domingo, 27 de julio de 2014

Sé de un hada en mi jardín

Sé de un bosque que con sus brazos delgados recoge estrellas de fina agua,
Las coloca en su sonrisa inagotable, y recita alabanzas a los días del ayer.
Tengo la impresión de que cuando esa niñita verde camina por entre la luz
Sus pasos son besados suavemente por la primavera, viento de carmín y flor.

Sé de los rayos de dulce enigma que salen disparados del sol de sus ojos,
De las caricias de tiempo que me da en el corazón con su enérgica presencia.
Prefiero la amable cadencia de sus palabras antes que la cacería de mariposas.
¡Luna y rosa! Prefiero su silencio de cordillera antes que la silueta de una diosa.

Creo que quiero besarla entre poema y poema, que quiero pensarla por mi ventana.
Es posible incluso que quiera saber si el cristal brilla como el mar todavía adentro suyo.
Y cuando caiga el invierno, querré tenerla a mi lado, crepitando felinamente.
Sé de su risa, chincol de madera desparramado en el firmamento. Sé de las nubes.
Sé de la vida que habita en los huecos de sus mejillas, y sé mi norte en sus pestañas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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