miércoles, 1 de julio de 2015

Caballo, Caballo Negro

Se ríe con fuerza el caballo,
Caballo negro,
Exhalando sus dientes hasta que
Le duelen las costillas.

Hilarante el caballo,
Caballo, cometa negro.
Galopa de cabeza, con dos patas,
Usando la cola como timón de barco,
Invariablemente solo navega
Por ciudades negras y glaciares rojos.
Tan equino, tan mezquino,
Pero hilarante cuando rumia alfalfa.

Le da por despedazarse al caballo negro,
Cuando le tocan los derechos humanos,
La educación, la salud, a su yegua blanca,
Y con sus relinchos de decepción
Levanta lienzos que cuestionan lo que cuesta cuestionarse.

Es un gran tipo este caballo negro,
Con su sed intacta, su chispeza,
Su negro sentido del humor negro.
Pero ni intenten colocarle las bridas y las riendas,
Por su condición de orgulloso alazán de roca inmutable,
Protagonista ecuestre de sí mismo:

Tan oscuro el caballo negro, tan chileno,
Tan desaforado galopante de la vida.
Libador incansable de vinos,
Es el hijo único de la infinitud,
Con sus pezuñas de terremoto,
Sus crines de espuma de la luna,
Y sus ojos, ¡Oh, sus ojos!,
Ojos de hambriento caballo negro.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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