lunes, 4 de abril de 2016

Perpetuidad

Llueve en la periferia
De mi campo visual,
Y donde quiera que miro,
Atisbo el rostro frío
Del sencillo otoño.
Me rasca la consciencia
El complejo otoño,
Humedece mis pensamientos,
Y hace caducar mis huesos.
Mojo mi cama de noche,
Y de día mojo mi cama.
Soy agua, soy nube negra,
Corro de arriba a abajo,
Busco un mar al cual no llego,
Nunca llego, soy río perpetuo.
Soy la perpetuidad divina,
Una serpiente emplumada
Con alas de verde cristalino.
Mi cola nace en los glaciares,
Mi boca exhala las lluvias
Que son mis ojos de neblina.
Tengo escamas de escarcha
Y escamas de corriente,
Plumaje de cascada,
Y lengua de vertiente.
Cada hilo del pensamiento
Se entrecruza con la luna,
Y se entreteje con el sol,
Mi mente es telaraña de plata.
Gotas caen, son recuerdos
Que encharcan un piso de tierra.
Anego un pueblo de barro y paja,
Hundo campos en mi vientre acuoso,
Inundo bosques con el mar de mi pelvis.
Con mi cuerpo entero sumerjo cordilleras.
Y las lloro.
Esas lágrimas de niebla
Muerden cada fruta,
Lamen cada costa,
Soplan todos los instantes.
Soy la causa y la consecuencia,
Mis palabras son pozos de vida.
De mí son el origen y el fin,
Mis latidos dan origen a la muerte.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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