miércoles, 11 de junio de 2014

Vaivén Ocular de una Tarde de Junio

Hay una tarde con forma de sillón
Y con peso de gotita de agua
Que espera por la siesta abrigadora,
Soñadora siesta como de tren verde
Atravezando túneles y luceros.
Miro por la ventanilla,
Y unos ojos,
Unos ojos hay,
Que me invitan a soñar.
Me hundo feliz en su color infinito
Y me aúno con el vaivén suave,
Sonido de traqueteo de locomotora
Viajante de praderas con olor a café
Y arboledas luminosas del mañana.
Hay un lugar húmedo,
Una laguna allá afuera,
De donde brotan los ojos seductores
Que me dejan soñoliento y calmado.
Calma,
Esas pupilas son imanes de calma,
Son hechiceras de nube anhelada.
Me abrazan como mi madre,
Me envuelven con una ternura
Que me vuelve loco
¡Loco, sí! Me encantan.
Pero volvamos a los ojos,
A las charcas de la vida,
Regresemos a sus iris deleitantes,
A su no sé qué de té humeante,
A su sonrisa entrevista en las pestañas
Y palpitación enlentencida.
Volvamos a pensar en su textura dulce,
En la riqueza de esos ojos encendidos,
Para dormir sabiendo que habrá,
Lo digo con certeza,
Que habrá amor el día de mañana.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

No hay comentarios:

Publicar un comentario