La gente no dimensiona
Todo lo que llevo adentro,
No saben del hielo en mis manos,
Ni del fuego ardiendo en mi centro.
Siempre ha sido esto así,
Porque nunca he abierto mi boca.
Con suerte hago crujir mis dedos
Cuando el dolor me supera y me aloca.
Me voy para abajo,
Me hundo en la muerte,
Y no hay quien me acompañe,
Ni me abrace muy fuerte.
Todo silencio mío es duelo,
Denlo por hecho en todo momento,
Y si una sombra se posa en mis ojos
Es que acabé con mis sentimientos.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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