martes, 25 de marzo de 2014

Aliteración Escapista

Una escultura se quitó su escafandra para escapar por la escotilla del submarino en el que iba. Escaló los peldaños escupiendo improperios en Escocés. 

Intentó esconderse en una esquina, pero no pudo esquivar la mirada de Laura Esquivel, que iba con su escudo y su escopeta esquilando ovejas escurridizas. 

El hombre de mármol esculpido se pensó esquizofrénico, al verse escamas escarlatas aflorando en su piel.

Le escocía la idea de que un escolástico diseñara esquemas bajo la lluvia, así que la escultura no escatimó en rezos para que escampara pronto.

Buscando dónde ocultarse de la escarcha, se escaminó esquivocadamente a una heladería habitada por esquimales, los que lo llevaron donde el director de la escuela, para que le diera un buen escarmiento por escribir tantas esctupideces en las calles llenas de escombros. 

Más tarde, habría de esquitarse con un escritorio, causando un escándalo sin precedentes que dio escalofríos a quienes lo escucharon. 

Nótese que la escultura saludó a un escorpión que bailaba sobre una escoba, antes de poner una esquirla minúscula dentro del escote de una doncella que andaba esquiando por ahí cerca.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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