martes, 22 de diciembre de 2015

Grueso Calibre

Ni disculpas ni adioses,
No hay delicadezas
Ni nada que sea sacro.
El silencio repentino
Después de la balacera
Acalla cualquier lamento
Que yo pueda emitir.
De mis heridas brota polvo,
De mi boca, polillas,
De mis ojos, barro negro.
Yazco herido en una vereda
Bajo el peso de un abandono
De grueso calibre.
Yazco muerto como un perro muerto,
En la vereda de una ciudad muerta.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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