miércoles, 10 de septiembre de 2014

Lo infinito y lo humano

Eternidad es la palabra perfecta, no hay un concepto más doloroso ni más triste que la noción de la perpetuidad sin fin. 
Lo mismo sucede con la idea de la vida eterna, la esperanza y el regocijo que para otros trae la idea de la ausencia de un vacío existencial para el alma humana. 
Con el amor sucede una infinitud en cierta forma, aunque la gente se quiera a ratos y deje de quererse a otros: no hay alegría más grande que la que produce la frase "Te amaré por siempre", en tanto sea correspondido ese amor, claramente, pues en caso contrario produce un pánico grande, con alas de frío. 
La eternidad, en tanto idea abstracta, es tan completa que es inabarcable para sujetos que viven de a gotas de tiempo y de suspiros que se acaban de a poco. 
La eternidad también puede ser motivo de enojo y amargura, especialmente para aquellos que se sienten condenados por fuerzas superiores o por el odio de alguna mujer galopante y despótica. 
Lo eterno es motivo de melancolía, de anhelos, de expectativas, de alabanzas; en fin, despierta lo humano que tenemos los humanos. 
Y así será por los siglos de los siglos, amén.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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