sábado, 18 de abril de 2015

Poemaluz

Silbando un misterio tras otro
En el viento infinito de los oleajes:
Eres, mujer, como el sonido
Del mar dentro de una caracola.
Escondido sol, de un brillar invisible,
Que se adivina divino tras la nube.

Me habitas tanto como me agitas,
Me llenas de un dulce calor como miel;
Ahí donde te pienso me nace el cielo,
Allá donde te siento me brota un verso.
Te veo en cada maravilla que tiene este mundo,
Porque cada una tiene algo tuyo dentro de sí.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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