lunes, 10 de septiembre de 2012

Ilusión de Medianoche

Dulcemente, sin apuros, en silencio me acerqué a ti mientras dormías. Solo existía tu respirar esa noche sin estrellas. Las luces de la ciudad no acariciaban tu rostro, el frío de afuera no llenaba mis manos y los autos insomnes no lloraban en la calle desangrada. Solo existía tu soñar esa vez, y al contemplarte tan inocente, de mis ojos brotó un latido cálido. Quise, tal vez, abrazarte, no lo sé. Tu dormías y yo no estaba ahí. Me fundí con tu respiración, me hice exhalación, y entonces empecé a creer que tú me querías. A mí, con los ojos cerrados, con el alma callada, con la boca apretada, con la piel enferma, con la voz más dura. No importaba, me querías. Tu dormías y yo me estaba volviendo loco de amor. Te busqué en la penumbra para besarte. Pero tu ya no estabas ahí, solo fuiste una ilusión de medianoche de este hombre abandonado.

Autor: Felipe Guzmán B.

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