Desperté al fin del letargo,
Rompí las cadenas del sueño.
Descubrí los errores con que cargo,
Y aprendí a ser mi propio dueño.
Decidí tomar el camino largo
Entre el norte infinito y mi ceño.
Así podré repartir mis encargos
Y dar nueva vida a los leños.
A salera de adargo
Es pimienta lo hueño.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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