Uno aprende más de los pobres
De lo que podría pagárseles jamás.
Claro está que hay unos más nobles que otros,
Pero Reinaldo, ¡Que viva Reinaldo!
¡Quien lo viera recobraría la fe!
¡Dígolo yo, Reinaldo es más que hombre!
¡Sea el vino para su palabra!
¡Sean los caballos para su espíritu!
Sea el amor para su nombre.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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