lunes, 17 de abril de 2017

Dichosos Maestros

Son el instinto y la felicidad,
¿Sabes?
El pulso vital ardiendo en tu centro,
Golpeando en las paredes de tu pecho,
Clamando gloriosos su existencia.

Es del sabio el placer y la emoción,
Su espada valiente brillando en los ojos,
Cortando el deseo y el amor en partes iguales.
Multiplicación de bendiciones.

¿Sabes?
La cascada refulgente tras tu garganta
Es la felicidad caminando de la mano
Con su amante, el instinto gallardo.
Pasean, gorjean, se precipitan en la risa,
Llueven en la más tierna de las tierras.

Plantan juntos un jardín modesto,
La felicidad lo colma de luz solar,
El instinto lo nutre y lo abraza amoroso.
Sus frutos arden, laten, laten y arden,
Explosiones de fogosa riqueza natural.

Son la felicidad y el instinto,
¿Sabes?
Los maestros, finísimos, de los buenos.
Sus enseñanzas valen más que todo el oro,
Y sus palabras, invisibles, inaudibles,
Infunden vida en los cuerpos otrora vencidos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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