sábado, 3 de enero de 2015

Poesía de un Veinteañero

A decir verdad,
Dudo que mis escritos sean representativos
Del grueso de la población veinteañera del mundo,
Menos aún de Chile.

Me explico:
Es raro pensar en que un joven
Pueda darse el tiempo para escribir palabras
Que sean reflejo de su pensar y su sentir;
Por lo general,
O al menos lo que yo puedo apreciar,
Nuestros jóvenes viven en un presente sin pensamientos,
Son puro acto, irreflectividad,
Se evaden, se ignoran, se drogan,
Están en fiestas hasta más tarde de lo razonable,
Escuchan música a volúmenes ensordecedores,
Se besan promiscuamente con botellas y cigarrillos,
Tienen sexo de cuando en cuando,
¡Y yo acá sigo casto, virgen, inexperienciado, aburrido!
(O como prefieran catalogarme).
No hago deporte usualmente,
No he tenido más que dos pololas en mi vida,
Una de las cuales duró una semana antes de mandarme a freír espárragos,
Me quedo en mi casa en las noches,
Jamás he probado nada que se fume,
Soy, evidentemente, un extranjero en esta juventud.

Por todo lo anterior,
Y por otras cosas que dejaré obviadas,
Es que creo que mi poesía es una expresión
De un alma vieja,
De un algo distinto a un joven,
Pero veinteañero de todos modos.

Dejando entonces de lado
La problemática propia de mi autodefinición de
Poeta viejoven,
Los invito a descubrirme.
Mis escritos, míos que son,
Son parte de mí, son yo, tienen mi olor impregnados.
Ventanas, son puertas a mi mismidad,
Y son cápsulas del tiempo que,
Una vez desenterradas,
Arrojan las luces de mis tristezas,
Y las risas de mis alegrías.

Tienen acá mi alma encerrada
En una celda de letras,
Como el mensaje esencial de cada poema.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

1 comentario:

  1. Tantos relámpagos
    Que la poesía inventa.

    A veces,
    Ésta es la que unifica:
    El cielo con los mares
    La tinta con la hoja en blanco
    El espectro de un muerto
    Con lo que fue su vida.
    Y por qué no escribirlo
    Los años,
    Con el paso del tiempo.

    Y lógico es pensar
    Que la poesía de mis veinte
    Ni se compara a la de los años veinte
    Pues no me imagino en una guerrilla
    Como Neruda ni De Rhoka
    Y no existe mucho creacionismo
    En ninguna gota de vino
    Y es que soy yo el que vino
    Un poeta de malabares sin camino
    Hablo español e ingles
    Aunque ingeniería es lo que más escribo.
    Y es que con mis ojos bien abierto vivo
    Lo recuerdo,
    Pues son con ellos quien escribo.

    Son mis ojos
    Los que escriben en un caño
    Enrolado de una hoja en blanco
    Y es la tinta, la que a veces bebo
    En compañía del pisco o el vino.
    Son los tatuajes la consecuencia,
    Del acto puro
    Entremezclado con el tiempo.
    El tiempo de reflexión
    De calidad
    De experiencias que abundan en los cerebros de los veinteañeros
    Que aunque sonrisas muestran
    Tristeza sienten
    Desconformidad
    Inseguridad
    Envidia

    Y es que con mis ojos bien abierto vivo
    Lo recuerdo,
    Pues son con ellos quien escribo
    Como cuando con la gente bebemos tinta
    Como cuando fumamos en la hoja en blanco
    Como cuando nos tatuamos reflexión
    Como cuando te leo a ti
    El poeta de alma encerrada
    Otro extranjero como yo
    Otro relámpago más
    Que la poesía inventó.

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