El día en que me pregunten al comulgar si es que quiero agrandar mi hostia por doscientos pesos, habré perdido mi fe en todo lo que es sagrado, en los ritos y en las instituciones. Pero no perderé mi fe en la gente, nada más incorruptible que la consciencia misma, ni más eterno que el latir del corazón que está hecho de la carne más allá de toda carne.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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