se sienten muy impresionados por las cosas que los rodean y es completamente fácil dialogar con ustedes, entienden todo en la primera explicación ¡No necesitan más aclaraciones!—Harry lo miró con una cara que reflejaba impaciencia—Pero ok, dejare de tratar de sacarte una sonrisa, aposte en el trabajo que podía lograrlo, pero en realidad ya me estas aburriendo. Llámame Rocco, Rocco Vendetto. Te abras dado cuenta ya que no soy una persona común, eso es porque vengo de un lugar que tu no pareces entender Harry, vengo del infierno. Así es, estás hablando con el mismo diablo en persona, no soy algo así como "el rey de los demonios" ni nada parecido, no hay verdadero rey, no hay verdaderos demonios, pero todo es relativo según ustedes los escépticos ¿no? Así que no importa, puedes asumir lo que quieras sobre mí. —Ahora la cara de Harry reflejaba cierto grado de duda, no estaba asustado ni nada, pero parecía no entender lo que le decían, arqueaba las cejas y ladeaba la cabeza de la misma forma que lo hace un perrito cuando le hablan—Pero lo importante de mi lugar de procedencia en realidad es el hecho fundamental de que, prepárate para la sorpresa… ¡Tenemos a tu hija estúpido! Jajaja, si Harry, no hay por donde esconderse ni hay porque extrañarse, eres tal miserable pedazo de basura humanoide que nos dimos la libertad de encerrar a tu hija en las profundidades del rechinar de dientes del que tanto profesan algunos. No voy a hacer nada para probártelo, ya sé que me crees.  Estabas metiéndote en negocios raros, sabemos que tenías todas las mejores intenciones, pero protegías a tu hija de todos los peligros posibles ¡Y eso es ilógico mi amigo, deberías dejarla crecer en este ambiente tan mermado de corrupción! No te preocupes, ya sabemos toda la historia, la niña estaba hablando con la profesora, la profesora vive con esta policía, eventualmente podría escapársele algo sobre la droga, Virgilio lo planteo muy bien en el tercer párrafo ¿Y qué haría esa pobre gente sin sus remedios, como cuidarían a sus niños? Un tema sumamente delicado, debo admitir. Asique no te abrumes, tu ultimo día con tu hija será un día para no olvidar.
-¿A qué hora puedo ir a buscarla? Tenemos que ver una comedia juntos, no puedo dejar que nos la perdamos. —Harry pronunció esto con una monotonía que dejaría perplejo a cualquiera.
-¡HA! ¡Qué personaje Harry! ¡Qué temeridad! Las personas deben indignarse con tu desquicia. Pero me alegra, te adelantas a mis diálogos. Mira no tenemos una hora exacta para que vayas a buscarla, no es como si la hubiésemos llevado con una amiga. Es parte importante del plan que tú la busques ¿Me entiendes? Harry, tendrás que encontrarla tú mismo, ya hemos hablado con un par de personas para que te ayuden, mira ven conmigo.
El Señor Vendetto salió por la puerta del dormitorio y se dirigió a la sala de estar, Harry se levantó de un salto y fue a su encuentro, aun con pistola en mano. No se molestó en vestirse, era su propia casa después de todo .Al llegar al salón, notó que en la mesita de la cocina estaba todavía un vaso de leche que había dejado la tarde pasada antes de irse. Tenía algo de sed, asique lo tomó, pero no lo bebió, pensó que sería mejor esperar a que le terminaran de dar las inesperadas noticias.  Se paró junto a Rocco, ambos contemplaban el gran ventanal característico del departamento de Harry, hacia la apariencia de una cortina de vidrio, y usaba toda la pared, tenía una agradable vista a los mejores edificios de la ciudad.
-Creo que no te has dado cuenta Harry, pero hay algo que te está haciendo actuar diferente, hablar diferente, pensar diferente, te lo han dicho varias veces pero tú haces caso omiso de ello, justamente porque no te importa mucho nada. Bueno, todo esto empezó mucho antes de que empezaras a actuar así en realidad, tu padre nos contribuyó de gran manera, pero no se gatillo nuestra pequeña máquina de perdición hasta la muerte de tu madre. Por eso mismo es que vas a partir allí, donde ella vivía.
Rocco apuntó en el ventanal (manchándolo con la sangre que todavía corría desde su frente, y a estas alturas había goteado hasta su dedo) al edificio neoclásico que se erguía en la calle Betania. De los edificios más viejos de la ciudad, era el de mayor altura, pero se izaba entre un montón de construcciones modernas, cuya línea de cielo lo sobrepasaba por incluso el doble, aun así resaltaba por ser el único de su estilo que se viera desde aquella ventana.
-Un bonito lugar para empezar tu despedida de ti mismo, así fue decidido. Ve y habla con la única otra persona que conoces en ese edificio, tu compañero Eric.
-No es que tenga muchas ganas de preguntar pero ¿Por qué hoy?
Debía de ser la primera vez en años que Harry hiciese una pregunta de respuesta tan poco clara.
-No lo sé Harry, si tu no lo sabes, yo no lo sé.
-¿No puedes llevarme tu hasta allá? Digo, los dos bajamos por el ascensor, podrías esperarme un poco y nos ahorraríamos el viaje, quizás hablar un poco más de esto, podría darte el número de Virgilio para que hablaras con él.
-Harry por favor, mira al frente y afronta esto de una vez. Yo bajo solo.
Dando un mínimo paso, Rocco Vendetto atravesó el ventanal con una ligereza digna de una pluma, sin embargo el vidrio se trizo y reventó en mil pequeños pedazos mientras provenía de algún altoparlante gigantesco invisible la parte más animada de la melodía "En el Salón del Rey de la Montaña". Harry retrocedió de un golpe, más o menos 2 metros se alejó del nuevo agujero en su vivienda, no le gustaban las alturas. La figura de Rocco cayó después de destruir el cristal y, mientras descendía, pudo Harry notar como se dibujaba una leve sonrisa en sus labios. No escuchó ningún grito ni sonido después de verlo desaparecer en la línea de suelo de su departamento.

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martes, 4 de septiembre de 2012

La Boda

Otro vaso, este es el ultimo y solo lo justifica la desesperacion, abandonado en el altar, miles de miradas espectantes de una lagrima de dolor para comentar la noche siguiente, oh fatidica mañana, otra vez he caido bajo la impulsividad ebria de los celos, fatidica escena ante mi, el tiempo con su paso arrasa violentamente contra la espectacion, solo en el altar, Elisabeth muerta en mis
 brasos, la violencia del acto se contrasta con la pureza que tiñe su vestido de novia. Elisabeth, oh como te ame injustamente y desee tantas veces bajo la clandestinidad nocturna, mas jamas correspondida fue mi obsesiva devocion, otro vaso, el mismo que me llevo a esta tragedia, los murmuros ensordecen, abandonado en el altar. Mas luego sucumbir a la ceguera de los celos y el alcohol. Este dia en que Elisabeth seria tuya para siempre. Asumo la carencia de perdon divino a mi alma, pido antes de quitarme la vida, me des tu perdon amigo. La sangre de Elisabeth he de pagar bajo los dantescos suplicios del infierno. Mas prometo el cuidar de ella la eternidad, como tantas veces soñé, y os dejo esta nota mientras esperas a mi amada en el altar.

 

Autor: Fernando Hormázabal