jueves, 21 de agosto de 2014

Despertar

Pilares altísimos de oro líquido que se alzan como abedules en busca de luz refractada,
Enormes cuadrados azules que penden de hilos infinitos sostenidos por un sol canino,
Se juntan y sucumben las estructuras de delicada geometría ante los puñetazos del viento.
Serpientes.
Cada esquirla como una gota colosal.
Pesadilla, ver lo propio trizado.
Víboras volcánicas vertiendo venenos, ¿ves sus vientres?
Podría hablar de barcos y pelícanos de piedra,
Soy capaz de nombrar las sombras que se esparcen sobre el mar helado deste sur,
Pero anguilas colmilludas saldrían a mi encuentro, húmedas, mojadas, relampagueantes.
Tráiganme cochayuyo y una mujer para amar, y una caracola desgastada por las olas.
¿Qué pilares? ¿Qué cuadriláteros unilaterales? ¿Qué lobo de fuego?
Sólo hay arena negra desde que el mundo es mundo,
Y así será por lo eterno de las rocas.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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