martes, 12 de mayo de 2015

Responsabilidades

Sueltas las bestias negras del desierto,
Con sus bofetadas de arena y alaridos
Me atacan sin darme respiro ni descanso.
Son los perros furiosos del asfalto,
Que derraman sangre de sus hozicos romos,
Y derriten con sus ojos de acero los míos.
Los verdugos me acechan tras las esquinas,
Me miran desde dentro de mis espejos,
Saben mis rutinas y atacan cuando me duermo.
No me dejan pegar ojo,
Me tienen corriendo de un lado para otro,
Porque les tengo un pavor inmenso,
Pero más aún porque me inyectan sistemáticamente
Una manía y celeridad mental de la que no hay cura.
Termino cada día echando espuma por la boca,
Encorvado en el suelo, espasmódico,
Y preguntándome cuánto tiempo me faltará
Para convertirme en uno más de ellos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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