Sacude el polvo de tus codos rocosos,
Mira más lejos de lo que siempre te has atrevido,
Mueve las piernas más allá de lo estrictamente necesario,
Nómbrame en lo oscuro de tus noches,
Te reto, cobarde,
A que golpees mi nombre contra tu garganta,
Reteniendo el sonido entre tus dientes,
Haciendo nudos con tu gris lengua de congrio,
Hasta que, finalmente, emules un sonido en bruto
Parecido al cacareo de una gallina agonizando.
Ya sé que pido lo imposible, no me hago ilusiones,
Con solo verte ya sé que no saldrás de debajo de tu piedra,
Y que mi desafío cae en los oídos sordos de una mente necia.
Pero no puedo hacer más que increpar tu pasividad,
¡Me tienes emputecidamente rabioso!
¡Me tienes emputecidamente rabioso!
Te reto a sangrar, a sangrar, a sangrar con rabia.
¡Te reto a sangrar, a morir, a matar con rabia!
¡Vamos, te reto!
¡Sacude el esputo grotesco que tienes en la epiglotis!
¡Mira algo más que sólo tu ombligo hinchado!
¡Mueve el culo, los huesos, la mente, espabila!
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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