lunes, 16 de junio de 2014

Botecito a la deriva, corazón apasionado

De la pena a la cama,
Bajo las sábanas las lagartijas.

De los miedos a la silla rota,
Le falta una pata, trastabilla.

De la rabia hasta el balcón,
Y arrojar piedras como improperios.

De la soledad al columpio.

De la alegría al árbol rojo,
Al campo brillante de los soles,
En donde los grillos son violines del silencio
Y las nubes los techos de los sueños.

Del asombro a la escritura,
Al mar recién descubierto.

¿A dónde iremos a parar?
Nuestros pies nos llevan a tantos lugares.
¿Por qué caminos vamos a andar?

De la melancolía al azucarero,
De la apatía a un callejón sin salida.

Y en el callejón sin salida
Desesperación, uñas carcomidas.

Quizás encontraremos canas en el cansancio,
Y ausencia de arrugas en la vitalidad.
Veneno en el odio.

Pero es seguro que desde el amor
Superaremos la luna y las luciérnagas,
Hasta que estallemos en fuegos artificiales,
Esperma de vela en erupción.

Y no por mucho crepitar dejaremos de ser en el amor.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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