Toca la puerta una palma
Oscura de blanca piel
Mano de nudillos rotos
Fragante de misterios
Con uñas de invierno
Dedos tentaculares
Enroscados en el pomo
De la entrada de mi casa
Derod me llama -Ayipam-
Su voz escurriendo
En gotas amenazantes
Que había dejado atrás
En bahías rocosas y cerros
Ayipam de las Altarahizas
Quiere llevarme de vuelta
Al labio entre sus costillas
No sabe mi necio amigo
Que mi refugio es la escritura
Los días de luz de papel
Los perros leales
Y la compañía eterna
De candelas iridiscentes
La corrupción de Derod
Su venenosa miyai
No puede más que arañar
La firme roca que recubre
Mi mente de sirapa
Resplandeciente y tenaz.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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