"Germina la semilla como un despertar de consciencia,
Y tras la primera y nerviosa bocanada de aire,
Aprende que está viva, y se sabe dichosa."
En la llama que no quema,
Y en su forma de quimera blanca
Esparce lenguas de calor
Que envuelven a los desolados.
Este prodigio flamígero
No consume la mente de las zarzas,
Ni devora la madera de los cuerpos,
Pero convulsiona la materia
Y convierte en incandescencia el espíritu,
Iniciando una metamorfosis ardiente
Que da alas de suspiro
Y antenas de sonrisa
A quien antes tuvo
Un corazón podrido.
El milagro se da en el amor,
En la escucha atenta y deleitosa,
Y la llamarada del cariño,
Que a su paso todo lo abrasa.
Es un beso que aleja a la muerte
De los confines del existir.
Es por obra y gracia del fuego
Que germina la semilla humana.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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