martes, 4 de marzo de 2014

Con amor, para Cristobal

Hermano de mi alma, Cristobal de mi vida,
La noche regaló sus estrellas más bellas el día que naciste para pintarte el corazón,
La montaña donó su nieve más blanca para llenar de canciones tu mirada,
El sol coronó tu frente con las luces de un atardecer de verano frente al mar.

Cuando llegaste, nuestra casa floreció,
Nuestras ventanas mostraron ciudades distintas cada mañana,
Las alfombras parecían bailar como peces al ritmo de música invisible.
Las paredes se vistieron de azules, celestes y verdes, felices de recibirte.

Con tu sonrisa burlona, tus ojos sinceros,
Desafías a la crueldad del mundo, luchas contra la injusticia,
Invitas al cambio al villano, reduces a polvo las maldades.
Tu risa derriba toda barrera y trae consigo la vitalidad de los bosques.

Sombras y miedos no habrán a tu paso,
Solo calor y el dulce abrazo de tu voz.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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