lunes, 30 de junio de 2014

Aves Diabólicas

Cormoranes negros revolotean en mi habitación,
Botando las torrecitas que he hecho con mis naipes,
Desparramando mis papeles y mis escritos,
Llenando con sus excrementos mi cama.
¡Que desastrosos pajarracos del mal!
El hedor a mar seco impregna mi ropa limpia.
¡Que belicosos diablos del norte!
Se comen los peces que escondí bajo mi cama,
Devoraron mi lamparita y mis pantuflas.
Quieren matarme, eso es seguro,
Y yo parezco sardina, eso es inseguro.
Me estoy escindiendo en lo oceánico,
Divídome en lo teleósteo y lo subsoláreo.
Alas pretas como guadañas veo sobre mí,
Me separan la espina de la escama,
Como si hemisferios espumosos,
Como hemofilia presurosa.
Oleaje de plumas ad infinitum,
Me enferman sus chillidos aceitosos.
Pende sobre mí la luna,
Roja como negra como encinta,
La luna desvirgada y yo furioso.
Cormoranes, moscas gigantes,
Decidieron anidar su pobredumbre en mi espalda.
Picos afilados descomponiendo mis fibras,
¡Ah, me rompen en esquirlas!
Oh, me quiebran en esquinas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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