jueves, 17 de julio de 2014

El poeta en los tiempos del cólera

Déjenme soñar la leche que beberé mañana,
Espumosa y sugerente con sus curvas blancas.
Dibujaré soles de madera en mi piel sedienta,
Esperando el calor salino de sus rayos tatuados.
Hay una manito que golpea la puerta,
Con suavidad pide entrar, pide un fotógrafo,
Desea un retrato a la luz de la luna sentada a la mesa,
Quiere una copa de vino proveniente de mis dedos.
Se me vienen zorros delgados a la mente,
Y con sus pelajes de espadas me encaran seriamente:
"¿Qué pasó con el fuego? ¿Dónde lo guardaste?"
No entiendo sus preguntas, llaman a la puerta.
"¿Es que pretendes enterrar la joya roja?
¿Vas a vender tu lágrima de sangre a una cualquiera?"
No, no entiendo, ¿de dónde viene esta tristeza?
¿A quién pertenece la mano enguantada de esa mujer?
Me chillan los zorros, la puerta es un trueno,
Se juntan los ruidos en un sonoro estruendo.
¡Déjenme soñar la leche que beberé mañana!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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