domingo, 3 de agosto de 2014

La Buena Pornografía

La buena pornografía no es aquella que muestra más carne,
Ni la que satisface un fetiche en particular, menos aún si no lo hace.
No se trata de mujeres curvas y hombres viriles, no es sobre la juventud tampoco.
Lo erótico, lo excitante, el encanto magnético e íntimo de la buena pornografía
Está en la capacidad de transmitir la intensidad que chisporrotea en la existencia misma.
Es un ejercicio que practica el observador, en donde conecta su propio corazón al de los observados.
Lo seductor de la pornografía puede darse exclusivamente desde la dimensión física y lo placentero,
Pero creo firmemente que puede haber tristeza en la fotografía de una mujer desnuda,
Soledad en un hombre masturbándose frente a una cámara de vídeo barata,
O risas, alegría y picardía, en una pareja amorosa que juega con sus sexos y sus labios.
La buena pornografía está en el arte de expresar la esencia misma de la vida,
Del mismo modo en que una canción o una pintura lo hace tan habitualmente.
Es nuestra condición de humanos lo que olvidamos, sin embargo,
Cuando observamos la pornografía como un objeto de consumo más,
Cuando dejamos de emocionarnos ante el encuentro sensual de las personas entre sí o consigo mismas,
Es ahí donde la pornografía muere y se vuelve traseros, penes, y uno que otro pezón ocasional.
Quiero elevar a esas parejas, tríos, multitudes y solitarios que se exponen día tras día,
Hasta un trono de respeto y admiración, porque son hermosos, porque son infinitos, porque son humanos.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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