jueves, 12 de julio de 2012

Harry Steinberg Dawson. pt 5.



Abrumado por la fugaz experiencia reciente, Harry se quedo completamente inmóvil por unos segundos. Solo recobró la conciencia de su situación cuando la mujer empezó a toser de un modo que hacia parecer que se estuviera recuperando de un agonizante ahogo. Sin estar muy seguro de que forma podía ayudarla, se agachó y abrazo por la espalda, levantando la empapada ropa (un camisón con unos telares muy viejos pero muy bellos, con grandes detalles y muy ligeros)  que le dificultaba respirar,  mientras ella trataba de recuperar el aire. Una vez recobrada la frecuencia de respiración estable, la mujer pareció soltar un suspiro de alivio y se apoyo contra la pared del ascensor, dispuesta a descansar después de tal esfuerzo por conservar su vida. Solo entonces, el ascensor continuó su marcha.

"¿Como te llamas?" Le preguntó Harry a la muchacha después de un rato, cuando se dio cuenta de que no estaba durmiendo. No tenia la menor curiosidad en el asunto, realmente no le interesaba hablar con ella, pero tomando en cuenta que eran 2 personas atrapadas en un elevador que demoraba bastante en bajar hasta el inframundo, pensó que era demasiado descortés ignorarla durante el descenso.

-"¿Perdón?"

-"Te pedí tu nombre"

La muchacha demoró un poco en continuar con el dialogo, lo miró fijamente a los ojos por un momento. Harry la miro de vuelta y vio en sus ojos una profundidad fantasmal. Oscuros como las sombras que lo esperaban al fondo de su viaje, los ojos de la niña mostraban un vacío infinito, al cual solo le conocían el dolor y la soledad.

Era la tercera vez en toda su vida que Harry sentía tan fuertemente un alma ajena, ya no hablaba con ella por simple cortesía.

-"Eh… Está bien, supongo que no sirve ocultárselo a nadie, todo el mundo ya debe haberse enterado… Me dicen Boon." La chica puso un gran énfasis en su seudónimo dentro de esa frase.

-"¿Y como te llaman tus padres?" Después de tal crisis sentimental que experimentó Harry, no pudo simplemente aceptar ese nombre tan vago.

-"Espera ¿No me reconoces?"

-"¿Perdón?" musitó Harry extrañado.

-"¡Boon! ¿No? ¿La temible Boon? ¿Bonny chick?"

Harry se estaba cansando de los aires de gloria que tenia la muchacha, así que para convencerla de que no tenia idea de cómo se llamaba, hizo su máximo esfuerzo en cada músculo de su cara para poner la expresión más desconcertante que pudo. No fue tan difícil, pues realmente no tenia idea de que estaba hablando la chica.

-"¡No puedo creerlo! ¡¿Has vivido bajo tierra los últimos 10 años?! ¿O es que acaso nunca has puesto un pie fuera de tierra? Pareces marinero, me extraña que no seas uno."

Harry hizo todo lo posible por mantener la expresión desconcertante, empezaba a dolerle la cara.

-"Bueno, déjame anunciarte que estas ante la presencia de la mítica Anne Bonny"

-"Anne, perfecto."

-"Debería dispararte, los caracoles de mar como tu me dan asco."

-"Creo que voy a ignorar tus amenazas por el bien de esta conversación. Dime Anne, ¿Cómo llegaste hasta acá?"

-"¿No me viste? Me tiraron por la borda, estaba rendida y dispuesta a ahogarme cuando pude aferrarme a tu barca y—"

Anne tuvo que detenerse, parecía completamente perdida y asustada. Por lo que Harry logró entender, Anne creía que estaba en una embarcación, pero no se había fijado en el ambiente que se presentaba a su alrededor. Una pieza  oscura, de un negro opaco, con unas sutiles rayas luminosas que aprecian esporádicamente a través de esa compuerta por la que había entrado. Sentía que la habitación se movía, pero no podía discernir hacia a donde.

-"¿Barca?" Pregunto Harry cada vez más cautivado por la figura de la muchacha. Una mujer que se mostraba tan altanera, con aires de grandeza. De tez blanca y cabello oscuro, con unas pocas pecas por sobre la nariz, y una cara que demostraba dureza y determinación, carácter y decisión. Su cuerpo era jovial, más bien mostraba una ternura casi infantil, pero se notaba que había pasado por mucho, un par de grandes cicatrices a la altura del esternón y varias heridas más pequeñas.  Era toda una mujer de carácter y osadía; y sin embargo, estaba tan perdida, podía ver el miedo en sus ojos, su soledad y su dolor. "Debes estar muy confundida-continuó Harry- ¿No recuerdas que te hallan enviado al ascensor final o algo de ese estilo? Yo estoy tratando de llegar al ultimo piso del infierno ¿A dónde vas tu?"

-"¡¿Infierno?!" Grito Anne asustada "¡Eso es imposible! ¡No he llegado al casillero de Davy Jones! Me subí en esta… Esta… ¡Cosa! ¡Yo no he muerto! ¡No me ahogue! ¡Me subí acá! ¡Me subí acá! ¡Mi padre me empujo por la borda, pero yo llegue hasta acá!" Gritaba desesperada, Harry estaba un poco incomodo y ciertamente perplejo. "¡NO ME AHOGUE! ¡NO ME AHOGUE! ¡NO ME AHOGUE! ¡MATARON AL NIÑO, PERO NO A MÍ! ¡NO ME AHOGUE! ¡CALICO JACK SE AHOGO! ¡MARY SE AHOGO! ¡NO! ¡NO! ¡NO!"

Harry empezó a asustarse, la abrazó fuertemente, inmovilizándola mientras la tranquilizaba "¡Anne, tranquila! ¡Contrólate!". Al parecer hubo algo en la voz de Harry que hizo que Anne se tranquilizara instantáneamente. La tenia abrazada completamente con una mano tocando gentilmente su vientre. Respirando sobre su nuca, le susurro lentamente al oído: "Dime Anne ¿Qué te paso?". Entonces la soltó, liberada Anne se remitió a abrazarse a si misma y tambalearse atolondradamente. Se dio media vuelta, mirando a Harry directamente.

"Atraparon nuestro barco. Veníamos de un atraco a un pequeño barco pesquero, por lo que los hombres estaban borrachos, Calico a penas podía mantenerse en pie, y no nos quedaban municiones. Aun así yo y Mary les hicimos frente, disparamos con todo lo que teníamos, los borrachos se rindieron sin dar batalla, pero nosotras nos quedamos en el puente disparando y ensartando con las espadas a todos los que subían a cubierta. Un cuarto de día estuvimos resistiendo las fuerzas del coronel Barnet, hasta que nos capturaron a fuerza. Nos encerraron a todos en el mismo calabozo, aunque rogamos que no lo hicieran, Mary y Yo no soportábamos que nos encerraran con esos cobardes. Nos llevaron hasta Jamaica, donde vaciaron el barco de Jack y lo vendieron por 100 barriles de whisky. La noche anterior a que nos enjuiciaran Mary y Yo tuvimos una conversación en la celda, decidimos que lo haríamos juntas, que seguiríamos juntas, solo nosotras, nuestros niños no tendrían padre, pero nosotras solas nos las arreglaríamos. En el juicio le contamos al juez que estábamos encinta '¡Abogamos por nuestros vientres!' dijimos. Nuestras criaturas, hermanos, hijos de Calico los 2, crecerían con 2 madres, pero no salvaríamos a ese cobarde. Creímos que nos habíamos salvado, insultamos a Jack cuando lo colgaron, a el y toda su tripulación, toda esa manga de cobardes, ahogados por sus pecados. Pero nosotros no estábamos mejor que ellos, solo aplazaron el enjuiciamiento, estaríamos encerradas hasta que nacieran los retoños, después seriamos enjuiciadas y probablemente condenadas a muerte. Nos encerraron en celdas separadas por 3 meses Para que no confabuláramos, decían ellos, pero en realidad era porque juntas podíamos contra los guardias, si nos tenían separadas, era más fácil. Se turnaban con nosotras, mi celda era los miércoles y viernes. Abusaron de mí y de Mary, tantas veces. Las noches que no me abusaban, no podía dormir por los gritos de Mary. Abusaron de nosotras ¡Con nuestros hijos todavía en nuestro vientre! Esos cerdos asquerosos, nada los detenía. Una noche, el guardia llegó mucho más borracho que lo normal, primero lo escuché vomitar sobre Mary, luego escuche como Mary se esforzaba por que no la tocaran. Mary peleó, peleó mucho. El guardia se enojo, y escuche como agarraba su cuello, escuché a Mary pelear, zapatear, moverse en desesperación, escuche como se acallaba su respiración, el sonido que hacia su garganta al tratar de abrirse en busca de una bocanada de aire que nunca llegó. Y después… No escuche nada, Mary no se movía y yo lloraba en silencio, mientras el guardia seguía zamarreando su cuerpo, no le importara que estuviera muerta, no le importaba la criatura que tenia dentro. A la mañana siguiente dijeron que murió de fiebre, nadie se dio la molestia de preguntarse como murió de un día para otro de algo tan mundano como la fiebre. 2 días después vinieron los guardias a mi celda en la mitad de la noche, pensé que había llegado mi turno, pero en vez de eso me dieron mis ropas y me llevaron al muelle. Allí me esperaba mi padre, en su viejo barco, que me dijo que le había pagado al gobernador de Jamaica para que me liberaran. Estaba feliz, dentro de todo lo que me pasaba, estaba feliz. Había experimentado el mundo salvaje de la piratería, ese mundo con el que soñaba mientras estaba encerrada en la casa de mi padre, pero ya era demasiado, ahora solo quería que mi hijo pudiera crecer con esa comodidad que sabia que su abuelo podía darle. Me sentía renovada, mi padre había venido a buscarme, quien me hecho de su casa, ahora venia en mi rescate, era como una pequeña niña de nuevo. Los días pasaron arriba del barco, deje de contarlos, solo quería volver a la vieja finca en Charleston. Uno de esos días, mi padre me enfrento en mi camarote, me contó la verdad. Desmintió la fantasía en la que estaba viviendo. El no había pagado para que me liberaran. Barba Negra mandó una carta de amenaza al gobernador, que acudió a el en desesperación. Mi padre fue a buscarme, solo para que Barba Negra no llegara antes, pero no tenía ni el más mínimo interés ni en mí ni en su nieto. "Yo no tendré descendencia de un pirata" me dijo con ojos llenos de furia. Tomó su bastón y me pego con fuerza en el vientre, con fuerza y con odio. Yo caí al suelo, llorando y sin aire. Hizo pasar a 3 marineros a mi camarote esa noche, traían mosquetes. Y mientras el miraba, pacientemente, como esperando que unos empleados terminaran una labor, les ordenó que me apuñalaran el vientre. 3 mosquetes me atravesaron la pronunciada panza de 7 meses, repetidas veces. Sentía como mataban a mi niño, lo sentía gritar, lo sentía llorar, lo sentía convulsionarse dentro de mí, y así mismo sentí como dejo de moverse… para siempre. Estuve 2 semanas en mi camarote, sin comer nada, botando, de la misma forma que lo hacia cada mes antes de esa noche con Jack y Mary, lo que solía ser mi mas querido ser. Sangré sin parar esas 2 semanas, casi siempre estuve desmayada, y cuando me despertaba la cama estaba llena de sangre y… y… no puedo describírtelo. Después de esas 2 semanas, cuando aun estaba sangrando, mi padre me levantó y me replico que ya no podía seguir lavando estas malditas sabanas, y que era hora de terminar con todo esto de una vez. Así como estaba, con mi camisón y cuerpo ensangrentado, me llevó hasta el puente y me empujo por babor al agua, mientras la el barco navegaba…Se deshizo de mi. Flote tanto tiempo como pude, pero estaba muy débil, empecé a ahogarme, y cuando pensaba que ya no me quedaba más, apareciste tú. En medio del mar apareció esta habitación, así llegué hasta acá."


Anne se quedo inmóvil, había recorrido el elevador entero por lo menos 3 veces antes de sentarse en una esquina , mirando al infinito mientras contaba su historia, con la cara empapada en lagrimas. Harry seguía en medio del ascensor, pasmado por la actitud de Anne, conmovido por la historia. No sabia que decir, sentía un vacío inmenso dentro. Era algo que no experimentaba hace mucho tiempo, no sabia que hacer, el mismo se estaba ahogando. En cierta forma le causaba risa su ridícula forma de reaccionar, nada de esto le había pasado a él ¿Por qué se sentía así entonces? Su mente daba vueltas en un mismo sentido, no sabia que pensar, que decir, que hacer. Estaba encerrado en una cámara completamente negra, que lo único que hacia era descender con una mujer a la que no conocía, pero que le provocaba abrazarla a cada segundo. Necesitaba concentrarse de nuevo en su objetivo, en Sofía. Quizás ella estaba como Anne, sola, desesperada, sin esperanza alguna, decepcionada por la vida que creyó alguna vez tener y posiblemente recuperar. Empezó a sentir el agobiante calor que tenia antes, pero ahora lo toleraba mucho menos. Su asma empezó a aparecer, tosió mucho, se estaba ahogando mientras veía a Anne sentada en esa esquina, que seguía mirándolo fijamente con esos ojos vacíos pero llenos, vacíos de alma pero llenos de dolor. Esos ojos que no pedían ayuda pues no creían en nada, pero que lo llamaban a uno a caer en ese infinito espacio que se abría ante ellos.

-"Anne" dijo Harry. "¡Anne!" repitió. "¡ANNE!" Gritó con furia. "¿Por qué me miras de esa forma?"

Anne le respondió suavemente, casi en un susurro. "Son tus ojos. Están tan… vacíos"

Harry se estremeció cuando escuchó esa frase. Le vinieron escalofríos con solo pensar que tenia esos mismos ojos que tanto lo llamaban. Esos ojos que lo distraían, que lo llevarían a su perdición, el también los llevaba. No podía creerlo, ese dolor, esa soledad, esa desesperanza… ¿Estaba en él también?

-"¿A ti también te abandonaron?" le preguntó Anne. Harry enmudeció. Su cabeza daba vueltas. "No me abandonaron -pensaba- Y si lo hicieron no me importa. No puede importarme. Son cosas sin importancia. Nadie me abandonó. Mamá se fue. Sofía se fue. No. No. No pasó así. Se fueron. Pero voy a encontrar a Sofía. A eso vengo. A encontrar a Sofía. Sofía no se fue. Sofía. Sofía. Sofía. Sofía. La voy a traer. Solo quiero volver a casa, quiero acostarme temprano con Sofía. Quizás no veamos televisión, pero tengo que buscarla, de todas formas ya estoy acá."

-"¿Y bien?" Lo interrumpió Anne.

-"¿Huh?"

-"¿Te abandonaron?"

-"No." Dijo Harry tangentemente.

En ese minuto se escucho un estrépito gigantesco, sin embargo el ascensor se detuvo con mucha sutileza. Lentamente se apoyo en un desconocido piso y se detuvo. Sonó nuevamente la voz en off del alto parlante inubicable. "Ultimo piso. Harry Steinberg y Anne Bonny, descender por favor."

Anne se incorporo y paró junto a Harry en medio del ascensor. Las puertas se abrieron lentamente. Harry debía admitirlo, justo antes de llegar al final, sintió desesperación. En cierta forma estaba muy aliviado. Cuando las puertas se abrieron por completo el ascensor se disolvió en humo, dejándolos parados en medio de un claro en un bosque muy oscuro, árboles de los mas negros pero con abundante follaje cubrían todo el cielo. Solo se veían diminutos haces de luz que venían de las luciérnagas que volaban alrededor. Sin embargo, gracias a 2 lámparas que pudieron distinguir en medio de la oscuridad encontraron 2 coches arrastrados por elefantes negros como la noche. Y junto a estos estaba el mismo señor alto y delgado que había recibido a Harry en el hall principal a la entrada del edificio.

-"Señorita Bonny- dijo el hombre- suba a este coche por favor. Señor Steinberg, suba al otro coche si no le molesta. Dentro de este encontrará el reloj que le quitamos al entrar en el edificio."

Harry se disponía a subirse al sombrío coche, cuando sintió que Anne le tomaba el brazo.

-"No me dijiste tu nombre."

-"¿No lo escuchaste al bajar? Soy Harry Steinberg."

-"Oh. Gracias." Se despidió Anne con una carismática y tierna sonrisa, a pesar de todavía tener la expresión de dolor en sus ojos.

-"¡Anne!"Alcanzo a decirle Harry antes de que esta abordara su respectivo transporte.

-"¿Si?"

-"¿Realmente solo querías… volver a tu finca?"

-"Si" respondió ella sin titubeo alguno. Con la misma cara de carácter que la vio entrar Harry al ascensor.

-"Te iré a ver cuando termine aquí" Le respondió Harry.


Ambos subieron a sus respectivos coches, y se alejaron en direcciones, opuestas.
Harry se sentó junto a la ventana. Siempre lo hacia cuando tomaba el autobús, y lo haría cuando andará en coche. Encontró el viejo reloj de su abuelo en una mesita frente a su asiento y lo guardó en su bolsillo. Podría ver la hora después ahora quería disfrutar el paisaje.

A medida que se adentraban en el bosque, Harry veía como el follaje pasaba de ser completamente oscuro a un tono más rojizo, como si poco a poco entraran en otoño.
Casualmente veía a un par de niños jugando por el bosque y casas a medio construir; Intentos de viviendas con basura y elementos que se encontraban en el suelo, en una o dos ocasiones vio un campamento de estas viviendas. Con acequias corriendo entre las casas y niños embarrados tirados dentro de ellas, jugando con muñecas a medio coser de lana.

Entre las ramas creyó ver también una pareja caminando, ambos vestidos de batas blancas, fumando en prominentes pipas de agua. Eran abuelitos que no parecían particularmente aproblemados por donde estaban caminando ni como estaban vestidos.
Le pareció adentrarse en un pueblo que estaba completamente vacío y luego cruzar un largo puente colgante, desde el que se podía ver una gran ciudad a lo lejos.

Al cruzar el puente Harry estaba un tanto nervioso, cruzar un puente colgante movido por un elefante negro no era de lo que se esperaba en el infierno. Una vez al otro lado, se abrieron las puertas del coche. Harry descendió y vio que había una de esas antiguas bicicletas, que tienen la rueda delantera considerablemente más grande que la rueda de atrás, estacionada frente al coche. Tenía una nota en el asiento. Harry la tomó y leyó para sus adentros. "Llega hasta la ciudad con esto. El elefante no cabe por el peaje. Con amor, Rocco".

Harry miró al horizonte, hasta la ciudad no debían quedar mas de 2 kilómetros. Decidió que caminaría con la bicicleta de la mano y una vez dentro de la ciudad podría recorrer rápidamente usando su nuevo transporte.

Benjamín Cruz P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario