sábado, 16 de agosto de 2014

Cancioncilla para alejar el mal

Hay algo que debo confesar, y creo que no me vas a creer,
Pero no sé como decir que te he visto al otro lado del espejo.
Apareciste toda azul por el efecto impreciso del agua a tu alrededor,
Y portabas una suerte de bandera forjada en hielo y sangre.
Empalidecí, tu fantasma me miraba con gritos en los ojos,
Carboncillos ardiendo como talismanes del infierno más profundo.
Por eso escribo esta carta, esperando que dejes así de penarme.
Olvídate de la fría loza, de los adoquines y del pesar del tiempo,
Que los días de iglesia seguirán cayendo como chuzos de tierra.
No dejes de cuidar tus uñas, y desaparece de vez en cuando de tu casa,
Escóndete en la Alameda, gira por girar, enamórate otra vez de tus sueños.
Devora libros con avidez, quema las cartas que olvidaste en tu velador,
Y por sobre todo, manda al carajo al gigante de piedra que te está matando.
Haz lo que tengas que hacer, pero ya no me peses más en lo hondo,
Vete de mis espejos, de mis ventanas, y de los ojos de mis cerraduras.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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