lunes, 17 de noviembre de 2014

Del Dolor Subjetivo al Sinsentido Social

¡Ah, la melancolía!
Esa vieja cicatriz que no deja de arder
Se me ha vuelto a abrir de par en par,
Mostrando músculos y tendones por igual.

Me alejo lentamente de todo centro,
Se ocultan mis pupilas de la realidad.
Hedor a lágrima, hedor a mar,
Peste de infancia y amores despedazados.

¡Ah, la depresión!
Que digan los psiquiatras lo que quieran,
No saben en realidad que es una perra,
Una prostituta que cobra con muerte sus ser-vicios.

Siembro maldiciones,
Cosecho corazones negros.
Las amistades se endurecen,
Se vuelven de cristal y las quiebro.

Manipulo la mugre misma,
Esta sensación de estar podrido,
De tener calcetines sucios en las venas
Y amarguras en la garganta.

Quiero mi inocencia de vuelta,
¿Qué fue de la esperanza?
¡Ah, la desolación!
Mi hermana mayor, mi Santa Patrona.

Soy una roca atada al suelo.
Amordazado, maniatado,
Inmovilizado en lo retorcido
De los antivalores de una sociedad madura;
Atrapado en lo perpetuo
De los ideales quijotescos de la adolescencia.

Nuestro mundo está hecho mierda,
Y tanta fetidez nos está matando a todos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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