lunes, 28 de noviembre de 2016

Hirviente e hirente

Es tan fácil.
Tan fácil torcer tu cuello,
Hundir mi aguja en tu ojo,
Clavar las garras del fuego
En tu fina espalda de plata.

Escupir alientos venenosos,
Es tan fácil escupirte
Y desgarrar tu vientre
Con palabras y con abrazos.
No lo entiendo.

La traición es tan sencilla,
¿Por qué esta tentación
De flores con olor a sangre?
Sostengo en mis manos
Un rastro de serpientes
Que no puedo descifrar.

No logro entenderte,
Ni a ti ni a tus ideales.
¿Cómo pisar suelo firme?
Todo lo que encuentro
Es cristal roto en la penumbra.
Cristal con tu mirada muerta,
De tu oscura procedencia.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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