jueves, 5 de marzo de 2015

Sebastián

Pálidas piernas batiendo el aire,
Rostro sincero y corazón de carne.
Una suerte de niño hecho hombre
Con ojos que ocultan otros ojos.

Bien pudo haberse llamado Ceniza,
Porque nació del fuego de una misa,
Sin heredar intensidad ni vanidad.
Manos mansas, piel fiel, joven de alma,

Ayer se encontraba abandonado,
Lejano de toda familia y cuidado.
Hoy regresamos los suyos
Para ver su sonrisa de humano.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

No hay comentarios:

Publicar un comentario