Su fantasma me persigue por cada pensamiento que pasa en mi
mente. Eso es parte de las complicaciones, debo tolerarla, aguantarla y
conocerla de nuevo. Porque el dolor aun no cesa, quizás no se detenga nunca, y
mas que el dolor también debo soportar el pensamiento del dolor, no solo el
sufrir sino también el pensar que estoy sufriendo. La conciencia de estas cosas
que me pasan hace que todo se vuelva aun más difícil. Y ahí esta ella, su
presencia, para recordarme siempre que estoy sufriendo y que no dejo de pensar
que estoy sufriendo. Al principio buscaba formas de evitarlo, de evitar la
conciencia y el razonamiento, de evitar el pesar que estoy en un mal momento. Pero
eso no deja espacio para nada, el sufrir
y conocer ese sufrir llevan a que toda la experiencia alcance otro nivel y que
duela aun más, pero te haga vivir aun más. Encontrarme con ella lleva a un
estado de mi persona que sucede pocas veces, mi mente no sabe si distraerse o
afrontar lo que le dice mi espíritu; mi espíritu siente como lo apuñalan cada
vez mas profundo, pero abraza ese dolor y pide por más. El sufrir se ha vuelto
un proceso complicado y no necesariamente desagradable, es común y rutinario, quizás
me he acostumbrado a ese sentimiento que me hunde en la tristeza. El resto del
mundo me ve cada vez mas negro y ensimismado en mis pensamientos, olvidando a
los demás a mi alrededor, pero la verdad es que aparezco cada vez mas conectado
con mi ser, con mi interior, con la persona que de verdad existe en este saco
de carne y materia gris. Cada vez menos materia gris. Poco a poco siento como
me desvanezco, pero eso no es necesariamente un proceso degenerativo. Dicen que
un realista es un optimista con experiencia.
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