lunes, 31 de marzo de 2014

El Dios vuelto Hombre

Si los seres humanos fuimos creados
A imagen y semejanza de Dios,
También puede pensarse que éste
Se parece en gran medida a lo que es el hombre.

¿Por qué no pensarlo un poco mejor?
¿Podrá ser posible que Dios tenga mocos en la nariz?
O más aún,
¿Tendrá un poto con el cual sentarse en su trono de nubes?

Seguramente Dios debe tener rabietas de vez en cuando,
O algo parecido.
Quizás pueda padecer de infecciones renales,
O incluso ser portador del VIH.
Uno nunca sabe, con los dioses todo se puede.

Pero si Dios se parece a nosotros los hombres,
Podríamos pensar que pasó por el Complejo de Edipo,
Que tiene erecciones por las mañanas
Y sueños húmedos de vez en cuando,
O algo que se le asemeje.

Nietzsche tenía razón,
Dios está muerto,
Porque por ser hombre, también muere.
Pero por lo mismo, también nace.

Dios se corta las uñas los fines de semana,
Compra el pan en la esquina,
Se ducha, se limpia las axilas y se lava el pelo.

Dios disfruta del manjar,
Va a las hamburgueserías y a los prostíbulos.
Trabaja de lunes a viernes,
Algunas veces hace turnos de noche,
O trabaja de recolector de basura.

Por suerte para mí,
Yo no creo en un dios como ése.
Pero de poder leer ésto,
Estoy seguro que Dios lo haría
Sentado en la banca verde de alguna plaza,
Con una sonrisa socarrona en su rostro.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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